Capítulo 39: Alianza

01 de Febrero de 2021 4:02 pm, Moscú Rusia.

Aysel Ferrara Ávila.

Aysel no sabía por cuánto tiempo más tendría que soportar esa mirada juiciosa de los padres de Lilith que convivían en absoluto silencio, transformando la atmósfera en algo mucho más incómodo de lo que por sí ya era. Lilith intentaba iniciar una conversación entre todos, pero fallaba en cada uno de los intentos.

Ferrara podía escuchar el sonido de las manecillas del reloj de la esquina mientras admiraba por doceava vez el cuadro de la familia ubicado encima de la chimenea. Romanov era preciosa en todos los sentidos, pero era cierto que lucia bastante diferente a como era antes. Retornó su contacto visual con Gavrel, el hombre que la vio de manera seria e intimidante desde que Lilith la presentó como su novia, era más que obvio que sus padres no estaban de acuerdo con su relación, pero evitaban hacer un escándalo por el reciente reencuentro de su hija.

Liubov empezó a conversar con su hija de algo que apenas Aysel pudo entender por su básico manejo del idioma, sin embargo, eso relajó la tensión entre los cuatro durante un momento, aunque Gavrel no dejaba de mirarla con esa pizca de desprecio en su rostro. Lilith sabía que estaba más que tensa, por lo que disimuladamente tomó su mano, lo que captó mucho más la atención de su padre.

Los Romanov eran muy reservados con sus muestras de afecto en público, las restringían si no estaban en privado, por eso la acción de su novia resultó tan notoria para sus padres. A pesar del áspero comienzo que estaban teniendo, Ferrara encontró consuelo en los planes que tenía al regresar a la Ciudad de México, sin importar lo que sus suegros opinaran, estaba decidida a casarse con Lilith.

Después de 20 minutos más de incomodidad, todo terminó. La pareja se levantó y se despidió de ambos con la excusa de que llegarían tarde a su vuelo si no se marchaban. Liubov se despidió amablemente, mientras que Gavrel ni siquiera la miró. Lilith y él se apartaron unos metros en lo que Aysel esperaba el auto en la entrada.

(Conversación en ruso).

—Tenemos que hablar, no puedes hacer esto —escuchó a Gavrel decir.

Ya sé lo que quieres decirme y la respuesta es un no —contestó Lilith apartándose de su padre notoriamente molesta.

La tomó del brazo y ambas subieron al auto rápidamente. Una vez en el interior, Romanov dejó salir un suspiro aliviado mientras se recargaba sobre el asiento. Giró su cabeza en su dirección y la observó.

—Eso no salió tan mal como esperaba —habló Lilith.

—Fue bastante incómodo todo —respondió Aysel.

—Si bueno, eres una chica, desde ahí iba a haber oposición. Probablemente, ahora estén hablando sobre mi decisión de estar contigo y que probablemente tú eres un capricho inmaduro que tengo —habló Romanov—. Quiero a mis padres y a Rusia, pero agradezco que estar lejos de sus limitaciones me permita vivir más libremente.

—Creo que tu padre me quiere matar y usar como alimento para sus perros —soltó Aysel. Su comentario hizo reír a Lilith, pero Ferrara no lo había dicho en broma.

—No va a matarte —contestó Romanov—. Además, los perros comen otro tipo de alimentos con una mejor calidad.

—Me sentí un poco ofendida por eso último —frunció el ceño.

Romanov acortó la distancia entre ambas apegándose a ella. Recargó su cabeza sobre su hombro mientras veía por la ventana. Era un día ligeramente nublado, pero aun así era agradable.

—No hay que descartar la idea de que te odie más cuando nos casemos —susurró Lilith.

Eso borró todo rastro de preocupación e incomodidad en Aysel quien aligeró su expresión al escuchar aquello. El compromiso llegaría pronto y Ferrara no sabía por cuánto más podría contener su emoción.

—Tendrá que aceptarlo, porque yo estoy decidida a que seas mi esposa.

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03 de Febrero de 2021 5:53 am, Ciudad de México.

Lilith Romanov Verro.

El amanecer era una de las cosas más bonitas de apreciar en cualquier parte del mundo. Las tonalidades doradas, rojizas, rosadas e incluso azuladas, adornaban el cielo de una forma preciosa, casi idílica en toda la extensión de la palabra. Por eso no le era extraño que su novia lo estuviera esperando con tantas ansias desde el asiento del copiloto mientras ella manejaba el auto por las vacías calles de la ciudad después de que su vuelo arribara la Ciudad de México tras su viaje a Rusia.

A pesar de que su partida no fue del todo agradable por la reunión con sus padres, Ferrara desprendía una vibra de alegría y emoción sin darse cuenta, como si en su interior guardara mucha energía que estaba por desbordarse en cualquier momento.

Aunque ambas amaban el ocaso, pero el amanecer no dejaba de ser tan bello como siempre lo había sido siempre. El tiempo transcurrió y Lilith encontró el momento perfecto para darle el regalo que había estado preparando sin que ella se diera cuenta. Se trataba de una carta llena de besos con el labial de Lilith, perfumada con su fragancia y con una frase en la parte inferior de uno de sus libros favoritos.

