Capítulo 45
Al estar solos, Ayato abrazó a Thoma y este hizo lo mismo, los dos solo se necesitaban el uno al otro. ¿Qué más podían pedir cuando tenían a la persona que amaba con ellos?
–Estoy orgulloso de ti, Ayato –dijo Thoma rompiendo el silencio que los rodeaba.
–La verdad es que no pensaba que podía hacer todo esto, pero estaba cansado de todo y tú me has dado la fuerza que necesitaba, era hora que fuese el señor que todos esperaban –suspiró, apoyando la frente contra el hombro de su chico, estaba claro que aquello había sido muy difícil para él.
–Siempre lo has sido, pero hoy lo has demostrado de nuevo –dijo acariciándole la cabeza, haciendo que la levantase y lo besó con ternura.
Sus labios se encontraban, reconociéndose al instante y se adecuaban entre ellos. Los dos caminaron hasta la cama sin separar sus labios, cayendo encima de esta. Estaba claro que ambos cuerpos se llamaban, sus manos viajaban por el cuerpo de otro, pero Thoma lo tenía muy claro.
–Espera, Ayato –se separó de sus labios y el chico lo miró sin entender nada. –Quiero que hagamos esto, pero ahora los dos estamos tensos y no vamos a disfrutar de ello. Prefiero que lo hagamos cuando todo esto pase y podamos disfrutar de nuestra primera vez –el chico le acariciaba el rostro a su chico, que acabó sonriendo con ternura.
–Espero que nunca me preguntes porque estoy tan enamorado de ti, si lo haces no voy a poder dejar de decir cosas... eres el mejor chico del que podría haberme enamorado, Thoma... no te alejes nunca de mi vida... –dijo abrazándolo, escondiendo su rostro en su cuello. –Te amo, Thoma.
–Y yo te amo a ti, Ayato... vamos, tenemos que bañarnos, voy a prepararte el baño, aunque seas mi pareja voy a seguir cuidando de ti como he hecho hasta ahora –esas palabras hicieron reír a Ayato, quien le dejó hacer lo que deseaba, lo conocía demasiado como para saber que no iba a servir de nada quejarse.
Los dos se bañaron y después de acabar, se metieron en la cama. La suerte de todos en aquella casa era el respeto, nadie abría las puertas sin más por lo que no tenían miedo de que los encontrasen, aunque ansiaban el momento de no tener que esconderse.
Los dos se quedaron hablando durante un buen rato, hablando de cualquier cosa, de su futuro juntos y de lo que iban a hacer cuando su relación fuese totalmente pública y no tuviesen que esconderse. También comentaron un poco más de lo que había pasado aquel día, aparte de otras cosas que no tenía nada que ver una cosa con la otra.
Cuando el sueño les ganó, se durmieron abrazados y siendo Thoma el que dormía sobre el pecho de Ayato mientras este lo abrazaba. Eran la pareja perfecta, Riko y Ren, quienes sabían su secreto, lo sabían y lo pensaban.
Con la llegada de la mañana, Thoma se despertó antes que el hombre que amaba y se tuvo que levantar para empezar con su día. Eso quería hacer y se iba a levantar de la cama, cuando los brazos de Ayato lo abrazaron por la cintura.
–No te vayas... –la voz de Ayato sonaba adormilada y Thoma sabía que estaba medio dormido todavía.
–Tengo que empezar el día, Ayato, mis tareas no se hacen solas –Thoma sonreía con ternura, levantando una mano y acariciando la cabeza de su pareja.
–Demonios... me levanto contigo... –dijo entre gruñidos, parecía un niño al que obligaban a madrugar y no quería, algo que hizo reír a Thoma.
–Vamos, te ayudaré –dijo después de reírse, ayudándolo a levantarse de la cama y entre los dos, se arreglaron y cuando estaban listos, decidieron vigilar primero si podían salir juntos o no.
Para su suerte, cuando Thoma se asoma al pasillo, no había nadie y pudieron ir juntos a la cocina. Los dos sonreían, felices por cómo iba su vida y aún quedaba mucho por hacer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top