Capítulo 6

El chico que está en el suelo gracias a la flecha de K, es Ty -primo de los herederos al trono-, él no debería estar en la zona neutra solo. Apenas tiene quince años.

K llega primero a él y por más que quiera obtener respuestas de ella, no dejaré que le haga daño a Ty. Saca un cuchillo de su pecho mientras se arrodilla frente a él.

—Oye, ¡detente! —grito mientras intento quitarle el cuchillo.

—Quítate. —Me da un golpe en la mano.

Me sorprende su actitud porque no entiendo que está haciendo. Sin dejarme reaccionar, ella corta el pantalón de Ty que tiene solo un agujero por dónde entró la flecha de energía. Para nadie es un secreto que los humanos robaron nuestra tecnología, no pueden manipular la energía como nosotros, aun así eso no les impidió crear armas como la que tiene K.

Nuestros arcos son parecidos, la diferencia es que las flechas son creadas con la energía de mi cuerpo. Todas nuestras armas se adaptan a nuestros dones.


Ella termina de abrir el pantalón de Ty mientras él está inconsciente en el suelo.

—No, no, no. No puede morir alguien más. No me hagas esto niño —dice desesperada.

K se aparta un poco y puedo ver que la pone así de nerviosa. Dónde impactó la flecha ahora está roja y parece que un líquido corre por su pierna lentamente, creando líneas que se van expandiendo por su pierna. ¿Qué es eso?

Ignorando los susurros de K sobre algo que no entiendo. Intento levantar a Ty, pero este se queja y noto como su piel arde en fiebre.

—¡Mierda! —grita K—. No quería esto.

—Pero aquí está él sufriendo.

Con esto doy por terminado esto de querer obtener respuestas de ella.

—¿A dónde lo llevas? —pregunta—. Parece que no entiendes.

—¿Qué debo entender? —pregunto irritado mientras me levanto con Ty en mis brazos, me giro hacia ella—. No seguiré perdiendo mi tiempo contigo mientras él muere. —Su expresión es de dolor.

Se congela mientras veo algo sorprendente, su rostro quiere mostrar lo que siente, pero se está obligando a mantener la compostura. Jamás lo creería si no la estuviera viendo con mis ojos, está asustada.

—No quería eso, pensé que mis flechas. —Cierra sus ojos y suspira—. No debían ser esas las municiones.

—Pues si lo eran, me equivoqué contigo. No eres diferente a ellos —digo con mucho desprecio.

Me siento un poco asqueado por como mi marca arde por las palabras que acabo de decir. Las siento, pero al parecer mi alma no concuerda conmigo.

Una parte de mí esperaba que fuera diferente porque así puedo justificar lo que mi marca anhela que haga con ella, pero me equivoqué.

Decido irme, antes de que diga algo más.

—¡Va a morir, si no lo ayudo! —grita.

Me detengo porque ya estoy harto de ella y como mi marca quiere obligarme a escucharla.

—¡Va a morir por tu culpa! —grito mientras la enfrento—. No dejaré que lo ayudes.

—Tiene veneno —dice y mi parte masoquista me grita con esperanza en ella porque se ve afectada por esto.

Pero no confío en ella, es humana y ellos no son de confiar. Algo debieron hacerle para intentar hacer sus sucias jugadas como en el pasado.

—Podemos crear un antídoto. —No escucharé lo que mi estúpida marca quiere.

Recuerda, ella es una humana y ellos no tienen corazón.

—Pero no el adecuado. Déjame ayudar —ruega, pero yo no puedo confiar en ella. No quiero—. Te diré lo que quieras —dice con urgencia.

Típico de los humanos, creer que intercambiar información es suficiente para confiar. No tengo nada para decirle, pero ella lo toma como si quisiera saber más de su propuesta.


—Él tiene un veneno hecho para ustedes, está en modo de prueba. Yo no debía tener eso en mis municiones. No quiero que él quede en mis manos, no merece esto. El veneno está hecho para que se aceleré si detecta sangre de ascendidos y si usan su magia el proceso aumentará su velocidad, por lo que este chico va a morir.

—Don —la corrijo, pero ella no entiende—. La magia solo es una palabra que usan los tuyos para lo que no pueden comprender. —Ella no me agrada ahora mismo.

—Como sea. —Me mira con desesperación—. Te puedo conseguir el antídoto.

No debo confiar en ella, pero ahora mismo estoy teniendo una lucha interna entre lo que creo correcto y lo que me pide mi marca que haga.

—Si no se recupera, puedes matarme. No lucharé.

Es una salida fácil, algo que puedo hacer y esta estúpida sensación de reclamarla se va a ir con su muerte. Quiero hacerlo, quiero que se muera, pero de mi boca salen otras palabras.

