7. Trabajo

Quiero disculparme por... bueno, no actualizar. Tuve algunos problemas al hacer los capítulos. Por ello, voy a intentar ser más activa y que hayan menos problemas...

Dedicados a las dos personitas que han comentado ¡Aquí tienen capítulos nuevos!

Bien, empecemos.

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Largarse de ese internado no fue fácil. Menos al tener que ocuparse de ocultar lo sucedido y procurar recuperarse totalmente. No le ayudaba, para nada, ser fácil de leer, por lo que sus esfuerzos fueron mayores al punto en que terminaron por permitirle largarse.

Pero lo sacaron a patadas del orfanato, con la excusa de que ya estaba muy grandecito y podía arreglárselas por si mismo en el cruel y devastador mundo que desde pequeño le había hecho sufrir. Quince años ¿Eso es estar grandecito? Oliver se lo creyó y decidió encargarse de sus cosas lo mejor posible, pues el orfanato le había dado la suma suficiente de dinero como para que consiguiera comida para un mes y algún hogar por un tiempo.

Pero las deudas llegaron.

El pelirrojo era muy malo buscando trabajo, y su edad no ayudaba demasiado a que lo aceptaran. Ni su edad ni su apariencia o personalidad.

Un milagro que no lo sacaran de su barato departamento antes de cumplir los dieciséis, que fue cuando empezó a estar en un estado crítico económicamente y a necesitar dinero lo más rápido posible. Llegando a vender algunas de las pocas cosas que poseía por algo de dinero para comer y aligerar sus deudas.

Pero...

De camino a buscar un trabajo que le ayudara a resolver todos éstos problemas, sintió que le seguían. No quiso voltear por miedo, por lo que apresuró el paso lo más disimuladamente que pudo, desviándose a un callejón por error, pues no se fijó correctamente antes de entrar y percatarse de que se había acorralado solito.

Dos muchachos, a los cuales no vio bien, lo agarraron e intentaron sacarle todo lo que tenía en los bolsillos, lo cual era la billetera y sus llaves. No, Oliver no tenía teléfono celular, nunca había tenido. ¿Cómo lo pagaría?

El punto es que logró que no le sacaran lo poco que tenía, eso sí, sus asaltantes parecían no rendirse, por lo que intentaron inmovilizarlo mientras el menor chillaba. Lo callaron a la fuerza.

Nuestro protagonista cerró los ojos con fuerza, intentando pensar alguna forma de escapar que no terminara en fracaso. Aún a sabiendas de que no podía hacer nada.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos bruscamente. Escuchó unos quejidos y como era soltado de su agarre. Al abrir los ojos, Oli hizo una mueca de sorpresa, confusión y alarma, todo en una, pues no estaba seguro de lo que pasaba.

Un chico alto, de cabellos rubios y uniforme escolar, parecía haber noqueado a los otros dos muchachos. No podía verle el rostro por la posición en la cual se encontraba, pero imponía. Y eso no le daba mucha confianza u alivio...

Oliver recordó el olor a menta y el terror se apoderó de él, provocando que sus piernas le fallaran y cayera al suelo, volviendo a cerrar los ojos mientras temblaba.

Pero no había olor a menta.

Olía a rosas. Abrió los ojos tímidamente luego de un rato, encontrándose primero con una mano extendida hacia su persona. Al mirar hacia arriba se encontró con un rostro diferente al del príncipe, y unos ojos brillantes que simulaban el color naranja.

-¿Estás bien? - preguntó de forma suave aquel chico, en un tono preocupado pese a que su rostro no demostraba demasiado. Estaba impasible.

No logró responder.

Pudo ver como un chico algo enano entraba rápidamente al callejón con una gran sonrisa, llevando el mismo uniforme que el rubio, solo que algo sucio y desaliñado, combinando con sus castaños cabellos despeinados. Llevaba lentes, y por el reflejo de éstos con la luz no podía ver sus ojos.

