tres
Los ojos de Danna me observan fijamente. Pestañeo un par de veces y sus ojos se apartan finalmente. Se muerde los labios lentamente y una pequeña sonrisa se abre paso en mis labios.
—Basta, estás poniéndome incómodo…—replico y ella deja escapar un prolongado suspiro.—¿Qué es lo que te pasa?
—¿Es en serio?—cuestiona.—¿De verdad estás preguntándome que es lo que me pasa?
—Oye…entiendo que todo esto para ti sea demasiado…pero créeme, yo no quiero hacerte daño…o a Christopher…
—Siento que estoy volviéndome loca.—acepta. Niego un poco.—¿Te das cuenta de lo irreal que es todo esto, verdad? Dios, ni siquiera debería estar hablando contigo…
—Ya te dije que…
—Sí, sí.—exclama sin más.—Sé lo que me dijiste…pero que me lo hayas dicho no lo hace menos irreal…—agrega dejando escapar un largo suspiro.—De todos modos supongo que no me queda mucho por hacer…
—¿Puedo hacer una pregunta?—cuestiono en voz baja.
—Ajá…
—¿Por qué sigues con Christopher?—pregunto. Los ojos miel de Danna me miran fijamente.—Es decir, tú me abofeteaste…o lo abofeteaste a él, como sea, porque dijiste que se lo merecía por ser una mala persona…—hago una pausa.—Pero si él es una mala persona… ¿entonces por qué estás con él?
Danna deja escapar un prolongado suspiro y aparta la mirada.—Christopher no es una mala persona…
—¿Sabes lo que me dijo tu primo Joel..?—sus ojos me miran una vez más.—Que si yo…es decir, Christopher, te pidiese perdón por cada cosa que te ha hecho viviría de rodillas delante de ti…—hago una pausa.—Es que no lo entiendo, Danna…
—¿Qué estés usurpando el cuerpo de Christopher te da derecho a opinar sobre él?—cuestiona alzando una de sus finas cejas.
—¿De verdad, Danna…?
—No tienes derecho, Erick…—responde sin más.
—Tienes razón.—asiento.—Pero si me lo preguntas: si Vélez es mala persona contigo entonces no te merece…aquí, en China o dónde quieras…
—Erick...
—¡Pero si aquí están!—exclama Joel acercándose a nosotros en compañía de un rubio.
—Joel, Zab…—anuncia Danna llevando sus ojos momentáneamente a mí. Mi mirada va indirectamente a ella y ladeo mi cabeza un poco.—¿Qué hacen aquí…?
—Vamos, Dan…—se burla Joel dejando un beso sobre su mejilla.—Las clases están por terminar así que creo que podríamos ir a comer juntos ¿no?—pregunta el rizado.—Hace mucho que no salimos todos juntos… ¿quieren?
—Sí.
—No.—respondemos al mismo tiempo.
—Vaya…—murmura Zabdiel.—Problemas de pareja, eh…
—Danna y yo tenemos algo que hacer.—anuncio y automáticamente los ojos de los dos amigos de Christopher se fijan en mí.—¿Verdad, Dan…?
—Claro.—asiente.—Creo que podemos pasarlo para después…
—Bien.—responde Joel.
—Vamos…—anuncia ella tomando mi mano. Dejo que me conduzca lejos de ellos y mi piel se eriza en el mismo momento en el que nuestras manos entran en contacto. Porque aunque sea yo quien tiene el control de la conciencia de Christopher; su cuerpo la reconoce.
—¿A dónde vamos?—pregunto cuando cruzamos las verjas de la entrada de la universidad.
—Lejos de aquí…
—No entiendo.—acepto y ella se aparta de mi frenando sus pasos de golpe. Se gira sobre sus talones y sus ojos miel se quedan fijos en los míos.—¿Qué?
—No puedes estar cerca de ellos ¿entiendes? Los amigos de Christopher son todos unos idiotas en potencia.—hace una pausa.—No encajarías con ellos de ninguna manera y ellos se darían cuenta que no eres él…aunque luzcas igual…
—Claro.—asiento débilmente.
—Mira Erick…no sé qué es lo que está pasando pero no puedes ir por la vida pretendiendo ser Christopher…de verdad…y yo tampoco puedo simplemente pretender que eres él…porque no lo eres y esto de por sí es bastante raro por no hablar de lo complicado…
—Entiendo.—repito.