—No. —Se sorprende tanto como yo por mi respuesta—. No te mataré. Te llevaré conmigo y serás nuestra prisionera.

Si algo le sucede a Ty destruiré todo el lugar, después veré las consecuencias. Aun así mi parte estúpida que está interesado en esta humana cree que es la oportunidad perfecta para hablar con ella. Así sea mientras esté encerrada.

No debería aceptar, pero estoy comenzando a odiar esa parte de mí que la quiere cerca.

—Lo acepto con una condición. —Ella no está en posición de poner condiciones. Aun así, la escucho.

—¿Cuál?

—Cuando lo salvé, porque lo haré. —Se ve confiada-. Me dejarás en paz.

—Ya te lo dije antes, no lo tendrás tan fácil. —No es como que yo quiera verla, es que todo se da para que la siga viendo.

—Eres un pesado. —Me mira frustrada—. Será mejor que me sigas el ritmo.

Ella mira a Ty y su mirada hace eso de nuevo, una extraña lucha interna se debate entre ocultar su miedo y hacer que no le importa. Levanta su rostro y esa lucha desaparece, pero su mirada deja claro el mensaje: no le caigo bien. Lo más importante, sigo sin ver odio en ellos.

He aprendido otra cosa de ella, no tie e sentido del peligro, puedo acabar con su vida con un solo movimiento de mi mano y eso no parece asustarla.

Resopla hacia mí antes de salir corriendo. Pongo los ojos en blanco ante su actitud tan infantil.


Acomodo a Ty para poder correr con él encima. Su fiebre sigue subiendo.

—Aguanta un poco, a ver qué quiere está loca.

Aunque creo que el loco soy yo por seguirla.

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Van a matarme. Solo se puede tener acceso a las municiones con veneno con autorización de los líderes y yo no sé cómo llegó eso a mí arco.

No solo me matarán por eso, sino por lo que estoy a punto de hacer. Cómo sea estaré muerta. Ya sea que los Ascendidos me maten por lastimar a este chico o por los míos si me ven con este tipo.

Podría irme y dejarlo aquí, estoy en los límites de la zona neutra. Si entro a nuestra zona no podrán atacarme, pero no puedo dejar que ese chico muera solo porque Elijah me frustra hasta la médula.

Se coloca a mi lado. Su presencia es irritante y molesta, pero también tengo curiosidad, aunque no debería. Él es mi enemigo.

—¿Ahora qué? —dice muy suave.

Estamos cerca de uno de los puntos de encuentro más cercanos a la zona neutra. La primera fase es surtirlos con el antídoto, ya que el veneno es malo tanto para ellos como para nosotros. El antídoto creado no solo lo neutraliza, desafortunadamente para los Alphas parece que elimina del sistema el veneno por lo que eso ayudaría a los Ascendidos. Por eso aún está en fase de prueba.

Mi plan es fácil. Entrar, engañar, tomar el antídoto y salvar al chico. Cómo dije fácil.

—Necesito que te quedes aquí —digo. En su mirada hay algo que no reconozco—. Voy a regresar.

—¿Debo creerte? —pregunta y asiento con la cabeza—. Estás loca.

—¿Por hablar contigo? Sí. Solo confía en mí esta vez.

Eso llama su atención. Él tiene un particular interés en mí y no se molesta en ocultarlo. Veo como analiza mis movimientos, mis reacciones y creo que quiere saber cómo pienso o lo que siento, algo hay en mí que a él le causa curiosidad.

No hay respuesta, pero tampoco hay tiempo que perder.


Con uno de mis cuchillos me corto una de las piernas lo suficiente para que me salga sangre, por el sonido que sale de Elijah sé que no esperaba que hiciera algo así.

—¿Qué mierda estás haciendo? —pregunta sorprendido.

—Debo hacerlo. —Me coloco de pie—. ¿Crees que si llego sin una buena explicación me dejarán agarrar lo que quiera? —Elijah sigue sorprendido—. No creo que sea sorpresa para ti, pero así funciona mi mundo.

—Es triste —que lo diga lo hace peor.

—Es lo que tengo.

No quiero su compasión o su empatía, solo quiero terminar con esto. Me voy corriendo hacia el punto de encuentro sin ver mi herida, la cual está sangrando y es lo primero que llama la atención de los dos Bethas que dirigen el lugar.

El chico se sorprende al ver mi cara y se gira rápido para seguir en lo suyo. La chica espera que siga el protocolo, así que lo hago.

