Llevo 4 mese merodeando por estos valles desérticos... Comiendo pequeños roedores que encontraba y fulminaba con una simple mirada, eran pequeñas almas que absorbía, era un gesto tan sencillo el de matar algo.

Me encontraba sentada en el suelo, un pequeño ratón al que acababa de derribar se encontraba magullado  bajo mi manos derecha. El simple hecho de pensar en ello hacia que unas pequeñas tinieblas negras y rojas envolvieran a la criatura.... Poco a poco se consumía retorciéndose entre dolores y notaba la energía que transfería dicha alma hacia mi persona.

A lo lejos vi algo moverse... ¿Tal vez un gran ratón?

Me equivocaba, era un gato negro.

Levante mi mano derecha y un pequeño gesto basto para dejarle con la cantidad justa de oxigeno y que se ahogara.

Me acerqué, la criatura agonizaba, acerqué mis manos y el proceso se repetía, el animal se retorcía, preparandose para morir, sin embargo algo se paso por mi cabeza, algo bueno por primera vez en años se paso por mi cabeza al ver la cara del gato, tenia los ojos rojos, como mi pelo, largo y ondulado.

De pronto cambie mi mano derecha por la izquierda, estaba salvando a ese animal y compartiendo mi alma con él, las tinieblas que lo envolvían se convirtieron en luz, será que necesitó compañía... Si, sera eso.

Por primera vez sentía como la vida se me escapaba en vez de absorberla, es una sensación desagradable, pero al ver al gato al que ahora iba a llamar Icaro... Era... Sentía...

Es como cuando tienes una pesadilla en la que hay algo bueno dentro de todo lo malo....

Es como tener una dulce pesadilla.