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Mientras la princesa cometía traición con el hijo de Lilith y Alejandro fuera sentenciado hacer azotado por la princesa y mirar como ella mataba a Victoria el duque logró escaparse del calabozo para buscar a Daniel y enfrentarlo pues necesitaba darle algo de su propio chocolate a la ojiverde.
El ángel guardián había acabado de cerrar el establecimiento comercial, he iba a pedir a Sophía huir con él.
No podía dejar de pensar en su sentir, además en todo lo que había pasado la noche anterior y la noche traspasada, aquello solo quería decir que el paso de la princesa por la tierra acabaría pronto acelerando el proceso, como si Emmanuel y Lucifer necesitarán que todo eso pasará, para la llegada del Infinitium, traducción para el fin de la humanidad. Cerró con candado la persiana eléctrica, su padre ya se había ido hacia algunas horas del lugar, cuando alguien le apunto con una espada de metal.
—Daniel, te reto a Sanguis Lactus—la voz del duque de Gabrielle, era bastante similar al gruñir de un perro con rabia pues poseía tantas razones y tantas maneras de querer matarlo, que no supo cuando el joven mesero le arrebató la espada sonrío y se alejó un poco para decir.
—Sabes eres un idiota—, de repente el ángel saca un sable de luz y le devuelve el arma al traidor—, desafiarme a mí, pero porque no nos vamos de aquí— le iba a herir en el orgullo— o quieres que todos tus plebeyos se den cuenta que eres solo una sabandija, la cual se cree muy digno para la princesa.
—Tu digna princesa debe de estar revolcándose con el primero que se le atraviese — estaba tan cerca a Daniel que podía escuchar los dientes de su futuro contrincante en fricción — por ejemplo, Esteban James.
El alado sentía odio por primera vez hacia la humanidad, entonces tratando de controlarse le dio un fuerte puñetazo quebrando algunos dientes a Alejandro.
—Déjame recordarte que muy posiblemente seré yo, el nuevo Rey de Sion —, el duque conto los dientes con la lengua y no estaba nada contento con lo que pudo contar.
—Si yo soy un idiota, te vieron la cara...—escupía sangre — imagínate que la Reina Clariz, ya me consiguió remplazo —, se coloco en posición de defensa —, va a casar a la puta, con el comandante de la Comarca de Exiliados.
—No te permito que hables de esa manera—, lo alzo de la camisa y se trasladaron a un bosque oscuro —sabes eres un simple humano.
Alejandro no entendía solo podía ver a una luz y oír la voz del hijo de Gerard.
—No me vengas con tus amenazas —trataba de agudizar los sentidos, pero no le era posible, la luz era tan brillante y caliente que le era imposible, hacer algo— deja tus amenazas y pelea.
—Sabes no necesito amenazas para hacerte temblar las piernas —, cuando la luz se apago y vio a Daniel con un aspecto diferente frente a él, con su sable apuntando al corazón.
—¿Que eres? —el aura angelical se hacia mas grande de lo normal.
—¿La verdad deseas saberlo? —. La sonrisa de Daniel era escalofriante para cualquier mortal— soy el guardián del Infinitium y tú eres un simple humano, que morirá en mis manos. —salto de allí para acribillar al Duque haciendo que se tumbara, para protegerse un poco, pero cada arremetida lo dejaba demasiado herido.
En ese momento Halle, representaba la ira de Dios, además sabía que su amada le estaba entregando el corazón al bastardo de Esteban y que después de allí, no habría retorno.
—Te rindes o mueres, simple humano.
—Morir será un orgullo, pero recuerda esto, Sophía de Nazaret destruirá a toda Tierra Media.
Rápidamente acelero el proceso cortándole la cabeza a Duks, para decir mientras veía como rodaba.
—Esa es la idea, pendejo.
Cuando ya no pudo sentir la vida de su protegida su alma lo dirigió donde un cuerpo inerte se encontraba.
