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❝ JEANS AZULES ❞
boku no hero
Touya Todoroki (Dabi) x Reader

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- ¿Qué sucede?

Tus orbes aún se encontraban un poco somnolientos debido al cansancio y además porque eran altas horas de la madrugada. Alguien había entrado a tu habitación, cerrando la puerta del mismo con una gran molestia y al mismo tiempo generando un sonido estruendoso en el lugar, lo que provocó que despertarás rápidamente.

- Nada- respondió tajante aquella persona, quién se mantenía tomando asiento sobre una esquina de tu cama-. Solo r-regresa a la cama, nena.

Presionaste tus labios con amargura.

Lograste reconocer la espalda de tu actual novio, debido a luz nocturna que entraba por tu ventana. Se suponía que él, vendría más temprano justo como ustedes lo habían acordado y a decir verdad, esta no sería la primera vez que interrumpía tus sueños para entrar a esas horas de la madrugada, como sino tuviera un compromiso contigo.

Te dolía verlo de esa manera, tener que esperar hasta altas horas de la mañana para intentar hablar con él, acerca de su situación. Tus cosas nasales rápidamente lograron reconocer el olor a alcohol y a tabaco que emanaba en las prendas de tu pareja.

Comenzaste a sentir un pequeño nudo en la garganta, tus ojos estaban ardiendo ya que horas atrás habías derramado muchas lágrimas debido a la misma situación, tus ojos se tiñeron de un rojo mientras que en tu rostro aún quedaban ciertas lágrimas secas. Estabas cansada de tener que enfrentar nuevamente a tu novio, tener que decirle las cosas que no debería de hacer.

Aunque sabias que él no te escucharía.

Comenzaste a escuchar que unos pasos se acercaron hacia la cama en donde te encontrabas, él se había recostado a tu lado, mientras que su mirada intensa en color azul comenzaba a observar el techo.

- N-no tienes que d-decirlo de nuevo (T/N)- pidió el de cabellos negros, arrastrando algunas palabras debido al estado alcoholizado en el que se encontraba.

Él sabía que le reclamaría acerca de su estado y de su llegada tan tarde a tu hogar.

- ¿Cuánto dinero me has robado esta vez?- te cruzaste de brazos mientras ejercías algo de fuerza en tus manos, cerraste los ojos tratando de que esta vez la cólera no ganará la batalla.

- Solo c-cien dólares- expusó cuando se dio vuelta hasta quedar aún lado de ti, sosteniendo tu cintura con su brazo.

Mordiste el interior de tus mejillas mientras la molestia aumentaba en ti cada vez más. Desde hace varios días te habias enterado de la peor manera que alguien estaba tomando los ahorros de tu vida, necesitabas ese para establecerte en una mejor vivienda, sabias que él tomo el dinero, debido a que él había visto dónde aguardabas.

Trabajar de mesera en un restaurante no era nada gratificante, el salario además era poco. Habías aguantado muchos años de peleas con los clientes, con el jefe y con las empleadas por el salario, pero no te agradaba que alguien tomara ese dinero para gastarlo a tus espaldas y de la peor manera.

- No te en-nojes, bebé- Dabi colocó su cabeza entre tus pechos utilizándolo como almohada, mientras que su brazo aún seguía aferrado a tu cuerpo.

- Mañana hablaremos de esto- aseguraste al momento de girar tu cuerpo hasta quedar frente a él.

- C-claro que si.

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Tus orbes comenzaron a abrirse con lentitud para acostumbrarse a las rayos de luz que brotaban atraves de tu ventana, cuando finalmente tus orbes comenzaron a enfocar el techo de tu habitación, comenzaste a sentir un malestar en la garganta. Finalmente tus ojos observaron un espacio vacío alado de tu cama, lo que provocó que presionara tus labios con fuerza.

De nuevo Dabi se habia escabullido entre tus sábanas para salir a divertirse por si solo, olvidándose de los sermones que estabas guardando desde hace días. Sabias que esto siempre sería lo mismo, él nunca dejaría de disfrutar su vida solo para darte el gusto a ti, ni teniendo en cuenta que ambos se conocen desde hace cinco años.

Él no solía comportarse de esa manera, no desde que se enteró que existía otro lugar en donde podría gastar y hacer dinero fácilmente, sin necesidad de trabajar.

Dabia quería lo mejor para ambos, tu estabas tomando todo tu tiempo para trabajar y conseguir una mejor vivienda para ambos, él también tendría que hacer un mayor sacrificio que beneficiaría a ambos, no se había dado cuenta de que ese lugar sería una obsesión para él y una maldición para ti. Aunque al principio fueron sólo dos días, estos comenzaron a avanzar hasta convertirse en semanas, meses.

- De nuevo lo hizo- murmuraste al momento de bajar la mirada con cierta angustia.

Lo malo de la situación es que aún seguías aferrándote a él como tú único escape de la realidad, lo seguirías perdonando apresar de todo, eso era lo que más detestabas. Lo amabas con demasiada locura y no sabias si tus sentimientos podrían acabarse algún día, lo cual siempre dudaste, él te había enseñado muchas cosas que tu nunca habías hecho, te mostró la verdadera adrenalina y el sentimiento mutuo de ser amado.

Aún recordabas el día en el que ambos se habían visto por primera vez, siempre recordarías el brillo en sus orbes azules y la mirada llena de sorpresa cuando visualizó tu mirada decidida, aunque su encuentro no fue del todo común ese día que siempre lo recordarías con melancolía. Los sentimientos que te acechaban desde el primer encuentro había sido unos de los mejores, ese día en diciembre se había robado todo tu interés justo cuando sus caminos se cruzaron, jurarías que ese día nunca pensaste en terminar de la manera en la que te encontrabas.

