Hotcakes
— ¡Dawn! Que actuación tan patética. Deberías pensar en dejar la coordinación y...
— Úrsula, ¿puedes hacer algo más en la vida que hablar mal de coordinadores mejores que tú? — la portadora de la voz le da la espalda a la pelirrosa, y ahora se agacha para estar a la altura de una Dawn que no hacía más que mirar a la nada — Hey, no le hagas caso, ¡tú eres espectacular!
Zoey podía decir las palabras necesarias para que la peliazul se sintiera mejor. Hoy, sin embargo, la barrera que los ataques de Úrsula habían hecho en ella más lo que la misma ojiazul admitía haber sido de sus peores presentaciones, no hacían más que minimizar las palabras de la pelirroja.
— Zoey. — susurró cuando notó que la ojirrosa se había ido — Creo que ya es momento de retirarme.
***
El sol la despertó con una caricia en su mejilla, aunque ni la cálida bienvenida del nuevo día hicieron que su mente olvidara el sueño que había tenido hace unos momentos.
Mas bien, recuerdo.
Toda la confianza que había ganado para ella durante su primer viaje... ¿dónde estaba ahora?
— Aún no. — se paró de la cama y se miró en el espejo de mano que había dejado en el escritorio. — ¡Sonríe, Dawn! Hoy empieza lo bueno.
Fue a bañarse, zarandeando a Piplup para que este despierte de una vez. El tipo agua abrió los ojos y, cuando se dio cuenta de donde estaba, volvió a dormir.
***
Dos horas más tarde, Paul veía a una peliazul con peine en mano escapando de un Piplup que no hacía más que picotearla. Recordó haber visto una escena similar hace unos años, cuando ambos se encontraron en Petalburgo. Volviendo al presente, ella llevaba unos jeans azules y una blusa rosada, mientras que en una de sus manos llevaba la liga con la que, suponía Paul, pensaba amarrarse el cabello, quizá en una coleta.
— ¿Demoraste mucho en arreglarte?
— Piplup no entiende que hay que verse bien al empezar el día. — se tapó la boca de golpe al recordar que el pelimorado iba de todo menos bien vestido, preocupándose de haberlo incomodado — No es que... bueno...
— No importa. — dijo él, indiferente. — Si quieres ir a desayunar hay un pequeño restaurante a una media hora de aquí, yo iré a mi habitación ya que ya alimenté a los Pokémon y...
— ¿Perdón? — Dawn se puso en frente de él, extendiendo ambas manos como si fueran un obstáculo. — ¡Yo quiero probar tus hotcakes de nuevo! ¿Sabes que no he sentido tal delicia en mi paladar desde aquella vez en Ciudad Porcelana? ¡No puedes negarme eso ahora que estoy aquí!
Pensándolo con más profundidad, Paul se dio cuenta de que se habían encontrado en más de una ocasión, varias a decir verdad.
Quizá por eso no se sentía incómodo con ella como antaño. Quizá por eso aceptó que se quedara en su casa.
— Me voy.
— ¡Paul!
— Si quieres hotcakes, prepáralos tú.
— Entendido — para sorpresa de este, ella no hizo puchero alguno — Pero enséñame a prepararlos entonces — oh, las condiciones...
Suspiró.
— Si así me dejarás en paz, entonces iré a comprar los ingredientes.
— ¡Muy bien! Te espero aquí — sonrió — Te llevarás una sorpresa cuando vuelvas.
Paul se dio media vuelta y tal como estaba salió de la casa.
Dawn se dejó caer en una silla que se hallaba en la cocina.
— Cuanta tensión en el ambiente — murmuró mientras buscaba a Piplup por los alrededores — Paul dijo que el alimento para los Pokémon ya estaba, así que debería ir al jardín.
Al salir, el recuerdo de la batalla entre Reggie y Ash le trajo nostalgia. Piplup estaba junto a sus demás Pokémon, a quienes había dejado sueltos para que se relacionen con los de Paul y Reggie. Saludó a todos mientras estos se acercaban a ella, quien los llamaba haciando un además con las manos.
— Sé que han sido días difíciles para muchos de ustedes — dijo, con todas las criaturas de diferentes tipos haciendo un círculo alrededor de ella — Y quizá se sientan igual o peor que él, pero debemos ayudarlo a pasar por este proceso— se sentía un poco extraño hablar frente a un público de solo Pokémon, pero siguió — Ayudémonos todos, por Paul, por Reggie. — Piplup asentía, orgulloso de ella — Paul no vendrá hasta en media hora ¿Alguno de ustedes quisiera ayudarme a ordenar tanto la cocina como la sala de estar?
Los Pokémon de Dawn y Reggie asintieron mientras la mencionada se terminaba finalmente de amarrar la coleta. Los demás, mientras tanto, murmuraban, indecisos o temerosos, quien sabe. No fue sino hasta que Torterra se acercó a Dawn y esta lo vio, que pudo notar la tristeza que sus ojos reflejaban por ver a su entrenador en ese estado. Ella acarició la cabeza del Pokémon.
— Te prometo que juntos lo sacaremos de esta.
Entonces él gruñó y sus respectivos compañeros asintieron mientras esperaban las órdenes de la coordinadora.