«Maldita Sea»
***
La Nazarena se sintió traicionada su primer amante después de hacer el amor le había matado por una estúpida misión, tal vez robarle la gracia y la virtud era parte de eso. No era bueno imaginarse la dicha de los infiernos al ver caer a la hija de Dios, se había fallado como mujer, pues llegó a pensar que Esteban la amaba y que el daría su existencia para cuidarla.
Pasaron dos o tres minutos, cuando la princesa despertó. Abrió los ojos en un lugar mucho más hermoso que el que aquel día que transformó su vida, cuando vio por primera vez a Daniel.
—¿Dónde estoy?, ¿Por qué me siento tan débil? —se sostenía la cabeza, había sido un viaje bastante extenso.
—Estás muerta Princesa de los cielos —dijo una voz celestial y varonil, ella como pudo logro pararse y caminar, se sorprendió al ver que el agua era lava revuelta con cadáveres negros, asustada preguntó pues escuchaba dos voces hablar con eco.
—Y ¿por qué?
—Tu sabes el porqué y si no lo recuerdas, te haré un pequeño resumen de todo lo que hiciste esta noche—en forma de regaño, mandando un pequeño ángel con su espejo ella lo miró y mostrando todo, la hizo sonrojar de vergüenza y cólera también algo de dolor, preguntando. Pues no entendía el frío en las venas y el temblor en el corazón
— ¿Quién son ustedes? —temerosa y esperando una respuesta.
—Soy, el padre de tu madre, de tus abuelos, de tu familia y de toda la humanidad—Adivinaste hija mía soy Yahveh — salió detrás de árbol gigante un adulto aproximadamente de sesenta años con un porte muy caballeroso y distinguido, cabellos negros y para ella se parecía a su padre, del otro lado otro hombre mucho más joven quien dijo.
—Y yo Satanás, querida mía —le sonrió y recordó la mirada de Azrael—, es igualita a Mariam, hermano.
—Si que lo es—frunció el ceño al mirar como ella se doblaba de dolor—Sophía de Nazaret, no llores más.
—Padre, perdóname por ser tan ilusa e irresponsable—Satanás se retiró, sabía que iba hacer algo demasiado peligroso, pero necesitaban enseñarles unas cuantas lecciones a esos dos.
—Tranquila hija, sabes, ya estaba escrito: que el hijo del hombre andaría por las tinieblas y saldría convertida en flor de desierto. Ya caíste en el error, ahora debes comportarte como lo que eres, una inmortal entre los mortales.
Mostrándole el cuerpo tendido en la acera y a Daniel arrepentido de lo que hizo grito
— Debí decirte todo lo que te amaba— agarrando el cuerpo frío y lleno de sangre se la llevó hasta una parte más cómoda y discreta para ser su magia. Pero no sirvió porque el cuerpo ya estaba congelado e inerte.
—¡Estoy muerta! —, dijo Sophía, por fin, reflexionando por su falta — Esteban me mato.
—Pues si — se apresuró el Gran Abuelo —, pero sabes que vas a ser la primera persona que probará el fruto de la vida eterna. Esto te convierte en Dios para siempre.
La joven se encontraba sin aliento, sé transformaría en Dios o sea que ella sería la Nueva Dios Creador.
—Tu padre y Lucifer nunca entendieron ese equilibrio y por eso decidí qué tu serás mí verdadera sucesora—tomando una fruta árbol llamado conocimiento ella agarrando una pequeña manzana que sé parecía más a una fresa, la joven princesa volvió su alma a su cuerpo, despertando en los brazos de su amado, le iba agradecer, por estar ahí, mientras qué se recuperaba. Habló en la debilidad antes reaccionar.
—Te amo —Había vuelto a la vida y Daniel la noto un poco más distinta, se acomodo y pregunto con una voz fría— ¿Y tú qué haces aquí?
Él tomándola de la mano muy cariñosamente, menos preocupado, pero con el engaño en los ojos sabía que la chica no lo necesitaba, pero cuento le importaba todo lo qué pasaba con ella.
—Yo soy tu ángel guardián y guía, lo sabes ¿No? — musito mirando a la joven.
