Capítulo 48: Tiempo Limitado

18 de Marzo de 2021 1:19 am, Ciudad de México.

Lilith Romanov Verro.

Romanov llegó a la casa de su novia prácticamente corriendo. Los temores se estaban haciendo realidad y eso con el paso de los minutos provocó que estuviera en un estado nervioso y necesitado que la llevó a dirigirse lo más pronto hacia la casa de Aysel para hablar con ella. Ferrara probablemente estaría durmiendo, pero la gravedad del asunto la obligó a correr escaleras arriba hasta la habitación principal donde la encontró descansando junto a Honey en la cama.

La perrita se levantó de su lugar al sentir su presencia y la pelinegra se acercó hasta la cama para remover el hombro de la chica que descansaba plácidamente tras tomar unas pastillas para dormir. Aysel despertó desconcertada al verla en ese estado, se enderezó sobre la cama cuando Romanov comenzó a hablar a la carrera relatando lo que había escuchado tan rápido que Ferrara apenas si pudo entenderle.

Lilith se consideraba a sí misma una amenaza y una oportunidad, un arma capaz de ocasionar las peores y más crueles tragedias. Ese era el motivo por el que era tan valiosa para Victoria y para cualquiera que solicitara sus servicios.

Considerar que estaban en riesgo a causa de su propia jefa, no era una idea tan descabellada, pues sabían perfectamente que la lealtad con Velazco podía cambiar de un momento para otro, no se podía pronosticar un vínculo permanente que les permitiera vivir una vida tranquila ni mucho menos uno que les permitiera alejarse de ella sin sufrir las consecuencias. Velazco podía ser la razón de su supervivencia o su muerte definitiva.

—Ella tenía razón —dijo mucho más tranquila recostándose sobre el pecho de Aysel en busca de consuelo—. Mis emociones y mis impulsos son lo que me vuelve un arma de doble filo y la mejor prueba de ello fue lo que pasó en Estambul.

Romanov habló con un profundo pesar en su voz siendo consciente de quién era, lo que hizo y lo que podía hacer.

—Soy una amenaza —pronunció—. Incluso para ti.

Lo último les dolió a ambas tan profundamente que Aysel tardó en reaccionar un momento, aumentando la angustia de Lilith. Su prometida la abrazó con cariño sobando su espalda y acariciando su cabello en lo que lograba poner en palabras las emociones atoradas en su garganta.

—Amor —Aysel habló de forma comprensiva—. Independientemente de lo que hayas hecho o puedas hacer, eres una persona. Alguien con sentimientos, inquietudes y dolencias que a veces son imposibles de ignorar. Lilith, no eres un peligro, eres una mujer por la que mataría si tuviera que hacerlo.

—¿Tu amor es tan grande como para ignorar que también te pongo en riesgo? —dijo con los ojos llorosos—. ¿Cómo es que duermes tan tranquila junto a mí?

—No te tengo miedo, Lilith —fue la mejor respuesta que pudo encontrar Aysel—. No tengo por qué tenerlo. Confío en ti y no te veo como una amenaza. Incluso si tu arma me apunta, sé que no me dispararías. Para mí tú no eres una oportunidad o un riesgo, a mis ojos eres la mujer que amo y con la que planeo casarme.

Lilith necesitaba escuchar eso, una y mil veces para asegurarse de que Aysel iba a estar ahí, porque la necesitaba, la quería y la amaba con tal intensidad que temía hacerle daño. Ferrara la abrazó mucho más fuerte permitiéndole derramar unas cuantas lágrimas sobre su pecho para que se desahogara. Romanov estaba en su límite, así que tenía que relajar sus nervios antes de cualquier otra cosa.

—Mírame —pidió la castaña tomando su rostro delicadamente para hacer contacto visual—. Te amo, Lilith. Adoro cada parte de ti, incluso aquellas que no te gustan. Sin importar qué pase a partir de ahora, eso no va a cambiar. Si tengo que repetírtelo un millón de veces, lo haré hasta que te lo grabes. Yo no te veo como una amenaza.

Velazco también tuvo razón en una cosa más, Ferrara era su debilidad, pero más que eso, era el amor de su vida y uno de los motivos principales por los que se levantaba por las mañanas. Lilith quería dejarse cuidar y amar por ella en un futuro pleno y distante a su turbulento presente, sin embargo, temía que su tiempo juntas estuviera limitado por una situación que no estaba en sus manos.

—Todo va a estar bien, cariño —le sonrió de forma comprensible tocando su mejilla—. Haremos que así sea.

Lilith asintió sin la capacidad de decir algo más. Estaba llena de inseguridades de todo tipo que afloraron en el peor de los momentos. La chica a la que pretendía proteger, se acercaba a ella sin miedo, tal vez desde la inocencia o la incredulidad de no ver lo peligrosa que era.

—Ámame siempre —pronunció Lilith—. Porque no quiero que te alejes nunca.

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18 de Marzo de 2021 9:40 am, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

La noche había sido difícil para ambas, principalmente para Lilith que apenas si logró conciliar el sueño después de la conversación que tuvieron. Ferrara permaneció a su lado en todo momento repitiendo las palabras de afirmación que le dijo a su prometida hasta hacerla sentir segura. Lilith se volvió una niña pequeña durante ese par de horas, un vulnerable ser que requería cariño y atención para tener la certeza de que estaba presente, cuidándola y amándola sin importar nada más.

