Minho cumplió su promesa de hacer todo lo posible para que el mundo entero conociera quién era el verdadero creador de tan extraordinarias composiciones.

Universidad Nacional de las Artes de Corea del Sur.

—Tae bebé, date prisa, ya va a empezar la ceremonia de premiación. Recuerda que soy el Maestro de Ceremonia.

—Min, no debí venir... En este lugar nadie me quiere. A pesar de todo, siguen pensando igual.

—Eso no es verdad. Además, eres mi novio, te tienen que respetar. Y tienes que estar presente, recuerda que es un homenaje a mi mamá, tu suegra.

—Pero todos me miran raro, y se sonríen entre sí, como si estuvieran tramando algo.

—Tae, por favor, deja de ser un chiquillo caprichoso.

Al entrar en un gran salón de la universidad, el lugar estaba elegantemente decorado. Una gran cantidad de personas se sentaban alrededor de las mesas. Una señorita los recibió con una amplia sonrisa y se dirigió de inmediato a Taemin.

—Maestro Lee, es un honor tenerlo aquí esta noche, por favor, permítame llevarlo a su lugar.

Taemin miró a Minho con total confusión, pero él solo sonrió y levantó los hombros, sin decir nada.

Minho desapareció por una puerta, y Taemin fue llevado a su asiento. Su sorpresa fue aún mayor al ver que en la misma mesa estaban su madre, Hee, el señor Jinki, y su amigo Henry, quien siempre había creído en su talento.

—¿Mamá, qué hacen aquí?

—¡Mi pequeño! —saludó su madre con entusiasmo—. Minho nos invitó.

Taemin no pudo responder, ya que en ese momento las luces del lugar se apagaron y los reflectores del escenario se encendieron. Una voz anunció el inicio del evento.

—Damas, caballeros, y distinguidos miembros de la Academia de Compositores, demos la bienvenida a nuestro gran Director de Orquesta, el Maestro Choi Minho.

Cuando Minho salió al escenario, los aplausos no se hicieron esperar. CLAP... CLAP... CLAP... CLAP... CLAP...

—Gracias a todos los presentes por tan cálido recibimiento y también por invitarme a participar como Maestro de Ceremonias en este evento tan significativo. Sobre todo porque la persona que homenajearemos esta noche ha significado mucho para mí. Por esa persona estoy aquí nuevamente. ¡Señoras y señores, demos un gran aplauso al Maestro Lee Taemin, el gran genio de las sonatas de amor del siglo XXI!

Todos los presentes se levantaron de sus asientos y comenzaron a aplaudir. Los aplausos duraron más de un minuto. Taemin no entendía lo que sucedía; se sentía como si estuviera dentro de una burbuja. Miraba a su madre, a Hee, al señor Jinki, a Henry, y lo único que veía eran enormes sonrisas llenas de felicidad y orgullo hacia él.

Cuando los aplausos cesaron, todos se sentaron de nuevo. Minho presentó al Decano de la universidad, Kim Jonghyun. (Aplausos). Este dirigió su mirada a Taemin y dijo:

—Un día, un alumno destacado de esta institución me habló con gran entusiasmo sobre un genio que había escuchado tocar el piano en una cafetería-librería. También me comentó que esa persona no tenía estudios previos de música, que era autodidacta. Me pidió que lo escuchara y considerara otorgarle una beca. 

Lo consulté con los demás miembros del Consejo de Profesores y decidimos darle la oportunidad de mostrarnos algunas de sus obras. Pero el día que debía presentarse, la suerte no estuvo de su lado... Finalmente, tiempo después, un individuo cuyo nombre no volveremos a mencionar, nos trajo unas partituras apócrifas, afirmando que eran del Maestro Lee. En aquel entonces, caí en la trampa, me dejé llevar por el enojo y lo desprecié. Hoy estoy profundamente arrepentido... y desde aquí le ofrezco mis más sinceras disculpas.

—Maestro Lee —dijo Kim Jonghyun, haciendo una reverencia.

Taemin comenzó a llorar; un nudo grueso le cerraba la garganta. Su madre le tomó la mano y la apretó suavemente, demostrándole que siempre creyó en él, incluso cuando Zhang la amenazó, prefiriendo alejarse de su pequeño antes de que él sufriera las consecuencias.