Aysel se quedó inerte de la impresión cuando Romanov se la entregó con un poco de timidez, pero la seguridad de querer hacerlo.

Lejos de esa faceta suya que parecía indestructible, juguetona e incluso agresiva, Lilith escondía su lado sensible y cariñoso, también cursi que salía en los momentos más inesperados para demostrarle a las personas que amaba, lo que sentía por ellas. Aysel no era la excepción.

Ferrara enmudeció un momento procesando todo lo que aquel detalle significaba para ella. Romanov sabía cómo ser detallista y cursi a la vez sin dejar de lado su forma única de demostrar el cariño que sentía. La castaña la volteó a ver con una expresión de impresión persistente en su rostro.

—¿Cómo me tatúo esto? —habló sin dudas en su voz—. Es precioso.

Lilith no pudo evitar sonreír ante su comentario. Aysel no sabía que decir, pero por la manera en que miraba la hoja, Romanov sabía que le había gustado. Las mariposas recorrieron el estómago de Ferrara mientras todo su cuerpo sentía emoción.

—Tal vez, deberíamos de hacernos un tatuaje juntas... —Romanov introdujo la idea—. Puede ser algo simple y significativo o algo elaborado, ¿Qué opinas?

—Ni siquiera tienes que preguntar, la respuesta es sí —respondió Aysel al instante.

—¿Tan rápido aceptas? Pensé que me costaría mucho más trabajo convencerte —dijo Lilith—. Qué tal si te digo que te tatúes mi nombre en la cara, ¿Lo harías?

Cuando volteó a ver a Aysel, ella no tenía una expresión que manifestara oposición.

—Mejor ya no te doy ideas.

—Bueno, no iba a ser precisamente en la cara, pero si en un lugar donde pueda mostrarlo —procedió a explicar—. Sería lindo enseñarlo y decir que es el nombre de la persona que más amo.

—¿Sabes que también sería lindo? —Romanov encontró la oportunidad para hacerle un pequeño recordatorio—. Que dijeras que es el nombre de tu esposa.

—Pronto —Aysel se acercó a besar su mejilla—. Tiene que ser especial, porque tú mereces que lo sea.

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03 de Febrero de 2021 6:25 pm, Ciudad de México.

Dmitry Kozlov.

Observó como Romanov entró por la puerta del estudio con su mochila sobre el hombro y una expresión revitalizada después haber recuperado las horas de sueño perdidas por el vuelo. El recepcionista y un par de tatuadores que pasaban por ahí la saludaron al verla llegar. Lilith se dirigió a su estudio seguida por Dmitry quien quería hablar con ella, ya que no había tenido la oportunidad de hacerlo cuando llegó.

Romanov dejó sus cosas en el lugar de siempre antes de prepararse para su primera sesión del día que tendría lugar dentro de veinte minutos. Kozlov la observó recargado sobre el marco de la puerta sin saber exactamente cómo introducir el tema sin que se viera demasiado sospechoso. Despejó su mente en lo que Lilith se ponía cómoda.

(Conversación en ruso).

¿Qué tal estuvo el viaje? —preguntó para iniciar la conversación.

Cansado. Es la parte que odio de mi trabajo —contestó Lilith quejándose —. Los vuelos largos al extranjero me agotan mucho.

¿Qué tal salió la reunión con tus padres? —cuestionó Dmitry acercándose mientras Romanov amarraba su pelo en una coleta.

Pues... —Lilith pensó su respuesta—. Mejor de lo que esperaba, pero aun así es una situación complicada. No hicieron tanto escándalo, ya que hace poco volví a tener contacto con ellos y no quieren tener un conflicto que me aleje.

Dmitry asintió entendiendo la situación, Lilith estaba de espaldas a donde se encontraba acomodando las tintas que usaría para la sesión

Bueno, espero que eso no interfiera en tu relación con Aysel... —comentó.

No. No me gusta que mis padres interfieran de esa manera con mi vida —contestó Romanov.

Qué bueno, porque eso sería un problema si... —Kozlov se dio cuenta de lo que estaba por decir y cubrió su boca para evitar decirlo.

La emoción podía hacer que su lengua se volviera floja y revelara detalles que no debía de mencionar, lo cual era difícil porque acostumbraba a ser completamente abierto con la pelinegra, pero le había prometido a Aysel ser discreto.

¿Si que...? —la chica volteó a verla confundida.

Nada —respondió rápidamente—. Olvidé lo que iba a decir.

Lilith frunció el ceño.

Estás actuando extraño —comentó.

No, para nada —dijo Dmitry ligeramente nervioso—. Es solo que estaba pensando en algo cuando mencionaste lo de tus padres.

¿En qué? —cuestionó Lilith.

Kozlov avanzó un par de pasos hacia ella.

¿Qué harías si Ferrara te pide matrimonio?

Romanov cambió su expresión expectante a una curiosa que delató en segundos su emoción, pero a pesar de todo, se mantuvo en calma.