Ferrara veló por su sueño durante el resto de la noche, pendiente a lo que pudiera necesitar su prometida, ya fuera una taza de té o que su abrazo se intensificara para hacerla sentir a salvo. La verdad es que las palabras de Romanov y la forma en que las dijo no habían abandonado su mente, inquietándola.

Al llegar la mañana, Aysel se levantó con cansancio y la necesidad de salir a correr para despejar y aclarar sus ideas. Con pesar, se apartó de Lilith a quien dejó en la cama durmiendo tranquilamente, le dio un beso en la frente y preparó su desayuno para posteriormente salir de su departamento a recorrer algunas cuantas calles mientras escuchaba música en sus audífonos.

Cada una de las cosas que le dijo a su prometida en la madrugada eran verdad, Ferrara no le tenía miedo ni la veía como una amenaza. Aysel la había visto matar golpes a un hombre en un estado desenfrenado y cruel, pero incluso con esa escena presente en su mente, no conseguía sentir ni la mínima pizca de temor por Lilith aunque la chica se considerara a sí misma peligrosa.

Ferrara quería demostrarle con acciones que confiaba en ella hasta el punto en que ponía su vida y la de su familia en sus manos. Deseaba infinitamente encontrar formas de demostrarle a Romanov que la amaba y no le temía a fin de que Lilith también pudiera disfrutar de la certeza de ese hecho para no ser atormentada por sus inseguridades.

Siguió corriendo sin percatarse de la presencia de alguien que la seguía hasta que eventualmente la interceptó en una esquina. Ferrara no dudó ni un segundo en desplegar la navaja de su anillo para ponerla en el cuello de Hugo que la miraba con detenimiento, ligeramente impresionado por la forma en que reaccionó.

—Tranquila, solo estoy aquí para entregarte esto —Hugo levantó un sobre con documentos frente a sus ojos—. Pensé que me ahorrarías el camino a tu casa, Ferrara, y vaya sorpresa que me estoy llevando. Se nota que Lilith te entrenó.

Aysel se relajó. Guardó la navaja de su anillo que siempre llevaba consigo junto con el de compromiso, y escuchó a Hugo mucho más tranquila pero alerta de cualquier movimiento o acción del chico. La castaña nunca confió en él y ahora con lo que sabía por Lilith, desconfiaba mucho más.

—¿Qué es? —cuestionó recibiendo el sobre.

—Un facilitador, cortesía de Victoria para encontrar a Ethan —habló Hugo.

—Pensé que toda la responsabilidad recaía sobre nosotros y nuestro equipo de investigación —comentó Ferrara.

—Sí, pero Victoria quiso cooperar por su cuenta con algunos viejos datos de difícil acceso que les serán de ayuda —explicó Hugo—. Me pidió que les recuerde que tienen que darse prisa, Ethan es un tipo que muy pocas veces permanece quieto.

Aysel no estaba muy segura del contenido del sobre, pero más tarde lo revisaría en compañía de Lilith y el equipo, así que simplemente le agradeció a Hugo y se dio la vuelta con intenciones de irse, pero Estrada la detuvo tomándola de hombro.

—Dale mis saludos a Lilith —dijo con una sonrisa burlona—. Ah, y olvidé darles mis felicitaciones por su compromiso.

—Gracias —contestó Aysel de forma neutral—. Se lo diré.

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18 de Marzo de 2021 5:06 pm, Ciudad de México.

Ana María Ávila.

Durante su juventud, matrimonio y la crianza de sus hijos, jamás pensó que visitar la tumba de Leonardo para llevarle flores, iba a suceder tan pronto. La vida la sorprendió de muchas maneras en el último año, provocando que su estabilidad se tambaleara seriamente a pesar de contar con el apoyo de sus seres queridos. Nuevos rostros aparecieron y otros cuantos se fueron olvidando, así era como el tiempo transcurría, impredecible y sutil, como un asesino silencioso que conduce a la muerte.

Ana María se deshizo de sus escoltas para gozar de la privacidad del cementerio por algunos minutos. La mujer deseaba reservar para ella misma un momento en privado en el que se permitió flaquear sin que nadie fuera testigo de ello. Mantenerse fuerte continuamente ya estaba pasándole factura, pues en el fondo deseaba ser un poco más vulnerable y demostrar esa faceta suya con mucha más frecuencia, pero, por más que lo intentaba, no lo conseguía.

Los años de ser la mujer fuerte, decidida y audaz de la familia, habían dejado marcas imborrables en su personalidad y su forma de vivir por lo que olvidar los viejos e incluso malos hábitos sería todo un reto para ella.

Depositó el ramo de flores sobre la lápida de cemento con el nombre de su exesposo grabado junto con su fecha de nacimiento y el día en que murió. Leonardo no había sido el mejor de los esposos ni de los padres, cometió varios errores que dejaron marca en su familia, sin embargo, Ana María todavía guardaba respeto por su memoria, aunque tuviera emociones que entraran en conflicto.

—Es una agradable tarde para una corta visita —escuchó una voz femenina a sus espaldas que la hizo darse la vuelta para encontrarse con una mujer de cabello y ojos oscuros de mediana edad—. Usted debe de ser la viuda de Leonardo.

