Tᴀʟᴋs II | Lilith, musa y creación
Llevo bastante en la plataforma, unos siete años si somos precisos. Tiempo en el que aprendí, evolucioné y perfeccioné mi técnica y estilo, pero si de personajes hablamos, todavía me cuesta construir los complejos, alguien que se sienta real sin caer en demasía, en la fantasía y tampoco en la realidad llegando a rallar la convencionalidad.
Mencioné anteriormente qué Lilith no existía en el argumento inicial e incluso si papel era secundario cuando se incorporó a la historia en los primeros capítulos. Por fortuna, solo mi editora fue testigo de esa improvisada e inexperta primera versión y no queda en la memoria colectiva y mucho menos en Internet.
Empecemos por el principio, volvamos a la primera mitad de 2021, cuando todavía era pandemia, yo me encontraba finalizando la preparatoria y estaba obsesionada con escribir para evadir mis entonces responsabilidades y no volverme loca con tanta presión. Por entonces, solo estaban terminados los primeros dos capítulos, excluyendo las partes donde menciono a Lilith como cuando Aysel recorre sus tatuajes y eso.
Cada personaje está inspirado en alguien que conocía o conocí dentro de ese periodo, exceptuando los personajes que diseñó Honey. Carina está inspirada en una chica que conocí a los 15 años en el primer semestre de preparatoria y con quien llevo una amistad hasta el día de hoy. Ana María es la fusión de la maternidad entre mi madre y mi abuela, y la lista es larga con explicaciones que tal vez algún día daré, pero este no es el post para hacerlo.
¿Quién creó a Lilith? Ella fue diseñada con Honey, a inicios de nuestra amistad, cuando le dije que estaba escribiendo un libro y le pedí un consejo sobre un personaje a crear. Nuestras conversaciones fluyeron más en torno a eso y nuestra amistad se fortaleció mientras la idea de una mafiosa hermosa que estuviera ligada al pasado de la protagonista se extendía.
Al comienzo, Lilith no estaba enamorada de Aysel, ni Ferrara de ella. Pero la idea de convertirlas en amantes fue más atractiva cuando dejamos de pensar en el modelo de su relación como una amistad homoerótica y las vimos como una potencial pareja y para ello, debimos crear una historia de fondo que lo cimentara.
Comenzó a tomar forma cuando Honey la definió como una tatuadora con negocios en México, de origen ruso e involucrada en la misma mafia que Aysel. Para ser sincera, que ella entrara en la historia resolvió muchos huecos argumentales. Romanov, la elección del apellido por mi obsesión con aquella familia imperial rusa y su muerte durante 1917. Lilith tenía que ser, en estricto sentido, un personaje que rompiera con la estética preestablecida del libro, que vagara más en la oscuridad qué en la luz, como parecía hacerlo Aysel. Tenía que ser un personaje absolutamente atractivo y dinámico, alguien que no solo la protagonista amara, sino el propio público lo hiciera.
Pasamos noches largas hablando por teléfono sobre sus situaciones, su historia que nació de la genialidad y el ingenio de Honey, como reaccionaria ante ciertas cosas e incluso hasta como actuaría en relación con los otros personajes. Ella estaba hecha para sembrar discordia entre la protagonista y por entonces la co-prota Elena, pero, ¿alguna vez se han sentido seducidos a tal punto de que lo dejan todo y lo cambian todo por esa sensación? Bueno, eso es justo lo que nos pasó con Lilith. Era un personaje demasiado idílico, atractivo e interesante que dejar de lado todo lo que planee y trabajé por esos meses.
Ese fue el momento donde Lilith triunfó sobre Elena. De alguna manera, Aysel se fue enamorando de ella al tiempo que Honey y yo nos quedábamos embelesadas por la misma Romanov, sin importar lo ficticia que era. Podría parecer un amor planeado, porque lo editamos todo después para que no se sintiera un cambio tan brusco, pero fue inesperado y fresco, como debe de ser el amor real.
Lilith es una musa y una creación, me parece que todos comprendemos las razones por las que Aysel la ama y eso solo es consecuencia de cuanto amamos al personaje al crearlo, al ponerlo en el centro y darle el protagonismo que no podía ser negado.
Lilith Romanov, es entrañable y majestuosa. Me enamoré del personaje cuando la escribía, caí por ella como Aysel y eso transmutó en las letras y los párrafos que ahora leen, fascinados por el mismo encanto que derrumbó a mí.
Malú Santiago.
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