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Algunos días humanos pasaron en los cuales, el ángel de ojos verdes se transformaba en la viva copia de La virgen Maríam, madre del Universo y primera seguidora de su hijo. Su cuerpo, era el de una mujer común y corriente, pero con unas alas fuertes y poderosas.
Los ángeles y sobre todo los arcángeles, les inscribía algo extraño, en el corazón cada vez que le miraba, pues se encontraban con algo diferente al ver que sus cambios físicos que se acentuaban más a la una mujer humana, siendo totalmente diferente a un ángel puro.
Pero a pesar de su humanidad de Sabiduría, era un ser lleno de luz que se preocupaba bastante por el futuro de la humanidad, no podía concebir las atrocidades que padre dejaba que la humanidad hiciera, pero como todo hijo obediente se ceñía a los mandatos de Emmanuel, aunque no estuviera de acuerdo de esas razones.
La joven angelical no entendía bien, por qué la desaparición de el Gran Abuelo, o sea Yahveh.
Después de un día de prácticas con el arcángel Miguel quien le había tomado un cariño estricto, la jovencita entro a sus comedores agarro una bocanada de aire y se dirigió al Trono de su padre, quien estaba en reunión con Rafael y Gabrielle.
—Sus majestades—dijo el pequeño ángel arrodillado en ante sus superiores, comprendiendo el respeto y honores que debía a sus mayores.
—Dinos hija mía—habló una voz calmada era Emmanuel parando la conversación que tenía con sus hermanos.
Se prometió a no abandonarla y escucharla de todas las maneras posibles.
—Padre deseo —miró a los ojos a sus generales y con un vibrato en la voz dijo— bajar a la tierra, quiero ayudar a la gente que muere—empuñando sus manos para calmar tanta preocupación, mirando hacia un lado para que no se notara el amor que sentía por la raza humana.
—Bajaras, pero todavía no es el tiempo—contesto Emmanuel—para eso fuiste creada, para la salvación de la humanidad—sonrió haciendo que Rafael lo mirara con ira.
Sabia la poca tolerancia que el Dios Creador de esa Era, tenía para con los humanos.
Después de esa aclaración, el ángel se quedó en silencio, pero con una profunda duda, ¿Por qué padre no quería que bajara ayudar? ¿Por qué Rafael no quería que bajara a la tierra? De verdad era extraño, que todos los arcángeles le protegieran de esa manera mientras que Emmanuel, no le impedía casi nada, solo bajar a la tierra, pues poseía conocimiento que aún no era tiempo.
Pero necesitaba ir y respirar cosas nuevas. Acabar con el mal que su enemigo Lucifer estaba dispersando como sal.
Nunca lo había visto pero decían que su mirada era de maldad pura. Sabiduría necesitaba respuestas por y de alguien que le diera razón y que le calmara la dudas era aquel ángel que sería su protector, su amante y su amigo o más bien que ya era todo eso.
Los ángeles si podían tener pareja, no obstante, cuando su ángel gemelo, se iba a la tierra, por una misión o porque ya era hora de aprender lo que necesitaba aprender. El ser de luz que se quedaba en el Paraíso, debía protegerlo, mas no enamorarse de su amor Eterno, ya que su castigo era ser separado por su desobediencia.
Llego a la biblioteca más grande del universo donde el piso era de cristal y las paredes de mármol, la historia del Universo estaba escrita allí interpretada por todos los 7 arcángeles, santos y el Gran Abuelo.
El amante de Sabiduría era uno de los ángeles más inteligentes, el cabello suelto, un negro divino, se había acabado de quitar las trenzas, cuando la sintió caminar lentamente como una niña.
Eso lo hizo sonreír, pues tenía claro que su niña de ojos verdes en algún momento de su historia volvía a sus brazos.
