🎄🎁 Sorpresa de Navidad 🎁🎄
Me quedo perdida en mi reflejo del espejo mientras trato de procesar que esta noche lo veré después de tanto tiempo, 8 años para ser exacta, años en los que solo he tenido que conformarme con ver su sonrisa en redes sociales o noticieros.
Pestañeo varias veces para volver a la realidad y me despabilo para intentar una vez más concentrarme en lo que se supone que sería mi maquillaje, algo natural pero que pensaba resaltar en su máxima expresión con mi labial rojo. No es como si pensara hacerlo intencionalmente porque su color favorito es el rojo, pero es que me encanta como me luce, y pues sí, me engañaría diciendo lo contrario pero también espero impresionarlo, mucho más cuando soy yo quien tiene que entregarle un obsequio por el día de Navidad y quiero dar una muy buena impresión ante él y los demás, aunque siendo sincera ya estaba fallando desde el principio en eso cuando se suponía que debía estar en el salón a las 8:00 de la noche y ya casi eran las 8:30. Odio ser impuntual, pero lamentablemente estaba llegando tarde debido a las múltiples ocasiones en que me quedaba viendo al espejo sin parpadear y no continuaba con mi maquillaje.
Me pongo de pie cuando he concluido con el último retoque, satisfecha del resultado que conseguí y con las ondas de mi cabello que me han quedado perfectamente acomodadas. Sonrío y me giro para tomar de la cama el vestido negro ceñido que compré para la ocasión. Cuando estoy lista no pierdo más tiempo en bajar y tomar un taxi que me traslade lo más rápido posible. Una vez he llegado, miro fijamente la puerta de entrada del salón y respiro todo el oxigeno que puedo para luego soltarlo lentamente.
— ¡Yo puedo! ¡Yo puedo! —susurro para darme ánimos pero al momento de dar el siguiente paso me detengo y me giro —No, no puedo.
— ¡Pensé que no llegarías, Samy! —escucho la voz de David, detrás de mí. Me giro fingiendo una sonrisa y me saluda con un abrazo y luego sonríe. —Llegas hasta más tarde que el mismo Christopher —ríe y siento que me quedo sin aire al escuchar su nombre. —Ven, estábamos esperándote, el intercambio de regalos está por empezar.
— ¿Tan pronto?
—Preferimos hacerlo mientras estuviésemos sobrios —dice juguetón y solo niego, pues conocía a mis amigos y sabía que no se irían felices de esta reunión sino hasta que tengan que sacarlos cargados sobre el hombro.
Me toma del brazo y me hala hasta dentro del edificio, entramos a un gran solón decorado muy elegante para luego llegar a una gran mesa que se encontraba en el centro y donde todos los invitados estaban sentados. En efecto, era la última en llegar.
Saludo lo más rápido que puedo a los invitados pero cuando noto que Christopher es el siguiente me congelo por unos segundos y el sonríe en modo coqueto. Odio que haga ese tipo de cosas, no sé si no es consiente o solo se hace el bobo, pero la verdad es que todas nos derretimos con sus gestos y su sonrisa, creo que yo mucho más, lo acepto.
—Hace tanto que no nos vemos, Sam —dice y se pone en pie, dándome un beso en la mejilla y abrazándome. Me tenso al sentir sus brazos rodeándome y solo respiro hondo para intentar tranquilizar mi corazón que está a mil por horas, permanecemos tan cerca el uno del otro lo justo como para que su aroma llene todos mis sentidos.
Sigue oliendo tal como lo recordaba, y es que no es el perfume, porque ahora definitivamente percibo un aroma a perfume de lujo, pero él sigue oliendo a él, a su esencia, pero es algo que definitivamente no podría describir con palabras.
En definitiva estoy paralizada, no puedo hablar. Lo evidente sería decirle que lo he echado de menos o que era un gusto verlo después de tanto, pero solo puedo sonreírle cuando se aparta y me mira a los ojos. Es impresionante como aún sigue teniendo el mismo efecto sobre mí.
— ¿Estás bien? —me susurra y simplemente asiento. —Bien, propongo que Samy sea quien empiece —habla para todos y los demás sonríen y aplauden en confirmación —Es tu castigo por llegar tarde —vuelve a susurrarme y se sienta en su lugar.
Me quedo de pie con los ojos de todos sobre mí y me aclaro la garganta, siento como las manos han empezado a sudarme debido a los nervios y sé que no faltará mucho para que también empiecen a temblar.
—Listo... —logro hablar finalmente — pues, mi amigo secreto de esta noche es una persona que... que... pues él... eh... —miro a Christopher que no deja de sonreír burlón y juro que quiero golpearlo en la cara con su obsequio. Harta de la situación y en un acto de valentía alzo el obsequio frente a sus ojos y se sorprende —Es para ti, Chris. —digo y todos empiezan a aplaudir y cuchichear emocionados.
— ¿Yo? No te creo.
—Sí, ¿hay algún otro Christopher aquí? ¡No seas bobo!
— ¿Puedo abrirlo? —pregunta emocionado. —La verdad me encanta que hayas sido tú quien me dé el obsequio.
