8. Sorpresa
Oliver consiguió un trabajo en una florería muy amplia y que pagaba bien, gracias al rubio que luego se presentó como Blake. Y Alisteir, que era el castaño sin vergüenza al hablar.
También conoció a un chico de unos catorce años, rubio, ojos azules y personalidad rebelde y violenta. Su nombre era Seth, y trabajaba con él. Poco después se enteró de que él era el "oxigenado" al cual Alisteir emparejaba con el de ojos anaranjados. Solo un detalle sin mucha importancia.
Pasó un año sin muchos problemas. Su trabajo le gustaba y obtenía algo de ayuda de sus nuevos amigos, tanto en el sentido monetario como con los demonios a su alrededor.
Seth golpeaba a cualquiera que quisiera pasarse de listo en la florería, fuera cliente o no, pues Oliver no le caía mal. Tampoco voy a decir que le caía bien, le daba ganas de torcerle aquellos brazos vendados en algunas ocasiones, pero luego de un rato se distraía haciendo ramos y se le olvidaba.
Blake era muy amable y considerado con el pelirrojo. Para ser alguien que muchas veces se distraía leyendo o jugando con sus consolas portátiles, nunca se le olvidaba darle algo de dinero a Oli para que este pudiera arreglárselas. También le hacía comida y su presencia parecía alejar a cualquier demonio. Era como si ese rubio no tuviera demonios, literalmente...
Con respecto a Alisteir... Se llevaban bien, a Oli le incomodaba quedarse a solas con él, pero no le molestaba escucharle hablar sobre dinosaurios, comida y el afamado "Chrispy" al cual no conocía personalmente aún y no tenía muchas ganas de conocerle.
Por los demonios, ya se sabe. A ver si pasaba algo malo.
Se cambió de institución un par de veces, siempre por temas monetarios más que por el constante abuso y la falta de amigos, hasta que llegó a una que le costaba poco dinero y no era mala. Así podría despreocuparse un poco, que era lo que necesitaba.
No se llevaba bien con sus compañeros. Como siempre, era el blanco de burlas, y para colmo, lo llamaban "maricón" por su personalidad y nerviosismo al hacer contacto más con hombres que con mujeres. No lo negaba, pues sí sentía atracción sexual hacia el sexo masculino... Pero tampoco lo afirmaba.
Soportaba todo. Los insultos, las insinuaciones, los toqueteos por debajo del banco en plena clase, en los pasillos y en los baños. Los golpes cada que iba a la cafetería, la ignorancia voluntaria de los profesores...
Lo odiaba, todo eso. Era asqueroso. Era doloroso. Estaba harto. Muchas veces se planteaba la incógnita de ¿Qué pasaría si fuese a la misma institución que Blake y Alisteir? Ninguno de ellos irían a su misma clase, y era imposible el solo pensar en ir con ellos.
Asistían a una institución algo costosa. Oliver no podía permitirse ese lujo...
Ese día lo habían cambiado de asiento para hacer el exámen. Lo pusieron al lado de uno de los que lo toqueteaban para molestarle. Quiso pedirle al profesor que no lo pusiera a su lado, pero no fue escuchado y tuvo que hacerlo.
Hizo el exámen como podía, pues, como era de esperarse, empezó a sentir una mano en contacto con su pierna.
Primero el muslo, para ir subiendo... Se las arregló para tocarle el trasero, de forma tan descarada y sucia que Oliver no podía ignorarlo. Ni siquiera sabía que hacer para que se detuviera.
Quería levantarse y huir, pero estaba petrificado, temblando levemente mientras mantenía la cabeza hacia abajo y la vista en la hoja, escribiendo como podía.
Tocarle el trasero no era muy fácil por lo que la mano se fue hacia la parte delantera. El pelirrojo, mordiéndose los labios mientras sus ojos permanecían cristalizados, detuvo esa mano y la intentó apartar. Lográndolo.
Era una suerte que pudiera terminar un exámen en buen tiempo...
Iba a dejar la lapicera en la mesa y tomar la hoja, pero quien siempre le molestaba, al ver que el profesor se levantaba y salía de la clase para atender una llamada, le jaló de una mano y la pocisionó sobre su entrepierna.
El pelirrojo no logró reaccionar, y le dio tiempo al abusor de susurrarle suciamente en el oído.
- ¿Porqué no vienes luego a los baños? Y me la chupas, seguro que te gusta mucho la idea ¿No? Putito de mier... - Oliver se removió repentinamente antes de dejarlo terminar para soltarse, levantándose con los ojos cerrados fuertemente, al momento en que el profesor volvía a entrar. Abriendo los ojos de nuevo, tomó con rapidez su hoja y avanzó hacia el escritorio, pálido.
No contaba con que alguien le pusiera el pie y tropezara con éste, cayendo al suelo con un audible estruendo. Las risas resonaron, y el profesor les calló, antes de retar al pelirrojo por ser tan torpe y distraer a sus compañeros.
Oliver se mordió de nuevo los labios, apretando los ojos antes de levantarse lentamente y llegar al escritorio de su profesor, dejándo allí su exámen.
Iba a pedirle que le permitiera ir al baño, así podría esconderse, pero fue interrumpido por la puerta abriéndose.
-Permiso - los ojos del pelirrojo se encontraron con unos almendrados al momento en que desvió la vista hacia esa voz. Conocía esos ojos. Como si pudiese olvidarlos... - Necesito sacar un momento a Oliver Signoret.
Los compañeros del mencionado empezaron a murmurar. Cosas como que ese era el estudiante transferido de último año, que para qué llamaban a Oliver, que el castaño en la puerta estaba muy bueno...
El profesor volvió a callarlos, para luego voltear la cabeza hasta el "visitante".
-Estan en medio de un exámen, Ubach - murmuró el profesor mientras fruncía el ceño. El muchacho no se inmutó, apenas sonrió. Sus ojos almendra brillaron con burla.
-Yo veo que el señorito Signoret ha terminado su exámen. Puede salir un momento ¿No? Lo devolveré en una pieza - con cada palabra parecía burlarse.
El profesor, tras meditarlo, terminó accediendo.
-Ya qué. Ve - Oli asintió casi de inmediato, acercándose a ese chico que lo pasaba en altura... y que le había robado su primer beso.
La sorpresa era trasmitida mediante sus ojos, pues no lograba balbusear nada. Le siguió sin rechistar, mirándo siempre la espalda del apellidado Ubach mientras éste caminaba sin hablar.
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