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Death miro la escena con cuidado, no tenía que estar molesto, no podía sentirse así y ni siquiera debía pensar en eso e primero lugar, entonces ... ¿Porque lo sentía?
Se suponía que este sería un viaje tranquilo, sabía lo mucho que Gato quería ver a su madre. — Claro, ¿Porque no? — Fue lo que le había dicho cuando se enteró de los planes.
Realmente no había un motivo para que ese viaje no se hiciera. Y si bien su trabajo como la muerte ameritaba el tiempo completo el era rápido y podía aparecer fácilmente así que no lo descuidaría, era de alguna manera un viaje familiar y únicamente irían Gato, los niños y el.
Tanto Kitty como Perrito se quedarían en el "Pequeño cachorro" (cómo cariñosamente Perrito había nombrado al barco) en lo que regresaban.
— ¿No estarás nervioso o si? — Gato le había dicho antes de irse. — ¿Porque debería?
— Bueno, los chavales tienden a hacer un poco molestos aveces y conocer a mi madre ... ¿Seguro que estarás bien? — Gato preguntó, mirándolo fijamente mientras tomaba una pequeña maleta.
Tan pequeña que fácilmente Death podía fácilmente tomarla con un dedo y llevarla.
— No te preocupes Gato, además esto será divertido Gatito. — Le había sonreído en ese momento. Con una mirada llena de la confianza necesaria para calmar cualquier duda que tenía.
Tomo con molestia aquel vaso de agua que ahí estaba, miro con detenimiento varías fotografías que e encontraban en la pared. Había una que le llamaba la atención. En esa fotografía se encontraba su novio y un huevo con una sonrisa algo tonta, parados al lado de varios fréjoles junto con la madre de estos. Sonrientes y tranquilos Death supo que tenían una buena relación.
Sus orejas se movieron cuando escucho las risas provenientes de afuera, los tres diablos corrían afuera jugando con otros niños, Gato corría tras ellos mientras escuchaba sus risas. Tras el su madre le reía mientras corría, era obvio que jugaban juntos.
Death puso sus ojos fijamente en la mesa dejando el vaso, recordaba las palabras de Kitty antes de iniciar ese viaje. — No lo arruines. — Un mensaje corto pero claro. Perrito únicamente había dado ánimos mientras los miraba irse.
Camino hacía afuera y al abrir la puerta un fuerte trueno se hizo presente, varios de los niños se metieron o continuaron jugando mientras gruesas gotas de lluvia bajaban. — ¡¿No sabe donde está una parte de mi cola?! — Cantaron estrepitosamente mientras rodeaban a una niña mientras saltaban a su alrededor.
— ¡Entremos! — Grito la mujer mientras tomaba a varios de los niños. Death finalmente se animo a salir, camino en dirección a su pareja e hijos mientras sentía las gotas de lluvia golpeando su cuerpo. Los gruñidos y risas se daban cada ve mas, podía sentir a la mujer detrás de el corriendo. — ¡Entren Maldita sea!
Varios de los niños corrieron en dirección hacía adentró dejando a unos pocos afuera, Death se dio la vuelta y los miro detenidamente. — ¡Metanse! — Gato erizo un poco su pelaje al escuchar a la mujer los tres diablos corrieron hacía adentró y los únicos tres que quedaban fueron visto por Death mientras la mujer gritaba y miraba la parte de atrás. — ¡Quien no se meta me lo llevo!
Grito y sintió como corrían inmediatamente hacía la parte de atrás. — ¿Molesto? — Preguntó con una sonrisa mientras lo miraba. — ¿Se nota demasiado?
— ¿Puedo preguntar? — Death le negó mientras apuntaba con su cabeza en dirección hacía adentró. — Los chavales se estan divirtiendo mucho.
—Pude notarlo, ¿que tan conocidos son ahora? — Preguntó mientras miraban Perla siendo secada con una toalla por la mujer. — Casi tanto como pensé que serían, harán más colegas conforme a nos quedemos más aquí.
— ¿Mas conocidos?, creo que todo el orfanato los conoce a este punto y solo llevamos un día aquí, cuando nos vayamos en tres días dudo que no vengan a despedirlos todo el pueblo. — Gato dio una pequeña sonrisa mientras se secaba con una de las toallas.
Death se recargo cuidadosamente al lado de una gran mesa. — ¿Es idea mía o los peques se están portando mejor que de costumbre?
— Puede que sea así. — Contesto Death. — ¿Sabes?, Si sigue así puede que nos quedemos aquí. Capaz que se comportan mejor, ¿No sería grandioso?
Bromeo mientras que Death solo pudo mostrar una pequeña sonrisa que rápidamente se había desvanecido, era cierto.
Los tres se habían portado mejor que de costumbre, se atrevía a decir que mejor que cuando Gato los tenía, que cuando Perrito los vigilaba o cuando Kitty estaba con ellos.
Pero nunca con el (más allá de pocos momentos) realmente nunca podía decir que fue su preferido o cuanto menos lo miraban de una manera que en un principio no fuera desafiante.
Ya tenía varios meses con Gato formalmente y los niños podían ser por momentos tan hostiles como el primer día, por un segundo podía jurar que era al único a quien no dejaban de molestar fácilmente.
Sintió que podía empezar a gruñir en cualquier momento.
(...)
Imelda sabía que tenía un hijo excepcional. A los ojos de una madre todo hijo lo era, pero para ella aquello podía superar lo que ella misma se había planeado a lo largo de los años.
Había sido una verdadera sorpresa cuando descubrió que su hijo ya tenía sus propios hijos. Sus queridos nietos la habían amado desde el primer día que la conocieron y a diferencia de la manera ligeramente hostil con la que trataban a los extraños no dudaron en saltar en ella.
Ella los quería mucho y ellos también la querían a ella. No dudaban en ir a acercarse o tan siquiera pasar el rato con ella, a Imelda le gustaba bromear con que posiblemente pasaba tiempo con ella para esconderse de Death.
Ante tales burlas no había una respuesta hostil y únicamente se respondían ante chistes tontos o una que otra frase sarcástica por parte del lobo.
Death no podía evitar notar por momentos como aquellos niños lo miraban cuando la mujer hacia aquellas bromas mientras se acurrucan gustosos ante ella.
Death sabía que los celos eran algo común en la vida de los mortales, pero no tenía la necesidad sentirlos.
Jamás los sintió en su relación con Gato, jamás tuvo la necesidad. Entonces, ¿Porque los sentía en esos momentos?
Gato lo miro al lado de el mientras se encontraban en el patio del orfanato. Viendo aquella escena que a Gato le había parecido tan tierna y que a Death no podía evitar molestarle.
Gonzalo se escabulló entre las faldas de la mujer mientras que Perla se recargaba en su pecho mientras ronroneaba. Timoteo por su parte lamió su mejilla izquierda mientras que Imelda sonreía. — Vengan aquí mis niños. — Dijo dulcemente mientras los abrazaba.
— ¿Te encontráis bien? — Gato le pregunto mientras lo miraba. — Si. — Fue lo único que dijo, los tres gatos movieron sus colas y se sentaron en las piernas de la mujer.
— ¿Estás seguro? — Gato no obtuvo respuestas ante eso.
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