¿Aceptarías? —añadió Dmitry —. Yo sé que has querido comprometerte con ella desde hace un tiempo, pero jamás te he preguntado si tienes algo que pensar antes de ese momento.

Le diría que sí —afirmó Lilith inmediatamente—. Ni siquiera tengo que pensarlo. Ya estamos en un punto de nuestras vidas donde casarnos no sería una idea tan descabellada.

Romanov hizo contacto visual con Kozlov entrecerrando sus ojos, acercándose con un aura intimidante.

¿Por qué estás haciendo esa pregunta? —dijo Lilith—. ¿Acaso sabes algo que yo no?

La presión de la forma en que lo miraba, junto con la expresión que tenía sobre su rostro, estaban llevándolo a su límite en el cual podría revelar todo lo que sabía, arruinando la sorpresa. Mientras él estaba luchando para no decir nada, Lilith se río aligerando la atmosfera entre los dos.

Tranquilo, solo te estoy molestando un poco —dijo la pelinegra relajada.

Romanov se alejó de él para enfocarse en acercar a su área de trabajo todo lo que iba a necesitar.

Supongo que te hizo jurar que no dirías nada —habló Lilith—. Pero ya sé por qué tocaste el tema.

Como tal, Dmitry no había dicho nada, pero aun así Lilith ya tenía una idea muy clara de lo que probablemente iba a pasar, sin embargo, sería paciente y esperaría a que llegara el momento. Kozlov pensó en desviar el tema ligeramente y una idea cruzó su cabeza.

Tal vez deberíamos ir de compras y al Spa —dijo mucho más relajado—. Ya sabes, para que aligeres la tensión por el trabajo y esas cosas. Una linda manicura te vendría muy bien.

De acuerdo —dijo Lilith sonriendo—. En primera, tienes que aprender a disimular un poco mejor, y en segunda, por supuesto que acepto, me vendría muy bien un masaje en la espalda después de ese vuelo de 20 horas.

Entonces despeja tu agenda del lunes, porque ese día será solo para relajarnos.

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04 de Febrero de 2021 11:34 am, Ciudad de México.

Carina Robbins.

Las heridas necesitan ser cuidadas y atendidas con paciencia y cariño. Eso fue lo que presenció con sus propios ojos al tener a Aysel y a Lilith sentadas frente a ella mientras esperaba a Ferrara para salir. La castaña estaba completamente perdida en su labor de aplicar la pomada cicatrizante sobre la herida de la mano de Romanov. La aplicaba con cuidado haciendo uso de dos de sus dedos que la distribuían por toda la zona sin hacer demasiada presión para no lastimar a Lilith quien miraba a Aysel con atención, mostrándose dócil.

Carina sabía que Aysel amaba cuidar de las personas que eran importantes para ella, era algo a lo que incluso la modelo estaba acostumbrada, sin embargo, ver a Lilith de esa forma, dócil y con una mirada enamorada, era algo que no esperaba de Romanov, ya que la pelinegra siempre se había mostrado fuerte y despegada de lo que la rodeaba.

Robbins no supo si era porque estaba enamorada, o porque algo había cambiado en su vida, simplemente notó el aura relajada y tranquila de Lilith, una mujer que se dejaba cuidar y amar sin restringirse.

Cuando Aysel terminó de atender sus heridas, besó la frente de su novia y luego sus labios para despedirse diciéndole que volvería más tarde. Ferrara se levantó del sofá y tomó su cartera, teléfono y abrigo.

—¿Nos vamos? —Aysel se dirigió a ella.

La pelirroja asintió, se levantó del sofá para despedirse de Lilith y marcharse junto con su amiga, dejando la residencia de Romanov. Una vez dentro de su camioneta, Robbins sintió la libertad de decir lo que tenía en mente.

—¿Domaste a la fiera o algo por el estilo? —cuestionó Carina.

—¿A qué te refieres? —Aysel frunció el ceño confundida.

—A Lilith —contestó—. Hace unos días parecía capaz de aniquilar a cualquiera y ahora parece una amigable chica que no es capaz de dañar a nadie.

—No lastima a quien no se lo merezca —contestó con una mirada seria que después relajó—. Ella está mejorando, por eso es un buen momento para que comencemos un nuevo ciclo en nuestra relación.

—A veces siento que en realidad solo estuviste esperando el momento para volver a reencontrarte con ella —comentó Carina encendiendo el auto y captando la atención de Ferrara—. Digo, según mis cuentas, no volviste a tener una relación seria que durara un poco más de un par de meses y ahora estamos en camino para buscar un anillo de compromiso.

—Tal vez si fue así —contestó Aysel mirando reflexionando—. Honestamente, yo tampoco puedo creer que esté por comprometerme cuando gran parte de mi vida pensé que iba a estar soltera para siempre.

Robbins se mantenía al pendiente del tránsito mientras conducía sin dejar de prestar atención a la conversación.

—Quién diría que tu chica ideal sería una criminal millonaria descendiente de la realeza rusa —habló Carina—. Ni en mis mejores sueños se me hubiera ocurrido.