Sola y traicionada.

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- ¿Qué?

Tu rostro se mantenía lleno de sorpresa mientras que las lágrimas estaban apunto de salir de tus orbes, tus labios estaban temblando con suavidad. Todo tu ser estaba aterrado de escuchar las palabras que Dabia había pronunciado.

- Me iré de aquí- reiteró al momento de observar tus orbes, sus palabras habian provocado algo en tu interior y él, lo sabía, así que solo evadió tu mirada con arrepentimiento-. Necesito rehacer mi vida, todo esto está mal.

- P-pero...

- No pienso quedarme otro día más contigo, necesito hacer otro tipo de cosas. Esta vida que llevo no me está dejando nada bueno- explicó con desmotivación, sus facciones comenzaron a endurecerse y a prepararse para lo peor.

- No por favor, quéd-date aquí- tus lágrimas se habian hecho presentes después de sus palabras, un nudo en la garganta comenzó a crecer luego de escucharlo hablar.

Dabi había intentos mantenerse serio durante sus palabras, pero todo lo relacionado contigo siempre terminaría por causar una reacción de su parte. Lo que provocó una mirada de desolación en él, incitandolo a girar su mirada para evitar tus ojos a toda costa.

- (T/N).

Tus pies comenzaron a avanzar hacia su persona, con lágrimas bajando por tu mentón a cada segundo. Dabi finalmente te observo a los ojos, cayendo en cuenta que quizás no podria repetir las mismas palabras de nuevo.

Él sabía que te había hecho mucho daño tras haber comenzado su juego, al principio todo estaba bien puesto que el llegaba a tu hogar con dinero extra, prometiendo un futuro agradable. Pero, al poco tiempo después su soberbia le había aconsejado hacer más cosas para obtener más dinero, quedándose más tiempo en aquel lugar e incluso durmiendo solo dos horas diarias.

- No necesitamos el dinero, podemos hacer que todo funcione- Dabi presionó sus orbes tras escuchar tu petición.

No quería irse, no quería dejarte para siempre.

Él tomó tus cabellos con suavidad para colocar tu cabeza sobre su pecho, tratando de tranquilizar tus sollozos y lágrimas, las cuales estaban provocando un sentimiento amargo en el fondo del él.

- Regresaré el lunes- formuló con un toque de remordimiento.

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Tus pasos comenzaron a escucharse en toda tu habitación, habias caminado de un lado a otro desde hace varias horas, seguías esperándolo porque pensabas que él regresaría. Tus orbes observaron de reojo tu alarma, la cual se encontraba alado de tu cama, el objeto marcaba las dos de la madrugada.

Él no volverá.

En el fondo esto era lo que más deseabas.

Entonces, ¿Por qué te duele tanto?

Sabias que él te hacía mucho daño, todas esas mentiras todos esos días en los cuales siempre te dejaba sola por la noche, todas esas falsas promesas. Él siempre había sido el malo en la relación que ambos mantenían, pero a pesar de todo lo que el habia hecho, sabias que lo hacía por ti, por anhelar un futuro beneficioso para ambos.

Todo era por ambos.

Llego un momento en el que simplemente querías dejar de vivir con discusiones, dejar de preocuparte por él.

Pero, no querías él se fuera de tu vida.

Aunque tu personalidad sumisa siempre salía a la luz, no sabias como actuar al respecto. Lo amabas demasiado, lo querías e incluso pensabas en tener un futuro con él, antes de la situación todo estaba bien entre ambos, con o sin problemas tu sabías que siempre lo amarías hasta el fin de los tiempos.

- Maldita sea.

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Caminaste hasta quedar frente a tu cama, en donde después caíste sobre ella en un solo movimiento. Estabas demasiado cansada de trabajar horas extras, estabas estresada por tener que hacer las mismas cosas de siempre. Cuando tus orbes observaron un lugar vacío en tu cama, un suspiro sobresalió de tus labios con pesadez.

La última vez que habías escuchado hablar de Dabi, fue gracias a una joven de cabellos rubios, quien reconoció tu rostro debido a que Dabi siempre traía una foto de ti en su bolsillo, como si se tratara de un amuleto de la suerte. Ella también frecuentaba ir a los casinos a hacer apuestas, solo que no tanto como el solía hacerlo

Sus palabras te habían dejado completamente helada y con una sensación de opresión en tu pecho.

" Lo atraparon en su juego".

La última vez en la que ambos hablaron con calma, te había explicado que cuando estaba en los casinos tendría que hacer apuestas y trampas para poder hacer aún más dinero. Sabias que ese era un gran riesgo, debido a que el personal de los casinos siempre estaría en contra de las estafas.

Tu mirada se habia dirigido hacia la ventana en la que él siempre llegaba, en la ventana en la que nunca más volverías a verlo entrar.

El salía cada noche, en cada madrugada en la que siempre caías rendida en los brazos de morfeo. Siempre aprovecho aquella oportunidad para regresar a seguir apostando, aunque la mayoría de las veces decías que aquello estaría mal, le seguirías recordando que no importara lo que él hiciera siempre estarías a su lado.

Cuando el salía de tu hogar, siempre lo hacía por la ventana pero, cuando ese domingo mencionó que regresaría el lunes, se fue por la puerta. Fue allí cuando intentaste prepararte para lo peor, puesto que cuando el se fue una parte de ti murió.

Querías que todo fuera como antes pero, las apuestas lo robaron de tu vida.

Tu corazón aún te decía que él regresaría y volvería por ti, incluso si el destino lo deseara, podrías esperar un millón de años.

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