Pareció no percatarse del pelirrojo al detenerse justo al lado del rubio.

-¡Les diste su merecido! ¿Tienen algo como para que se los pueda robar..?- empezó a decir con una voz levemente infantil, antes de mirar hacia Oli y simular sobresaltarse, señalándolo -¡Mierda! ¡Un testigo!

Oliver no comprendió muy bien, pero antes de que pudiera hacer algún gesto, el rubio le levantó y sonrió, negando con la cabeza.

-No va en serio. No robamos, solo está fingiendo - aclaró con aquel tono suave. Al estar parado, pudo notar que el de ojos naranjas le llevaba una cabeza, y el castaño apenas llegaba al mentón del pelirrojo.

-Gracias por arruinarme todo, rubio - el de lentes infló las mejillas mientras le daba un codazo al más alto. Oliver logró notar el color verde que resaltaba tras los cristales de las gafas.

-De nada - murmuró el rubio, acariciándole la cabeza al pequeño.

Oli intentaba enterarse de qué ocurría, o de qué debía hacer. Pero las respuestas parecían no llegarle en ese momento.

-Oye... - el castaño lo había estado mirado de arriba a abajo constantemente, poniendo al pelirrojo algo incómodo -¿Te gustaría que mi hermano te hiciera morder la almohada? No sé porqué al verte, me dieron ganas de ver como gimes y pides por más y mi hermano te... - el rostro de Oliver era un poema, estaba totalmente sonrojado e impactado por la pregunta, pues era extraña. Su contrario no daba signos de sentir vergüenza, solo de pensar... Hasta que siguió con lo que decía. -Mierda, ahora quiero un trío - y el pequeño se mordió el pulgar, como frustrado.

Estaba mudo. Bueno, ahora sabía que se había encontrado con dos homosexuales como él, y que eran... ¿Hermanos? No se parecían en nada...

¿Y si solo era un forma de llamar al otro? Como otro nivel de amistad...

-Ignóralo, esto es normal... Supongo - salió de sus pensamientos al escuchar a su salvador, ladeando un poco la cabeza ¿Normal? Bueno, entonces estaba bien... Por suerte, para este punto el calor agolpado en sus mejillas se había aligerado.

-¡Ni se te ocurra ignorarme! Pero no te preocupes por lo que dije, lo del trío no es posible aún. Soy virgen y pienso darle mi primera vez a Chrispy~ - Oliver se alarmó al escucharle gritar así, pues no supo que hacer. Tampoco con lo siguiente, cada vez estaba más perdido y confundido. ¿Quién era Chrispy? Era un nombre muy extraño, seguramente era un apodo...

-Antes de ser su novio querías que yo tuviera tu primera vez - Bueno, se le prendió la lamparita al pelirrojo al escuchar esas palabras del rubio. Así que ese castaño era novio de un tal Chrispy...

-¡Cállate! Estás bueno, pero decidí que eras mejor pareja con el oxigenado ¿O es que estás celoso? - Oliver seguía perdido, escuchando la conversación mientras intentaba entender todo. ¿Oxigenado? Seguro que no se refería a nada con relación al aire.

-Lo siento, no me atraes de ese modo - afirmó de forma segura y suave el de ojos naranjas, dando por terminado el tema.

-En fin ¿Qué estabas haciendo por aquí? - el pelirrojo tardó en enterarse de que el castaño le hablaba a él, por lo que empezó a balbucear levemente antes de poder susurrar su respuesta.

-B... Buscar trabajo... - respondió por fin, y el de lentes se acercó peligrosamente, mirándole con curiosidad.

-¿Ah? ¿Que edad tienes?

La vista de Oliver miró al rubio, rogándole mediante ésta que alejara un poco al castaño. Le estaba poniendo nervioso. Dicho rubio asintió obedientemente y, tomando al menor de los hombros, lo apartó.

- Diesiséis... - murmuró antes de que el de ojos verdes pudiera reclamarle algo a su "hermano" por alejarlo.