Aysel sonrió recargándose cómodamente en el asiento del copiloto mientras el auto avanzaba por las calles y avenidas de la ciudad hasta llegar a un estudio de fotografía donde recogieron a Julio quien salió de ahí a la carrera acomodando su cabello después de una sesión de fotos. Poco después, pasaron por Dmitry al estudio, quien ya se veía listo en cuanto salió por las puertas del local con una sonrisa. Kozlov saludó primero a Carina para posteriormente saludar a los demás. Con el equipo completo, debían de cumplir con una misión, encontrar un anillo de compromiso.

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04 de Febrero de 2021 2:41 pm, Ciudad de México.

Aysel Ferrara Ávila.

Una pequeña y fina joya como un anillo de compromiso, representaba mucho más de lo que su apariencia sencilla podía demostrar. Era la evidencia física de una promesa de amor, el deseo de unir tu vida con la de otra persona para recorrer el tiempo en un camino mutuo. El uso de este significativo objeto se remontaba al antiguo Egipto, donde los anillos eran hechos de distintos metales que simbolizaban la fuerza del lazo afectivo entre dos personas.

La conexión con el corazón era simbolizada desde que la joya de ponía en el dedo anular, que se decía que tenía una conexión directa con el corazón a través de una vena. Para muchos, el corazón de la persona que portaba este anillo era de quien se lo obsequió. Su forma circular también era otro significado vinculado al ciclo, uno que no tiene final y que dura por la eternidad, como la unión de la pareja.

Comprometerse con el amor de su vida no era simplemente especial porque era ella, también por el significado y las implicaciones que eso conllevaba. La alianza con la persona que se ama no solo era poner un lindo y caro anillo en su mano, era estar ahí, en un ciclo constante de cambios, altibajos y alegrías que en ocasiones eran imposibles de evitar. La adversidad era parte de la vida, al igual que lo era aquella conexión que sentía con Lilith, mucho más allá del deseo físico, los besos, caricias y palabras.

Amar era tocar las emociones de alguien y empaparte de ellas, de todo lo que su alma podía sentir. Era quitarse hasta la más dura capa de protección para mostrar tu naturaleza humana y vulnerable, algo que de cierta forma se volvía aterrador si habías sido lastimado antes.

Por todas esas razones y muchas más, el anillo que usaría Lilith, ya fuera por un corto o largo tiempo, hasta la boda, no debía de ser cualquier cosa.

Los empleados de la joyería se hartaron de mostrar sus más preciados diseños por más de casi una hora. Ninguno terminaba por convencer a Aysel y los demás daban sus opiniones al respecto. Demasiado delgados, gruesos, simples u ostentosos, siempre había una crítica para cada joya que aparecía delante de ellos para su juicio. Dmitry daba su opinión partiendo de los gustos de Lilith, Julio de la estética y Carina desde la calidad del material, sus comentarios habían resultado bastante útiles para descartar todas las opciones, hasta que apareció una.

Un anillo de tamaño mediano, de oro blanco, liso por una parte y entrelazado por otra, con tres diamantes, el del centro ligeramente más grande que los ubicados a los costados. En definitiva, una pieza simple pero bella. Los ojos de los empleados se iluminaron cuando Ferrara tomó la pequeña caja para inspeccionarlo de cerca, una acción que no había hecho con ninguna de las demostraciones anteriores. Aysel lo observó detenidamente sin encontrar nada que le desagradara en él.

Posteriormente, se los mostró a sus acompañantes que, al igual que ella, estaban de acuerdo con la pieza. Ferrara la colocó sobre el mostrador de cristal, sonrió y miró a la empleada quien la miraba expectante.

—Este, por favor —dijo—. Quiero este.

Todos los encargados del local soltaron un suspiro de alivio de al fin haber llenado todas esas expectativas. Aysel sacó su cartera y con ella su tarjeta de crédito para pagar el anillo, al hacerlo, la curiosa mirada de Carina detectó la pequeña fotografía de Lilith en su cartera, una donde Lilith tenía menos tatuajes y el pelo rubio.

—Vaya, no sé qué te dio esa mujer, pero de verdad te trae hipnotizada —comentó Julio.

Aysel sonrió al igual que Carina y Dmitry.

—La realidad es que Lilith nada más existió y Aysel ya estaba enamorada de ella —afirmó Kozlov.

—¿Y quién no? Es preciosa —contestó Ferrara.

Aysel tenía razón, quien gustara de Lilith y no perdiera su corazón por ella, definitivamente estaba mal de la cabeza. Romanov no solo era todo lo que se veía externamente, en su interior había un universo que descubrir y una aura atrapante que podía dominar a cualquiera.

Salieron de la joyería con el anillo dentro de una pequeña bolsita con el logo de la marca. Aysel no podía borrar esa sonrisa de su rostro al imaginar a su novia usándolo, luciendo la prueba de que quería pasar su vida con ella, llamarla su mujer, su esposa, su todo, por el que despertaría cada mañana.

