Capítulo 47: Primer Contacto
16 de Marzo de 2021 3:23 am, Ciudad de México.
Aysel Ferrara Ávila.
Irrumpir en la casa de una agente federal para hablar con ella no fue el más preparado de sus planes, sin embargo, resultó mejor de lo que esperaba. La detective tardó en llegar varias horas en las que Aysel aprovechó para recorrer el pequeño departamento de soltera de arriba abajo identificando los puntos de oportunidad de la detective en caso de que quisiera atacarla.
Ferrara detectó en cuestión de minutos sus posibles escondites, una navaja debajo de la mesa de la lámpara de la entrada, un arma cargada debajo del sofá y una alarma en uno de los cajones de la cómoda junto a la televisión que Aysel desconectó sin esfuerzo. Su convivencia con Lilith la llevó a aprender varias cosas, entre ellas, como meterte a un lugar sin ser descubierta.
Recordar a su prometida le sacó una sonrisa de oreja a oreja en la cara, pues no podía olvidar la forma tan linda en la que la trató el resto de la tarde y también su faceta protectora que por poco le prohibió volver a salir esa noche para hacerse cargo del asunto de la detective. Lilith aceptó dejarla ir con la condición de que pasaría por ella en la mañana para que la acompañara a recoger a Honey al veterinario.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de las llaves abriendo la cerradura de la puerta. Aysel se ocultó en la oscuridad detrás de la pared que dividía la cocina del recibidor y preparó su arma por si tenía que disparar en un caso desesperado.
Maya, la detective, llegó a su departamento cansada, dejó caer al suelo las cosas que llevaba consigo y puso su abrigo en el perchero. Desde su posición Ferrara notaba que no había sido un buen día para la detective, pues no solo llegó 3 horas tarde a dormir, también se escuchaba agotada.
Maya intentó encender la luz, pero se dio cuenta de que algo andaba mal cuando esta no encendió. En una rápida mirada por su departamento a oscuras, su sentido de alerta se encendió obligándola a tomar su arma de su pantalón y quitar el seguro.
—No es muy inteligente meterse a la casa de una agente federal —habló la mujer tratando de llegar a pasos cortos hasta donde se ubicaba la alarma—. Podrías meterte en problemas serios.
—No cuando solo estás aquí para hablar —contestó Aysel desde su posición indecisa de sí alguien como Maya podría reconocer su voz a pesar de que únicamente hablaron en una ocasión.
La detective maldijo en su interior al darse cuenta de que la alarma estaba desconectada. Al parecer no reconoció la voz de Ferrara cuando la escuchó.
—Entonces no había necesidad de desconectar la alarma —pronunció apuntando a todas partes para localizarla.
—Usted tomó sus medidas, yo las mías —contestó Aysel—. Aunque las suyas fueron muy fáciles de encontrar.
—¿Quién es y qué es lo que quiere? —Maya fue directo al grano—. Le dispararé dependiendo de Su respuesta.
—Tranquila, nadie le está apuntando a usted —Aysel se asomó ligeramente dejando a la vista su perfil—. Como dije antes, solamente estoy aquí para hablar de algo que usted y yo tenemos en común. ¿Por qué no baja el arma, se sienta un rato y me escuchas?
—¿Qué me da la garantía de que no me matará en cuanto lo haga? Ni siquiera sé quién es —habló Maya—. ¿Por qué debería de confiar en usted?
—Porque estoy aquí en nombre de Hermes —Aysel se cansó de tontear.
La expresión defensiva de Gómez cambió al escuchar aquello.
—¿Él la envió? —preguntó bajando el arma.
—No, en realidad —contestó—. Murió. Hace un par de días.
—Oh... eso explica por qué no llegó a la reunión en que nos conoceríamos —dijo Maya cayendo en cuenta de la situación—. ¿Cómo está usted relacionada con él?
—Esa es la misma pregunta que yo le hago —respondió Ferrara.
—Usted responda primero, yo pregunté.
Aysel soltó un suspiro pesado. Maya creyó que saldría a la luz, pero la castaña permaneció en su posición.
—No puedo decir mucho, pero fue un vínculo bastante cercano —confirmó Ferrara—. Por eso me interesa saber cómo es que lo conoció, usted puede ayudarme a llegar a la persona que lo mató.
—¿Qué tipo de vínculo hubo entre Hermes y usted? ¿Trabajo, lealtad, sangre...? —Maya quería indagar mucho más.
—Eso no es relevante. Por favor, enfóquese en lo que le dije y no pretenda averiguar más —habló Aysel en un tomo frío.
—De acuerdo —cedió Maya—. Hermes reveló información acerca de mis casos, su aportación anónima fue como un milagro para la investigación, ya que se encontraba detenida. No tenía muchas expectativas de que pasara de ahí, hasta que hace menos de un mes alguien con ese seudónimo se contactó conmigo, ofreció su ayuda a cambio de protección y dinero, por supuesto. Se supone que nos reuniríamos hace dos días para finalmente conocernos, pero, él nunca llegó a la reunión.