-Que joven para buscar trabajo - comentó el mayor, pues si, lo mirabas y te dabas cuenta de que era mayor. Oli no dijo nada con respecto a eso, no se veía capaz de explicar nada...

-¡Vaya! ¡Solo un año más que yo! - exclamó con una gran sonrisa el menor de los tres.

-Nosotros podemos ayudarte... - murmuró el de ojos anaranjados y olor a rosas, mirando a otra lado.

-¿Te gustan las flores? - Desorientado por tal pregunta repentina del menor, el pelirrojo asintió con la cabeza de manera tímida, a lo que el de lentes aplaudió de forma leve y le tomó de la mano alegremente - ¡Bien! Seguro que te contratan y todo.

No le dejaron decir nada más, pues ya lo estaban arrastrando a donde sea que le llevasen. Ni siquiera sabía sus nombres y los estaba siguiendo...

El silencio los rodeaba, bueno, hasta que el castaño habló repentinamente, poniéndose la mano libre, pues aún tomaba la de nuestro protagonista, en el mentón.

-Por cierto, ahora quiero un dulce.

-Luego te compro. Pero nada de paletas y esas cosas, no quiero que te pase lo de la última vez...

-¡E... Eso fue porque justo tenía el calentón y esa paleta me hizo pensar en...! - empezó a excusarse rápidamente, como si lo hubiera alterado recordar aquello que el más alto le había mencionado. Como siempre, Oliver no entendía, menos con su inocente pensar... - Mierda... Ya quiero que Chrispy acepte desvirgar mi culito...

Oliver se sonrojó ¿Cómo podía decir eso de forma tal ligera y normal?

-¿E...Estos temas son comunes en sus conversaciones...? - le preguntó al rubio, que estaba totalmente impasible. Fue un susurro apenas audible.

-Más de lo que crees. Parece un niño de lo más angelical, pero abre la boca y... bueno, yo creo que es ninfómano... - le devolvió el susurro, en actitud pensativa mientras lo consideraba.

-N...¿No sería "andrómano"...? - inquirió el pelirrojo, algo desorientado, pues "ninfómano" no existía, en cualquier caso era "ninfómana", pero ese era el término para las mujeres...

El más alto negó con la cabeza levemente y se encogió de hombros.

-Insisto en lo de ninfómano. Le gusta la idea de que le den, dice que se puede obtener más placer...

Oliver palideció y por poco se tropezaba con sus propios pies. Había recordado su episodio con el príncipe, el dolor... Si el castaño no estuviese arrastrándole, seguramente se hubiera caído.

-¡Pero du... duele mucho...! - exclamó, alterado. El menor le miró y también exclamó, pues había escuchado parte de la conversación.

-¡¿Eh?! ¡Claro que no! Si se hace con cuidado y con una buena preparación casi no duele la primera vez, por lo que he estado preparandome muy bien y... - se interrumpió a si mismo en la explicación, alzando una ceja mientras le miraba curioso - Espera ¿Cómo sabes que "duele mucho"?

Oliver no podía estar más pálido, su nerviosismo se notaba de lejos, pese a que el de lentes parecía ignorar eso.

-Se... ¿Sentido común...? - murmuró, carente en su totalidad de seguridad. El rubio le puso la mano en el hombro para que se tranquilizara un poco, deteniéndose los tres en plena calle. El castaño le había soltado la mano.

-Nah, no importa- el menor se deshizo del tema como si nada, aunque unos momentos luegos sus ojos se abrieron con sorpresa y se dio un golpe en la frente- ¡Se me hace tarde! ¡Jo, quedé con Chrispy para hacer la tarea! ¡Adiós pasiva! ¡Me debes el dulce querido activo! - y se largó huyendo, haciendo que Oliver volviera a confundirse mientras el mayor saludaba al menor de los tres antes de perderlo de vista.

- ¿Seguimos? - murmuró el rubio, y los dos volvieron a andar, hacia algún lugar que el pelirrojo desconocía aún...

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