—Cuando la marca se completa, se crea un lazo directo entre las almas.

Juega con ese anillo porque le cuesta contarme sobre ellos.

Una línea dorada se asoma por su cuello y desaparece. Estamos a oscuras por lo que puede que esté un poco loca, pero puedo jurar que vi brillar un poco su piel con esa línea.

—Que tan fuerte sea el lazo y que se puede compartir por él, depende de cada pareja. —Damon toca su cuello, exactamente por donde pasó hace unos segundos aquella línea brillante—. Muchos no hablan sobre esto porque es íntimo. Por eso te pregunto, ya que puedes saber el estado de Elijah por el lazo.

—¿Quieres que use ese lazo para decirte algo de Elijah? —Su ceja se levanta y yo estoy un poco perdida.

—Entiendo.

Pongo los ojos en blanco, ¿entiende qué?

Apoya su cabeza en el árbol detrás de él y mira hacia el cielo.

Esa sensación. Hay algo diferente en él. Debajo de todo ese odio, rencor y mal humor hay algo en él. Quisiera que está sensación se parezca a la que tengo con su hermano, la diferencia es que Damon me asusta y Liam no.

Damon es bien parecido. Si no fuera porque siempre tiene el ceño fruncido, una mirada aterradora y mucha ira encima; si quitas todo eso sería agradable de ver.

Otras líneas recorren su cuello, es como ver algo moverse debajo de su piel. En definitiva brillan un poco, contrastan con su piel ligeramente dorada, son hermosas.

Su cuerpo se tensa; tal vez para él no es algo bueno. Cierra sus ojos, su cara todavía está en dirección al cielo. Parece contener la respiración hasta que las líneas desaparecen.

—¿Duele?

La pregunta sale antes de que la procese.

El silencio nos cubre de nuevo, he cruzado una línea que no debía tocar, a fin de cuenta Damon no es mi amigo.

Masajea su cuello y abre lentamente sus ojos.

¿Qué estará pensando?

No deja de ver hacia el cielo, no entiendo mucho está situación, pero sé cuándo una persona no quiere hablar.

Apoyo mi frente en mis rodillas. Quiero hacerme pequeña, tal vez así deje de sentir todo a mi alrededor; la brisa, los animales, los movimientos de Damon.

No pertenezco aquí.

—No tanto como crees. —Su voz suave, casi un susurro del viento.

En este momento no sé que me asusta más: un Damon furioso o uno relajado, jamás espere escuchar ese tono de voz en él y sobre todo que esté dirigida hacia mí. Simplemente no lo entiendo.

—Es mi castigo, así que lo acepto.

Damon está soportando dolor.

—¿Qué hiciste?

Ya no sé si soy yo queriendo saber que hay detrás de todo ese odio o simplemente es mi ser queriendo hacer lo que siempre hace, meterse en problemas.

La cosa es que el cuerpo de Damon se tensa al escuchar mi pregunta, no le gusta hacia dónde se dirige esta conversación.

—Rechace mi destino. —Damon juega con ese anillo, de nuevo—. Decidí ir por otro camino. El equivocado si le preguntas a otros, no lo sé.

Suspira lentamente y la atmósfera hace que quiera ir abrazarlo. ¿Que clase de hechizo es esto?

Puedo sentir su dolor, su carga.

Si lo que dice es una peso en sus hombros, ¿por qué me lo menciona a mí?

Abiertamente a dejado claro que no le agrado.

—Como diría Elijah, alguien debe dar el primer paso —susurra. Yo en serio no puedo entenderlo. Damon agarra sus manos y mira al frente—. Obviamente sabes sobre la marca, lo que significa para nosotros completarla y sobre la locura. —No creo que me esté preguntando, más bien parece enumerar las cosas que se supone que ya sé—. No es un secreto que notaste que tengo los síntomas de la locura y todos saben que mi marca no está activada. Lo que los tiene como locos porque no saben como es eso posible. Dan por sentado que es por esto.

Alza su mano derecha hasta que la tiene frente a él. Comienza a mover los dedos y las líneas doradas que vi en su cuello ahora recorren su brazo, su mandíbula se tensa y a mi se me escapa un ruido de asombro porque de sus dedos sale un aura color dorado.

El aire se siente pesado, el viento deja de soplar y por alguna razón todo queda en silencio. Tal vez solo es mi miedo apoderándose de mis sentidos, es decir, esa cosa casi me mata.

Mueve sus dedos y el aura desaparece.

—¿Se equivocan? —me atrevo a hablar.

Me cuenta algo que nadie puede decir, solo él. Es su verdad, pero ¿para que me dice esto?

—Es mi castigo, algo que debo llevar hasta el día que muera. —No tolero la intensidad de su mirada, pero me mantengo firme ante él—. Por la decisión que tomé.

En definitiva no entiendo a este hombre, ni por qué me lo dice a mí.

Con Elijah siempre pienso que todo en su mundo es sencillo, pero escuchando hablar a Damon siento que es todo lo contrario.

—Hace un año estaba en los jardines del palacio principal...

OH. POR. DIOS.

No me lo creo.

—Me encontraba con Morgan —continúa y sus dedos comienzan a mover ese anillo, de nuevo—, no era un día normal. Siempre hemos estado cómodos uno al lado del otro, pero ese día tenía tanta ira en mí y solo estando con ella podía estar calmado. Todos saben porque me alejo en esa época y Morgan es la única que acepta mi enojo.

No digo que los ascendidos no sufran o no tengan malos recuerdos, pero al ver a Damon parece que él lleva una carga mucho más fuerte.

