siete


No puedo recordar en que momento Erick me sacó del restaurante. No puedo recordar en que momento me puso en el auto. Y no puedo recordar en que momento condujo hasta la playa pero cuando me doy cuenta de eso –que es cuando las lágrimas han cesado un poco y puedo ver el lugar en el que estoy- me encuentro sentada sobre la roca  en la que nos sentamos el día anterior.

Su brazo derecho está rodeando mi cuerpo y de vez en cuando puedo sentir sus labios  dejando pequeños besos en mi cabeza como si con eso tratase de reconfortarme.

—¿Estás mejor…?—pregunta en voz baja. Me aparto un poco y lo miro un breve segundo.

—Sí, gracias.—respondo al tiempo que sus labios se posan en mi frente.

—No quería lastimarte, abrí la boca de más y…

—Y si no lo hubieras hecho tú lo habría hecho Joel de todas maneras…—hago una pausa.—supongo que para esto quería verme hoy…—suspiro.—Además, Erick…tú no tienes la culpa de nada de lo que está pasando ¿sabes? No eres el culpable de que Christopher me haya engañado y crea que soy una idiota incapaz de darse cuenta cuando le puso los cuernos…

—Estoy seguro que él no piensa que lo seas…—niego.

—Los dos sabemos que sí.—suspiro.—¿Y sabes que es lo peor, Erick?—niega lentamente.—Lo peor de todo es que cuando te besé me sentí tan culpable por haberle sido infiel a Christopher incluso con él mismo que…—niego de nueva cuenta.—¡Dios, mío, qué patética!

—No lo eres.

—Sí lo soy.

—Mira… ¿Por qué mejor no dejamos de pensar en esto…?—pregunta.—Sé que te puede llegar a parecer demasiado extraño o demasiado estúpido pero realmente deprimirte por esto no vale la pena…

—Mariel era mi amiga ¿sabes?—hago una pausa.—Y me traicionó. Jugó con mis putos sentimientos y…

—Y no vale la pena que ensucies tu alma con cosas como estas. Ella no vale la pena.—anuncia.

—Pues entonces creo que ya estoy teniendo una lista bastante extensa de personas en mi vida que realmente no valen la pena ¿no?

—Danna yo…—Erick cierra sus ojos y luego se queda en silencio un momento sin moverse un solo centímetro.

—¿Erick…?—cuando sus ojos se abren lentamente el verde ha desaparecido totalmente.—¿Christopher…?

—Danna…—sus ojos se cierran de nueva cuenta.

—¡Christopher!—exclamo acunando su rostro entre mis manos. Sus ojos se abren de golpe y las pupilas verdes de Erick quedan delante de mí una vez más.

—Oh, joder…

—¿Qué fue eso…?—cuestiono.

—Christopher tomando el control.—responde.—Es…es como una lucha en su interior ¿sabes? Así se siente.

—¿Qué?

—Parece ser que al final de cuentas él volverá más pronto de lo que te imaginas…—anuncia y mi corazón se hunde dentro de mi pecho.

Compartir tiempo con Erick es divertido. Él es tierno, es lindo y es el ser más divertido que he conocido jamás y dejarlo ir tan fácilmente definitivamente no es algo que esté en mis planes. La facilidad con la que me acostumbré a él es abrumadora. O tal vez es solamente la idea de desear a un Christopher atento, caballeroso, lindo y así de perfecto lo que hace que sus palabras tomen un nuevo peso sobre mí.   

No es Erick. Es la idea de un Christopher diferente, Danna. Me dice la vocecita imaginaria de mi cabeza. No te enamoraste de Erick en tres días, solo te enamoraste de una ilusión y de lo que él de alguna manera representa. Del cambio que hizo en Christopher, solo eso.

—¿Y a dónde irás…?—pregunto en voz baja.

Erick suspira.—No lo sé, Danna. No tengo ni idea…

—¿Si te vas significa que no nos volveremos a ver, cierto…?—cuestiono otra vez.

—No lo sé, Danna.—repite.—No puedo quedarme y tomar el cuerpo de Christopher para siempre. No puedo engañar a su madre diciéndole que soy su hijo y pretender que todo ha cambiado cuando no tengo ni la más remota idea de lo que realmente ha pasado. No puedo engañar a sus amigos. No puedo arruinar su carrera en potencia como futbolista porque no tengo ni idea de qué demonios hacer. ¿Verdad? No se siente correcto de ninguna manera.

—Y entonces…

—No voy a irme justo ahora y a dejarte así como estás.—inquiere lentamente.—Voy a quedarme contigo tanto como me sea posible pero no te puedo prometer que Christopher no tomará el control otra vez y tal vez cuando eso pase no me dejará volver, Dan…porque yo..

Pego mis labios a los suyos terminando con sus palabras de golpe. Sus ojos se abren con sorpresa pero no se aparta de mí ni un solo centímetro. Sus parpados caen de manera lenta y sus labios comienzan a moverse con total sincronía encima de los míos que me hace estremecer. Los besos de las películas se quedan cortos a este beso, sin lugar a dudas.

Su toque es suave y es delicado pero al mismo tiempo sus labios son firmes y saben perfectamente bien lo que están haciendo. Hijo de puta o no, los labios de Christopher Vélez siempre han sido apetecibles. Pero besarlo justo ahora no se siente como normalmente lo hace.
Tal vez es solo la idea de que a quien en realidad estoy besando es a Erick pero por alguna razón que no comprendo es diferente. Algo es diferente. Algo se siente muy diferente.

No estás besando su alma, Danna. Sólo estás besando un cuerpo.