—¿Cuándo planeas pedírselo? —cuestionó Carina.

—Antes de San Valentín —contestó inmediatamente Ferrara—. No creo que pueda esperar más.

—¿Ella o tú? —preguntó Julio.

—Ambas —respondió Dmitry—. Deberías de verlas juntas, si no fuera porque controlan sus impulsos, ya se habrían casado desde que volvieron a estar juntas.

—Tantos idiomas que hay y tú decidiste hablar con la verdad, DM —habló Aysel.

—Bueno y... —Carina retomó el rumbo de la conversación—. ¿Ya tienes planeado algo?

—Jamás había planeado tanto algo en mi vida —afirmó Aysel—. Y eso que aún me falta la boda. Ya tengo todo planeado, pero voy a necesitar su ayuda...

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06 de Febrero de 2021 1:20 am, El Cairo Egipto.

Lilith Romanov Verro.

Su vida era una constate de viajar a todas partes para hacer cosas en las que corría el riesgo de morir de una manera horrible. Pero no iba sola, estaba acompañada por su novia y por sus amigos que eran parte de un equipo altamente funcional que ahora tenían una nueva misión que los obligó a dejar México nuevamente para dirigirse a Egipto.

Aunque todo parecía estar transcurriendo de manera usual, algo en Aysel se veía diferente, como si estuviera más feliz y quisiera decirle algo, pero se contenía de hacerlo. Ferrara se marchó un par de minutos hacia la parte trasera del jet para buscar algo en su equipaje, mientras Lilith observaba la ubicación fijada para la misión en la pantalla de su tableta.

Lorena se levantó de su asiento para mostrarle los factibles puntos de acceso y las rutas que podían seguir para llegar y para irse después, sin embargo, su atención se desvió de lo que hacía cuando Aysel apareció con un ramo de 24 rosas hechas de hojas de libros antiguos.

Lorena se apartó un poco de ellas para darles espacio y para que la castaña le pudiera entregar las rosas a Romanov. Lilith las tomó en sus manos observándolas de cerca, notando que algunas palabras que podían considerarse como halagos estaban resaltadas con tinta.

Su olfato detectó el aroma de la fragancia que Ferrara usó cuando se conocieron. Una ola de recuerdos la golpeó inmediatamente, pues siempre que Aysel usaba ese perfume, estaban por celebrar algo especial. La miró de manera curiosa, intentando averiguar en su sonrisa que era lo que estaba planeando.

—Esto solo puede significar que vamos a celebrar algo especial —habló Lilith.

Ferrara asintió mientras se sentaba junto a ella.

—¿Me vas a decir de qué se trata? —cuestionó Romanov haciendo contacto visual.

—La respuesta está en el pétalo de una de las rosas, pero no me preguntes en cuál porque honestamente olvidé donde la puse —contestó.

Romanov comenzó a inspeccionar cada uno de los ejemplares tratando de encontrar aquella pista, pero Aysel la había ocultado tan bien que Lilith se desesperó al cabo de unos minutos.

—¿Cómo es que hiciste todo esto? —dijo la pelinegra—. Últimamente hemos estado ocupadas.

—No podía dormir el otro día, aproveché ese tiempo para hacerlo. Nunca estoy demasiado ocupada para demostrarte que eres importante para mí.

La mirada enternecida que Lilith le dirigió, fue interrumpida por la voz de Matías a través de las bocinas, anunciando que debían volver a sus asientos y abrochar sus cinturones porque estaban por aterrizar.

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06 de Febrero de 2021 5:19 pm, Sinaí Egipto.

Lorena Muñoz.

Las camionetas todoterreno recorrieron las áridas tierras hasta llegar al corazón de la Península del Sinaí, una zona montañosa considerada una de las regiones más frías de Egipto. El equipo se alistaban en la parte trasera con sus herramientas tácticas y cascos equipados con una pequeña cámara que podía permitirle observar todo desde el interior de la camioneta, donde había instalado un pequeño centro de control.

El riesgo que implicaba eliminar a un grupo de terroristas armados, obligó que tomaran las medidas necesarias como solo dejar que Matías, Madelayne y Lilith encabezaran la operación, seguidos por algunos otros elementos adjuntos a su disposición.

Lorena hizo la prueba de audio en el canal principal de sus comunicadores, donde estaban los tres principales para mantener en todo momento comunicación con ellos. Bajaron de los vehículos para dirigirse a pie a la ubicación señalada, una propiedad casi en ruinas, guarida de un grupo peligroso dedicado a fabricar explosivos.

Aysel se le unió en el improvisado centro de control para observar a través de las cámaras el avance del equipo. Podía escuchar la voz de Lilith por las bocinas mientras les daba órdenes a todos. No había actividad visible a medida que se acercaron, todo parecía ir en orden para ellos.

—¿Cuándo fue el último registro de actividad del reporte? —cuestionó Ferrara.

—Hace menos de 24 horas —contestó—. Deben de estar dentro, los monitoreamos por las últimas 12 horas, no pudieron salir en tan poco tiempo.