—Mi amado—la pequeña mujer solo bajo la cabeza en manera de sumisión, pero realmente no era necesario., era al contrario. El ángel mayor le alzo la cara para besarle en la frente — ¿necesito que me ayudes? — dijo el ángel con entera confianza, trenzando la mitad de su cabello castaño al terminar con un fuerte abrazo —amado mío tardaste demasiado, por volver.
—Acompañame necesito de ti—la tomo de brazos y desparecieron hacia uncampo lleno de flores —y ¿para que necesitas mi ayuda princesa mía? —dijo un conun brillo en ojos grises, con la armadura medio puesta y la chica sentada a sudiestra.
— Quiero bajar a la tierra— dijo el joven ángel con una rosa en el pelo—, pero Padre no me deja.
—Sabiduría, sabes que debes esperar un poco más, cuando en el planeta tierra ya haya personas a las cuales podamos volver a cuidar — Habló Acies con una sonrisa—en estos momentos la tierra no se encuentra en un buen momento para tu llegada.
—Lo sé, se que debo de esperar—dando una sonrisa eterna—Pero si a mí me pasa algo, allá en la tierra me cuidaras ¿cierto? — dijo el ángel que se convertiría en Dios.
—Claro, que sí. Siempre me tendrás... — besando a la sucesora del trono. Acies comprendía lo que esa niña iba hacer—te extrañe mucho.
***
Desde que Clariz supiese su estrecha relación con lo divino, se situó en una crisis existencial, no entendía que le había visto Dios creador, a ella para llevar acabo tan magnifica tarea. La chica de ojos azules sentada en un pequeño escritorio, sus labios temblaban de miedo y de desesperación, agarrando un bolígrafo comenzó a escribir en una pequeña libreta de hojas rosadas, ya desgastada por los años.
—Hace años no lo hago espero que te guste —se dijo a si misma.
"Querida Sofía:
Desde esa noche que temblaba de miedo porque no sabía que iba ser de mí, al saber que mi padre y madre ya no me cuidarían más, como ya hace 18 años.
Cuando una voz me habló. Era tu padre quien se engendro en mí vientre y desde ese momento ya te amo, esto lo escribo como único medio que tengo para expresar mis emociones y que habita en este corazón para conectame contigo Tu querida hijita mía, eres la fuerza que, que tengo para sobrevivir en este infierno que lastimosamente por mi causa se armó; te enseñare, lo que tu abuelita y tu abuelito me han enseñado, serás hija de la Orden y de las comarcas de Miguel y Rafael. El conocimiento y la valentía.
Ninguno sabe de tu existencia solo una persona—Recordando cuando se enteró del embarazo y debió confiarle ese pequeño secreto a una sola persona Liz su acompañante permanente, quien también vio al ángel—, aunque no te lo creas, cuando leas esto, nos ha protegido de la corte hasta mas no poder, sabes ella, nos ayudara escapar, si las cosas se llegan a salir de control de nuevo...
—Lo malo es que nadie te va querer además de mí —, escribió con una sonrisa, que desapareció al recordar que había pasado y los sucesos que ella llevaba encima.
Porque vas a ser despreciada, por la corte que te toco aquí en la tierra, llevas pocas semanas de vida y ya te siento, tengo miedo de decirle a Raphael. «No puedo llegar y decirle serás el padre de Dios», pero algo se me ocurrirá.
Este diario, es para cuando tu estés más grande y aprendas a diferenciar entre el bien y el mal, para que la codicia no llegue a ti, tengas claro, que tú serás, la DUEÑA Y SEÑORA, de todo esto. Aunque no lo quieras, esa será tu responsabilidad, tu misión en este mundo, la duda te agobiara, muchas veces la rabia y las injusticias dañen lo que serás, ¡que! digo lo que serás!, LO QUE ERES.
Un ángel, con espada de hierro, quien nos salvara del infierno, De no poder pensar por nosotros mismos y obedecer alguien que es malo, petulante y sin sentido Lucifer.