—No como tal. Hace tiempo nos divorciamos así que no me gusta considerarme con ese título —contestó cortésmente—. ¿Y usted es...?

—Victoria Velazco —pronunció la mujer extendiendo su mano en su dirección—. Antigua socia de Leonardo.

Ana María correspondió al apretón de manos haciendo memoria para lograr ubicar a la mujer frente a ella, pero su nombre y su rostro no le eran ni remotamente conocidos.

—Un gusto, soy Ana María —dijo—. Me temo que no había escuchado con anterioridad su nombre. No recuerdo que él la mencionara en algún momento.

—Supongo que se debe a que nuestros negocios estaban particularmente fuera de lo usual —respondió Victoria de un modo que le pareció raro a Ana María.

Velazco llevaba consigo un ramo de flores que, al igual que Ana María momentos antes, dejó sobre la tumba de Ferrara.

—Lamento que nos hayamos tenido que conocer en estas circunstancias —habló Velazco—. Mi más sentido pésame para usted y su familia, señora.

—Gracias —contestó Ana María sin muchos ánimos de continuar con su pequeña conversación—. Ha sido difícil, pero lo estamos llevando lo mejor que podemos.

—Lo sé —comentó Victoria—. También tengo el placer de conocer a su hija, Aysel. Supe de la muerte de Leonardo por ella.

Ana María se desconcertó mucho más al enterarse de que Ferrara conocía a esa mujer tan misteriosa que actuaba de manera neutral aunque se sentía como una depredadora acechando.

—En el tiempo en que conocí a Leonardo, él fue un hábil socio y buen ejemplo a seguir —sus palabras no se percibieron para nada auténticas—. Aunque no estoy segura de si pueda decir lo mismo de su papel como padre y esposo.

—Ojalá hubiera sido tan extraordinario como en los negocios, pero no lo fue —contestó la mujer mayor.

—Ya veo —Victoria se enderezó en una pose recta—. Fue un gusto conocerla, señora Ávila. Envíele mis saludos a Aysel y le deseo una pronta resignación a su familia por su pérdida.

La mujer de tez morena no recordaba haberle dicho su apellido, pero no tuvo la oportunidad de decir algo al respecto porque Velazco se marchó sin más, dejándola nuevamente a solas frente a la tumba llena de dudas, entre las cuales destacaba el cómo Aysel la conocía. Ana María le restó importancia, ya tendría la oportunidad para preguntarle al respecto a su hija, así que simplemente se fue en dirección al transporte donde aguardaban sus escoltas para llevarla a casa.

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18 de Marzo de 2021 7:10 pm, Ciudad de México.

Carina Robbins.

Dmitry y ella disimularon lo mejor que pudieron que no se encontraban ni en la casa de Carina ni en la residencia de Lilith donde Dmitry vivía cada vez que estaba en México. Delante de los ojos de Leopold que los observaba por una pantalla, los dos estaban tomando unas vacaciones en lugar de estar en una propiedad de seguridad. El empresario padre de la modelo no tenía que enterarse de los riesgos bajo los cuales estuvieron tanto su hija como su yerno, preferentemente porque era un tema delicado que no involucraba a la pareja en una situación que no le correspondía.

Afortunadamente para la pelirroja y el rubio, Leopold estaba mucho más interesado en mostrarles los regalos que compró para su futuro nieto o nieta que en saber donde se encontraban. El señor Robbins les mostró un par de juguetes y peluches que compró pensando en su rol como abuelo, pues él planeaba estar muy presente en la vida de su nieto para consentirlo todo lo que pudiera.

Carina se enterneció por la manera en que su padre se interesaba en el tema mientras que Dmitry sonreía alegre de que su suegro lo llamara futuro papá cada vez que se dirigía a él.

(Conversación en inglés).

Por cierto. ¿Ya han pensado en cómo quieren que sea su boda? —interrogó el hombre.

Dmitry y yo tomamos la decisión de que sea después del nacimiento del bebé, queremos enfocarnos en el embarazo por el momento —contestó Carina respaldada por Kozlov que asintió a sus palabras.

Me parece perfecto, justo hablaba con tu madre de programar una reunión entre nuestras familias para conocernos un poco más —comentó Leopold.

Dmitry se tensó al escuchar la propuesta de su suegro. Carina se dio cuenta, por lo que disimuladamente tomó su mano para transmitirle su apoyo.

Anna sugirió que nos reunamos en Rusia. Tengo entendido que ha estado en contacto con tu madre, Dmitry —Leopold se dirigió a Kozlov.

Sí, algo así me dijo también —contestó DM no muy animado—. No tenía idea de que contemplaron la posibilidad de un viaje a Rusia.

—Claro. Nos encantaría conocer a tu padre, Rustam Kozlov —dijo el señor Robbins.

El solo nombre de su padre provocó una reacción mucho mayor en Dmitry. Carina sabía que Kozlov no estaba listo para reunirse con su padre todavía por lo que cambió el rumbo de la conversación con su padre dándole un respiro a su novio, que se apartó un par de minutos con la excusa de que Boris necesitaba ir al baño, por lo que lo sacaría al hacer sus necesidades.

