CAPÍTULO 3: CONOCERSE
CAPÍTULO 3: CONOCERSE
Sam llegó a una de las piscinas del Resort y decidió tomar el sol mientras leía un comic. No le importaba si pensaban que era raro, allí sólo había personas que no conocía y no volvería a ver cuando volviera a su casa.
Había optado por quitarse la camiseta y quedarse sólo con su bañador, por lo que sus marcados abdominales y pectorales eran visibles para todos los que allí estaban, aunque él estaba tan centrado en su comic que no se dio cuenta de que, además de un grupo de chicas, un joven también lo observaba.
–¿Por qué no te acercas a él? –Cooper preguntó a su hermano. Blaine llevaba cinco minutos mirando por encima de su libro hacia el lugar donde estaba otro adolescente.
–¿Qué? –El menor miró a su hermano sorprendido.
–Vamos... Te gusta... No has parado de mirarlo. –El mayor bromeó.
–¿A quién? –Pam quiso saber, mirando a su alrededor como si buscara alguna señal para identificar a ese chico que había llamado la atención de su pequeño.
–El rubio del comic junto a las duchas. –El actor explicó.
–Es mono. –Ella añadió. –Además le gustan los superhéroes como a ti.
–¿Queréis parar? –El menor pidió.
–Sólo queremos que te animes a hablar con él... –La madre comentó cautelosa.
–Que yo sea gay no significa que cualquier chico que me guste también lo sea. –El adolescente intentó explicar.
–Y si no hablas con él jamás lo sabrás. –Su hermano intentó razonar.
–Voy a dar un paseo. Me canso de estar aquí. –Blaine se levantó.
–No te olvides de darte crema, no quiero que te quemes la piel... Y habla con ese chico, seguro que tenéis mucho en común... Tal vez como novio no, pero... ¿Como amigo? –Pam intentó cambiar su discurso porque no quería que su hijo siguiera enfadándose.
El joven se alejó, algo avergonzado. Siempre le habían dicho que su personalidad era muy similar a la de su padre. Él no estaba de acuerdo porque, de ser así, no entendía como podía haberse enamorado de su madre. Eran tan diferentes...
Cooper y él jamás habían podido llevarse bien entre otras cosas porque sus personalidades chocaban mucho. Su hermano tenía la misma forma de actuar y ver el mundo que su madre y si él no discutía más con ella era porque era su madre.
Sam levantó la mirada al escuchar un llanto. Se sintió aliviado al ver que sólo era un niño que se había caído y se había raspado la rodilla. Sin embargo, no volvió su vista al comic porque vio algo que le llamó la atención.
Un chico paseaba solo por el borde de la piscina. Era atractivo y parecía algo molesto. ¿Cómo podía estar alguien enfadado en un paraíso como ese?
Decidió guardar su comic en su mochila y acercarse a él. Podría ser que estuviera en su misma situación. Llegó a su lado cuando el desconocido estaba esperando que el camarero lo atendiera en la barra del bar que había cerca de la piscina.
–Hola. –Sam saludó con una sonrisa.
Blaine se volvió y se encontró con los ojos verdes más hermosos que había visto jamás. Tardó apenas un segundo en darse cuenta que era el chico que había visto antes, el que estaba leyendo el comic.
–¿Hola?
–Soy Sam. –El rubio seguía sonriendo, esperaba que ese joven no se enfadara con él por abordarlo de esa manera.
–Yo... –La voz del moreno fue más aguda de lo habitual porque estaba nervioso. Carraspeó en un intento de que volviera a la normalidad. –Soy Blaine.
El más bajo se sintió aliviado cuando consiguió que su voz fuera más normal, estaba nervioso y avergonzado, no sabía qué hacer ni como reaccionar. Además, estaba seguro que su rostro se había sonrojado notoriamente, al menos eso creía por el calor que sentía en sus mejillas. Como sabía que no iba a encontrar el amor, jamás había dejado que su corazón fantaseara con nadie. Sin embargo, con ese desconocido había sido diferente porque sabía que, después del verano, no lo volvería a ver.
–¿Estás solo? –El más alto quiso saber.
–He venido con mi madre y mi hermano, pero me he cansado de estar con ellos... Pueden ser realmente agobiantes cuando se lo proponen. –Anderson explicó.
–Yo tengo dos hermanos pequeños y a veces también tengo problemas con ellos, pero nada que no se pueda arreglar. Ya verás como todo se soluciona. –Evans intentó animarlo.
–No es que tenga un gran problema... Nunca hemos sido una familia muy unida. Mi hermano es egocéntrico y tiene nueve años más que yo... No nos llevábamos bien cuando vivíamos juntos, ahora que sólo lo veo una semana al año tampoco... Y mi madre está obsesionada con compensar que mi padre no llevara bien que saliera del armario... –Blaine dejó de hablar. Tal vez llevaba tanto tiempo guardando dentro todos esos sentimientos y por eso, a la primera oportunidad que se había presentado, había dejado que todo eso saliera. Sin embargo, no era el mejor momento porque, por lo que sabía, ese chico podría ser un chico popular, jugador de fútbol americano y homófobo.
–Siento que tu vida sea tan complicada... Y yo me quejo de que Quinn me haya dejado por Finn... –Sam lo miró compasivo. –¿Te apetece que demos una vuelta? He llegado hoy y no he visto nada... ¿Tal vez me puedas enseñar tú algo?
–Yo también he llegado hoy... Pero... ¿Podemos explorar juntos? –El moreno propuso.
–Claro. –El rubio estaba ilusionado. Algo le decía que él y su nuevo amigo iban a ser inseparables durante todo el verano.
–Voy a por mis cosas y nos vamos.
Anderson dejó a Evans ahí, no quería que se acercara a su madre o a Cooper, al menos de momento. Se alegró de su decisión cuando vio las sonrisas de los dos. Sabía que lo habían visto hablando con él.
–¿No decías que no ibas a ligar con el chico misterioso? –Su hermano preguntó en cuanto estuvo a su lado.
–Se ha acercado él... –El menor intentó explicar.
–Hacéis buena pareja. –Pam intervino.
–Es heterosexual. –Blaine afirmó.
–¿Cómo lo sabes? –El mayor lo miró extrañado.
–Se me ha escapado que soy gay y él me ha dicho que lo ha dejado una chica... Creo que se llamaba Quinn. –El adolescente suspiró, sabía que tenía que dejar de estar constantemente enfadado con su familia.
–Una conversación muy profunda para haberos conocido hace unos cinco minutos, ¿no crees? –El actor intentaba que su hermano se diera cuenta de que las cosas no eran muy comunes.
–Me he puesto nervioso... –Blaine volvió a notar sus mejillas sonrojadas. Cogió su camiseta y la mochila donde llevaba su móvil, su cartera y el resto de sus cosas. –¿Podéis llevar mi toalla a la cabaña?
–Claro que sí, cariño. Pásatelo bien... ¡Y acuérdate de invitarlo al festival de esta noche! –La madre sugirió.
–Lo haré, mamá... Gracias.
El menor volvió hacia donde estaba Sam y los dos salieron de la zona de la piscina.
–¿Soy el único que cree que Blaine va a tener su primer amor? –Cooper preguntó.
–¿De verdad crees que es el primero? –Pam quiso saber.
–No parece muy experto... Es muy posible... –El hijo la miró.
–Y yo le decía que no lo creía cuando me decía que no había besado a ningún chico... –La madre se sintió culpable.
–No te preocupes... Es adolescente, nadie los entiende... Se le pasará y lo comprenderá con el tiempo...
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