doce.
❝Gabriela❞
²⁴ ᵈᵉ ʲᵘⁿᶦᵒ, ᵐᶦᵉ́ʳᶜᵒˡᵉˢ — ¹⁸:⁴⁴.
Dianthe estaba sentada sobre su colchón abrochándose las agujetas cuando un cuerpo apareció tras ella, fue automática la forma en que lo apresó con ambas piernas enredadas en su cuello y lo tiro al piso. Hobie soltó una grosería y se tocó la espalda. La chica lo miró.
―Mierda, eso dolió ―se quejó, sentándose sobre el piso.
La próxima vez avísame que vendrás, no sabes si estoy cambiándome o algo
Le lanzó el celular, Dalion gritó desde su habitación que había sido eso, Dianthe salió a decirle que solo había sido el espejo que se cayó pero que todo estaba bien. Regresó a la habitación.
―Bueno, bueno, la próxima vez aviso ―farfulló. Se puso de pie―. ¿Saldrás?
Dianthe asintió y le hizo una seña para que redujera en volumen de su voz.
Iré a lo del modelaje
―Ah genial, yo también fui modelo pero no soy un buen modelo ―sonrió encogiéndose de hombros, Dianthe encarnó una ceja― ¿No tengo cara de modelo?
Ella asintió. Hobie sonrió.
―¿Te molesta si te acompaño? ―inquirió. Le hecho una mirada al escritorio tras él, seguía repleto de hojas, cuadernos y lápices.
Dianthe lo observó un instante, giró el rostro hacía la puerta dándole a entender que Dalion la acompañaría, Hobie volvió a encogerse de hombros, restándole importancia.
―Tengo curiosidad por él, podemos conocernos ¿no?
La castaña no tenía ganas de alegar ese día, y por la forma en que la sonrisa divertida de Hobie se extendía por sus labios, sabía que no tendría sentido discutir.
Dalion no habla inglés, así que diremos que estás de visita con unos parientes y que no hablas alemán
El chico alzó el pulgar en su dirección, ella asintió.
Nos conocimos en el parque cuando estaba buscando un modelo
Hobie asintió en su dirección con una sonrisa juguetona en su rostro de modelo. Dianthe no podía entenderlo, cada vez que lo miraba encontraba algo que no le gustaba, un remolino agridulce en el estomago que la hacía querer tenerlo lejos. Aun no averiguaba porque le daba esa sensación tan poco cómoda. Apartó la vista.
Nos vemos allá afuera, Dalion es un poquito sobreprotector
Hobie le hizo un saludo y luego se dejó caer al portal que se abría bajo sus pies. Dianthe movió la mano.
―¿Ya estás lista? ―gritó Dalion al otro lado de la puerta, la chica se levantó a abrírsela.
El chico lucía como siempre, el cabello negro peinado hacía atrás con uno que otro mechón escapándosele, los ojos azules como el cielo resplandecían con gracia y su sonrisa de niño bueno acaparaba la atención, Dianthe le sonrió de vuelta.
Mientras se acercaban a la entrada, Dalion se lamentó al ver sus cascos de la moto estáticos. Todavía no podía acostumbrarse a viajar en el metro, o en ningún medio de transporte que implicara estar rodeado de más personas con dimensiones distintas de espacio personal. Se le retorcían las entrañas cada vez que tomaban en metro.
Bajaron por el elevador hasta cruzar el vestíbulo, a la salida estaba Hobie, recargado cómodamente contra la pared jugueteando con la púa de su guitarra. Dalion le echó una mirada y se vio sorprendido cuando Dianthe alzó la mano y lo saludó. Él se despegó de la pared con una sonrisa.
La chica le signó a Dalion.
―Este es Hobie, lo conocí el otro día en el parque, también fue modelo ―explicó―. Es de Londres, no habla alemán y vino a ver a unos parientes.
El chico asintió ante los movimientos de la chica, su ceño de repente estaba fruncido. Desplazó la mirada hasta Hobie, lo analizó y luego estiró su mano, Hobie se la estrechó.
―Dalion ―espetó.
―Hobie ―replicó con su marcado acento cockney al que Dianthe se ya se había acostumbrado.
Recordaba que, en sus clases de inglés, todos temían al inglés británico por lo diferente que resultaba su pronunciación del americano. Dianthe había descubierto, que, en efecto, era un poquito más difícil de entender pero no imposible.
Miró a Dalion. Había imaginado la reacción de este mientras bajaban en el elevador, la forma en que frunciría el ceño y se comería a Hobie con la mirada, no por juzgarlo de la forma en la que posiblemente Hobie pensara, sino porque después de dos años de conocerse, Hobie era la primera persona que Dianthe le presentaba "formalmente". Ella no tenía amigos, no hablaba y apenas era capaz de soportar un espacio con más personas durante el día.