A su regreso, Carina ya había terminado la videollamada con su padre, así que se levantó del sofá para abrazar a su prometido quien terminó que quitarle la correa a Boris para que el perrito anduviera libremente por la estancia.

—¿Estás bien? —cuestionó Robbins—. Sigues tenso.

—Sí. Es solo que lo que dijo tu padre me dejó pensando —contestó Dmitry.

—¿En qué?

—En que es momento de reunirme con mi padre. Tarde o temprano tiene que pasar ¿No?. Mejor que sea temprano que tarde, así no prolongamos la agonía —DM intentó ser gracioso, pero no pudo serlo.

La modelo besó su mejilla y lo abrazó con mucha más intensidad acariciando su espalda para relajarlo.

—No tienes que hacerlo si no estás listo —habló la chica en un tono comprensivo—. Sin presiones, aún hay mucho tiempo.

—Pero tu padre dijo que...

—A mí me importas más tú que lo que dijo mi padre —soltó—. Mi prioridad eres tú y cómo te sientes, lo demás no importa tanto.

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19 de Marzo de 2021 8:00 am, Londres Reino Unido.

Lilith Romanov Verro.

La información entregada por Hugo a su prometida acortó su descanso planeado considerablemente. A pesar de que les facilitó conocer sobre la relación de Ethan con Victoria como su aparente alianza durante más de diez años, los datos recientes sobre sus movimientos las llevaron tomar un vuelo hacia Londres, en Reino Unido para seguir sus pasos de cerca.

Por sus informantes y la corta investigación que iniciaron desde el primer momento en que pisaron suelo inglés, sabían que Ethan se encontraba en la ciudad con planes de asistir a un banquete organizado por miembros de la nobleza británica al cual se infiltrarían. La sola tarea involucraba mucha planeación, pero tuvo que ser dejada de lado por la urgencia de encontrarlo antes de volver a perderle el rastro y el banquete era una oportunidad muy buena para ello.

Romanov se ocupó desempacando en su habitación mientras que su prometida se hacía cargo de conseguir un acceso para ambas al banquete de forma en que no se viera tan sospechosa su llegada. Aysel la priorizó por encima del trabajo haciéndose cargo de algunas de las labores asignadas a Lilith para permitirle relajarse y tomar todo con mucha más calma desde lo ocurrido con Victoria y Hugo. Ferrara estaba preocupada por ella y Lilith entendía su preocupación aunque había logrado retomar el control de sus inseguridades.

Con honestidad podía admitir que la presión sacaba a la luz lo peor de ella, desde su carácter hasta todas aquellas grandes y pequeñas inquietudes que poseía tuvieran que ver estas o no con lo que estaba pasando. Mientras la pelinegra terminaba de acomodar sus prendas dentro del closet de la habitación, su teléfono atrajo su atención por lo que fue hasta la cama para tomarlo y contestar la llamada de su padre.

Gavrel inició la conversación de forma usual, con un saludo no tan cariñoso y preguntándole cómo se encontraba. Lilith respondió sin muchos ánimos de hablar con él, sin embargo, la conversación distaba de ser completamente banal, pues el hombre no perdió demasiado el tiempo y fue directo al punto.

(Conversación en ruso).

Te llamé porque hay una cuestión muy importante que tenemos que tratar, hija —pronunció.

Dime, te escucho —contestó la pelinegra con naturalidad sentándose en el borde de la cama para estar más cómoda.

Es necesario que comencemos a organizar los detalles de una reunión para anunciar tu compromiso ante los conocidos y amigos de la familia —dijo Gavrel con seguridad—. A pesar de que tu relación no se apega al modelo normal de una familia, trataremos de ajustarnos lo más que podamos a las tradiciones familiares para la organización de su boda.

Desde el instante en que su padre utilizó la palabra "normal" la molestia de Lilith apareció. No le agradaba en lo absoluto que su padre considerara de esa forma su relación con Aysel juzgándola desde su perspectiva tradicional y anticuada que sentaba sus bases en principios retrógradas que sólo conseguían ponerla más en oposición con las ideologías de sus padres.

No —pronunció Lilith directamente—. No quiero que influyas en mi boda y mucho menos en mi relación con mi prometida.

Lilith, no estás siendo razonable. Eres una Romanov y debes comportarte como tal —Gavrel alzó la voz.

Soy una Romanov y soy tu hija, pero no significa que te dejaré tomar decisiones por mí cuando se trata de mi vida y mi matrimonio. Además, en este momento estoy demasiado ocupada como para pensar siquiera en ello —lo confrontó sin temor alguno.

Nunca me habías hablado así —comentó su padre estupefacto.

Las cosas y las personas cambian, padre —pronunció Lilith—. Deberías pensar en eso.

Tras decir aquello, se despidió de manera cortante y colgó la llamada sin darle la oportunidad de responder. Lilith del pasado no se hubiera atrevido a levantarle la voz o estar en desacuerdo con él, pero Lilith del presente era una chica diferente que despreciaba por completo que las personas quisieran tomar decisiones por su cuenta, sobre todo cuando se trataba de algo tan importante para ella como su futuro matrimonio.

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19 de Marzo de 2021 5:00 pm, Londres Reino Unido.

Aysel Ferrara Ávila.