—¿Sus casos están relacionados con el nombre de Ethan Dávila, Victoria Velazco Dávila o Héctor Garza? —preguntó Aysel.
—Ethan Dávila, Victoria Velazco Dávila y Héctor Garza, son los nombres más destacables de toda la operación, pero ¿Cómo sabe eso?
—Le dije que teníamos algo en común —respondió Ferrara—. Y podemos aprovecharlo y beneficiarnos ambas si usted quiere.
—¿Eso es una oferta?
—Sí. Una que dejo a su consideración junto con esto —Aysel sacó de su bolsillo un teléfono celular que alertó a la detective porque pensó que se trataba de un arma—. Tiene mi contacto registrado, solo mi número, sin nombres, direcciones o algún otro dato que pueda localizarme. No intente rastrearlo, porque lo sabré.
Maya estaba indecisa de confiar en una completa desconocida que había aparecido en su departamento en la madrugada para hablar de un caso y de un informante que ahora estaba muerto. Aquella oferta podía ser fácilmente una trampa que podría matarla.
—Aún no me ha dado una buena razón para confiar en usted.
—No va a escuchar de mí que hago esto por la memoria de Hermes o los buenos valores que profeso como miembro de la sociedad —habló Ferrara dando justo en el clavo—. Soy una persona que hace cosas egoístas por fines egoístas. No pretendo ser una buena samaritana, simplemente quiero encargarme de este asunto y lo haré con su apoyo o sin él, aunque preferiría que fuera con su ayuda.
—Bien. Lo entiendo —habló la detective después de unos segundos en silencio.
—Honestamente, dudo que lo haga —se sinceró—. De cualquier forma, mi oferta está hecha, queda en usted si la acepta o no. Llame si acepta, tiene un plazo de 5 días. Si no lo hace, asumiré que este fue nuestro primer y último encuentro.
Tras decir aquello, Ferrara dejó el teléfono sobre la repisa y salió del departamento por el otro lado del pasillo sin que Maya viera su rostro o algo con que pudiera reconocerla. Utilizó las salidas de emergencia y huyó por unos cuantos callejones asegurándose de que no la siguiera. Aysel cumplió con lo que tenía que hacer por lo que podría irse a descansar y esperar.
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16 de Marzo de 2021 8:30 am, Ciudad de México.
Lilith Romanov Verro.
La pareja genuinamente se alegró cuando el veterinario autorizó la salida de Honey después de mantenerla en observación un tiempo. La perrita salió con Lilith usando un cono alrededor de su cuello para que no se rascara ni mordiera la herida que ya estaba sanando. A pesar de todo se veía adorable y feliz de marcharse de ese lugar junto con su dueña y Aysel que le abrió la puerta del auto para que subiera.
Aliviadas de que Honey estuviera en perfectas condiciones, Ferrara y Romanov subieron al auto para dirigirse hacia la residencia de Lilith en el Maserati de su prometida que la pelinegra optó por conducir. Aysel cumplió con su promesa de acompañarla a recoger a la perrita por la mañana a pesar de que regresó en la madrugada a su casa después de hablar con la detective. Lilith aprovechó el trayecto para preguntarle sobre lo que sucedió.
—¿Entonces no dejaste evidencia de que estuviste ahí? —cuestionó la pelinegra con su vista al frente.
—No. Utilicé guantes en todo momento y evité dejar cualquier tipo de evidencia que pudiera identificarme, justo como lo aprendí de ti —contestó Ferrara con una sonrisa.
—Uy, te entrené muy bien —habló como una madre orgullosa—. ¿Cómo va a contactarte si acepta tu oferta?
—Dejé un teléfono con mi número. No se puede rastrear y si es intervenido lo sabré. Está limpio de huellas también, así que no hay problema —dijo Aysel muy relajada.
—Francamente, dudo mucho que te contacte —comentó Lilith—. Pero no perdiste nada al intentar.
—Hablando de eso. Me desconcertó un poco que Leonardo haya solicitado la protección de la policía, el dinero no me extraña, pero la protección de ellos suena inusual considerando que también es un criminal.
—Pues de mucho no le sirvió, mira como acabó —dijo Lilith sin ser prudente con sus palabras—. Perdón.
—Descuida, ya se me hacía raro que no dijeras algo como eso —contestó Aysel divertida con la situación—. Volviendo al tema. Hay algo que no concuerda con su muerte y Ethan.
—¿Qué es? —Lilith volteó a verla consternada.
—La información que Leonardo reveló bajo el seudónimo de Hermes afecta mucho más a Victoria que a Ethan. No tiene sentido que él lo haya matado si se supone que está en disputa con Velazco.
—Tal vez Ethan quería hacerse cargo de los daños colaterales de su hermana —planteó Lilith.
—O Victoria tiene algo que ver en la muerte de mi padre —objetó Aysel.
