Capítulo 43
Por primera vez en su vida, Thoma había alzado la voz y se había enfrentado al consejo. Algo que nunca había hecho porque se limitaba a estar al lado de Ayato, pero aquello estaba yendo demasiado lejos. Primero, lo que Riko y Ren les habían contado y ahora Roku... estaba claro que no podía seguir callando.
–¡Muchacho insolente! ¡¿Quién te crees que eres para atacarnos de esa manera?! ¡Eres solo un mísero amo de llaves! –uno de los hombres decidió enfrentarse a Thoma, desatando una vez más la furia de Ayato.
El señor de la casa enfureció al ver cómo se atrevía a plantarle cara al amor de su vida. ¡Nadie tenía derecho a hacer eso! Avanzó hasta ponerse un paso por delante de Ayato, ahora siendo él quien parecía proteger a su pareja y a Roku.
–¡Tiene todo el derecho de hacerlo! ¡En esta casa y en esta familia, Thoma es uno más a pesar de ser nuestro amo de llaves! ¡Nuestro padre lo crió como un hijo más! –dijo tomando aire porque ahora sí que nadie lo iba a detener. –¡¿Saben a quién creo?! Al señor Yamada, ¿se preguntan por qué? ¡Porque ha sido el primero en decirme la verdad sin tener que pensarlo, porque me prometió con la más sincera de sus miradas que iba a hacer todo lo que yo le enseñé en poco tiempo! ¡¿Acaso me están diciendo que mis enseñanzas no son buenas?!
Todos en aquella habitación estaban sorprendidos por aquel cambio del señor de la casa. Ayato siempre siendo un ser apacible, amable y servicial, estaba demostrando su verdadero carácter, incluso Riko y Ren, que esperaban fuera de la habitación, estaban mirándose con la sorpresa en sus rostros.
–Mi señor, deje... –de nuevo una voz de aquellos hombres quiso hacerse oír, el tono que pensaban utilizar estaba haciendo que la rabia del chico creciese muchísimo más.
–¡He dicho silencio! No he terminado, el señor Yamada tiene toda mi confianza y, desde este momento, vuelve a ejercer en el puesto que yo mismo le encomendé. ¡Cualquier ataque a su persona o cualquier miembro de su familia, será directamente atribuido a cada uno de ustedes y castigados por ello! –la mirada de Ayato se dirigió al hombre endulzándose en el proceso. –Señor Yamada si se siente más seguro, puedo ponerle guarda personal y que su familia la obtenga también. –Después volvió a girarse hacia aquellos hombres, aún no había terminado con ellos. –Esto ha llegado demasiado lejos, desde la muerte de mis padres han hecho lo que han querido conmigo, pero ya no. Mi padre me encomendó la misión de cuidar de la familia Kamisato y de la Comisión Yahiro y lo haré a MI manera.
Los hombres del consejo empezaban a darse cuenta del poder que habían empezado a perder en respecto al hombre frente a ellos, algo que nunca pensaron que sucedería estaba pasando en aquel instante.
–Por otro lado, NO voy a casarme, al menos, no de momento y menos con alguien que yo no he elegido. Riko... pasa, por favor –Ayato estiró la mano haciendo que Riko apareciese de la mano de Ren en la habitación.
Todos los ojos del cuarto se voltearon hacia ella, en ese momento, Ayato pudo darse cuenta de quienes eran los que ella había dicho que eran amigos de su padre y que lo estaban ayudando a alejarla de Ren, lo supo porque al ver la mano de Riko enlazada a la de Ren, sus ojos podrían ser el verdadero infierno. No hizo falta que Ayato los desvelase, ellos mismos lo hicieron.
–¡Riko! ¡¿Qué clase de falta de respeto es esa?! ¡Estás frente a tu futuro marido y apareces de la mano de otro hombre! ¡¿Quieres que tu padre se avergüence de ti?! –ese hombre no pensó en lo que decía, en que él mismo se estaba desenmascarando, para cuando lo hizo... era demasiado tarde y lo descubrió al mirar a Ayato. –Mi señor, yo...
–Ha sido mucho más fácil de lo que pensaba, Riko no tiene que sentir vergüenza de nada, es una mujer que ama a otro hombre, un hombre que no soy yo y al que no voy a obligarla a dejar. La familia Kamisato y la Comisión Yashiro se encargará de la boda de Yoshida Ren y Sako Riko.
Ayato pudo ver como uno de los hombres iba a protestar y levantó la mano, estaba demasiado cansado de todo aquello.
–Si cualquiera de ustedes, desobedece las órdenes que acabo de dar, yo mismo solicitaré una reunión con la Shogun Raiden para que sea informada de su crimen y sea desterrado de Inazuma –no titubeaba, no le importaba tener que aliarse con la Shogun aún después de todo lo que había pasado. –Después de lo dicho, tengo algo más que anunciar.
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