2. Un gran día

Demás estaba negarlo: Jimin era muy atractivo, su risa era la melodía más hermosa que Jungkook hubiera escuchado en su vida, su estatura lo hacía adorable y eso causaba que en el joven lobo se despertara un instinto de protección, además, sus hermosos y calmados ojos grises, le hacían perder la noción del tiempo.

—¿Eres un lobo? —Jungkook da un respingo y lo suelta inmediatamente, dando un paso hacia atrás.

—¿Por qué-...?

—Los vampiros tienen los ojos rojos, están fríos como un muerto ¿no?

—¿Y eso que tiene que ver?

—Que tus ojos no lucen así, y tu cuerpo es cálido... mucho diría yo. Además, no estas chupándome toda la sangre.

⇒Lindo.

Jungkook regresa el paso que había retrocedido, y Jimin baja la cabeza, tímido, enlazando sus manos en el frente.

—¿Tienes miedo? —su voz apagada.

Jimin levanta rápidamente la cabeza y acorta la poca distancia que los separaba.

—¿Estás bromeando?

—No. Pero los humanos no vienen por aquí.

—¿Está prohibido?

—Claro que no, pero son temerosos de lo que les resulta extraño.

—Yo no. ¡Me gusta lo sobrenatural! Aunque no suelo llegar hasta esta zona del bosque. Más bien voy a la pradera, que hay un poco más... —hizo movimientos con las manos, señalando a cualquier lugar—. Me sucede seguido, por eso no suelo alejarme. Tengo tendencia a perderme. —Sonrió, haciendo de sus ojos una delgada línea.

⇒¡Hermoso!

Jungkook se pasó una mano por su oscuro cabello y suspiró agotado.

—¿Vives en Suwut?

—No, hacia el otro lado. En Phadul.

—No te parece que es demasiado lejos para que un niño como tu ande solo en un bosque que está a tres horas de su hogar.

—¡No soy un niño! Acabo de cumplir catorce. —hizo un adorable puchero—. Además, nunca me ha sucedido nada extraordinario. Salvo hoy, estaba acostado en la hierba con una rodilla levantada, y un pequeño gorrión se posó en ella. No se movió cuando extendí mi mano para tocarlo, bajó a mi altura y empezó a dar brinquitos ¿entiendes? No a volar, sino a caminar, como si quisiera que lo siguiera.

—¿Y eso hiciste?

—Pues obviamente, por eso estoy aquí contigo.

Vaya, era más pequeño de lo que había imaginado. Muy agradable y además tenía las pelotas bien puestas. Era a él a quien habría de tenerle miedo. A Jungkook le gustaba eso. Por una extraña razón quería tocarlo, sentirlo muy cerca.

Estiró su mano y acarició su cabello lacio.

Contrólate Jungkook.

Su grande palma cubrió toda la mejilla del muchacho y este cedió al tacto, volviendo a cerrar los ojos. El corazón de Jungkook se saltó un latido.

¡¿Qué mierda me pasa?!

Sintió los brazos del chico rodearle la cintura por escasos dos segundos, pero eso bastó para que se paralizara en su sitio y su lobo entrara en shock.

—¿Tú...

—¿Vamos a ser amigos? —soltó una agradable sonrisita

—¿Por qué hiciste eso?

—¿Por qué no?

—Porque... es que... porque no me conoces.

—Sí que lo hago. Eres Jungkook. —Sonrió nuevamente. Esa sonrisa era un peligro...

Inocente, adorable y contagiosa ¡Estoy perdido!

—Sí, ahora somos amigos. —Jungkook se vio sonriendo, también, olvidando por completo el disgusto que había tenido más temprano, con su padre.

Durante un rato caminaron, tomaron algunos frutos no venenosos, cuando les dio hambre, aunque Jungkook, deseaba un buen trozo de carne acompañado por una gran porción de patatas en su plato.

Claro que también quería besar a Jimin, pero no podía en ese momento. Apenas llevaban un par de horas de conocerse y estaba ese pequeño-gran detalle. Era cinco años mayor que él.

Sin darse cuenta, habían atravesado el bosque y bordeado Suwut, y estaban entrando a la ciudad. No entendía cómo es que habían caminado durante tanto tiempo. Pero ahí estaban, frente a la casa del menor.

—¿Quieres entrar? Puedes irte después de la cena. ¿O tienes a alguien esperándote? Yo estoy solo —eso último le causó una extraña sensación en el corazón.

—Aunque quisiera quedarme y hacerte compañía, he pasado todo el día fuera de casa y, a decir verdad, salí porque tuve una pequeña discusión con mi padre. Debo volver y arreglar las cosas.

—Oh, entiendo. —Sus ojos bajaron a mirar el piso— ¿Volveremos a vernos?

—¿Estás bromeando? —Un suspiro lastimero se le escapó a Jimin— Vendré mañana.

¿Qué había dicho? Rematadamente perdido y además loco.

Se despidieron después de eso, Jimin lo volvió a abrazar como antes había hecho, y esta vez el lobo de Jungkook hizo movimientos inquietos.

Jungkook debía aceptarlo, ese muchachito le intrigaba mucho. Había algo en él, que no entendía. Le causaba una gran inquietud... Le inquietaba su olor, y además su tacto, le hacía desear no soltarse nunca.

Jimin era demasiado agradable y adictivo. Pero no podía quedarse con él. Debía regresar a casa.

Luego de que Jimin entrara en la casa, Jungkook dio un último vistazo... Ya no estaba.

Pronto anochecería, así que adquirió su forma lobuna y corrió a través de los árboles, tan rápido como le fue posible, sin dejar ni un solo instante de pensar en lo que le había ocurrido.

Después de todo, había sido un gran día.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ












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