Romanov paró el auto de repente para mirar a Ferrara directamente. Honey se sobresaltó un poco, pero volvió a su estado tranquilo.
—Espera, ¿Sabes las implicaciones de lo que estás insinuando? —Aysel asintió—. Amor, esto fácilmente podría desatar muchas cosas malas que estoy segura de que no podemos manejar en su totalidad. Aunque la verdad, ahora que lo sugieres... no suena tan descabellado.
La pelinegra se quedó en silencio un momento frente al volante del auto evaluando las posibilidades.
—¿Qué piensas?
—Qué Leonardo nunca fue del agrado de Victoria.
—Tampoco me caía bien a mí, pero eso no me hizo querer matarlo —comentó Aysel.
—Lo que intento decir es que, si Victoria quería eliminarlo, tenía los recursos y los motivos para hacerlo.
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16 de Marzo de 2021 9:03 am, Ciudad de México.
Marco Ferrara Ávila.
Acostumbrarse a ser custodiados por escoltas disfrazados de civiles que caminaban cerca de ellos durante todo el rato, era quizás la parte más difícil de lidiar con la protección de Ferrara. Las cámaras y la vigilancia remota era una cosa, pero desde la muerte de Leonardo su privacidad se vio comprometida por la presencia de esas personas que los cuidaban en todo momento. Ya fuera que estuvieran en el interior de su casa sin hacer nada o salieran a comprar un simple jugo a la tienda de la esquina, ellos estaban al pendiente.
Junto a su madre, Marco optó por tomar una caminata matutina por el centro de Coyoacán para ir a desayunar y olvidarse por un momento del duelo que estaba viviendo tras la muerte de su padre. Los recuerdos junto a él afloraron al mismo paso que la melancolía de su ausencia haciendo que llegara a aislarse por horas sin hablar con nadie. Su novio estaba preocupado por él y continuamente intentaba animarlo aunque no siempre conseguía hacerlo.
Por su parte, Ana María tenía emociones encontradas que la obligaron a buscar en qué distraerse para no pensar en ellas y mucho menos sentirlas, fue así como retomó su labor de pintar cuadros y cocinar nuevas recetas para ocupar su tiempo lo más que pudiera. Cada quien estaba afrontando el duelo a su manera.
—¿Ya pensaste cómo quieres que festejemos tu cumpleaños este año, mi vida? —cuestionó su madre en un tono de cariño.
—No creo que sea conveniente hacerlo, mamá —contestó Marco—. La muerte de mi padre está muy reciente y...
—Sé que te duele Marco, pero no olvides la ilusión que te hace festejar tu cumpleaños por el dolor que sientes —lo interrumpió—. La vida tiene que seguir aún después de la muerte de tu padre.
Marco resintió sus palabras en su pecho.
—¿Lo extrañas? —se atrevió a preguntar haciendo contacto con su madre.
—No debería hacerlo, pero no siempre se puede controlar el corazón —contestó Ana María con seguridad—. Ni modificar los recuerdos.
La mujer tenía razón. La vida seguiría pasando sin preguntar si estaba listo para ello. Las primeras veces dolerían tanto como las últimas y no había nada que Marco pudiera hacer, lo único que le quedaba era afrontar el hecho de que las cosas cambiaron para bien y para mal. Resignado ante tal idea, el chico decidió dejar de lado su pena para celebrar su próximo cumpleaños, a lo mejor hacerlo lo ayudaría a salir de la depresión en la que estaba.
—Tal vez podríamos invitar a mis tíos maternos para celebrar mi cumpleaños. Me gustaría verlos, hace años que no convivo con ellos y no estaría mal presentarles a Julio —comentó Marco en un tono más animado.
—Claro —aceptó Ana María al instante—. Puedes invitar a quien tú quieras. ¿Dónde quieres celebrar? Podemos hacerlo en la casa o incluso en alguno de los locales, aunque no sé si tu hermana esté muy de acuerdo.
—No importa. Si se opone, convencemos a Lilith y ella se encarga de hacerla ceder —contestó el joven con una sonrisa.
—Eso es jugar sucio —comentó su madre divertida por su respuesta—. Pero estoy de acuerdo, podría funcionar.
—Además, Aysel me lo debe por hacer que estos militares vestidos de civiles me sigan a todos lados. Ya ni siquiera puedo ir al pan tranquilo —frunció el ceño mientras hablaba.
—Te entiendo completamente, pero ya conoces a tu hermana, es terca como una mula.
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16 de Marzo de 2021 6:36 pm, Ciudad de México.
Lilith Romanov Verro.
Recibió una llamada de Jonathan justo después de terminar con sus sesiones de tatuajes programadas para ese día. Sus planes de ir a casa y pasar el resto de la tarde con Honey se vieron frustrados por la insistencia de Alejandro por verla, pues dijo que tenía algo muy importante que decirle y que no podía ser por teléfono y mucho menos podía esperar.
