Al llegar el fin del mundo, muchos murieron casi todos por causas «naturales» así lo quiso llamar el hombre mundano, aquel ser desligado de las fuerzas naturales. Esos que en su mayoría tenían oídos sordos para el llamado de prevención.

Con los años la Naturaleza hacía pequeños cambios para que la humanidad diera un paso atrás, pero el hombre es codicioso creyente de que el humano debe poblar y manejar el planeta, con lo que no contaban era que la Naturaleza lleva el control de todo, incluso de la sobre población.

El apocalipsis es eso, el fin de una era. Siempre hay una para acabar con una civilización sorda, pero esta vez algo fue diferente, la naturaleza quiso hacer más y que mejor que darle audición a esas criaturas sordas, ojos para los que no querían ver, complementarlos para que vieran lo grandes que podían ser sin dañar al otro, buscando el bien común.

La Naturaleza solo quiso crear personas creyentes de lo magnífica que es esta tierra y que vieran como la estaban destruyendo con sus químicos, bombas nucleares, enfermedades y guerras. Con lo que no contó es que el hombre a lo que más le tiene miedo es al cambio. Por eso aquellos que no quisieron escuchar ni ver, no evolucionaron.

Con toda la furia hizo que el planeta fuera casi inhabitable, pero no podía dañar su propia creación, así que dejó solo un punto habitable para que la humanidad pudiera comenzar de cero, pero esto pasaría solo cuando el alma del caos, se libere de sus ataduras y por fin deje de ser sorda y ciega, por voluntad propia.

—Escrito de los primeros.

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