No creyó que sería tan difícil cubrir sus tatuajes visibles para asistir al banquete de esa noche con el atuendo que tenía planeado, pero estaba muy equivocada. Ferrara comenzó a sentirse frustrada a pesar de que ya estaba por terminar de cubrir el tatuaje que se ubicaba a lo largo de su brazo, para entonces ya se había encargado del de su espalda, clavícula y cuello que eran imperceptibles por la cantidad de productos que tuvo que usar para ocultarlos porque no quería ser reconocida en el banquete de esa noche y los tatuajes la ponían en ese riesgo.

¿Cómo era que Lilith podía hacer eso continuamente sin ayuda? Aysel llevaba poco más de tres horas en eso y Romanov solía tardar el mismo tiempo, pero ella poseía muchos más tatuajes en zonas evidentemente visibles como su rostro. Mientras pensaba en la práctica de su novia o su talento para hacer y cubrir tatuajes, Lilith entró a la habitación.

—Oye, amor. ¿Has visto mis...? —Romanov detuvo sus palabras al verla usar un vestido largo con un escote que dejaba a la vista parte de su espalda, hombros, clavículas y pecho.

—¿Qué buscas? —preguntó Aysel volteando a verla después de cubrir el tatuaje de su mano.

Romanov seguía sin palabras y con toda razón. Jamás en todo el tiempo en que la conocía la había visto utilizar un vestido. En citas eventos formales y para trabajar Aysel usualmente ocupaba trajes por lo que la imagen que tenía frente a ella en ese momento era completamente nueva y le encantaba por lo bien que se veía.

—Estaba buscando mis aretes, pero encontré algo mejor —habló de forma coqueta saliendo de su trance para acercarse.

Lilith se sentó a su lado en el taburete rectangular frente al tocador de la habitación. Aysel la observó detenidamente sin saber exactamente sus intenciones hasta que Romanov la tocó delicadamente paseando la punta de sus dedos por su espalda descubierta.

—Hiciste un buen trabajo con el maquillaje, pero el vestido va a provocar las fantasías de los invitados de esta noche —pronunció Lilith en un tono bajo—. Incluyéndome.

—¿Me veo bien? —preguntó Ferrara con una sonrisa coqueta.

—Tan hermosa que estoy preguntándome si hay tiempo suficiente para quedarnos en la habitación un rato —contestó Lilith dejando un beso suave en su hombro.

—Lilith, tenemos trabajo —Aysel se resistió a ella.

—Desgraciadamente —objetó Romanov—. Aunque eso no me quita las ganas de pasear contigo vestida así mientras le digo al mundo entero que serás mi esposa.

—Bueno, sí quieres puedes hacerlo durante el banquete —dijo Aysel—. Hablando de eso, ¿Me ayudas a subir el cierre?

Lilith aceptó. La castaña se puso de pie frente al espejo admirándose a sí misma, ciertamente se veía preciosa por lo que consideraría renovar su closet en un futuro con prendas como vestidos o faldas que le permitieran lucir su figura como lo hacía ese vestido. Su prometida se colocó a sus espaldas frente al espejo y subió el cierre ubicado en la parte trasera de la prenda de manera lenta, disfrutando de la vista y de tocarla.

Sin embargo, Lilith no se apartó cuando el cierre estuvo arriba, dibujó con la punta de sus dedos una línea en su piel al descubierto que hizo que la superficie se erizara por el contacto. Aysel estaba receptiva a su decidido y seductor toque que solo aumentó la tensión existente entre ambas cuando Romanov dejó un beso en su espalda muy cerca de su cuello.

—Hey, mantente tranquila porque tenemos que irnos en menos de una hora —dijo la castaña con una sonrisa mirando su reflejo a través del espejo.

Lilith no respondió, sus ojos estaban perdidos en ella y sus sentidos adormecidos por el olor de su perfume que podía percibir de cerca por estar a centímetros de su cuerpo. La abrazó por la espalda respirando su olor directamente de su cuello haciéndole cosquillas con sus pestañas.

—No sé cómo voy a permanecer tranquila teniéndote así —susurró la pelinegra—. Eres una diosa.

—Por eso voy a casarme con una. Escucha, si te comportas, prometo recompensarte después —ofreció Aysel—. Ahora ve a cambiarte, se nos hace tarde.

Apenas Aysel había terminado de hablar Romanov ya estaba haciéndole caso y dirigiéndose al closet para cambiarse lo más rápido posible. Si quería esa recompensa, no perdería ni un solo minuto.

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19 de Marzo de 2021 6:50 pm, Londres Reino Unido.

Lilith Romanov Verro.

La pelinegra no podía apartar la mirada de su prometida mientras viajaban en el auto conducido por Matías con dirección a una residencia donde tendría lugar el lujoso banquete, al que consiguieron una invitación a través de pagos y engaños con uno que otro involucrado con el anfitrión de esa noche. Lilith estaba más concentrada en imaginar escenarios eróticos con la chica frente a ella que en trayecto que estaban recorriendo.

—No puedo concentrarme si me estás comiendo con la mirada, cariño —pronunció Aysel cómodamente sentada frente a ella.

—Estamos a mano considerando que tus ojos se han posado en mi escote más de 5 veces en los últimos diez minutos —contestó Lilith sonriendo.

