I


El dolor punzante llegó al pecho de Zzio, su respiración comenzó a agitarse luego de oír aquellas palabras. El líquido que recorría su frente dejó de importarle, lo único que anhelaba en ese preciso momento era escuchar que aquello fue una mala jugada por parte de lo héroes, una broma por haber sido tan inconsciente al interferir en los planes.

Los Todoroki miraban a la muchacha, sin saber qué decir o hacer, pues ella parecía estar perdida y sin color. Natsuo se acercó a su cuñada, tras darse cuenta de que Shouto no haría nada por ella y Fuyumi parecía estar tan perdida como Zzio. Acarició sus violetas cabellos y la dejó llorar en su pecho, hasta que el cansancio la venció y cayó dormida.

Endeavor tomó entre sus brazos al pequeño Tadeo, estaba durmiendo en el sofá mientras su hermana dormía sentada en el suelo, apoyada en el mismo. Recostó al pequeño niño en la habitación de invitados, miró su cabello, era anaranjado y estaba lleno de rulitos pequeños. Le parecía un ser humano tan angelical.

Caminó al salón, donde ahora estaba su hijo menor tratando de acomodar a su novia. Se acercó para ofrecerle ayuda—. Puedes lastimar su cuello, la llevaré a tu cuarto —avisó mientras la alzaba. Shouto suspiró, no quería pelear en ese momento, prefería guardar silencio para no despertar a Zzio, estaba cansada y él lo sabía.

Frotó con delicadeza uno de sus dedos sobre el rostro de su novia, estaba concentrado jugando con las rellenas mejillas de la chica, esperando no despertarla, no sabía cómo actuar, llevaban casi dos años saliendo y aún se le dificultaba expresarle su amor. Pensaba que no estaba hecho para ello, pero juraba que Zzio era lo único que quería en su vida, deseaba hacerla feliz y al mismo tiempo cumplir con sus metas, junto a ella.

Alrededor de ellos solo se oían los gritos de los ciudadanos, atacaban cerca de un jardín infantil. Zzio miró a Todoroki y exclamó—: ¡Es la escuela de Tadeo!

Shouto afirmó su muñeca, negándole el paso—. No vayas, ¡nos dieron órdenes! —La mujer alterada soltó el agarre de su pareja.

—¡Perderlo es lo último que quiero!, ¡es lo único que tengo en mi vida! —Todoroki la vio correr, gruñó frustrado.

Pero no hizo nada, esperó por unos minutos a los héroes, pero ellos aún no llegaban.

Zzio tomó asiento junto a Shouto, él la miró por un segundo y dejó un papel en su asiento, preguntándole cómo estaba, pero ella lo ignoró. Caminó hasta la entrada del salón, Aizawa suspiró dejándola salir sin rechistar, miró a Todoroki, él captó el mensaje y salió con ella.

—Zzio.

—No digas nada, ahora... ahora no quiero escucharte —Shouto pasó la mano por su cabello, intentando relajarse.

—Te dije que no fueras.

—¡Lo sé! —gritó—, maldita sea... lo sé... —sollozó—, arruiné todo. —Zzio tomó asiento en el piso de la azotea —donde había ido seguida por Todoroki—, Shouto la miró de pie, sin saber cómo reaccionar ante el pesar de su novia.

—No es tu culpa —mintió, pero lo hizo descaradamente solo para intentar calmarla. Aun cuando él creía que había sido expresamente culpa de Zzio al haber intervenido y arruinado los planes de los héroes profesionales—, debí insistir más. —Shouto intentó persuadirla, lográndolo por tan solo unos minutos. 

Un poco calmada alzó la vista, viendo la pequeña silueta de su hermano detrás de Todoroki. Su labio tembló, jaló de su cabello gritando. Asustado sin saber qué hacer, al borde del colapso abrazó a su novia, tratando de consolarla y, a su vez, consolarse así mismo.

Todoroki miró el asiento vacío de Zzio, Yaomomo mordió su labio al verlo, frunció el ceño mientras Jirou acariciaba levemente la mano de su adorada amiga. El ambiente era frío, silencioso y deprimente. Nadie sabía cómo habían llegado hasta aquel punto y no querían entenderlo, por miedo a encontrarse con algo más allá de su entendimiento o tolerancia.

