Capítulo 12

Sabemos que ellos llevan tiempo atacando algunos de los nuestros, un poco de lucha y luego los dejan solos. Algo muy raro en los humanos.

No me gusta a dónde va esto. Noah no es muy amable con los nuestros.

Pero...

—Niños —repito y ella asiente.

—Debes irte. —Me empuja—. Corre y diles a los tuyos.

Sé que debo hacerlo, pero ella no lo está pasando bien. Todo esto la abruma, podría arriesgarme a decir que se pone en peligro por venir a decirme. Ella quiere que le diga a mi gente.

—¿Qué pasará contigo? —Tengo curiosidad.

—Nada.

Está en su papel de soldado, se quiebra por dentro y lucha contra eso. No puedo mantenerme lejos, no quiero asustarla, pero necesito que sepa que no está sola.

Acaricio su mejilla.

—¿Qué viste, K?

—Eso no importa. —Suavemente me quita la mano de su cara, pero no la suelta—. Debes ir y buscar como se llevan esos niños.

—Aunque es una gran información, es imposible.

—Yo sé lo que vi.

—No hay registro de desaparecidos, nos daríamos cuenta si falta alguien. Varios sería todo un acontecimiento. —Quiero ser sincero con ella—. No somos perfectos, pero tenemos una sociedad que se preocupa por cada cosa mal hecha y quienes hacen mal son responsables de sus actos.

—Debes creerme —suplica.

—Yo te creo y por eso buscaré quien hace falta.

Aprieto su mano y ese gesto le recuerda que no me ha soltado. Aun así, no la aparta.

—El niño que vi —dice sin apartar su mirada—. Le deben estar haciendo cosas terribles. —Se tensa y me mira agitada—. No solo son niños, tienen adultos también. Vi un hombre.

Esto es mucha información, no hay registro de que alguien esté desaparecido y quiero encontrarle lógica a esto.

—¡Vamos, Elijah! —grita—. Debe haber algo.

No hay ninguna razón para que no hagan reportes sobre desaparecidos. ¿Qué está pasando aquí?

—Voy a buscar, lo prometo. Y tú, ¿Vas a estar bien?

—Lo estaré.

—Me refiero a ti, no a lo que te puedan hacer.

—No pasará nada. —Sigue firme—. Yo estaré bien.

Quiero pensar que realmente estará bien. Ella ha visto tanta muerte como yo, aun así, tengo este estúpido pensamiento de ella llorando apenas me vaya.

—Vale. Vete tu primero —digo.

Ella asiente y suelta lentamente mi mano, no me gusta la sensación que deja eso.

Nos quedamos viendo más de lo normal y lo siento, ella confía —así sea un poco— en mí, no sé si es consciente de ello, pero ella vino por mi ayuda y yo no dejaré que le pase algo, no importa si eso me lleva a quemar a los suyos.

Sin dejar de verme pasa por mi lado y va hacia la salida, no me muevo. Debo quedarme aquí porque si doy un paso hacia ella haré alguna locura como abrazarla o besarla.

He fantaseado mucho con eso último, pero sé que me golpeará si lo intento.

No puedo detenerme, mi cuerpo va tras ella. Por un segundo me siento un depredador que va detrás de su presa y no me importa.

Estiro mi brazo para tocar su hombro y la energía alrededor cambia.

Déjà vu.

—¡Cuidado!

Empujo a K por la espalda y esquivo un cuchillo que es lanzado hacia mí. Estoy comenzando a odiar estas situaciones.

Ella aterriza en el suelo, algo desorientada y el cuchillo se clava en el árbol que está diagonal a mí.

Miro en la dirección que vino mientras saco mi arco y enfoco a un chico que está lo suficiente cerca con otro cuchillo en su mano.

Él tiene su mirada fija en mí, no está pendiente a K, soy su objetivo.

No dejaré que le haga daño, por lo que debo acabar con él primero. Preparo mi flecha para lanzar.

—¡Luke, detente!

K se levanta enseguida y se coloca en la mitad.

Él sigue viéndome; K no corre peligro cerca de él, es lo que me importa.

Alguien debe dar el primer paso y dudo que él la escuche. Esta vez seré yo él que de ese paso, por ella.

Bajo el arco y este se recoge.

—¡Que bajes eso te digo! —grita K.

—Él iba a atacarte por la espalda K, no dejaré que te haga daño como se lo hizo a la chica Alpha. —Está preocupado por K—. ¿Por qué debería bajar la guardia?

—Él no iba a atacarme. —K me mira por encima de su hombro—. Vete.

—No.

Entiendo el panorama, es decir, su amiga estaba caminando sola en la zona neutra y un ascendido se le acerca por detrás, no es la mejor situación.

