Capítulo 37

No pude decir nada cuando Luke, Nat y H salieron de la habitación. Sé cómo se ve esto y en sus miradas vi dudas, pero sobre todo traición. Tal vez no de la forma que cree Noah, seguramente ellos creen que no confío lo suficiente como para decirles que no era como ellos. La cosa es que lo soy y Noah no puede estar más equivocado.

Al mismo tiempo, entiendo su teoría. Solía hacer lo que me dijeran sin cuestionar, luego él comenzó con estas misiones e hice todo por saber que eran cuando lo "normal" es solo dejar que los líderes decidan.

No solo eso, entiendo la confusión de mis amigos, mi familia. Antes les dije que tenía que irme de este lugar y no tuve tiempo de explicarles por qué debo irme. Luego, Noah solo les tiró toda la información en la cara.

Les mostró la marca.

Una marca que decidió expandirse —ahora hasta mi hombro—, es detallada, con diferentes figuras y espirales.

El sol está saliendo indicándome que ya es otro día y muy seguramente los ascendidos deben estar muy lejos suponiendo que tengo un plan para sacar a Elijah de aquí.

No lo tengo.

Tampoco puedo hacer mucho porque Ely no deja mi lado, misteriosamente me ha ignorado.

Lo agradezco porque solo puedo pensar en la cara de Luke al salir de aquí, intenta encontrarle lógica, pero su mente ve los hechos y no puede encontrar otra razón, solo que soy una ascendida infiltrada.

Me siento diferente y rara. No me gusta nada esta situación, nunca me había sentido tan incómoda en mi vida. El mareo ya no es tan fuerte y es porque la calma de antes controla mi cuerpo.

El ruido sigue ahí, solo que no es tan fuerte. Sigo sintiendo esta sensación de frío, por lo que quiero irme de aquí.

Apoyada en la pared lejos de esos barrotes intento pensar en la forma de salir de aquí, analizando las posibilidades de quitarme este collar.

No tengo nada.

Ely suspira, lo que sea que esté haciendo la tiene furiosa.

Una idea se prende.

—Pensé que estarías disfrutando esto —digo. Ely me mira sorprendida de que yo esté comenzando una conversación con ella—, pero parece que lo que haces te tiene de mal genio. ¿Mucho trabajo?

Ella es mi escape.

—Tú no sabes nada, impostora —contesta.

—Impostora, traidora. ¿Hay otra etiqueta para mí?

—Mereces otros nombres, pero estoy intentando decodificar algo.

Ely sigue tecleando cosas, pero al parecer no tiene éxito y grita con mucha frustración. Su rabia no puede ser controlada y tira los papeles que hay en la mesa lejos, eso va a cabrear a Noah.

Lo que sea que esté haciendo la está frustrando tanto que no puede disfrutar el verme así, camina por la habitación.

—Tú. —Me señala desde el otro lado de la habitación—. Tú debes saber algo. —Se acerca a mi celda—. Este es tu momento de confesar.

—¿Confesar qué exactamente?

—Tú lo sabes, no te hagas ahora la ingenua —dice mientras alza sus manos para hacer con sus dedos unas comillas al aire—, "K".

—Ely a la que han torturado con choques eléctricos que la obligan a desconectar su cuerpo, tiene un collar que la puede matar y un dolor de cabeza que está incrementando, soy yo. Y aun así, la que está hablando sin sentido eres tú.

Sé que no debo provocarla, pero quiero creer que es tan loca como pienso que es y abrirá la celda para desafiarme a una pelea.

Es el mejor plan que puedo pensar, en el peor de los casos me va a matar y en el mejor podre escapar de aquí.

—Nunca te has preguntado: ¿Por qué nunca he confiado en ti? —pregunta.

—Porque estás loca —contesto y ella da un paso más hacia la celda.

—¿Por qué siempre te he querido muerta?

—Porque eres una psicópata.

—No te hagas la estúpida.

—Y tu deja de hablar como si supiera lo que quieres de mí. —Apoyo mis brazos en mis rodillas para verme más relajada y hacer que se enoje un poco más—. ¿Qué se supone que quieres que te confiese?

Ely se acerca hasta estar frente de la celda, si tuviera la fuerza suficiente la atacaría desde aquí, pero no me encuentro en toda mi fuerza como para detenerla.

—¿Cómo te infiltraste? —pregunta.