El chico colombiano se notaba nervioso desde que lo vio llegar en su motocicleta, algo inusual en el porqué solía ser bastante tranquilo la mayoría del tiempo. Los dos se saludaron amistosamente con un beso en la mejilla y un corto abrazo.
—No tengo mucho tiempo, nena. Tengo que tomar un vuelo para Colombia esta noche, así que iré directo al punto —habló Alejandro alertando a Lilith.
—¿Qué es lo que tenías para decirme? —preguntó Romanov consternada.
—No estoy muy seguro de la veracidad de lo que escuché, pero la gente habla. Hay rumores de que Hugo ha estado vigilando muy de cerca a Aysel y a ti por órdenes de Victoria —dijo.
—De seguro está buscando formas de jodernos la vida fingiendo que son órdenes de Victoria —respondió Lilith con una expresión seria cruzando los brazos.
—No, no. Hablo en serio, Estrada está muy interesado en lo que hacen dentro y fuera del trabajo, ha reportado a Velazco cada uno de los viajes y movimientos que han hecho —explicó Jonathan—. Los rumores dicen que Velazco las tiene en la mira desde la muerte de Leonardo.
Su última revelación la dejó en shock un breve instante. Lilith salió de su trance acomodando su pelo frustrada mientras procesaba lo que acababa de oír.
—Si yo fuera ustedes, me andaría con cuidado, ese parcero nunca me dio buena espina —habló Jonathan.
—¿Es todo lo que escuchaste? —preguntó Lilith.
—Sí. En cuanto lo hice decidí hablar contigo, sobre todo porque voy a pasar una larga temporada en Colombia trabajando —contestó Jonathan preocupado—. Independientemente de todo, somos amigos y no me gustaría que algo les pasara.
—Gracias, Johnny —Romanov le dio una sonrisa sincera—. De verdad, lo aprecio.
—Bueno, tengo que irme —se acercó a despedirse y abrazarla—. Por favor, cuídate mucho.
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16 de Marzo de 2021 8:24 pm, Ciudad de México.
Carina Robbins.
Dmitry y ella terminaron de organizar la última caja de sus pertenecías que llevaron consigo al departamento que fungía como casa de seguridad. No era como que hubieran llevado todas sus cosas consigo porque estuvieron limitados a lo más importante y lo que necesitarían para vivir una temporada alejados de sus respectivos hogares hasta que la situación mejorara para todos.
Aysel y Lilith no escatimaron en gastos al conseguir que el departamento dónde ahora se hospedaban contara con todas las comodidades necesarias para ambos. Incluso podría categorizarse como una estancia de lujo. Romanov se encargó de que la seguridad del edificio estuviera bien conformada por sus propios elementos, hombres y mujeres capacitados por ella misma. Sumado a la ya buena protección que tenían, Dmitry contrató un par de guardaespaldas más que seguían a Carina a todas partes.
Dejando de lado el nuevo estilo de vida al que pretendían acostumbrarse, Carina encontró el vivir con Dmitry como algo bastante cómodo, pues podía verlo y tenerlo más horas durante el día lo que complacía su necesidad de convivir con ella. Tal vez era por el embarazo o porque su amor por él se estaba intensificando, independientemente de la causa, Robbins amaba pasar sus horas con él y Dmitry las suyas con ella.
Aunque la pareja salía por separado para continuar con sus agendas y vidas normales, Dmitry con sus sesiones de tatuajes y Carina con sus sesiones de fotos, siempre tomaban el desayuno y cenaban juntos, una linda forma de iniciar y terminar el día.
La modelo se unió a su prometido en el sofá después de aplicar su acostumbrada rutina de skincare en la que Dmitry también participó. Recargada sobre su pecho cuando Kozlov la abrazó, pudo percibir la vibración de sus latidos y el olor de su perfume que probablemente se le quedaría impregnado en la ropa.
Boris, la mascota de su novio, llegó con ellos al sofá tomando lugar sobre sus piernas demandando al igual que ella la atención de Kozlov, que le proporcionó caricias que hicieron que el perrito moviera la cola alegre.
—La verdad esto es mejor de lo que pensé que sería —comentó Carina iniciando la conversación.
—¿De qué hablas? —cuestionó Dmitry poniéndole atención sin dejar de jugar con Boris.
—El departamento. Creí que sería un lugar en malas condiciones lejos de todo —contestó Carina—. Pero este es cómodo y superó por completo mis expectativas. Además, estoy contigo, eso es lo que más me importa.
—Podríamos irnos a vivir juntos cuando la situación mejore y ya no estemos en riesgo —el rubio introdujo la idea mientras colocaba su mano sobre el vientre todavía plano de Carina—. Me gustaría estar un poco más al pendiente de ti y del bebé.
Dmitry besó su frente con cariño haciendo que Carina sonriera por sus acciones y sus palabras.
—Estoy de acuerdo con eso —contestó la pelirroja—. Vivir juntos es un acercamiento más a nuestra futura vida de casados y padres.