Al terminar con la carta en el diario, se quedo dormida observando un hermoso vestido blanco y un velo que taparía su rostro de felicidad. Estaba decidido, se casaría con el teniente al amanecer, sería algo discreto y sin duda alguna allí podría ser el momento adecuado para poder quemar todo el amor que habitaba en ella.
Hubiera preferido una fiesta ostentosa, al fin y al cabo, seria la reina de Sion y aquello jamás nadie se lo quitaría. Pero mirando las circunstancias la decisión era ya o ya.
***
En el amanecer de la primavera se hizo la union entre la comarca de Miguel y la de Rafael, entre las canciones y bendiciones de las personas que habían pasado allí con la pareja todo el proceso de compromiso. Elizabeth y Gala, eran las únicas acompañantes en ese momento de su hermana menor mujer Elegida para gobernar e instaurar un nuevo orden. Raphael y sus hermanos lo acompañaban también, obvio no podíamos olvidar al querido Gerald que iba acompañado de su hijo.
—¿Cómo me veo? —pregunto la joven princesa a sus hermanas, quienes la llevarían al altar, donde la esperaba su adorado Raphael SkyRed.
Clariz iba vestida, por vestido ajustado con una capa blanca y un decorado en el pecho, también una cinta amarrada en el la cintura le formaba le daba forma a la cintura triangular de la joven, en definitiva, si Raphael no se sentía afortunado por poseer a la hermosa heredera, no se sabía que estaría pensando.
—Si, tu esta preciosa —dijo Gale, abrazando a su hermanita, entregando un camafeo donde estaban las fotos de su familia—¿sabes? A papá le encantaría estar aquí y llevarte a altar, para nosotras es un honor que te conviertas en nuestra Reina.
—Y más entregarte al hombre que tanto adoras, pequeña —continúo hablando la Duquesa de Uriel.
Las hermanas se colocaron de cada lado de la princesa y comenzaron a caminar lentamente mientras que un silbido lleno el lugar.
En el momento en que Clariz asomo un pie en el recinto, absolutamente todo tomo aire de paz. Y mas al observar al hombre, que sería rey.
Raphael lloraba por la hermosura de su princesa, que seria su mujer en pocos minutos y su amante en unas horas. Las chicas, hermanas de Clariz hicieron una reverencia hacia Raphael, esto significaba que era bienvenido a la familia y al reino.
Mientras que la princesa no alzaba a la cabeza, hasta que el teniente le alzara la mirada y le besara la frente.
Y así lo hizo a pesar de los nervios le presto la mano después de besar su frente y cerrar los ojos, las lágrimas le bajaban pues por las mejillas, al fin compartirían una vida juntos.
—Sus majestades —habló el pastor traído directamente de la Comarca de Rafael—estamos aquí reunidos para hacer este enlace entre la Sabiduría y la Valentía de Dios Creador. Pueden pararse y decir sus votos. Antes de uniros.
Raphael comenzó.
—Clariz, princesa y motor de mi vida. No se me ocurre nada más que decirte que le agradezco a Dios Creador, por convertirme en el hombre que amas —tomo un cuchillo se pincho un dedo para pintar los labios de aquella chica—deseo de todo corazón que Dios nos bendiga para siempre.
la visión de aquel rojo en los labios carnosos de la princesa le hacían ver demasiado bella. Después continuo la princesa.
—Raphael, te espere muy consciente que volverías a mi—el casi rey le paso el cuchillo e hizo exactamente lo mismo que Raphael, en él—te amare hasta más allá de muerte, cuando mis huesos sean calcinados y la dicha se nos apague.
Al acabar el ritual, el pastor dio permiso para que se besasen, mientras que Elizabeth y Gregory, hermano mayor de Raphael, colocaban las coronas, proclamándolos como Reyes de Tierra Media. Al salir del altar y después de las felicitaciones. Clariz miraba el cielo que se oscureció.
«Ya estás aquí, princesaSophia» pensó la nueva Reina junto a su amado.
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