—No, no lo haces.—niega.—Pero bueno, supongo que ahora sólo tenemos que encontrar la manera de que te vayas…
—Supongo que sí…
—Y no es que quiera parecer una mala persona o algo por el estilo pero creo que lo menos que podrías hacer es no acercarte a los amigos de Christopher…—hace una pausa.—Ellos de por si son unos idiotas, no quieres en serio que sepan que algo te pasa…o le pasa a él…
—Entiendo.—repito una vez más.—Ahora, si no te molesta creo que me voy…
—¿A dónde?—pregunta.
—A casa de Christopher.—respondo.—Se supone que es mi casa y se supone que su madre es la mía así que creo que tengo que pasar algo de tiempo con ella…parece una mujer agradable…
—¿Y qué es lo que vas a hacer después?
—¿Te parece si trato de averiguar cómo diablos salir de la miserable vida de Christopher?—sus ojos se abren.
—Oye no hables así de la vida de Christopher.—entorno mis ojos.
—¿Te das cuenta de lo que estás haciendo?—cuestiono sin dejar de mirarla.—Le diste una bofetada porque es una mala persona contigo, quieres que salga de su cuerpo pero cuando quiero hacerlo lo defiendes… ¡No te entiendo, Danna!
—No tienes que entenderme.—replica sin más.—Sólo tienes que dejar que haga las cosas a mi manera.
—Espera un segundo.—reclama.—No puedes ir allá con la madre de Christopher y fingir que eres él. No tienes derecho a hacer eso y mucho menos tienes derecho a mentirle…
—Danna…
Ella bufa entornando sus ojos y niega un poco.—Ven conmigo…
—¿A dónde se supone que vamos…?—cuestiono.
Danna niega un poco.—A mi casa.
—A tu casa…—repito en voz baja.
—Solo sígueme, Erick…
Cierro mis ojos un segundo cuando me dejo caer en mi cama y niego un poco tratando de alejar cada uno de los pensamientos que asaltan mi cabeza como si fuesen un océano de confusión. Entonces un carraspeo de garganta me trae de regreso a la realidad.
Me incorporo de nueva cuenta y entonces me encuentro con los ojos verdes de Christopher –Erick-.
—¿Me puedo sentar?—pregunta.
Me rio.—Sí, Erick. Obvio que sí.
—Tu habitación es linda.—anuncia.—Me gustan todas esas fotografías…
—Vacaciones en familia.—inquiero encogiéndome de hombros. Erick se ríe en voz baja caminando lentamente por el espacio mientras sus ojos verdes escudriñan cada centímetro. Mis ojos lo siguen hasta que los suyos se encuentran con los míos una vez más.—¿Recuerdas a tu familia…?—pregunto sin que pueda contener mis palabras.
Erick aparta la mirada un segundo antes de tomar asiento a mi lado y volver a mirarme.—No.
—¿De verdad?
—Sí.—asiente.—La verdad es que no sé si tengo una familia. Es decir, supongo que tengo una…o tuve alguna.—responde encogiéndose de hombros.—De todos modos no la recuerdo…
—¿Christopher va a recordar todo esto…?—niega.
—No. él no va a recordar absolutamente nada cuando yo me vaya…y tampoco nada de lo que yo haga lo afectará porque él volverá a ser el mismo Christopher de siempre…
Asiento lentamente.—De acuerdo… ¿él está bien, verdad?
—Sí. Está totalmente bien.—responde sin más.
—¿Qué es lo más complicado de ser…de ser tú…?—pregunto. Erick inspira con fuerza y niega un poco.
—No tener un cuerpo físico.
—No lo entiendo…—admito.—Dices que no recuerdas a tu familia pero extrañas tener un cuerpo físico…
—Son cosas diferentes.—responde encogiéndose de hombros.—La verdad es que cuando tengo la oportunidad de tener un cuerpo, justo como ahora y puedo hacer las cosas que hacen los humanos…es divertido, tengo que admitirlo. Lo disfruto.—anuncia y sus ojos verdes me miran.—No usurpar cuerpos como dices tú, tener una nueva oportunidad de vivir aunque sea por unas horas…
—¿Cómo es que terminaste siendo un alma viajera…?—cuestiono.
Erick aparta la mirada un segundo.—¿Es como una entrevista a un espécimen raro…?—mis mejillas se tiñen de rosa ante sus palabras.
—¡Dios, no!—respondo de inmediato y Erick se echa a reír de inmediato.—No dije eso, Erick…
—Supongo que la curiosidad es propia de los humanos.—anuncia encogiéndose de hombros.—La verdad es que no lo sé. No sé cómo es que terminé siendo un alma viajera o si solamente soy un espíritu usurpador al final de cuentas…—hace una pausa.—Lo que sí sé es que de vez en cuando tengo la oportunidad de volver a tener un cuerpo humano…regularmente con personas que están a punto de morir y…—mis ojos se abren de inmediato y las palabras de Erick cesan.