Hablar del tema los hacía inmensamente felices. Imaginarse como esposos criando a su bebé, era una fantasía recurrente para ambos porque estaban más que ansiosos por disfrutar de esa etapa aunque no estuvieran apresurándose para hacerlo. La sensación de comodidad y cariño fue interrumpida por unas inesperadas náuseas de Carina que la obligaron a levantarse de su lugar para correr al baño a vomitar.
Dmitry se levantó preocupado detrás de ella preguntándole si se encontraba bien. Al parecer los síntomas habían comenzado y Robbins tendría que aprender a lidiar con ellos.
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17 de Marzo de 2021 10:43 am, Ciudad de México.
Aysel Ferrara Ávila.
El festejo del cumpleaños de su hermano en el local de Los Gorriones de Coyoacán, la tomó por sorpresa, ya que no esperaba para nada que Marco tuviera los ánimos suficientes para ello, sin embargo, cuando se enteró, su madre y él ya tenían todo planeado sin darle la oportunidad de mostrar su oposición por las circunstancias en las que se encontraban. La realidad es que Aysel estaba de acuerdo con ellos aunque su instinto protector priorizara su seguridad por encima de su diversión.
Así que no hizo mucho escándalo al respecto, al contrario, se alegró por su hermano y se preparó por la mañana para ir con Carina a comprarle un regalo. Las dos chicas subieron a la camioneta de Robbins con dirección al centro donde tendrían que elegir entre varias opciones antes de dirigirse a la reunión programada para esa misma tarde.
Ferrara aprovechó su encuentro con Robbins para preguntarle sobre su estancia en la casa de seguridad y el avance de su embarazo. La modelo reaccionó de buena manera ante ambos temas, en especial el segundo.
—Según mis cálculos, estoy en mi segundo mes de embarazo así que los síntomas en este momento son normales, pero tengo que cuidarme mucho porque es el periodo de tiempo donde hay más riesgo de un aborto —explicó Carina relajada.
—¿Cómo llevas los síntomas? —cuestionó Aysel desde el asiento del copiloto.
—Son leves y llevaderos, nada de qué preocuparse —dijo—. No sé que haré cuando sean mucho más intensos.
—Eso mismo pienso yo. Nunca has sido muy resistente a las molestias, sobre todo las que son físicas —comentó Aysel divertida—. Pobre de Dmitry que tendrá que soportarte. Dios lo ampare.
Carina miró con mala cara a su amiga. Aysel sonrió ampliamente volviendo a ponerse cómoda en su asiento. Al hacerlo, notó un par de libros sobre maternidad ubicados encima del tablero del auto. Aquello llamó su atención, por lo que tomó el par y comenzó a hojearlos.
—Ah, ya te estás informando —habló Ferrara leyendo superficialmente el contenido de los libros.
—Quiero estar todo lo preparada que pueda —contestó Carina—. Ser madre sigue sonando un poco aterrador, prefiero leer y aprender de todo antes de serlo en lugar de simplemente afrontarlo cuando llegue el momento.
Aysel no respondió a su comentario porque se quedó inmersa en su lectura un par de minutos. Libros de ese tipo no son los que usualmente leería, pero por alguna razón le pareció sumamente interesante en ese momento. Carina identificó su genuino interés en el contenido, pues siempre que Aysel estaba enfocada en algo que atrapaba su atención, se perdía en ese algo olvidándose de su alrededor por completo.
—¿Lilith y tú han hablado sobre tener hijos? —cuestionó Carina directamente.
—¿Eh? ¿Dijiste algo? —Aysel no escuchó su pregunta.
—Sí. Te pregunté si Romanov y tú han hablado sobre tener hijos —repitió Carina.
—Adoptar está en nuestros planes —respondió Ferrara tranquila—. Pero supongo que será dentro de unos años. Tal vez en los primeros cinco de nuestro matrimonio. No tenemos prisa, yo apenas estoy en mis 30's y Lilith es un poco más joven que yo, aún nos queda una vida por delante para formar una familia.
—Tal vez terminen siendo madres antes de lo esperado. No descartes la posibilidad —comentó Carina.
—A diferencia de Dmitry y tú, nosotras no corremos ciertos riesgos —dijo la castaña.
—Eso hubiera sido un problema con tu suegro si fueran una pareja hetero. No quiero ni imaginar lo que hubiera pasado con el señor Romanov si hubieras embarazado a su hija —Robbins imaginó las posibilidades que poco favorecían a su amiga.
—Probablemente, estaría muerta ya —contestó Aysel—. En estos momentos agradezco mucho mi homosexualidad.
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17 de Marzo de 2021 5:00 pm, Ciudad de México.
Ana María Ávila.
El mayor de sus hijos y su novio se convirtieron en el centro de atención de la celebración del cumpleaños. Marco presentó abiertamente a Julio con su pareja ante la familia materna presente y sus amigos cercanos que asistieron al local de Los Gorriones en Coyoacán para festejar el cumpleaños de Marco.