Claro que constituiría una verdadera sorpresa. Se estrecharon las manos, la chica se dio la vuelta para guiarlos por delante hacía la estación pues Dalion seguía siendo un pésimo auto orientador con respecto a todo lo que no fueran calles. Anduvo campante hasta tomar el metro que para esa hora iba medio lleno por lo que les tocó ir parados dado que los únicos asientos libres eran los de embarazadas, niños y adultos mayores.
Dianthe se sostuvo del tubo, Dalion y Hobie tomaron las azas de la parte de arriba. La chica disfrutó del cómodo silencio a su alrededor, ignorando por completo lo tenso que estaba Dalion y la sonrisa medio burlona de Hobie.
El estudio estaba en un cuarto piso de unos departamentos, Dalion le había dicho que el estudio era en realidad la sala de estar de Zack, que era perfecta por sus grandes ventanales y espacio para las luces y los visuales. Dianthe nunca había modelado, estaba un poquitín nerviosa.
Las paredes estaban pintadas de un color crema claro, relucía cuadros con oleos por la sala e incluso la cocina. Dianthe vio una copia de un cuadro de Niklas, sabía que era una copia, pues el original estaba encerrado en la galería.
Zack era un tipo alto y delgado, de largo cabello rubio y piel tostada que se dio unas palmadas en la espalda con Dalion. Sobre un sillón estaba una chica de llamativo cabello rosa mirando su celular con expresión frustrada. Zack le extendió la mano a la chica.
―¡Soy Zack! Gracias por aceptar ser mi modelo ―al aceptar su mano, él la sacudió efusivamente.
―Él es Hobie, un amigo de Dianthe ―Dalion señaló con el pulgar al de tes oscura, Zack sonrió y también le estrechó la mano con mucha energía―. Es británico, no habla alemán.
―¡Ah yo si hablo inglés! ―canturreó Zack en inglés. Hobie sonrió.
―¡Maldito idiota! ―bramó la chica tirando el celular al sillón con fuerza―. ¡El hijo de puta de Luka se echó para atrás!
―Ella es Alois ―abrió los brazos en su dirección―. Y por lo visto su modelo la acaba de abandonar.
Hobie no pudo evitar que se le dibujara media sonrisa por lo cómico que resultaba ver a la chica gritarle groserías al celular, se volvió fúrica a su amigo.
―¡Ese hijo de puta de Lukas! ―ladró en inglés―. ¡Mira que dejarme así!
―Alois ―Zack tomó de los hombros a la chica y la puso frente a ellos, la pelirosa estaba echando humos por todos lados que apenas se había percatado de sus presencias en la sala―. Esta es Dianthe, y él Hobie, británico. Y Dalion.
La chica se llevó los cabellos detrás de las orejas, suspiró con pesar y les estrechó la mano a ambos.
―Hablo inglés, no te preocupes ―sonrió la chica. Luego le dio un repaso largo y detenido a Hobie, alzó la vista con una sonrisa―. Oye, ¿no te gustaría ser mi modelo?
Dianthe sonrió con sorna, había quedado atrapado por querer acompañarla, Hobie le dirigió una mirada socarrona, regresó la vista a Alois y terminó por asentir. Es decir, era un mal modelo por razones muy distintas a las que se debía ser mal modelo, jamás había defraudado a una pasarela.
―¡Yay! ¡Entonces vamos a tomarles las medidas! ―saltó extendiendo sus brazos―. Ven.
Zack tomó a Dianthe, Dalion tomó asiento cómodamente en un sillón, recostó la cabeza sobre el posa brazos del sillón y encendió la televisión. Cada tanto echaba miradas a sus amigos.
Zack le pidió que se quedara lo más quieta posible, que no se tensara ya que eso podía alterar la medida de la ropa y que tratara de relajarse lo más posible. Se dio cuenta de que Hobie estaba metido exactamente en la misma situación, pero contrario a ella, él lucía en exceso relajado. Había tenido que quitarse su multipack de cadenas, aretes y otros artefactos para que Alois tuviera correcto acceso a su cuerpo. En aquella ocasión Hobie iba con un pantalón que parecía hecho de retazos de otros pantalones, una playera gris sin mangas ceñida a su cuerpo que terminaba por encima del ombligo y una corbata mal amarrada.
Alois estaba por tomarle las medidas de la cadera cuando se detuvo.
―Eh, ¿crees que podrías bajarte un poquitito el pantalón? solo un minuto ―exclamó con una sonrisa nerviosa―. Se supone que los modelos tenían que venir con ropa ligera, pero aja, pasaron cosas.