Aysel sonrió. Romanov la había descubierto. La tensión entre ambas desde que salieron del hotel únicamente había ido en aumento, pues, se provocaban mutuamente probándose para ver quién caería primero. Era su forma de matar el tiempo en lo que llegaban a su destino, una residencia perteneciente a un miembro de la nobleza británica que organizó una exclusiva cena en la que el protocolo no era tan rígido y los asistentes no eran todos conocidos por ser aristócratas.

Cuando el auto se detuvo, Matías bajó de él para abrirles la puerta a ambas mujeres aparentando ser su chófer personal. Aysel salió primero ofreciendo su mano para ayudar a salir a Lilith quien en esa ocasión usaba un largo vestido color vino con un atractivo escote en el pecho y la espalda. Romanov no tardó en esconder sus tatuajes y en disimular cualquier rasgo que facilitara su identificación. Las dos lucían hermosas por lo que no fue raro que llamaran la atención de los demás asistentes en cuanto se dirigieron hacia la entrada.

A pesar de que se encontraban ahí por trabajo, ninguna de las dos dejó de usar su anillo de compromiso y, en el caso de Aysel, el anillo que le obsequió Lilith que contenía en su interior una pequeña navaja. Estaban armadas con cuchillos y armas de fuego hábilmente disimulados en el contenido de sus bolsos y los pliegues de sus vestidos haciendo prácticamente imperceptibles las armas.

Sumado a todo esto, contaban con diminutos comunicadores vinculados a Lorena para poder escucharla y coordinar toda la operación de manera discreta. Estaban preparadas para lo que fuera, incluso para las personas que se les acercaron con todas las intenciones de saber sus nombres y contactos a lo que ellas declinaron amablemente apartándose de todos los presentes.

—Eres bastante popular hoy —comentó Lilith al lado de su prometida.

—Somos —corrigió Aysel.

—Sí. Pero en especial tú, no sabía que los hombres también se te acercaban —respondió Lilith con una pizca de celos en su voz.

—¿Celosa? —preguntó Aysel divertida—. No pretendo robarte la atención masculina, es algo que no me interesa.

—Ah, ¿Entonces no tienes ningún tipo de oposición con la atención femenina? —Lilith solo prestó atención a ese detalle.

—Solo si es la tuya —contestó Aysel—. Fuera de eso, no me importa.

—Si, claro.

—Lamento mucho interrumpir su conversación, chicas, pero creo que Ethan está dentro del edificio —escucharon la voz de Lorena a través de los pequeños audífonos en sus oídos.

Aysel y Lilith se concentraron dejando de lado su charla.

—¿En qué parte? —cuestionó Lilith.

—Segundo piso, tercera puerta a la derecha —confirmó Lorena—. Según los planos de la casa esa debería de ser el estudio.

—De acuerdo, vamos para allá.

Se dirigieron por el salón hasta el pasillo para posteriormente subir la escalera cuidando que nadie del personal las viera. Las cámaras no importaban, pues Lorena se había encargado de manipularlas desde el momento de su llegada.

—Entonces —habló Lilith caminando al lado de la castaña por el amplio corredor—. ¿Te gusta la atención femenina?

Romanov no iba a dejar morir el tema hasta que escuchara de la boca de Aysel lo que quería.

—Me gusta tu atención —respondió Ferrara.

—Eso no dijiste hace rato —objetó Lilith.

—Lilith —la castaña tomó su mano deteniendo su andar y la sostuvo por los hombros obligándola a mirarla—. Me gustas tú y si quiero tener la atención y las fantasías de alguien en este planeta, definitivamente son las tuyas. Soy tu prometida, te pertenezco de todas las formas posibles.

Romanov sonrió al escuchar esas palabras salir de la boca de Ferrara. Satisfecha con su respuesta, besó sus labios.

—Ya sé —dijo—. Solamente quería que lo dijeras en voz alta.

La pelinegra retomó su andar con naturalidad, seguida de Aysel que tardó en reaccionar un momento. Llegaron hasta el final del pasillo y abrieron la tercera puerta como indicó Lorena. Sorprendentemente, esta no estaba bloqueada, así que accedieron al interior cautelosamente apuntando con sus armas con la suposición de que Ethan estaba dentro, pero no era así.

—Vacío —pronunció Aysel bajando su arma.

—Se supone que estaba ahí, el localizador lo ubica dentro del cuarto —explicó Lorena.

—Tal vez en el piso de arriba o en el de abajo —sugirió Lilith.

—No. En la pantalla aparece que está a metros de ustedes —especificó Lorena—. De hecho, está a diez pasos de Ferrara.

La pareja se miró desconcertada porque a esa distancia solo se encontraba el escritorio del estudio. La castaña avanzó los diez pasos indicados topándose el escritorio, comenzó a buscar entre los cajones y los objetos sobre la superficie encontrando el rastreador oculto en un compartimiento junto con una nota y un cronómetro con el tiempo limitado.

—¿Qué es eso? ¿Qué dice? —cuestionó Romanov con curiosidad.

—Es el localizador y un cronómetro —Aysel le mostró los objetos y luego la nota—. Tiempo limitado.