La ceremonia continuó con numerosos detalles y reconocimientos para Taemin. La primera buena noticia fue que todas sus obras habían sido recopiladas y registradas a su nombre. La siguiente sorpresa llegó cuando lo invitaron a ser Miembro Honorario de la Academia Universitaria. El primero en depositar su pluma frente a Taemin fue Henry.

—¡Bienvenido a esta gloriosa institución, Maestro Lee!

Le siguió el Decano Kim Jonghyun.

—¡Bienvenido, Maestro Lee!

Luego Minho, y así sucesivamente, todos fueron poniendo sus plumas sobre la mesa como símbolo de honor y aceptación.

Para Taemin, esa noche quedaría grabada en su memoria para siempre. Ese hombre que un día le regaló el mar era el más guapo y generoso del mundo. Lo amaba con todas las fuerzas de su corazón y alma. Y Minho, cada segundo de su vida, demostraba que ese chiquillo especial era el amor de su vida.

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 Taemin y Minho ya estaban de regreso en el faro, que ahora era su hogar. Lo habían comprado a Siwon, vendiendo ambas casas para poder adquirirlo. Los Young se quedaron trabajando con ellos.

A Taemin ya no le daba vergüenza hacer el amor con Minho donde fuera. Simplemente se dejaban llevar cuando alguno de los dos sentía deseo, lo cual, obviamente, ocurría todos los días. Nunca parecía ser suficiente el uno para el otro.

Le construyeron a su madre una casita en un terreno cercano, pues ella insistía en no querer ser un estorbo. Además, Hee pasaba largas temporadas acompañándola.

SEIS MESES DESPUÉS

La marquesina del Gran Teatro Nacional de Seúl anunciaba el estreno de la temporada otoñal de música clásica. El Maestro Lee Taemin interpretaría una de sus más recientes obras al piano, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Seúl y bajo la dirección del renombrado Director de Orquesta Choi Minho.

Todas las fechas de la temporada estaban agotadas. Taemin ya era ampliamente reconocido y admirado por su trabajo. Las más prestigiosas orquestas del mundo deseaban interpretar sus sonatas.

Las luces del recinto se apagaron, y los reflectores se dirigieron al escenario. La orquesta esperaba, lista, detrás de Taemin, quien estaba sentado frente a su piano. Al frente, preparado para dirigir, estaba el Director Choi Minho. Los primeros acordes resonaron en la sala, y de inmediato la magia envolvió a todos los presentes, deleitándolos con su majestuosidad.

https://youtu.be/rNTBl-fp4H8

(Si pueden, usen audífonos para una mejor apreciación)

 Cuando terminó la presentación, el público ovacionó de pie durante varios minutos. Minho tomó la mano de Taemin y ambos agradecieron a los asistentes. Luego, se volvieron hacia los miembros de la orquesta y de igual forma, hicieron una reverencia. Aquella noche fue maravillosa. Finalmente, Taemin había demostrado que su calidad artística era indiscutible, y lo mejor de todo fue que Minho lo acompañó con su impecable dirección.

Esa misma noche, durante una celebración íntima, solo ellos dos, Minho sacó un anillo de una cajita en forma de piano y, arrodillado, se lo entregó a Tae...

 —¡Bebé hermoso! ¿Quieres casarte conmigo y pasar el resto de nuestras vidas componiendo sonatas de amor?

—¡SÍ, SÍ QUIERO!

Taemin, tan llorón como siempre, aceptó de inmediato, sin siquiera tener que pensarlo. Lo que más anhelaba era estar para siempre con ese hombre maravilloso que le enseñó a amar, a no avergonzarse de quién era, a disfrutar de su sexualidad, a luchar por lo que le pertenecía, a dar a conocer sus obras, y sobre todo, a confiar en sí mismo.

Por su parte, Minho encontró en Taemin una caja llena de sorpresas agradables. Cada vez que la abría, se maravillaba con lo que descubría. Se sentía afortunado de que ese chico le hubiera entregado su corazón y su alma para resguardarlos. Siempre lo amaría, porque Tae era su ángel, uno tan maravilloso que le cambió la vida, una vida que estaba vacía después de haber sido engañado por alguien que jamás lo quiso. Y Taemin, simplemente, lo ayudó y lo amó desde el primer momento, sin pedir nada a cambio. Porque sí. Porque el destino así lo decidió.

CONTINUARÁ...

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Hemos llegado al final de la historia, pero les recuerdo que todavía tenemos un epílogo con un Cameo muy bonito y emotivo. Será cortito.

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