—¿No hay salidas alternas de la propiedad? No sé, algo subterráneo.

—Negativo.

Se adentraron en el interior del edificio donde el descuidó era evidente y las huellas de que hubo personas habitándolo también, pero no había personas en el interior aunque estuvieran sus pertenencias. Lorena vio el reflejo de una luz roja por la cámara de Matías, algo que la alertó al instante, pero no puedo advertirles, únicamente escuchó el estruendo de una bomba explotando.

Las cámaras perdieron la señal al igual que los dispositivos de audio, simplemente se quedaron ciegas sin saber exactamente qué había pasado. El pulso de ambas se aceleró mientras comenzaron a llamar sus nombres a través de la dañada señal de audio sin obtener respuesta. Las pantallas de las cámaras no tenían señal y no recibían respuesta.

Lorena dejó sus dispositivos frente a ella para prácticamente patear la puerta de la camioneta para salir de ahí. Ante sus ojos, una nube de polvo se alzaba combinada por la arena de alrededor. Llevó sus manos a su boca en pánico al imaginar que sus hermanos podían estar muertos.

Todo lo que parecía ir bien, resultó terriblemente mal. Lorena quería correr junto con Aysel hacia la zona para verificar si sus hermanos seguían con vida, pero Inés la detuvo evitando que se acercara. Ferrara siguió corriendo hasta perderse también en esa nube de polvo con un arma en su mano y una sensación horrible en el pecho.

El corazón de ambas se detuvo por un momento, escuchando el silencio de la zona y nada más que eso, como si la muerte los hubiera estado asechando todo ese tiempo, esperando el más mínimo de los descuidos para arrebatarles la vida en un instante. Sus ojos no se apartaron de la escena, en lo que Inés la obligaba a retroceder.

Entre el polvo, los escombros y el fuego del lugar, las siluetas encorvadas se hacían presentes, no solo de sus hermanos y sus jefas, también de algunos miembros adjuntos que apenas si podían caminar. Matías era ayudado por Mads y Aysel quienes lo ayudaban a caminar, pues al parecer tenía una lesión en la pierna que sangraba sobre la arena. A su lado, estaba Lilith, cubierta de polvo pero sin ningún rasguño.

Lo siguiente que pudo procesar, fue a Inés corriendo hacia ellos para ayudarlos en lo que el alma de Lorena retornaba a su cuerpo. Aunque estuvieran heridos, aún seguían con vida y eso era lo más importante de todo.

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06 de Febrero de 2021 11:19 pm, El Cairo Egipto.

Aysel Ferrara Ávila.

Salió el baño secando con una toalla su cabello húmedo tras tomar una corta ducha para relajarse después de que horas antes casi se le saliera el alma del cuerpo. La principal razón de su preocupación estaba cómodamente sentada sobre la cama viendo su celular como si un explosivo no la hubiera casi sepultado. Lilith estaba mucho más relajada al no poseer heridas, sin embargo, se notaba algo cansada.

Las imágenes de cuando encontró al equipo entre los escombros y el fuego de la explosión, vinieron a la mente de Ferrara en segundos, trayendo consigo esa sensación horrible que trataba de alejar de sus pensamientos. Al mirar a su novia, no pudo ni siquiera imaginar todo el dolor que hubiera sufrido si le hubiera pasado algo de gravedad en la misión. Aysel estaba acostumbrada a Lilith, a tener su presencia en su vida, por lo que arrebatarle eso, era quitarle una parte de ella misma.

Además de la preocupación que no se iba, la castaña tenía que lidiar con el clima de El Cairo a pesar de que era de noche. Por la sensación de calor poco agradable para ella, optó por usar únicamente un short a la altura de la mitad de sus muslos y un top cómodo, algo que no pasaría desapercibido por Lilith.

—Tengo que admitir que estoy un poco indignada de que no hayas tomado una ducha conmigo —comentó Romanov desde su posición—. Dejé la puerta abierta por si querías unirte.

Aysel acomodó su cabello con sus manos frente al espejo mientras la miraba a través de él. Lilith le sonreía de forma coqueta.

—Ahora me arrepiento de no haber llegado antes —dijo Ferrara.

—Ven aquí —la pelinegra palmeó el colchón.

Aysel no tardó en hacerle caso y sentarse en el lugar indicado, la orilla de la cama. Lilith se levantó rápidamente para ir por uno de sus tantos productos que llevaba consigo a todas partes. Romanov tomó la toalla que estaba sobre los hombros de Ferrara y terminó por secar su cabello de manera suave, aprovechando para acariciar su rostro mientras Aysel la veía a los ojos.

Puso una cantidad de la crema hidratante sobre una de sus palmas para posteriormente frotar sus manos y comenzar a aplicarla sobre el cabello de Aysel de forma delicada.

—Esto mejorará el brillo de tu cabello —explicó—. Además de que huele delicioso.

Acomodó su pelo hacia atrás, dejando su rostro completamente libre. Al pasar sus manos por las hebras castañas, disfrutó de su suavidad y de peinarla como quisiera, ya que Aysel no le impedía nada, simplemente se dejaba hacer de manera dócil. Las manos de Ferrara se fueron por instinto a la cintura de su novia mientras esta terminaba de acomodar su cabello.