—Maldición —pronunció Lilith al percatarse de que cayeron en una trampa—. Lorena, solo está el localizador, Ethan se dio cuenta.

La chica no respondió, solo escuchó silencio y luego interferencia. Perdieron toda comunicación con ella en cuestión de segundos, pero ese era el menor de sus problemas, ya que la alarma se detonó y los sistemas de seguridad comenzaron a sellar las salidas y evacuar a los invitados. Ferrara tomó la nota y el cronómetro para intentar salir junto con Lilith.

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19 de Marzo de 2021 8:20 pm, Londres Reino Unido.

Aysel Ferrara Ávila.

Perdieron la cuenta de las veces que tuvieron que recargar para seguir disparando en contra de los elementos de seguridad que pretendían capturarlas. Se estaban quedando sin municiones y la idea de recibir un balazo para degollar a sus enemigos no era una opción, lo más sensato en ese momento fue subir hasta la azotea y escapar por el tejado hasta la propiedad contigua.

Corrieron por el techo con el riesgo de resbalar por la humedad presente en la superficie, resultado de una ligera lluvia acontecida durante la tarde. Lilith llevaba la delantera por lo que fue la encargada de cubrirla cuando bajaron del tejado para meterse por una ventana al conjunto de departamentos aledaños. Afortunadamente, el sitio al que entraron estaba vacío por lo que ya no tuvieron que preocuparse por no ser vistas.

—¿Estás bien? —preguntó Ferrara con la respiración agitada observando a su prometida en las mismas condiciones.

—Esto no era lo que tenía en mente para pasar la noche, pero sí estoy bien —contestó Romanov reponiéndose—. Hay que llamar al equipo. ¿Tienes tu comunicador? Perdí el mío mientras recargaba.

Aysel asintió, sacó el aparato de su ropa y se lo entregó a Lilith que trató de restablecer la conexión pero falló continuamente. En lo que ella trataba de llamar al equipo, Aysel se dispuso a observar con detenimiento la nota y el cronómetro, el tiempo seguía corriendo y no tenían la menor idea de lo que significaba. Tal vez podría ser un explosivo o algo por lo parecido, sin embargo, no cumplía con las características para serlo, únicamente era un cronómetro con el tiempo corriendo sin que pudieran pararlo.

—¿Qué crees que signifique? —preguntó Ferrara acercándose a Lilith.

—No sé. Puede ser lo que sea —contestó Romanov—. ¿Fue lo único que encontraste?

—Sí. Justo después perdimos contacto con Lorena —explicó Ferrara—. No puedo creer que caímos en una trampa, estábamos tan cerca...

—Bueno, la verdad no esperaba que fuera tan fácil —comentó Lilith—. No creo que Ethan se descuide tanto y lo que pasó hoy es la prueba de ello.

Antes de que Aysel pudiera contestar a las palabras de su prometida, el comunicador retomó su conexión. Las voces alteradas de Matías y Madelayne se escucharon claramente atrayendo la atención de la pareja.

—¿Siguen ahí chicas? Contesten, somos nosotros —dijo Matías—. ¿Nos escuchan?

—Sí. Los escuchamos bien —contestó Lilith.

—Lorena fue secuestrada —Madelayne fue la encargada de dar las malas noticias que helaron la sangre de la pareja—. Justo cuando perdimos comunicación con ella, alguien entró al vehículo de control, sedaron a Inés y se llevaron a Lorena.

—Dejaron una nota y un cronómetro en su lugar —explicó Matías.

Ahora todo cobraba sentido. Ferrara miró los objetos en sus manos al igual que Lilith alertadas al darse cuenta del verdadero riesgo en el que estaban.

—¿Qué dice la nota? —preguntó Ferrara.

—Es como una pista, un acertijo. No logro entenderlo. El cronómetro sigue corriendo y no puedo detenerlo. Aún quedan menos de cuatro o tres horas —explicó nervioso.

Ambos cronómetros estaban sincronizados. Eso solo podía significar una cosa y a ninguna de las dos les gustaba. Tendrían que buscar a Lorena siguiendo el juego de Ethan antes de que se acabara el tiempo y ese hecho significaba ponerse en mucho más riesgo del que ya estaban.

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19 de Marzo de 2021 11:03 pm, Londres Reino Unido.

Lilith Romanov Verro.

El vapor tibio salía de sus labios, intentando regular su respiración después de correr por todo Londres en busca de Lorena, siguiendo las pistas y acertijos que le parecían absurdos, pues detestaba sentirse como una pieza en un tablero de juego. Odió infinitamente estar jugando contra reloj con la posibilidad latente de que la chica estuviera muerta y solo se estuvieran dirigiendo a otra trampa que podría costarles la vida.

Aysel, Madelayne y ella se dividieron mientras que Matías cuidaba de Inés en lo que despertaba. Las circunstancias jugaban en su contra y la única opción disponible fue formar parte del juego de Ethan tomando riesgos que no debían a fin de hallar a la chica que formaba parte de su equipo. Finalmente, llegaron a la ubicación marcada en el último de los acertijos, el tiempo estaba por acabarse por lo que optaron por verificar el edificio por separado.

Lilith avanzó por su cuenta siendo consciente de los pocos minutos de los que disponía porque llevaba uno de los cronómetros consigo. No hubo necesidad de desperdiciar ni una sola bala porque todo estaba despejado, algo raro considerando el peligro en el que estuvieron horas antes.