—Se te olvida que crecí con ustedes, me viste desde el primer momento en que la Doctora C nos juntó a todos. Estás loca, pero no eres estúpida.

—Así es, no soy estúpida y K tampoco lo era.

En verdad no estoy entendiendo nada de lo que dice. ¿Por qué está hablando de mi como si no estuviera aquí?

Ely se aparta y se apoya en una de las mesas.

—Cuando tenía cinco años supe que algo en mi era diferente, todos esos juegos que nos daban siempre tenían una meta, pero jamás me permití pensarlo hasta que un día por uno de los ductos de mi habitación, salió una niña.

Ely se detiene, la comisura de sus labios sube, ese recuerdo le trae felicidad.

—Me asusté, pero esa niña me pidió que no hiciera ruido y que me quedara en la cama jugando con mi muñeca, supe por qué no se movió de ese punto. Era un punto ciego de la cámara, ella estaba buscando la verdad, intercambiamos información y supimos que de alguna forma nos estaban utilizando. Ella me dijo que había contado alrededor de unos veintiséis niños.

—Que linda historia  ¿Qué tiene que ver tu amiguita con lo que quieres de mi? —Quiero que se enoje no que me cuente una historia.

—Nunca supimos el objetivo de lo que querían con nosotros. —Ely me ignora—. Después de eso nos vimos cada tantos días de esa forma, por los ductos, ni la doctora C o el personal del campamento Alma se dieron cuenta. Éramos amigas.

El dolor de cabeza amenaza con incrementar, no puedo hablar tanto sin sentirme mareada. ¿Será un efecto de forzar la marca?

—El día que nos avisaron que conoceríamos a otros, ella y yo sabíamos que era la siguiente etapa. Entrenamientos en grupos. Adaptación.

Ely sigue su historia. Recuerdo ese día, teníamos seis años y era la primera vez que nos veíamos todos. Ahí comenzaron los entrenamientos y clases para tener ciertas habilidades. Fue ese día que Luke me apoyo y no soltó mi mano, recordarlo me hace sentir dolor el pecho.

¿De verdad piensa que lo traicione?

—Salí emocionada porque por fin vernos y hacer esto juntas. —La sonrisa de Ely se borra y su mirada está fija en mí—. Enorme fue mi sorpresa cuando me acerque a la chica que tenía la etiqueta de K, la gire emocionada, pero no era ella.

Lo recuerdo, su reacción al verme. Ely fue la que me asustó. Yo estaba en medio del patio y alguien agarro mi mano, la cara de una Ely muy pequeña sonriente fue lo primero que vi, me alegró que alguien quisiera hablarme, pero todo eso se fue cuando ella dejó de sonreír y me empujo con todas sus fuerzas, lista para darme mis primeros golpes.

—Yo estaba buscando a mi amiga. Ella y yo queríamos disfrutar de ese proceso. —Ely tiene la mandíbula apretada—. Luego, ¡Apareciste tú! —grita desesperada—. Le pregunté a la doctora C y ella me dijo que tú eras K, obviamente no le dije que yo la había visto, solo le dije que había escuchado la voz de K y ella me dijo que tal vez tenía alucinaciones y me encerró una semana por eso. Cuando quise salir todos te hablaban como si fueras la verdadera K.

—¡Porque yo soy K! —No sé por qué su acusación me molesta—. No sé con quién hablaste, pero crecí en ese lugar como tú, me entrene con ustedes, sufrí por las cosas que no podía soportar y vi como cayó el campamento Alma.

—No lo pensé mucho, algún día descubriría la verdad sobre K, pero ese día que llegaron los Bethas, lo supe. Tú no eres como nosotros.

—¿De qué hablas?

Suena como loca y me está costando seguirle el paso sobre lo que dice. Primero cree que no soy la verdadera K, tal vez la niña que vio era de otro experimento de la doctora C, no lo sé.

—Ese día, cuando ese general Alpha mató a la pareja de ascendidos, todos estábamos asustados. —Ely analiza mis reacciones, pero no sé de qué habla—. D estaba a punto de salir corriendo, su hermano lo detuvo de hacer una locura. Yo no podía ver eso, nunca habíamos visto la muerte de alguien, así que me gire, lista para escapar.

Solo recuerdo lo que hacían los ascendidos y como le cortaron el cuello a esa chica.