Ana María se alegró de que su hijo tuviera la seguridad para hacer pública su relación con Julio, aunque no lo admitiera en voz alta la mayoría del tiempo, adoraba tener al modelo como su yerno, no solo porque podía hablar de muchas cosas con él, también porque Julio hacía de los días en los que la visitaba de los más divertidos.
Por petición especial de Marco, Ana María y los cocineros prepararon un buffet completo que abarcaba desde carnes, pastas y hasta mariscos. La comida fue uno de los principales atractivos de la reunión porque el sabor de los alimentos y su presentación tenían ese toque característico suyo que los hacía destacar. Tener a una chef como mamá y suegra tenía sus ventajas.
Los hermanos de Ana María, adoraban a sus hijos tanto con ella y no se limitaron a la hora de demostrar su afecto y su alegría al saber que los hermanos estaban en relaciones estables e incluso Aysel estaba comprometida con Lilith. Romanov fue tal vez la sorpresa más grande de todas para la familia Ávila porque la chica por sí sola era impresionante, no solo por lo bonita y alta que era, también por la forma en que se comportaba.
Si algo tenía que admitir Ana María, era que sus hijos tenían buenos gustos. Marco había elegido a un modelo internacional como su novio y Aysel terminó comprometiéndose con una mujer extranjera preciosa.
Durante la degustación de los variados platillos a su disposición, Ferrara no pareció estar muy feliz con el plato de mariscos frente a ella por lo que Romanov llamó al mesero para que lo cambiara por algo que Aysel sí podría comer sin tener esa expresión de desagrado en su rostro.
—Disculpa —Lilith habló amablemente dirigiéndose al mesero—. ¿Podrías cambiarlo por algo más? Es que a ella no le gustan los mariscos.
Ana María se extrañó ante la reacción de su hija pues, hasta dónde recordaba, ella acostumbraba a comer de todo. Por su parte, Aysel estaba embelesada mirando a Lilith después de lo ocurrido, feliz de que recordara un detalle como ese.
—¿No te gustan los mariscos, Aysel? —cuestionó sentándose frente a la pareja en la mesa.
—Puedo comerlos, pero no es algo que prefiera hacer —contestó su hija más relajada cuándo cambiaron su plato por uno de pasta.
Ana María observó a Lilith que veía satisfecha a su prometida mientras tomaba un sorbo de vino tinto.
—Es eso o Lilith ya te malcrió —comentó la mujer con una sonrisa.
Romanov soltó una corta risa que casi hizo que se ahogara con el vino.
—Su hija ya era caprichosa, señora —se defendió Lilith.
—Y tú pareces estar cumpliendo mucho más sus caprichos, mija —contestó Ana María alegre—. La estás mal educando.
—Únicamente me consiente —Aysel objetó en favor de su novia.
—Sí, claro —dijo Ana María—. No me sorprendería si ya te compró tus postres y bebidas favoritas.
A pesar de que había sido un comentario al azar sin ningún fundamento sólido, la pareja se delató al permanecer en silencio sin negar o confirmar nada, pues Ana María acertó con sus palabras. Romanov procuraba a Aysel tanto como Ferrara a ella, lo más bonito de su relación es que todo era recíproco.
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17 de Marzo de 2021 6:50 pm, Ciudad de México.
Lilith Romanov Verro.
Amó la parte en donde Aysel la presentó ante la familia Ávila como su prometida. Ferrara dio el anuncio de su compromiso mirándola con un brillo en los ojos y una sonrisa en los labios. Sus familiares no tardaron en felicitarles por la buena noticia y en interesarse por los detalles de su relación porque, hasta donde se habían quedado, Ferrara estaba soltera meses atrás y ahora ya estaba hasta comprometida.
Aysel mantuvo su mano en su cintura, manteniéndola cerca en todo momento a la vez que hablaba un poco sobre cómo se conocieron. Lilith también participó en la conversación a la hora de presumir su anillo de compromiso con la emoción acostumbrada. Jamás se cansaría de hablar tan orgullosamente de la joya que evocaba la promesa y el deseo de casarse.
Las preguntas sobre su origen y su vida personal aparecieron de a poco en la charla debido a que los tíos, tías y primos de Ferrara tenían genuina curiosidad por ella, no todos los días se encontraban con una mujer como ella, tan hermosa y delicada que llamaba la atención en cualquier lugar que visitaba. Afortunadamente para ambas, los Ávila eran bastante abiertos y para nada homofóbicos, así que las trataron con el cariño y el respeto esperado sin importar que fueran una pareja del mismo sexo.
—Bienvenida a la familia, señorita Romanov —pronunció el hombre de complexión robusta y bigote tupido que era tío de Aysel—. He de confesar que si no es por Aysel que se queda en la familia, puede considerarme como el siguiente en la lista.
A todos les causó gracia su comentario, menos a Aysel que más que reírse le dio una mirada severa a su tío. Lilith notó como su prometida se tensó después del comentario del hombre.
—Que gracioso, tío. Aunque dudo que mi prometida tenga esa clase de... —hizo énfasis en esa parte mirándolo de pies a cabeza con una mirada juiciosa— gustos.