Habla con calma, pero todavía espero que me golpeé hasta morir. Lo que pesa en su mente lo atormenta hasta el día de hoy.

No quiero ser insensible, ni grosera, pero quiero que siga hablando porque así puedo dejar de pensar en todo lo que me ha sucedido.

—Es el peor día de mi vida y se siente bien cuando Morgan hace que esos gritos se callen. —Damon regresa su mirada al cielo—. Así que decidí no apartarme de ella aquel día, quería que fuera un año diferente, sentía que iba a ser diferente y ella no dudo en aceptar mi compañía. —Su rostro se suaviza y sus labios formaron una pequeña sonrisa. Ama a Morgan—. Ella me entiende de formas que nadie más lo haría. Ella es lo correcto.

»La idea era que estuviera con ella, pero no podía tolerar ver a todos. Decidió mejor esconderse conmigo y fue lo mejor. Todo iba bien, regrese a mi escondite, pero esta vez acompañado por quien no iba a usarme.

»Ella estaba cansada de estar lejos de todos y sé que había un gran esfuerzo por mí, así que la lleve a uno de los jardines del palacio para que ella pudiera sentirse cerca de la gente y yo lo suficientemente lejos de sus ojos. En algún momento nos quedamos dormidos y al cabo de unos minutos u horas, no estoy seguro; algo dentro de mí se agitó haciendo que despertara de un brinco.

»No sabía por qué debía despertar, solo que debía hacerlo y rápido. Mi primera acción fue buscar a Morgan, ella seguía a mi lado, durmiendo en el suelo; muy tranquila y deseé que esa calma se quedara con ella siempre. Ella y yo nos entendemos, nos aceptamos y de alguna forma encajamos a la perfección. Hemos pasado malos momentos y los hemos superado, la diferencia es que ella ha sido obligada a vivirlos y todo lo que me ha sucedido es por culpa de mis decisiones. Por eso sé que haría cualquier cosa para proteger la tranquilidad de Morgan.

Damon y Morgan tienen algo que no puedo entender, pero hay algo que los une. Da escalofríos ver una pareja así de poderosa, pero supongo que al ser hijo del rey debe tener una pareja fuerte.

Aun así sus acciones no las entiendo, ya que vi a Damon con una chica rubia. ¿Qué pasará por su cabeza?

Apoyo mi espalda contra el árbol y aparto mi mirada de él, siento que se está tomando un momento para seguir esta historia.

El viento es suave y hace que sientes algo en mi piel de una buena forma. Me siento segura, aunque no este Luke o Elijah aquí. Sola, pero a salvo.

—Lo vi. —Casi brinco con la voz de Damon, duro mucho tiempo en silencio así que creí que no hablaría más—. Sé donde está la marca de Morgan. —Juega con aquel anillo y lo agradecía porque mis mejillas se sienten calientes—. Ahí estaba, podía ver como parpadeaba debajo de su ropa. Era un rojo intenso que se prendía y apagaba, luego mi marca...

Aprieta su mandíbula.

Esto es muy personal.

Hay algo de dolor o tristeza en su rostro al ver ese recuerdo. Lo que tiene con Morgan es hermoso, se aman sin ayuda de la marca. No quiero pensar en aquellos que completan la marca con alguien totalmente diferente a quien aman.

—Era el llamado y sé que ella estaría lista para completar nuestra marca. —Suspira y todo a su alrededor vibra o eso creo—. Luego yo...

Abre y cierra la boca, pero nada sale.

No creo que le haya dicho esto a alguien.

—¿Luego...?

Necesita ayuda.

Su labio tiembla.

Sus ojos tienen un extraño brillo.

¿Estará bien?

Las líneas en su cuello y brazo se mueven de forma descontrolada.

—Me asusté —susurra—. No quiero causarle daño.

No creo que quiera admitir eso y tampoco que los demás sepan que se asustó, pero eso no es malo. Bueno, es de humanos y él no es una persona fan de los humanos.

—Sonará estúpido para alguien que no comprende este mundo. —Entrelaza sus dedos y deja caer su cabeza. Esto lo atormenta—. Sé el futuro que tendría a mi lado. Esa tranquilidad en ella va a ser arrebatada por mis decisiones. Además, una parte muy pequeña en mí no pudo evitar recordar a... —El tono de voz es tan suave que el viento podría llevarse sus palabras. No son antes de que las escuche—. No quiero que alguien más decida por mí.

No quiere que le digan a quien amar. Por otro lado creo que no se refiere a eso, creo que todos estos sentimientos salen de él provienen de algo mucho más grande. Esto de sentir más de la cuenta es un asco.

Lo entiendo un poco, Me dice esto porque sabe que nadie me va a creer que él se sentó un rato conmigo a solas y habló sobre sí mismo, es decir, ni yo me lo creo.

—"No quiero". "No quiero". "No quiero" —Las líneas son pocas, pero se mueven por la piel de su cuerpo que puedo ver—. No sé cuantas veces lo repetí. Entre más lo decía mi pecho se apretaba. —Tiene su cabeza caída, no puedo ver su rostro—. Mi alma quería completar la marca con ella, pero no podía parar de decir: "No quiero".

Damon suelta un suspiro largo, lleno de dolor y sufrimiento que jamás había escuchado. Sus manos agarran su cabello y sé que no lo pasó bien. La verdad me golpea.

Él había rechazado todo lo que su gente ha seguido; para lo que nació; su destino.

Rechazó a la persona que está hecha para él.

No quiere que le digan a quien amar.

Sus palabras cobran sentido; es su castigo.

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