—No lo hagas peor Elijah —dice.

—¿Ahora lo llamas por su nombre?

K suspira y mira a su amigo, se miran como si compartieran o hicieran algo. Un comportamiento extraño que jamás había visto en humanos.

Pueden trabajar en equipo como máquinas, pero ¿fraternizar?

—¿Qué me estás ocultando, K?

—Lo sé todo sobres sus misiones. —K no parece molesta con él.

La cara de Luke cambia y parecen seguir teniendo esa extraña conversación sin decir una palabra mientras se miran. No entiendo y algo que no quiero aceptar crece en mi pecho. No me gusta lo que veo.

—¿Qué tiene que ver con él? —Luke pregunta.

—Lo conozco.

Me da gracia la forma en la que su cuerpo se mantiene firme, un humano jamás diría eso de un ascendido.

—¿A él? —Hay sarcasmo en su voz—. Acaso no recuerdas que por él y Damon casi mueres.

El chico tiene razón en eso. Dejé que Damon lo hiciera con la esperanza de que eso la matará. Qué bueno que no pasó.

—Y no recuerdas que nosotros hemos hecho cosas a los suyos —K contraataca.

Luke intenta decir algo.

—¡Basta! —K grita—. Nos conocemos, no me hará daño. Ahora baja ese cuchillo o te juro que no hablaré contigo.

De mala gana Luke guarda su cuchillo y me lanza una mirada. Entiendo su punto.

Yo soy un ascendido y él no confía en mí, pero sí en ella, esto solo me demuestra algo; la relación que tienen es más valiosa que lo que sea que les metan en la cabeza.

—Elijah. Luke no me hará daño, puedes irte.

—Claro que no lo haré. —Luke cruza sus brazos, pero no deja de verme con recelo.

—Por Dios —susurra K—. Puedes irte, estaré bien.

—Está bien. —Miro a ese chico—. No debería decirte esto porque no me importas, pero ella no está en peligro conmigo. Elige bien a tus enemigos.

No espero una respuesta porque K tiene razón debo irme y ella está en buenas manos. Ahora hay un problema mucho más grande que nosotros.

Solo tengo miles de preguntas mientras voy hacia el palacio, no sé cómo Noah ha hecho todo sin que nos demos cuenta.

Lo bueno de esto es que sé que K tiene a alguien ahí dentro que la cuida. Este chico, Luke. Debe confiar mucho en el juicio de K porque en las mismas circunstancias y en lugar de él estuviera otro humano los eventos serían totalmente diferentes.

Él hizo algo que un humano jamás haría, confiar en uno de los suyos por mera lealtad.

Me detengo en la puerta de la sala de reuniones al escuchar como Liam y Damon están discutiendo sobre activar el plan “aislamiento”.

—Díganme qué no están considerando ese plan —digo mientras cierro la puerta detrás de mí.

—Es solo una posibilidad, Elijah —dice Liam—. Damon quería ponerlo sobre la mesa como nuestra sugerencia de forzar su marca.

—No es algo que se deba considerar —digo y me apoyo en la mesa frente a ellos.

Soy el segundo de Damon, mi cargo me permite estar al frente de los soldados y al mismo tiempo en la mesa de decisiones. Nada por encima de los herederos, pero si lo suficientemente cerca como para que me escuchen.

—Puede que vaya a morir, Elijah. Esta es una gran oportunidad para por fin detener a los humanos para siempre —dice Damon.

Activar ese plan es poner en peligro lo que queda de la tierra, no sabemos si es cierto lo que los informes dicen.

El plan de “Aislamiento” fue creado por el Rey Luis III; el tercer Rey después del llamado apocalipsis o llegada del caos. Lo creó en la época en la que aún la zona neutra no estaba bien formada y los humanos aún creían que tenían derecho sobre todo.

No se logró activar porque quien lo haga, debe morir. El Rey Luis III no duró mucho en el poder por esa razón.

Él mismo intentó activar el plan que creó, pero no tenía suficiente fuerza por lo que el artefacto que activa el plan —un anillo— lo consumió. Su Soulmate murió un año después de eso. Después de ese intento fallido, la tierra cambio y en algún punto de los años que siguieron, se creo la zona neutra.

Cómo estábamos en guerra muchas muertes no tuvieron explicación y con la muerte del Soulmate del Rey Luis III se confirmó que si tú Soulmate muere, al cabo de un tiempo también lo harás.

—Que uno de los Reyes haya creado ese plan no quiere decir que funcione —digo.

—Lo sabemos —responde Damon mientras cierra un libro—, pero, ¿cómo frenamos a Noa, ni siquiera sabemos sus planes.