—O sea que tú me has cuidado desde que nací, qué mal lo haces— dijo con una sonrisa, dejando sorprendido al ángel—, hoy me comprometieron con Lucifer además perdí mi virtud con Esteban James y tú por ningún lado —Le miro y sus ojos le traspasaron el alma ya estaba marcada
— ¿Dime que no es cierto?—se acomodó al lado de la princesa en la banqueta observando como la herida en el cuello se cerraba.
—¿Qué es cierto? — Pregunto ella, dejando la mirada a la mitad — ¿Qué me enamoré de un demonio? — ella con tristeza afirmo—o que deje a Alejandro para estar contigo y tú no quieres.
—María Sophía — se limitó a tratar de aguantar todas sus emociones — No puedo creerlo — dijo desapareciendo por un momento.
—Tú me debes conocer— sus ojos se clavaron en los del ángel, antes que él se evaporara —,se supone eres mi ángel protector y guía ¿no?
Sonaron las once de la noche y Daniel ya estaba preocupado por el toque de queda en la ciudad además de odiarse.
—Sera mejor que nos vayamos de aquí— alzo la mirada para encontrar a una Sophía pérdida.
Entonces decidió abrigarla contra su voluntad no era bueno que la descubrieran cubriéndola bien con trapos viejos para que nadie se diera cuenta que era una persona lo que llevaba en su hombro y mucho menos la hija de Raphael, subiendo a la terraza, disfrazado de mendigo, se transformó en el príncipe que Sophía, siempre había querido. Al llegar al jardín el alado solo pudo decir:
—Perdóname, cuando me necesitabas no estuve ahí—, la princesa solo atendía con la cabeza— pero lo único que quiero decirte esta noche, es que te amo, aunque ya es demasiado tarde ¿verdad?
—Nunca es tarde para ti, Daniel —lo beso con delicadeza, pero él no hizo gesto alguno, he iba acariciarle la cabeza cuando él le esquivó— Hasta la Eternidad.
He iba a entrar cuando él la halo hacia su pecho, acariciando la espalda de la princesa por encima de la ropa dejando a un lado sus celos sonrió entre lágrimas.
—Dame un poco de tu amor, solo pido que no me olvides en esta vida—, le beso, sin importarle el olor que tenía, ni que horas antes se había entregado a Esteban—Hasta la Eternidad mi niña de ojos verdes.
Fue ella quien lo atrapo en sus labios, cruzando las manos en el cuello varonil, tratando de acomodarse en la piel de Daniel; deseaba tenerlo entre ella, pero hubo algo que lo impedio. Aquello era amor que el alado le pregonaba, por eso también soltando algunas lágrimas lo dejo.
—Me casare con Lucifer—le beso en la frente mientras sentía como el corazón del condenado se partía por ella—Acies te amo.
Dejando solo que la soltara y luego el agua comenzó a fluir del cielo maldito indicio de la tristeza de su princesa.
***
Cuando la princesa despertó abrió los ojos salió de allí organizada para desayunar, al entrar en el comedor los comenzales ya iban a acabar, entonces solicito un poco de avena con frutas.
De inmediato Azrael, Josephine y Ana, supieron que Dios ya estaba en ella.
—Buenos días hija— saludándola y dándole un beso en la frente—después de desayunar necesitamos hablar.
—Buenos días, madre, padre y acompañantes—suspiro pues no creía lo que iba a decir— antes de continuar con los alimentos, he decido unir mi vida con el Duque de Comarca de Lucifer.
Clariz, quedo muy sorprendida porque jamás creyó escuchar esa decisión de su hija, dejando a Josephine perpleja.
—No puedes hacer eso—alegó la madre de Raphael que apenas hacia unas horas supo todos los acontecimientos con su nieta.
Después de esto y de un desayuno incomodo, la princesa y las Guardianas Supremas, salieron de allí.
—Mi niña, ¿Que te ha pasado?—, la hizo sentar. Entonces Sophía habló, para comentar algo la razón de ese veredicto.
—Ayer mi Gran Abuelo, me dio su poder.
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¡Sophía esta loca!
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