Dianthe apartó la vista de inmediato cuando Hobie asintió con una risilla. Zack estaba arrodillado anotando algo en una pequeña libretita. Alzó la cinta de medir.
―Bien, ya solo queda la zona del pecho... ―se quedó quieto un instante, giró la cabeza a su amiga―. Oye Alois, ¿y si tú le tomas las medidas a Dianthe y yo a Hobie?
Sonrió nervioso, Alois saltó al instante en dirección a Dianthe.
―¡Sí! Ya solo queda la del pecho ¿verdad? ―Zack asintió y se cambió de lado, le sonrió a Hobie. Dianthe mantuvo la vista pegada a la pared de su lado derecho para no tener que ver a Hobie de ningún modo.
Alois fue cuidadosa al tomarle las medidas, procuraba que no se sintiera nerviosa en ningún momento y cuando le ajustó la cinta al pecho, no le importó tanto.
―¡Bien! ―Alois pegó un saltito―. ¡Listo Zack!
―Gracias, las tuyas también están listas ―sonrió al pasar a su lado―. ¿Crees que te alcance con los materiales que tienes? Hobie es más alto que Luka.
―Quizá... son quince centímetros de diferencia... ¡Iré a chantajear a mi abuela de ser necesario! ―dio vueltas por la sala con su libretita en mano, tomó su celular.
―Terminamos, vengan a sentarse ―pidió Zack quien se sentó sobre la alfombra de variopintos colores y se puso la computadora en el regazo―. Estos son los diseños que tengo planeados para ti Dianthe.
La chica se sentó al lado del rubio, torció la cabeza al observar los diseños con curiosidad. Eran diseños muy pintorescos. Zack le explicó que su colección sería conceptual, que según había entendido se trataba de tomar un concepto o cosa con la que pudiera crear una colección basada en dicha cosa. El concepto de Zack era la sociedad mexica, específicamente la que fue derrocada por los españoles.
Resultó que Zack era mexicano, pero que por cuestiones familiares había terminado viviendo en Viena un tiempo indefinido que ya llevaba siendo bastante más de lo que alguien llamaría tiempo indefinido. Dianthe sonrió de inmediato, pues siempre le resultaba cómodo estar al lado de alguien multi cultural.
Tiene mucho tiempo que no voy a mexico
Le escribió, Zack sonrió, empezó a despotricar sobre los vestuarios y lo que cada uno significaba, como se relacionaba todo con el Imperio Mexica y como Zack extrañaba la gastronomía mexicana, que hasta había pensando en poner un restaurante allí si resultaba permanente su estadía. Dianthe compagino de inmediato con su anhelo por la comida.
Hobie los observaba atento, al mismo tiempo que le prestaba atención a Alois, la de ella también era una colección conceptual basada en la historia de Vivienne Westwood, le explicó que, aunque la mujer tenía ya su propia marca famosa, ella quería darles más visibilidad a las aportaciones de la mujer en la moda y como había revolucionado más que la moda. Hobie estaba bastante interesado en los diseños, sobre todo por lo revolucionario de la mujer que ahora sabía era llamada "La sacerdotisa del punk" Los diseños además, estaban fabricados ―en su mayoría― con material reciclado.
Dianthe y Zack escuchaban atentos a Alois hablar largo y tendido de la importancia de Vivienne en el mundo de la moda, hablaba con tanta pasión que hasta ellos habían dejado su platica de la comida mexicana.
―¿Has considerado ser profesora? ―dijo Hobie una vez que Alois había terminado de hablar.
―No ―respondió de inmediato la chica―. No soporto que no me pongan atención, los reprobaría a todos.
―Tiene sentido, tienes un carácter horrible ―Zack se encogió de hombros. Alois lo miró mal.
―De todos modos, ¿te gustaron los diseños? ―Alois sonreía como si la opinión de Hobie fuese la de un crítico.
―Debo decir que me impresionan bastante, y estaré encantado de usarlos ―dicho esto a Alois se le encendieron los ojos y soltó chillidos ensordecedores de victoria, Zack sonreía de felicidad al verla.
―Oigan, ¿se quedan a cenar? ―preguntó Zack en inglés y luego codeó a Dalion para preguntarle lo mismo en alemán―. Pedimos algo y así.
Hobie se miró el reloj y negó con la cabeza, luego dibujó una sonrisa perezosa en su rostro. Se levantó de la alfombra, se sacudió los pantalones.
―Me encantaría, pero me esperan en casa ―replicó con media sonrisa. Recogió sus cadenas y cinturones y se las puso todas. Al girarse les sonrió―. Gracias por la hospitalidad, nos vemos.