—No podemos solo dejar que tenga lo que quiere. —Liam tiene un asunto personal con Noah.

Hace diez años Noah atacó nuestra zona. Fue frenado cerca del castillo porque se encontró —sin querer— con Liam, él estaba con Lia dando una caminata.

Lia era una chica que salía en ese momento con Liam, ella intentó evitar que Noah le hiciera daño a Liam y murió.

Los humanos piensan que al matar a uno de los nuestros frente a nosotros nos desorienta y nos hace más débiles.

Lo aterrador es que Noah solo tenía dieciséis años y antes de toparse con Liam tenía un camino de Ascendidos muertos entre esos los padres de Morgan. No solo ella perdió a sus padres aquella noche, en mi caso mi padre nunca regresó y mi madre se fue un tiempo después de esa noche.

Fue un día horrible para los nuestros tanto que quedó registrado en la historia.

Es por eso que Noah tiene la credibilidad y el poder entre los suyos, siendo alguien tan joven.

—Yo sé algo. —Me alejo la mesa para que podamos ver el mapa—. Noah hace todo esto. —Señalo los puntos de ataques a los nuestros—. Como distracción.

Al registrar los ataques nos sentíamos perdidos porque no hay muertos o heridos, lo cual hace una situación muy rara siendo Noah el causante.

—¿Distracción? —Liam aprieta sus puños—. ¿Con qué objetivo?

—Se lleva a los nuestros. No sé cómo, dónde o la razón, pero tienen ascendidos en su poder.

Liam respira lentamente y se aparta; su puño golpea la pared haciendo grandes fisuras y grita:

—¡Ese bastardo!

—¿Cómo sabes eso? —pregunta Damon.

Damon se suele saltar protocolos, va en contra de lo que se espera de un heredero, algunos se pueden asustar con su presencia, pero confían en él.

Liam hace todo acordé a lo esperado, es un sol con todos y siempre sonríe, Damon siempre está al ataque.

No creo que él entienda mi situación, pero aun así espero que al enterarse de K pueda dejar un poco su odio a un lado. Todos hemos perdido algo o a alguien por nuestras diferencias con los humanos, pero K es diferente. Él debe confiar en mi marca, en mi llamado.

—K. —Sé lo que dirá Liam y lo detengo—. Sé que me pediste que no me acercara, pero lo hice. Hoy se arriesgó para darme esta información.

—Debes estar bromeando. —Damon se levanta—. ¡Ella es una de ellos! —grita.

—¡Decidió buscarme y decirme cuando se enteró lo que Noah está haciendo!

Yo confío en K y eso es lo único que me importa. No me interesa si ella es una humana.

—¿Qué tanto te acercaste? —pregunta Liam y yo evito su mirada—. Mierda. No me digas que lo intentaste.

—¿Qué cosa? —Damon no entiende.

—Elijah piensa que esa chica es su Soulmate.

—Que buena broma. —Damon incluso se ríe un poco hasta que observa mi rostro y su sonrisa se borra—. Perdiste la maldita cabeza, Elijah. ¿Lo hiciste?

—Sí, lo hice —contesto y miro a Liam—. No lo creo, sé que ella es mi Soulmate. Mi marca se activó el día que la vi en el bosque. Quería creer que era cualquier cosa menos mi llamado. Hasta llegué a pensar que ese día alguien había activado mi marca, pero fue ella.

»Lo negué, la madre Naturaleza sabe que lo hice. Luché para demostrarme que no era ella, es decir, es una humana debe ser imposible. Eso no quita el hecho de que sigue activa y ella la puede ver.

Liam parece intentar entenderme, él sabe que se siente cuando tu marca se activa. No puedo luchar contra ella.

Damon es otro caso, él no conoce esta sensación y tiene mucho odio hacia los humanos, lo entiendo.

—Ella no debería verla, aun así, ella la ubica —repito—. Al principio quería alejarla, pero ella no se va. La sigo viendo por más que la evite y quiero seguir viéndola.

—¿Sabe de la marca? —Damon se ve enojado. Asiento.

—También intenté completarla.

Los dos están en shock, sé que le mostré más de lo que toda su gente ha recolectado en años, pero debía hacerlo.

—Entonces, ¿evolucionó? —Liam me mira esperando a que me diga si complete o no mi marca.

—No, digo si, no lo sé —digo—. Jamás he visto su marca, no tiene nada físico que me haga pensar que sí, pero es ella. —Sé que no me entienden.

»Y otra cosa. —Sé que no quieren más sorpresas—. Vi a otro de ellos. Es como ella, diferente.

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