El hombre entendió perfectamente a lo que se refería y se sintió ofendido, sin embargo, no tuvo oportunidad de quejarse porque el resto de su familia soltó una sonora risa haciéndole burla. Más tranquila, Aysel sonrió victoriosa. Romanov se acercó a su oído para susurrarle.
—Tienes razón. Yo no tengo esa clase de gustos. Te prefiero a ti —dejó un suave beso en su mejilla—, de todas las formas posibles. Aunque claro está que tengo mis favoritas, como cuando estás entre mis piernas.
—¿Ya vamos a empezar? —cuestionó Aysel con una sonrisa coqueta.
—Veamos cuántas veces puedo hacerte terminar.
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17 de Marzo de 2021 8:15 pm, Ciudad de México.
Aysel Ferrara Ávila.
Las probabilidades jugaron contra la realidad y ganaron. Aysel recibió dos horas antes una llamada de la detective en el teléfono de contacto que llevaba consigo exclusivamente para comunicarse con ella si es que llamaba. Sorpresivamente, lo hizo.
Acordaron una reunión en un lugar abandonado, a disposición de la policía que se sentía mucho más segura al saber que esta reunión estaba bajo su control sin dar cupo a sorpresas. Ferrara aceptó su propuesta de reunirse con la única condición de que tenía que llegar e irse sin que nadie se lo impidiera y, de preferencia, sin que nadie la viera, limitando la participación de una tercera persona en su encuentro.
Maya aceptó sus condiciones con el temor presente de que fuera Aysel quien no cumpliera con las suyas. No se podía permitir confiar tanto y tan pronto en ella sin siquiera saber de quién se trataba porque Aysel no había revelado ni su nombre ni su rostro refugiándose en la comodidad de su anonimato que evidentemente incomodaba a la detective.
La castaña se escondió entre las paredes en ruinas, con grafitis y huecos de la casa abandonada justo en el centro de la ciudad, en una de las zonas por las que uno pasa y piensa que todo está ocupado, pero que en realidad es todo lo contrario. Algunas propiedades en buenas locaciones permanecen cerradas en malas condiciones sin ejercer otra labor más que formar parte del variado paisaje urbano de la ciudad de México.
Gómez llegó pocos minutos después adentrándose con su arma lista para disparar hasta la segunda planta donde ya la esperaba Ferrara, escuchando cada uno de sus pasos hasta que su silueta fue perfectamente perceptible.
—Por un momento creí que no llegaría —Aysel fue la primera en hablar—. Francamente, tampoco creí que llamaría.
—Dudé en hacerlo. Y también sigo dudando de si confiar en usted es la decisión correcta —respondió Maya desde su posición sin apuntarle.
—¿Qué es lo que necesita para confiar? —preguntó.
—Conocer su rostro o su nombre sería un buen inicio —respondió Maya.
—Eso no es posible. Al menos no por ahora —dijo Ferrara inmediatamente.
—¿Entonces pretende que confíe en usted cuando no sé ni siquiera quién es? —preguntó la detective—. No está siendo razonable. ¿Qué le asegura que un comando completo no está esperando una orden mía para capturarla en cuanto dé un paso fuera?
—Lo que me da seguridad que eso no va a pasar es que usted lleva las de perder. Un comando no alcanzaría a llegar a tiempo para detener la bala que atravesaría su cabeza antes de que siquiera pueda procesarlo —amenazó Aysel.
La detective soltó una pequeña risa antes de guardar su arma dentro de su funda. Por supuesto que Ferrara no iba a arriesgarse tanto.
—Ustedes los criminales son todos iguales, siempre toman sus precauciones —comentó mucho más relajada—. No hay ningún comando, puede estar tranquila, solo somos usted y yo.
—Me gustaría decir lo mismo, pero yo no bromeaba con el francotirador —Aysel decía la verdad, Lilith la respaldaba desde el tejado del edificio del frente, su prometida se negó a dejarla sola en una situación así—. Pero no disparará.
—Es un alivio —respondió Maya consciente de las implicaciones—. Ahora, vayamos al punto. Quiero saber como es que conoce a Hermes.
—Digamos que conviví mucho con él y llegué a conocerlo bien —se limitó a decir—. Es mi turno de hacer una pregunta.
—Adelante.
—¿Qué tan involucrado estuvo Hermes en el caso de Héctor Garza y Ethan Dávila? —interrogó directamente sin perder el tiempo.
—Mucho. Gracias a él llegamos a Héctor. Sin su aparición su captura y la de su esposa no hubiera sido posible. Con respecto a Ethan, ese nombre es nuevo para mí, hace poco encontré información que le vincula a actos ilícitos que lo ponen en una situación complicada, aunque el foco de mi operación no lo apunta a él, sino a su hermana —explicó la detective.
—¿Victoria Velazco Dávila?
—Sí. ¿La conoce? —El interés de la detective se encendió mucho más.