—¿Eso significa que Christopher está a punto de mo…?—la voz de Erick me interrumpe.
—No…—susurra.—No lo sé. No lo creo.—responde.—Puedo sentirlo así que su alma sigue aquí…sólo está dormido…
—Entiendo…
—¿Me contarías sobre ustedes…?—cuestiona.
—Erick…—anuncio poniéndome de pie.—La verdad es que yo…—entonces nuestros ojos se encuentra de nueva cuenta y el silencio reina en la habitación por lo que parecen ser largos minutos. No es algo que pueda expresar deliberadamente o algo que se le parezca pero—Mi relación con Christopher comenzó hace dos años…al principio las cosas iban bien entre nosotros. Él parecía amarme y yo a él y…
—¿Lo amas?—pregunta de repente y automáticamente mis palabras cesan. ¿Lo amo? La pregunta se repite en mi cabeza una y otra vez mientras lucho conmigo misma por obtener una respuesta coherente. Una respuesta que salga desde lo más profundo de mi alma.
—No lo sé.—admito finalmente.
—Danna…—comienza.
—No lo sé, Erick.—respondo.—He pasado demasiado tiempo con Christopher. Hemos vivido cosas realmente increíbles juntos y es obvio que siento demasiado cariño por él pero…
—Pero el cariño no es amor.—me recuerda.—El cariño no es amor en ninguna de sus formas y si me permites darte un pequeño consejo; no te engañes a ti misma. Porque cuando las personas se engañan a sí mismas todo pierde el sentido…—hace una pausa.—Dejas de ser tú misma y eso es algo que no debería de pasarle a absolutamente nadie…
—No me estoy tratando de engañar…
—¿Ah, no?—pregunta.—¿Entonces por qué sigues con Christopher cuando tú misma dices que sientes cariño por él?
—Erick…
—Sólo piénsalo un segundo…
—No puedo pensar si estás delante de mí.—replico alzando mis manos.—Por Dios, Christopher…
—Erick.—me corrige.
—Bien, Erick…—Niega un poco pero la habitación se queda en silencio por largos segundos en los que su mirada esmeralda permanece completamente fija encima de la fotografía de Christopher y de mí.—No…
—¿Qué?—cuestiona volviendo a mirarme.
—No lo amo. A Christopher, quiero decir…—confieso finalmente.—No sé en qué jodido momento pasó pero no lo amo. Un día sin más descubrí que no lo amaba más…
—¿Y porque seguiste con él…?—pregunta en voz baja.—Si de verdad no lo amas ¿entonces qué es lo que haces con Christopher?
—Es que no lo sé.—admito jugueteando con mis manos.—Supongo que en algún momento caímos en la monotonía…—me pongo de pie y camino por mi habitación con pasos lentos.—Christopher cambió bastante de un día para otro ¿sabes? Pasó de ser cariñoso a ser totalmente frío. Pasó de ser el hombre más atento del mundo a ser un cretino cuando quiere…
—¿Te dice que te ama, no?—pregunta de nueva cuenta.
—Sí.
—¿Y le crees?—quiere saber.
Dejo escapar un largo suspiro y me muerdo los labios.—Una parte de mí lo hace. La parte que insiste en seguir aferrada a él…pero la otra parte, esa que me dice que no tendría que confiar en él me dice que no lo haga. Que él no es sincero. Que nada de lo que me dice es verdad…—hago una pausa pequeña.—Y realmente no sé qué es lo que tengo que hacer…
—Creo que lo sabes.—decide sin más.
—No sé cómo hacerlo.—inquiero mordiendo el interior de mi mejilla.—Todo esto es…—niego un poco.—Ni siquiera debería seguir hablando contigo de esto. Sigues siendo Christopher…
—Solo por fuera.—replica de inmediato.—¿Sabes que es lo que creo…?—cuestiona y yo niego de inmediato.
—Creo que tienes miedo.—anuncia.—Tienes miedo del cretino en el que tu novio se convirtió. Tienes miedo de sufrir por su culpa porque estás tan acostumbrada a estar siempre con él que no sabrías que hacer si tuvieses que estar lejos… ¿no es así…?
—No saques conclusiones que no te corresponden, Erick…
—Deberías dejar de defenderlo.—responde sin más.—Cuando dejes de hacerlo, Danna…cuando dejes de defender a Christopher, cuando dejes de tenerle miedo, cuando dejes de excusarlo y cuando dejes de creer que tu deber es estar junto a él entonces tú vas a despertar y te vas a dar cuenta que hay mucho más allá de Christopher…
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top