—Claro —digo empezando a sonrojarme por lo que dijo y sintiéndome segura de que el reloj que me costó la mitad de mi sueldo le encantaría. Era muy su estilo.
No le oigo decir nada cuando observa el interior de la bolsa, solo me mira con cara de sorpresa y confusión y luego introduce su mano en la bolsa para sacar una tanga con un diseño de Grinch con gorrito navideño.
¡Ay Dios, no!
Me quedo congelada viendo como saca después la tarjeta que le había escrito a mi mejor amiga y la lee en voz alta:
— "¡Ho, ho, ho! Eleva tu espíritu navideño, bebé... con amor, Sam."
Todos empiezan a reírse al segundo, mientras yo solo estoy deseando que la tierra me trague. Christopher me dirige una mirada y eleva una ceja cuestionándome por el regalo.
¿¡Qué hiciste, Samantha!?
—Yo... —estoy en shock, me siento tan avergonzada que no sé que decirle. —Chris, eso no era para ti —logro decir. —Lo juro.
— ¿No?
— ¡No! Solo fue una terrible confusión. Lo siento mucho.
— ¿Estás segura? Porque a mí me gusta —sonríe y se acerca para hablarme al oído. —Creo que es el mejor regalo que me han hecho en la vida, gracias —deja un beso en mi mejilla y se aleja para luego guiñarme un ojo.
Aún consternada veo como toma la prenda con sus dos manos y acto seguido se la pone por encima de sus jeans negros para modelar frente a todos los presentes. No puedo evitar empezar a reír fuertemente con la locura que está haciendo.
—Me queda perfecto, ¿verdad? —le habla a David y este niega sin poder aguantar la risa.
—Me quedaría mucho mejor a mí —responde y Christopher lo mira como si estuviese analizando seriamente que a su mejor amigo le quede mejor que él la tanga.
— Pruébatela y salgamos de dudas —dice finalmente y se la quita para que David se la pruebe.
David no pierde tiempo y ahora es él el centro de atención, caminando en mitad del salón y haciendo movimientos de twerking mientras todos los demás reímos y aplaudimos.
Noto a Christopher acercarse a mí y sin decirme nada me toma de la mano y me aleja de todos para conducirnos a una de las terrazas del lugar. Lo sigo sin decir una palabra y cuando estamos fuera nos detenemos y me dirige una sonrisa cálida.
— ¿Entonces ese no era mi regalo?
—Ya te dije que no, lo confundí con el de mi amiga. Quería hacerle una broma y por intentar no llegar más tarde de lo que llegué, tomé la bolsa equivocada. Discúlpame, Chris.
— No te preocupes, Samy, hace tanto que no me divertía tanto como hoy, no te imaginas lo caóticos que han sido estos últimos meses. Estar en casa de nuevo es maravilloso. —habla y noto lo relajado que se siente. Sonrío en respuesta y asiento.
— Me alegro mucho, sin querer hice que pasaras un momento que de seguro te hará reír cada que lo recuerdes.
—Eso tenlo por seguro. Gracias, Samy —dice y siento como envuelve más su mano a la mía.
Bajo la mirada sorprendida, pues no había caído en cuenta que aún me tenía agarrada de la mano.
— ¿Y ahora qué? —habla, llamando mi atención. Alzo la mirada y me topo con sus ojos, su mirada viéndome y quizás analizándome, como si tratara de ver dentro de mí.
—No entiendo la pregunta —respondo con sinceridad. Él sonríe.
—Hoy te ves hermosa, ¿sabes?
—Gracias —le digo sonrojándome y levanta su otra mano para apartar un mechón de cabello de mi rostro.
— ¿Y ahora qué? —vuelve a preguntar en un susurro mientras no aparto mi mirada de sus ojos.
Christopher parece estar esperando una respuesta, pero no puedo decirle nada. No sé exactamente que es lo que quiere que le responda.
—Yo... —intento decir algo cuando la puerta a nuestras espaldas se abre. Es David.
—Es tu turno, Chris. Debes darle tu obsequio a tu amigo secreto —dice y le lanza la tanga de Grinch. —No tardes.
David se aleja y ambos nos miramos esperando que alguno diga algo. Intento quitarle de las manos el "regalo" que le di pero es más rápido y se lo guarda en el bolsillo.
—No mentí cuando dije que me encantó... —habla y empieza a caminar hacia la puerta, soltando mi mano en el acto. —pero la verdad es que más me encantas tú —dice y sonríe ampliamente, sintiendo mi corazón acelerarse mucho más de ser eso posible.
— ¿Y ahora qué? —soy yo la que ahora pregunta.
—Ahora, Samantha... ahora puede que sí tengamos el tiempo a nuestro a favor —dice y se aleja rápidamente del lugar.
Solo lo observo de lejos cuando llega a donde están todos los demás chicos y él empieza a hablar con un obsequio en la mano. Sonrío cuando noto que dirige su mirada hasta donde me encuentro y me guiña un ojo.
Tomo aire decidida a averiguar a lo que se refería Christopher y camino hasta el centro del salón.
Puede que la mejor sorpresa de la noche aún este por llegar.
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