Cuando el oxígeno nos hace falta, nos separamos lentamente. Sus ojos verdes me miran un breve segundo y una pequeña sonrisa se abre paso en su boca.—Danna, yo…

—No me besaste tú, Erick…te he besado yo y ni siquiera pienses que me voy a arrepentir en absoluto…
 

—¿Todo el temor ha desaparecido…?—pregunto en voz baja.

Danna se ríe contra mi cuello y se encoje de hombros de manera despreocupada.—En absoluto.

—¿Una persona común y corriente se puede enamorar de otra persona en tres días…?—me atrevo a preguntar. Danna se aparta de mí lentamente y nuestros ojos se encuentran un largo momento.

—¿Te has enamorado en el tiempo en el que has estado aquí…?—asiento.

—Sí. La verdad es que sí…

—Vaya…—murmura y yo me echo a reír de inmediato.—¿Y puedo saber cómo es que tú…?

—Es la chica más hermosa sobre la faz de la Tierra.—anuncia.—Para ser honesto el día uno estaba algo escéptica pero creo que con el tiempo se ha ido convenciendo de la realidad…—hago una pequeña pausa.—Resulta que esta chica es bellísima en todos los sentidos y que…vale demasiado. Creo que no hay un solo hombre en el mundo que pueda ver cuán  valiosa es y lo que realmente representa…—una pequeña sonrisa se forma en los labios de Danna.—Y esta mujer eres tú…

—Erick…

—¿Estás mirándome, cierto…?—cuestiono en voz baja.

—Ya te lo dije, Erick. Reconocería el verde de tus ojos donde sea…—me sonríe.

—Shakespeare tenía una frase muy famosa ¿sabes?—inquiero en voz baja entrelazando mis dedos con los de Danna. Sus ojos miel siguen fijos en los míos.—El amor no mira con los ojos…sino con el alma… ¿me miras así…?

—Supongo que lo hago.—hace una pausa.—¿Han sido demasiadas cosas para hoy, no crees? Siento todo ha sido demasiado raro, demasiado rápido que creo que si pasara una cosa más no podría soportarlo…

—Cuando me vaya me llevaré los mejores recuerdos contigo…—anuncio.

—No pienses en eso.—replica de inmediato.—Además, dijiste que tenías un propósito ¿no es así…? Dijiste que se trataba de la madre de Christopher…

—Lo sé.—respondo mientras asiento.—Pero ella en serio lo necesita. Christopher es un idiota en toda la extensión de la palabra pero si tiene algún amor incondicional ese definitivamente es para su madre y yo no puedo simplemente fingir ante ella…es su madre y si sigo ahí entonces ella terminará dándose cuenta que algo le está pasando…

—Supongo que tienes razón…

—Entonces, no has respondido a mi pregunta, Danna.—le recuerdo.

—¿Qué pregunta?—cuestiona inocentemente. Me rio en voz baja.

—¿Uno puede enamorarse en tres días…?

—Uno puede enamorarse con tan solo una mirada…—murmura sin dejar de mirarme. Las comisuras de sus labios se elevan en una pequeña sonrisa pero no deja de observarme con fijeza. Los latidos de mi corazón laten descontroladamente dentro de mi pecho. Pero es entonces cuando la realidad vuelve a golpearme.  Estoy robándole su novia a Christopher Vélez. No solo su vida, también a su novia.—¿Qué sucede…?

—Fue solo un pensamiento negativo…—susurro.

—¿Sobre Christopher?—quiere saber.

—Algo así.

—Erick…—comienza.

—Está bien, de verdad. No pasa nada malo, solo fue un pensamiento que ni siquiera debería de estar teniendo…—hago una pausa.—Esto es para ti…—anuncio estirándome para tenderle una bolsa de papel color marrón algunas rebanadas de pizza totalmente frías.—¿Estás mejor…?

—Supongo que al final de cuentas y muy en el fondo de todo yo sabía que algo así podía pasar ¿sabes?—hace una pausa.—Saber que existía la posibilidad de que Christopher me fuese infiel, nosotros nunca…—sus palabras cesan de inmediato y aparta la mirada un segundo mientras se muerde el labio inferior tratando de esconder sus nervios.

Pero a pesar de que está haciendo su mejor esfuerzo, puedo notarlo.—¿Ustedes nunca…?

Danna larga un gran suspiro antes de volver a mirarme un breve momento.—Nosotros nunca hemos estado juntos…—suspira.—No íntimamente, quiero decir…

—Vaya…

—Erick, yo no…

—Que no hayas  estado con Christopher no significa realmente que él tenga derecho a…ya sabes, jugar contigo…

—Claro…—las mejillas de Danna se sonrojan intensamente.—¿Por qué no apareciste en mi vida antes, Erick…?—Pestañeo pero me mantengo en completo silencio.—Realmente me habría encantado conocerte antes, ser amigos, tener largas horas de charlas infinitas, un montón de risas por cosas sin sentido…creo que todo eso hubiese sido totalmente perfecto ¿no crees? Te habría conocido como Erick. Te habría conocido en tu verdadera forma. Me hubiese enamorado de ti y todo sería totalmente perfecto…

—¿Te habrías enamorado de mí…?

—Totalmente.—responde en voz baja.—Igual que ahora…

—¿Te enamoraste de mí aun sabiendo que no vamos a poder estar juntos…?—me atrevo a preguntar. Una pequeña sonrisa comienza a formarse en los labios de Danna.

—Creo que podríamos disfrutar al máximo cada uno de los momentos que nos quedan juntos ¿no crees…?

Asiento débilmente.—Totalmente me encantaría…
 
 
 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top