Me acerco al marcador de la entrada y dejo mi huella. Sale una ficha técnica con mi foto y al segundo sale la palabra "Acceso completo", eso me da la libertad de agarrar cualquier cosa que necesite. Ventajas de estar en el grupo de Noah. La chica Betha me hace señas para que entre.

Voy directo a un stand que tiene un mini kit de primeros auxilios, ya que debo limpiar mi herida. Voy al stand donde sé que está el antídoto y no lo veo. Me dirijo a la chica porque el chico Betha se aleja cada vez más de mí. Algunos nos tienen miedo por todos los rumores que se crean al rededor de nosotros.

—¿Dónde está el antídoto del veneno 18? —pregunto—. Ya los habíamos surtido.


—Pues. —Mira mi pierna sorprendida—. Necesito que llenes esto. —Me pasa un formulario.

—Esto es nuevo.

No me preocupa el formulario, pero si una pregunta. ¿Cuál es el motivo de la solicitud?

—Escuché que los Alphas se las llevarán porque el veneno no ha sido autorizado —dice la chica. Su mirada va de mi cara a mi pierna—. Supongo que tú entras dentro de lo permitido.

—¿Aún lo tienes? —pregunto y ella asiente—. Búscalo mientras lleno esto y no muero.

Ella se va y yo lleno este formulario lo más rápido que puedo. Indico que mi arco tenía las municiones equivocadas y tuve un accidente mientras cazaba por lo que me lastimé. Es una ventaja que el antídoto no deja rastro y elimina el veneno, si me llegan hacer pruebas no encontrarán nada.

La chica Betha regresa cuando termino, por lo que intercambiamos los objetos. Guardo el antídoto y no pierdo el tiempo para alejarme.

—¡Oye! —grita la chica Betha que viene detrás de mí.

—¿Qué pasa?

—Puedo ayudarte con eso si quieres. —Ella quiere ganar puntos y ayudarme le permitirá estar cerca de Noah. No es la primera que lo hace—. Noah estará furioso si no cuidamos a sus soldados.

Lo único bueno de ser los soldados de Noah, como ella dice, es que nadie se nos acerca, pero los que son tan osados en hacerlo es porque quieren caerle bien a Noah.

—No necesito tu ayuda, debes dejarme en paz que estoy en una misión y no quiero perder mi tiempo contigo. —Mantuve mi expresión seria—. Si quieres caerle bien a Noah, pues ten sexo con él.

Tengo que ser grosera.

Debo ser fría.

Es fácil saber cuándo quieren subir rápido y ella no lo oculta tampoco. Me voy corriendo.

Llego a la zona donde dejé a Elijah, pero no está. Ninguno de los dos. Me comienzo a hiperventilar, siento una ligera presión en mi pecho que no me deja respirar muy bien. No quiero que su muerte quede en mis manos. Esto es mi culpa.

—Oye.

Su voz me hace saltar, pero lo veo salir de entre los árboles. El aire por fin entra a mis pulmones.

—Nos movimos —dice mientras analiza mi rostro.

Tengo que ser firme.

Debo ser fría.

Me muerdo el cachete y pongo mi mejor cara de póker.

—La chica intentó seguirte, por lo que tuve que hacer algo.

De sus labios sale una pequeña sonrisa. No me sorprende que me haya hecho eso, no confía en mí. Lo raro es que pueda moverse en nuestras tierras sin ser detectado por los sensores.

—Digamos que hice una distracción —termina de decir.

—¿Qué hiciste?

—Eso no importa. Ven.

No sé si quiero saber. Lo sigo hasta una pequeña cueva dentro de la zona neutra, no muy lejos de la frontera con nuestra zona.
El chico se encuentra recostado en el suelo, le cuesta respirar. Debo darle el antídoto.

Me acerco para curar la pequeña herida y preparo el antídoto para inyectarlo. Elijah se apoya en una de las paredes y deja su mirada en mí. Puede acabar conmigo en un segundo con esa cosa negra que salió de sus manos, por lo que estoy alerta de sus movimientos.

Le inyecto el antídoto directamente en la pierna y miro por encima de mi hombro a Elijah.

—Para ser alguien que no confía en mí, te encuentras muy tranquilo mientras le pongo cosas a este chico.

Su postura es relajada. Tiene su espalda apoyada y sus brazos cruzados en el pecho. No entiendo que tanto me mira, niego con la cabeza y comienzo a limpiar mi herida.

—Sé que si muere Ty, te matará también —dice muy tranquilo—. Te oscurecerá el alma y morirás por dentro.

—Qué poético. —Miro la pierna del chico y las líneas negras se fueron—. Mi trabajo está hecho.

Elijah se acerca al ascendido que llamó Ty. No soy estúpida, sé que se guardo el frasco donde estaba el antídoto. No le diré nada porque ellos deben tener como defenderse. El niño se queja, pero comienza a respirar sin dificultad.