—No era la única. Todos temblaban de miedo, excepto tú. —Ely se acercó de nuevo a mi celda y ahora no quiero que esté molesta, quiero que se aleje—. Querías hacer algo por esos ascendidos, querías evitar sus muertes mientras los demás teniamos miedo.

—La doctora C... —intento hablar—, ella nos enseñó a...

—¡Cállate! —grita Ely—. Ella no nos enseñó el odio, pero jamás dijo quien era el enemigo, simplemente nos preparó para algo y no sabemos la razón. Si no fuera por Luke, tal vez hubieses hecho algo esa noche.

No podía contradecirla. Luke me detuvo porque una parte de mi realmente quería hacer algo.

—Los líderes Alphas lo saben, que hay algo en ti. Secretos. Tuve que trabajar duro y no fue hasta que cometiste un error, ayudaste a ese ascendido a escapar. No fue hasta que le entregue ese video a Noah que me gane saber la verdad.

Ella mira hacia atrás para ver la computadora. Eso es lo que busca, la verdad sobre esa chica que llama K.

—No sé que te dijo Noah, pero yo soy K.

—Mientes. —Ely tiene odio en su mirada—. La verdad está ahí en esos documentos de la doctora C. —Señala la computadora.

No puede conocer la verdad porque están encriptados los documentos.

—Los Alphas saben que de todos nosotros hay algo inexplicable, pero en ti más. —Ely se agarra de las barras de la celda—. Ahora es tu momento de decir la verdad.

—Lamento decepcionarte, Ely —susurro—, pero yo soy K

—¡No lo eres!

Ely va rápido a la mesa, agarra un interruptor, no me da tiempo de reaccionar y oprime el botón.

El collar se activa y mi cuerpo se contrae con la descarga eléctrica que me recibo. Cuando se detiene apenas puedo enfocarme en Ely.

—¡Dime la verdad! —Ely no espera mi respuesta y oprime de nuevo el botón, grito muy fuerte—. ¡No me voy a detener hasta que me digas que hiciste con K! —No puedo decir nada porque mi cuerpo no reacciona—. ¡Te hubieses muerto con las municiones que deje en tu arma!, ¡Muérete!

Oprime el interruptor, otra, otra, otra y otra vez.

Mi cuerpo duele, mi mente se nubla, ya no sé si mis gritos se escuchan, no sé que puedo decirle a Ely para que se detenga. No tengo las respuestas que ella busca.

Yo soy K, yo crecí con ellos, no soy una traidora, ni una infiltrada. Mi cuerpo recibe otra descarga y estoy a punto de rendirme, pero un pequeño aire a seguridad invade mi cuerpo, su voz se cuela entre mi dolor.

—Estoy seguro de que Noah no te dio esa orden —dice Luke.

No tengo fuerzas, pero hago lo posible por abrir mis ojos.

Lo que veo duele más que mi cuerpo teniendo espasmos por los continuas ataques de Ely. En la mirada de Luke hay desprecio.

—No tiene que saberlo. —Ely se aparta y tira el interruptor en la mesa, Luke le entrega un papel—. ¿Qué es esto?

—Noah quiere que redactemos todo lo que sucedió desde que dejamos la ciudad abandonada —dice Luke con un tono tan frío.

Luke. No sale nada de mis labios.

—Vale. —Ely se sienta en la mesa, le quita los papeles a Luke y comienza a llenar la hoja.

—Se los llevas a Noah tu misma. —Luke intenta mirar hacia mi, pero su cuerpo se tensa. No quiere verme—. Debo salir de este lugar.

—Sabes, Luke. —Ely juega con su bolígrafo—. Ella nos traicionó, pero a ti te utilizó como un juguete. Debes estar muy dolido, ¿Quieres que te consuele? —En su voz hay sarcasmo.

—Primero muerto, Ely.

Luke se aleja, otra vez sin verme y mi cuerpo apenas reacciona. Necesito que él me escuche.

—Luke —susurro. Se detiene por un segundo, pero continua su camino—. ¡Luke!

Realmente cree que los traicione. No sé quién o qué soy o lo que va a suceder conmigo, pero lo entiendo. Estoy sola.

Me rindo, no puedo controlar este cuerpo. ¿Me pertenece?

¿Qué soy?

—Nunca había visto a Luke ignorar tu presencia. —Lo último que quiero es escuchar a Ely—. Bien hecho, ya estás oficialmente sola.

No tiene que decir lo que es obvio. Estoy sola.

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