Apenas si hubo tiempo para que su prometida y ella se cambiaran y armaran nuevamente para salir en búsqueda de Lorena con la presión a tope y el tiempo limitado. No hacía falta decir que su prioridad principal era encontrarla por encima de Ethan de quien tenían planeado encargarse después. El sonido del fin del tiempo irrumpió con el imperante silencio de la habitación, sumándose a este, un mecanismo se activó despertando el instinto de Lilith que fue a la zona donde escuchó los ruidos mecánicos.

Amordazada, atada de manos y piernas a una silla al borde de la piscina existente frente a ella, Lorena fue empujada de golpe hacia el agua hundiéndose rápidamente por el peso de la silla de metal y otros objetos inherentes a esta que provocaron que rápidamente llegará al fondo. Romanov reaccionó inmediatamente comunicándose con Mads y Aysel a través del radio que llevaba consigo para después correr y lanzarse a la piscina para sacar a Lorena.

La primera en llegar hasta su ubicación fue Ferrara, quien se unió a ella tratando juntas de zafar el resto de peso que anclaba a la desesperada chica al fondo. Lorena se removió inquieta intentando liberarse mientras la castaña y Lilith hacían una esfuerzo por sacarla del agua. No fue hasta que Madelayne llegó que lograron liberarla y llevarla hasta la superficie.

Muñoz tosió violentamente sacando el agua de sus pulmones ayudada por su hermana mientras la pareja se veía mutuamente aliviada de haber llegado a tiempo previniendo que la joven se ahogara. Empapada, asustada y temblando, Lorena habló.

—Estuvo aquí —pronunció con la voz débil—. Y me dio esto para ustedes.

Lorena mostró con el pulso tembloroso una pequeña placa metálica como la que encontraron en el cuerpo de Leonardo, la diferencia era que el grabado de esta era distinto, pues decía innocens.

—Inocente —tradujo Aysel del latín.

—Quiere que lo encontremos —pronunció la chica—. Está desesperado porque lo hagamos.

—Y eso es lo que haremos —declaró Lilith—. Vámonos, tenemos trabajo pendiente.

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20 de Marzo de 2021 1:43 am, Londres Reino Unido.

Aysel Ferrara Ávila.

Lorena era atendida por su hermana Inés que para cuando llegaron al lugar donde se hospedaban ya había recobrado la conciencia. Muñoz lucía tranquila a pesar de tener algunos rasguños resultado de las ataduras y la caída, las secuelas psicológicas serían mayores, pero Aysel confiaba en que llegaría a superarlas algún día o al menos eso deseaba para la pobre chica.

Ferrara se dirigió a cambiarse de ropa al igual que Madelayne y Lilith, pues también quedaron empapadas y el frío de la madrugada inglesa no las ayudaba en lo absoluto. Preferían seguir investigando con ropa cálida y seca que congelarse. Matías y Mads se enfocaron en seguir rastreando a Ethan en lo que Lilith se ocupó de cargar todas sus armas y secar sus pertenencias.

A pesar de que el rescate de Lorena resultó bien, el trabajo estaba lejos de acabar para todo el equipo y para ellas. No iban a descansar hasta dar con Ethan Dávila. La castaña se aproximó a Lorena sentándose a su lado para conversar con ella sobre su estado y todo lo que pudiera recordar de su secuestro.

—¿Puedes continuar con tus labores? —cuestionó Ferrara para asegurarse de si podía contar con su apoyo o no—. No hay problema si necesitas ir a descansar.

—Sí. Puedo hacerlo —contestó inmediatamente—. Estoy bien y ustedes me necesitan, es mejor que me ponga a trabajar, ya después descansaré.

—Vale. Si quieres parar en cualquier momento, puedes hacerlo —habló Aysel de forma comprensiva antes de que la chica abandonara la habitación para unirse a sus hermanos en la búsqueda.

Ferrara se quedó observando la placa entre sus manos que Lorena le entregó cuando la encontraron. Era idéntica a la que encontró en el cuerpo de su padre y eso confirmaba el modus operandi de Ethan asociándolo a su muerte. Decidida a compartir esa información con la detective, fue por su teléfono y digitó en la pantalla su número de contacto para marcarlo.

La conversación fue directa, no explicó demasiado acerca de lo que estaba haciendo o porque lo estaba haciendo, solo mencionó el detalle de la placa.

—Eso confirma lo que ya sabíamos, pero sigue sin haber un motivo suficientemente sólido para que lo matara —objetó Maya.

—Aún sigo pensando en eso, estoy cerca de encontrarlo y poder averiguar toda la verdad —respondió Ferrara.

—¿Cómo es que...?

—Eso no importa —la interrumpió—. Seguiremos en contacto.

La chica colgó la llamada antes de que la detective pudiera indagar más al respecto, lo último que necesitaba era que Maya siguiera sus pasos y averiguara quién era y lo que hacía. Mientras pensaba en eso, Lilith apareció en la entrada de la habitación mirándola fijamente.

—Tenemos su ubicación —pronunció con seguridad—. Vine por ti, es hora de irnos y eliminar a ese maldito de una vez por todas.

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