—Podría decir que sí. Pero no tengo nada que revelar al respecto —confirmó Aysel desde su lugar.
—En mi último contacto con Hermes, él aseguró que tenía información importante contra Velazco que me ayudaría a presentar un caso sólido en su contra. ¿Usted la tiene?
—Me temo que no. Pero sí sé que Ethan tuvo que ver en la muerte de Hermes y esa es la razón por la que estoy hablando con usted. ¿Qué es lo que sabe de él?
—Es un auténtico desgraciado —respondió Maya—. Ejecutó a familias enteras de formas horribles. Sus ejecuciones y particular método de trabajo, benefició de manera directa o indirecta a Héctor y Victoria durante años.
—Entonces trabajaron juntos —asumió Aysel.
—Claro. Velazco llenó sus cuentas de dinero. Lo hizo hasta hace poco que parece que rompió toda relación con él —contestó la detective—. ¿No lo sabía?
—Hasta donde yo tengo entendido están en disputa. Hermes reveló la información que afecta a Victoria, pero Ethan lo mató, no tiene sentido —reveló.
—Tiene razón, no lo tiene —confirmó Maya—. ¿Cómo está tan segura de que fue Ethan quién lo mató?
—Porque una de sus huellas estaba en la placa que encontré en el cuerpo de Hermes cuando murió —Aysel soltó un suspiro.
—¿Usted lo vio morir...? —pronunció estupefacta—. ¿Cómo es que...?
—No voy a explicar eso. Yo también tengo mis asuntos privados y me gustaría que se quedaran como tal —dijo Ferrara en un tono más serio—. Si ya no tiene nada que decir, entonces me retiro.
—Espere —Maya salió de su shock tras escuchar eso—. ¿Seguiremos en contacto?
—Mientras tenga algo que ofrecer, sí. Ayúdeme a llegar al fondo de esto y yo le daré un caso que investigar.
Maya meditó las palabras de la chica que seguía oculta sin dejarse ver más allá de su oscuro perfil. Indecisa de confiar mucho más en ella, aceptó, tomando el riesgo.
—De acuerdo.
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17 de Marzo de 2021 10:01 pm, Ciudad de México.
Lilith Romanov Verro.
La reunión de su prometida y la detective trajo a la luz muchas interrogantes que Romanov tuvo la necesidad de hacerle a Victoria por lo que fue a reunirse con ella sin avisar. Sabía por el auto en el estacionamiento del edificio de la organización que seguía en el complejo, por lo que intentaría hablar con ella antes de que se marchara a su casa.
Pero no tuvo tiempo de anunciarse, porque la voz de Victoria y Hugo hablando sobre ella detuvo sus pasos antes de que pudiera ser visible para ellos a pesar de la puerta entreabierta de la oficina. Si Hugo estaba ahí, eso explicaba por qué no había personal en todo el piso y las cámaras probablemente estaban desactivadas.
—No hay novedades, señora. Romanov y Ferrara han estado trabajando en Ethan aunque me preocupa que indaguen más de lo que deben en la muerte de Leonardo —dijo Hugo.
—Es lo de menos. La lealtad de Lilith está comprometida desde que se vinculó con Ferrara de manera sentimental —respondió Victoria.
—Podemos eliminar a los Ferrara de una vez si usted lo desea, señora —ofreció Hugo.
Lilith se alertó al escuchar aquello y por instinto sacó su arma.
—Tu impulsividad es cuestionable, Hugo —habló tranquila—. Y no me sirve en este tipo de situación. Las personas son controlables de muchas formas, pero las emociones son de lo más difícil de manejar, eso es lo que hace a Lilith tan vulnerable y peligrosa a la vez. Ferrara no es más que otra de sus debilidades y una oportunidad para nosotros si queremos conservar su lealtad.
Las palabras de Velazco sonaron tan frías y certeras que asustaron a Lilith como pocas voces, pues más que miedo le tenía respeto.
—Vigílalas, pero sin interferir con sus labores, sobre todo las que están enfocadas con encontrar a Ethan. Ese maldito no debería de seguir respirando —ordenó Victoria.
Las órdenes de Victoria confirmaron los rumores que llegaron a ella por Jonathan. Él tenía razón, Hugo estaba siguiendo sus pasos muy de cerca por mandato de Victoria. Su relación con Ferrara se había vuelto del interés de su jefa y si quería descubrir más a fondo porque, entonces no debía de ser vista. Romanov corrió a esconderse cuando escuchó los pasos de Hugo acercándose a la puerta, Estrada no pareció percatarse de su presencia porque hasta paró de respirar cuando pasó cerca del escritorio detrás del que se escondió.
Creyó que Hugo se fue, pero erró, porque el joven retornó sus pasos alertándola. Cerró la puerta de la oficina de Velazco y volvió a marcharse. Con la seguridad de que nadie podía verla, la pelinegra salió de su escondite para salir por la zona de emergencia carente de cámaras, necesitaba hablar con su prometida.
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