―¡Eh! ¡Espera! ¡Dame tu número! ―saltó Alois de la alfombra, sacó su celular y se lo pasó al chico―. Para así mantener el contacto, y programa la próxima sesión ¿te parece?
Alois sonrió, Hobie entrecerró los ojos pero accedió, al final ya se había comprometido en algo y debía cumplirlo.
Dianthe se puso de pie, se metió el celular en la bolsa y avisó a Dalion que acompañaría a Hobie a la estación del metro, Dalion hizo una mueca, luego asintió muy a su pesar. La chica le revolvió el cabello. Bajaron las escaleras hasta la puerta, Dianthe jaló al chico en dirección al metro por si alguno de ellos estuviera mirando por la ventana.
―Que interesante experiencia ¿no? ―Hobie sonrió, jugaba con las cuerdas de guitarra, le echó una mirada a la chica al ver que no le pasaba el celular.
Por qué aceptaste?
―¿Eh? Pues porque es divertido, y porque a ella le faltaba el modelo ¿Qué no? ―contestó con una sonrisa desinteresada. Dianthe frunció el ceño y asintió.
No es que realmente fuera un problema que fuera modelo, no, el problema es que se estaba metiendo más de lo que ella tenía contemplado aceptar que se metiera en su vida. Ahora irían juntos a las sesiones del modelaje, se mezclaría con Dalion y con más personas. Le gustaba tan poco como le gustaban las guayabas.
―Yo creo que aquí es suficiente ―exclamó, atravesó la calle al callejón―, no es mentira que me esperan en casa. Ri debe estar queriéndolos matar porque no saben dónde me metí.
En su rostro inmaculado apareció una sonrisa distinta a las que Dianthe se había acostumbrado, era de cariño. La chica sintió que el estómago se le revolvía, no entendía porque estaba tan empeñado en mirar su mundo, ella no lo estaba en el suyo. Su relación debía limitarse meramente a lo laboral... Cada vez que miraba su rostro, menos sentido les encontraba a sus acciones. Menos lo entendía, ¿qué pensaba? ¿qué lo movía a actuar de la forma en que actuaba a su alrededor? Se preguntó si estaba tan involucrado en su mundo como en el de sus amigos, quería creer que sí.
Recordaba aquella ocasión donde Gwen le había lanzado una camiseta, estaba segura de que le pertenecía, pues era muy grande para que Gwen la portara. El hecho de que quizá, estuviera involucrado del mismo modo con otras personas, le daba sentimientos contradictorios. Suspiró con hastió.
Bien, nos vemos
Batió la mano en su dirección, Hobie le devolvió la despedida y desapareció con el portal. Cuando la realidad dejo de oscilar y el vacío del callejón no fue más que eso, Dianthe dio media vuelta y volvió al departamento.
En el camino no dejo de replanteárselo, estaba segura de entender las motivaciones de las personas, de comprender como maquinaban sus cabezas. Hobie no, no hallaba buenos motivos por los que él quisiera pasar tanto tiempo en su mundo y al final, cuando cruzaba la puerta del departamento, decidió que era solo su forma de ser, y que no necesitaba quebrarse la cabeza pensando algo que no importaría en un mes.
―¡Oye Dianthe! ―Zack alzó el brazo al saludarla―. ¿Quieres hamburguesa o tienes antojo de algo más?
Hamburguesa
Leyendo el mensaje, Zack sonrió. Habían juntado los sillones para que todos dieran la vista a la pantalla colgada en la pared. Alois había cerrado ya las cortinas de la sala y el lugar solo estaba iluminado por la tenue luz amarilla de la cocina.
Alois y Zack compartían un sillón, Dalion estaba en el otro y la chica fue a sentarse con él. El chico no se movió para abrazarla como hacía con normalidad lo que la extrañó, pero al final no dijo nada, debía haber hecho caso a sus recomendaciones sobre los límites. Sonrió un poco.
El rubio se levantó a preparar botana, Dianthe lo acompañó de inmediato, pues Alois estaba gritándole a el tal Luka que se fuera a la mierda y que era un imbécil borracho, y también lo mucho que lo odiaba. Dianthe alzó las cejas con media sonrisa, Zack se rio.
―Ah, por cierto, en realidad me llamo Zacarias, pero todos me dicen Zack, solo quería que lo supieras ―sonrió mientras vaciaba frituras sobre un bowl.
Dianthe tecleó.
Mis papás me pusieron Gabriela cuando nací, pero aja
Zack sonrió.
―Bueno, ahora eres Dianthe.
Y ella asintió.
sound of silence | wuserpoe
se sabe que dianthe es hija de miguel, se sabe.
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