—¿Dónde está Zzio-chan? —preguntó Kaminari. Bakugou sintió el frío recorrer su cuerpo y un estremecedor destelló pasó delante de sus ojos que él no había captado. 

—Denki Kaminari, toma asiento —dijo Eraserhead entrando junto a Present Mic, el director Nezu y Midnight.

—¡Lamento la demora! —exclamó Zzio entrando, se espantó al ver a los maestros, corrió a sentarse junto a su pareja. Saludó a Yaoyorozu, amorosamente como solía hacerlo pero no recibió respuesta.

—¿Puedes acompañarme a ver a Tadeo? —preguntó Zzio, contando los pétalos de las rosas blancas que compró por la mañana, tratando de distraer su cabeza.

—No, hoy no puedo —habló de forma tajante. Aquella forma de expresión siempre era dolorosa para Zzio. 

—Está bien, no te preocupes —murmuró yendo a buscar a Bakugou Katsuki. Todoroki guardó silencio, sin saber qué hacer, estaba perdido y aquella relación para él no era más que una bola de estrés dentro del pozo interno que mantenía casi al borde. No la acompañaría, porque no quería lidiar con ella ese día.

—Katsuki, hoy Shouto tampoco me acompañará... —Bakugou la ignoró, estaba cansado de que la novia de su rival llegase a su lado a pedirle ser el reemplazo. Odiaba ser la segunda opción de Zzio, por lo que ese día, tampoco la acompañaría.

—¿No tienes más amigos, inútil? Hoy no iré, ve sola.

—Oh... está bien, no te preocupes. —Zzio caminó hasta Yaoyorozu, esperando con algo de esperanza que ella sí pudiese ir.

—Lo siento —dijo mostrándole su agenda. La de hebras violeta asintió, restándole importancia.

Su corazón se estrujó, el grupo de amistad que le generaba confianza se estaba alejando poco a poco debido a su error y lo entendía, ella misma había perdido a su hermano debido a su estupidez. Sentía que moriría de tristeza en algún momento, pues ni las palabras expresaban lo terrible que se sentía.

Caminó entre los pasillos, saludando a algunos alumnos, aquellos que no se alejaban de ella. Entre ellos saludó a Hitoshi, clase c de cursos generales. Había visto su poder en el festival deportivo de la UA y le parecía alguien asombroso. Se preguntaba si él podría eliminar las penas de su corazón.

—Hola —saludó al joven de grandes ojeras.

—¿Eres la que estropeó todo del curso de héroes?, ¿esa que mató indirectamente a varios niños del jardín de infantes? —preguntó Monoma Neito, interfiriendo en la posible conversación.

—Es de mala educación meterse en conversaciones ajenas, estamos hablando y agradecería que te quitaras de encima. —Shinsou hizo una seña a la joven, ayudándola a salir del pequeño círculo que se formó a su alrededor.

—Gracias —musitó dolida por aquel comentario de Monoma. 

—No es nada.

Caminaron en la misma dirección, sin decir nada—. Voy por este lado —balbuceó.

—Ve con cuidado, si estás sola... estaré en la azotea mañana, no esperaré más de 10 minutos por receso, ah...

—Zzio, soy Zzio... no tengo apellido, solo Zzio.

—Hitoshi, Shinsou Hitoshi.

Sus caminos se separaron, la joven de ojos rosa llegó a la pequeña tumba de su hermanito. Tomó asiento y durmió junto a él un rato, no tenía nada que decir, aún era extraño para ella estar ahí, viendo la pequeña lápida de Tadeo frente a sus ojos. Acarició aquél montón de tierra donde habían juguetes comprados por Endeavor, lloró amargamente durante unos minutos que parecían eternos, preguntándose "¿Por qué él y no ella?".

—Hoy creo que hice un amigo nuevo... es... es lo único que puedo decir hoy, iré a casa, nos vemos mañana. —Zzio caminó hasta un baño de utilidad pública para cambiar su ropa, ahora estaba usando su traje de héroe.

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