—Siempre me gustó tu pelo, es muy suave y me gusta acariciarlo —comentó Romanov con una leve sonrisa en sus labios—. Es una de las razones por las que pensé que eras atractiva cuando te vi entrar al estudio por primera vez.

—Pensé que ni siquiera me habías volteado a ver cuando entré al local —respondió Ferrara.

—Entonces lo disimulé muy bien —habló Romanov empujándola para poder sentarse sobre sus piernas.

Aysel se apoyó sobre sus manos para mirar mejor a Lilith quien estaba muy cómoda en su posición. Romanov se acercó a su rostro y le dio un corto beso en los labios.

—Tengo algo que confesar respecto a eso —dijo Lilith.

—Te escucho —la alentó a hablar.

—La verdad es que... —se aproximó de nuevo a su rostro, acorralándola contra la cama—. Cuando te vi ese día, decidí desplazar a otro tatuador para ser yo quien te tatuara. No iba a perder la oportunidad de acercarme a ti.

Sus alientos estaban chocando con cada leve respiración que daban mientras sus ojos permanecían en un contacto visual intenso que transmitía atracción y amor en su máximo esplendor, pero fueron las caricias de Lilith las que jugaron con el libido de Aysel cuando una de sus manos se paseó por su clavícula izquierda.

—Dejar que me tocaras y dejaras una marca en mí, fue la mejor decisión que he tomado en mi vida —habló Ferrara pérdida en el poder de Lilith y sus encantos.

Romanov delineó con la yema de sus dedos el tatuaje ubicado en su costilla derecha, el mismo que poseía un significado muy grande para Aysel, uno que suponía una limitación y también una forma diferente de demostrar su amor.

Baciami —susurró Lilith con un hilo de voz.

Eso fue suficiente para que la castaña rompiera la distancia entre sus bocas, comenzando a besarla de manera apasionada, enderezándose para tomar su cintura y de un rápido movimiento hacer que Lilith terminara debajo de ella. Romanov tocó cada uno de sus tatuajes sin dejar de robarle el aliento con sus besos. Desde el inicio de su espalda hasta el final, recorrió la frase en su piel, provocando un pequeño escalofrío en su cuerpo. Posteriormente, su otra mano tocó su pecho para seguir el rumbo de la serpiente por su brazo izquierdo que terminaba en su mano, apuntando al dedo anular.

—Sé que te preocupaste mucho cuando creíste que había muerto hoy —dijo Lilith acariciando su rostro cuando se separaron del beso para recuperar el aliento—. Pero es un buen momento para demostrarte lo viva que puedo estar.

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08 de Febrero de 2021 8:03 pm, Ciudad de México.

Lilith Romanov Verro.

Romanov cumplió con llegar lo más pronto posible para reunirse con Dmitry en cuanto arribara a la Ciudad de México desde su misión en Egipto. Afortunadamente para ella, el tránsito de la urbe fue fácil de evitar y no tardó en reunirse con Kozlov que la esperaba relajado con un par de bebidas en sus manos recargado sobre el barandal del primer piso del centro comercial.

Tras su reunión y común saludo, ambos se dispusieron a buscar todo tipo de atuendos en las tiendas disponibles mientras conversaban de varias cosas, entre ellas los tatuajes y sus parejas. Lilith tenía sus sospechas acerca del interés de Dmitry sobre su opinión respecto a casarse y formar una familia, aunque habían hablado el tema con anterioridad, la manera en que Kozlov se mostraba intrigado al respecto, confirmó las sospechas de Romanov.

Durante el vuelo de regreso a México, Lilith halló la pista oculta en el ramo de flores de papel. La palabra compromiso estaba resaltada con tinta en una hoja, escondida entre los varios pliegues de las rosas, haciendo casi imposible encontrarla, pero logró hacerlo después de pasar poco más de 20 minutos examinando cada flor.

Al parecer, su compromiso se acercaba y por esa razón Dmitry insistió tanto en ir a comprar algo de ropa, reservar una cita en el Spa y una Manicura que la haría lucir mucho más espectacular el día en que todo ocurriera, aunque no estuviera del todo segura de que era lo que estaba planeando Ferrara.

El masaje en su espalda acabó con las dolencias del estrés, las lesiones y las preocupaciones que llevaba consigo todos los días. Se sintió tocando el paraíso, adormilada por la música relajante, el aromatizante suave y el buen masaje que ambos recibieron.

(Conversación en ruso).

Mi espalda agradece ese masaje —dijo aliviada—. Después de esa explosión, no pensé que quedaría tan afectada.

¿Estuviste en una explosión? —Dmitry se levantó abruptamente desconcertado con lo que acababa de decir.

Larga historia —le restó importancia—. Fue un feo fracaso, pero no pasó de ahí.

Kozlov se volvió a recostar entrecerrando sus ojos. Lilith aprovechó para hablar con él, ya que no podía contenerse en lo absoluto al estar tan despejado.