El alivio posee mi cuerpo porque ese chico llamado Ty va a vivir, pero otra verdad me golpea. Me he librado de que este ascendido me mate, pero los líderes sabrán lo que hice.

Otra vez me dejé llevar con esta estúpida curiosidad o lo que sea que me impulse a meterme en problemas; no podré estar con mis amigos.

Lo sé muy bien, aún si no se enteran, no volveremos a trabajar juntos porque No tengo el corazón para matar a la ligera. En las mismas circunstancias, otro Betha aprovecharía está situación.

Tengo a alguien importante para los ascendidos dándome la espalda y fácilmente podría tomar mi cuchillo para cortar su cuello. No lo hago.

En su lugar estoy feliz porque ese niño tiene mejor aspecto cada segundo que pasa. Esa pequeña presión en mi pecho se va.


—No lo hecho nunca —digo con mi voz entre cortada. Elijah me mira por encima de su hombro—. Nunca he matado a alguien. Sé cómo hacerlo y puedo, pero no quiero. —Mi voz comienza a temblar—. Por eso no maté a los tuyos y por eso hice esta locura. Considero que las personas importan.

Elijah se coloca de pie y me enfrenta, no hay nada en su mirada. Solo esa extraña sensación que no comprendo. En este momento la realidad me golpea con furia. He tratado de matar a Elijah sin contenerme solo porque me estresa. Por ser egoísta e inmadura casi mato a este chico. Algunas lágrimas salen de mí.

—Mierda. ¿Qué hice?, casi lo mato, yo. —Estoy a unos segundos de quebrarme frente a Elijah. Un Ascendido. Frente a mi enemigo—. No quería, no quería matarlo, lo juro.

No sé que hará Elijah, pero cualquier cosa que decida hacerme, me lo merezco. He lastimado a una persona y no cualquier persona a un niño que no tiene nada que ver en esta pelea.

—Creo que eso responde la pregunta. —Se acerca a mí—. ¿Dónde está la tuya?

—¿Mi qué?

—No eres como ellos —dice mientras alza su brazo y aunque tiene un suéter manga larga puedo ver el brillo que sale de él—. Sé que lo ves y no deberías verlo, ni siquiera se debía activar. A menos que seas tú.

Se ve seguro de lo que dice, aunque no entiendo que quiere decir. Elijah sigue dando pasos hacia mí y yo no entiendo que es está sensación. No lo diré en voz alta, pero me asusta un poco con cada paso que da hacia mí.

—Sí evolucionaste, quiero saber donde está la tuya. Necesito verla.

—¿De qué hablas?

No puedo alejarme más de él, ya que tropiezo con la pared de la cueva. Elijah se detiene frente a mí y me mira con mucha intensidad.

—Tu marca —me responde, pero yo sigo sin entender a qué se refiere—. Supongo que funcionará igual.

Se sube la manga de su suéter para dejar al descubierto su brazo lleno de tatuajes, pero lo más impresionante es que de uno de ellos sale esa luz negra. No me da tiempo para reaccionar o apreciar su tatuaje porque me agarra la mano y me acerca al tatuaje donde sale esa luz.

¿Cómo una luz puede sentirse así? La magia no existe. Se siente cálida y parece atarme como dos imanes.

—¿Qué es esto? —pregunto.

—Perdón. Eres mi Soulmate por lo que hay que hacer esto, completar la marca para que podamos entendernos mejor. Necesito entenderte —dice con un tono desesperado.

Algo en él toma vida porque parece que disfruta de la sensación que tiene, mientras que yo no entiendo de dónde viene todo esto. Se siente bien, esa sensación de calidez me abraza y me atrae más hacia Elijah. Hacia un Ascendido.

¿Qué es está magia? No lo sé, pero me asusta. Intento soltarme, no puedo. Quiero que se detenga lo que sea que esté sucediendo, estoy asustada y no sé si es porque casi mato a un niño o porque esté ascendido quiere hacerme algo.

Coloca mi mano sobre su piel, la luz que emana su tatuaje se escapa entre mis dedos y algo sucede. ¿Qué? No estoy segura, pero algo está pasando.

Un calor diferente aparece en mi brazo y sigue subiendo. Quiero gritarle a este idiota que me suelte, pero no puedo hablar. A duras penas puedo respirar.

La luz en su brazo se hace más intensa —crece para iluminar todo el lugar—, crece tanto que tengo que cerrar mis ojos. Todo esto me asusta, me asusta mucho y quiero irme de aquí. Ahora.

¿Qué mierda está ocurriendo?

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