— ¡A trabajar!
Dicho y hecho, todos comenzaron a apurarse antes de que el pelimorado reaparezca. Torterra, desde afuera y con Látigo Cepa, movía los utensilios que Weavile y Froslass ponían a lavar. La Agilidad de Ninjask era tan veloz que lograba mover el polvo que encontraba, y Dawn limpiaba. Electivire, Staraptor y Piplup ponían los objetos que estaban desordenados y los colocaban nuevamente en sus sitio, no sin antes limpiarlos y dejarlos como nuevos. Gastrodon usaba Hidropulso en el piso para que trapear sea más sencillo para Pachirisu y Buneary. Los demás ayudaron lo mejor que pudieron, ya que o bien eran muy grandes para entrar a la casa o no podían tocar objetos pequeños sin romperlos.
— ¡No se preocupen! Lo que importa es la intención — sonrió ella.
Cuando Dawn estaba por la chimenea, escuchó el gruñido característico de Bibarel detrás de ella. Este, parándose en dos patas, señaló la foto de Reggie que nuevamente estaba boca abajo, a lo que ella lo miró extrañada.
— Que raro, juraría haberlo puesto como antes. — Bibarel tomó la fotografía y sus ojos se cristalizaron. Dawn, conmovida por esto, le dio un abrazo — Sé que debes extrañarlo bastante, pero haremos de esta casa tan vivaz como cuando Reggie se encontraba aquí. Y descuida, me encargaré de que la foto siempre esté para todos. — el tipo normal asintió y le dedicó una sonrisa mientras la peliazul volvía a poner la foto en su lugar.
Tiempo después, Paul volvió a casa. Al ver la pulcridad con la que se encontraba el primer piso y a una Dawn tomando un vaso de agua sentada en el sofá, no sabía qué decir.
— Los Pokémon me ayudaron. — mencionó ella — ¡Sorpresa!
Tenía que agradecer, ¿verdad? No es que fuera alguien que deja todo sin cuidar, es solo que desde la muerte de su hermano había perdido el interés en muchas cosas. De no ser que se sentía responsable de todos los Pokémon que vivían con él ni siquiera hubiera tenía la voluntad suficiente para cuidarlos. A veces se preguntaba cuando volvería a tener interés por hacer algo... miró a Dawn.
— Empezemos a preparar los Hotcakes. — Ella asintió.
— ¡Vale! — miró la bolsa con los ingredientes, comenzando a llevarlos a la cocina — ¿Cómo empiezo...?
— Los haré yo. — respondió él.
— De nada. — era su modo de decir gracias, Dawn lo sabía así que siguió con lo que estaba haciendo — Pero miraré de todos modos.
Paul no puso objeciones.
***
— ¡Están deliciosos! — Dawn comía los hotcakes que yacían en su plato como si fuera lo último que tenía en su vida. Paul, quien también se había servido algunos, la miraba inexpresivo — Tienes que hacerlos todos los días, Paul, ¡te pago!
— Ya sabes cómo hacerlos.
— ¡Buh! — acercó su silla cerca a él y puso su rostro frente a frente. — Serías un buen chef, ¿lo sabes? — sonrió.
Pero Dawn ocultaba en su sonrisa los nervios que sentía al estar tan cerca de él. Unas ganas de abrazarlo invadieron su ser, pero pudo tener suficiente autocontrol como para mantenerse firme.
Paul, por su parte, se sintió extraño. Pero no esa extrañeza por la cercanía de la muchacha, ni vergüenza. Simplemente esta situación, esta posición se sentía tan...
— ¿Hemos estado así antes? — preguntó, un poco confuso por el extraño deja vú.
Dawn se apartó instintivamente. Le dio la espalda para así evitar que él notara cómo es que su cara se tornaba roja.
"¿Lo recuerda? " Pensó, agitada por la mezcla de emoción, confusión y sorpresa que la albergaba en esos instantes.
— Eh... no sé de qué hablas, je. — Se dirigió al lavadero y se echó agua en la cara, calmándose un poco — Lavaré mi plato e iré a ducharme.
El pelimorado notó el evidente cambio de actitud de la chica. Sí que habían estado en una situación similar entonces.
"Oye, Paul, Dawn parece una buena chica, ¿verdad? He notado como la miras".
¿Por qué vinieron las palabras de Reggie a su mente?
De todos modos, sabía que la muchacha ocultaba algo que los involucraba a los dos, así que estaría dispuesto a averiguarlo.
***
Al caer la noche, Paul salió al jardín a revisar cómo estaban los Pokémon. Caminó por los alrededores mientras se daba cuenta de que la mayoría yacían dormidos. Suspiró. Escuchó unos pasos y se dio con la sorpresa de que Torterra se acercaba a él, serio. El pelimorado hizo lo mismo.
Ambos se miraron.
— Gracias. — susurró Paul, y se marchó de nuevo a casa.
Torterra se quedó viéndolo hasta que las luces del hogar se apagaron.
Dawn haría un cambio para bien en la vida de su entrenador, lo sabía con certeza.
Nuevo capítuloooooooo!!
Espero les haya gustado, más o menos ya tengo una idea de cuántos tendrá esta historia cx
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