Supongo que ya llegó el momento —comentó Romanov tratando de llegar al tema.

¿De qué? —cuestionó Dmitry.

Del compromiso —dijo Lilith provocando de Dmitry abriera sus ojos por la sorpresa.

¿Cómo sabes? —habló Dmitry.

No saben ser discretos para nada. Además de que Aysel se distrajo y vi que estaba buscando anillos de compromiso. Cuando íbamos de camino a Egipto me dejó una pista en el regalo que me dio —contestó la pelinegra.

Kozlov se quedó pensando un instante sin saber que responder ante eso, aunque no sabía mucho sobre los planes de Aysel, si era consciente de todo el esfuerzo y la preparación que había puesto Ferrara para que todo saliera perfecto, pues Lilith no merecía menos.

¿Cómo crees que lo tomen tus padres?

No lo sé y honestamente no me pienso preocupar por eso —respondió Romanov—. No son ellos los que se van a casar, así que no deberían de involucrarse en esto. Los quiero y todo, pero esta es mi vida y yo decido con quien vivirla.

Solo dile a Aysel por cuál ruta escapar cuando tu padre la persiga con su rifle de caza —bromeó Dmitry haciendo reír a la pelinegra.

De algo servirá el entrenamiento que le di —contestó—. O al menos eso espero porque no me quiero quedar sin prometida antes de casarme.

Aunque era evidente que sus padres estarían en contra de su compromiso y de sus intenciones de casarse, Lilith ya había tomado una decisión, aceptar una alianza que todavía no llegaba a sus manos, pero que sería suya. Cualquier cosa fuera de eso, era de menor importancia.

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08 de Febrero de 2021 11:17 pm, Ciudad de México.

Marco Ferrara Ávila.

Su hermana se veía demasiado cansada después de su regreso como para indagar en las verdaderas razones de Leonardo para visitar a Marco en su trabajo, así que solo dejó que el chico le relatara todo lo sucedido mientras ambos compartían una tranquila cena en el departamento de Ferrara.

—Insisto, parece que estaba ahí para algo más que despedirse —habló el hombre limpiando sus labios después de beber algo de refresco.

—Tal vez sí o tal vez no, honestamente no es algo que me importe mucho —contestó Aysel—. No después de que las últimas veces que lo vi se portó agresivo conmigo. Mientras más lejos de mí, mejor.

—En eso tienes razón. Probablemente, hubiera hecho hasta lo imposible para impedir tu relación con Lilith —comentó llevando un bocado a su boca.

—No lo creo, le aterra verla, así que dudo que se hubiera acercado —contestó Aysel—. Si se enterara de que pienso casarme con ella, probablemente le daría un infarto.

Marco se mostró interesado en el tema mencionado por su hermana, tenía noción de que había estado preparando algo desde algunos días debido a que Julio se lo comentó, pero quería escuchar de ella lo que estaba sucediendo.

—Hablando de eso —aclaró su garganta antes de continuar— ¿Ya tienes todo para tu compromiso?

Una sonrisa instantánea apareció en el rostro de Aysel. Ella asintió enderezándose en la silla del comedor para comenzar a hablar.

—Jamás le había puesto tanto esfuerzo a algo. Ya ordené las flores y las velas, también conseguí quien me ayudara y hablé con los empleados del hotel donde nos hospedaremos —habló emocionada—. Todo será espectacular.

—¿A dónde irán? —preguntó Marco.

—Guanajuato, es un precioso lugar para tomar una caminata de noche y luego mostrarle la sorpresa.

—Dudo que sea sorpresa para Lilith. Digo, te conozco y sé que no eres muy buena para mantener las sorpresas, así que probablemente ya sabrá un poco acerca de lo que planeas.

—No lo creo, fui muy cuidadosa al preparar todo y solo le he dado un par de pistas —dijo segura de sus palabras.

—Bueno, de cualquier forma, lograrás impresionarla —dijo él cortando un pedazo de carnes con los cubiertos—. Aunque no me sorprendería si preparaste fuegos artificiales o algo así.

—No quise contaminar el aire, así que descarté esa opción —dijo ella causando que su hermano casi se ahogara con el bocado que había llevado a su boca.

El hombre empezó a toser violentamente y tuvo que tomar un trago de su bebida para volver a su estado normal. Aysel se veía preocupada por él, pero todo se normalizó cuando aclaró su garganta y contestó.

—A veces me pregunto cómo es que eres tan cursi —dijo.

—Ay, no lo digas como si tú no lo fueras —se quejó—. De buena fuente sé que eres un romántico empedernido.

—¿Ah sí? ¿Quién es tu fuente? —dijo Marco frunciendo el ceño.

—Julio —dijo su hermana con una sonrisa victoriosa.

Marco no podía negar aquello, así que solo se limitó a guardar silencio, mientras que en su mente pasaban todos los detalles cursis que había hecho para Julio y todas las palabras de la misma índole que le había dicho en varias situaciones.

—Tal vez lo cursi es de familia —dijo Ferrara sonriendo.

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