CAPÍTULO VII.
Cuando Taemin llegó a su casa, se dirigió directamente al baño para tomar una ducha. Se desnudó y, al verse frente al espejo, lo que vio en el reflejo le hizo derramar lágrimas amargas. Su cuerpo estaba cubierto de moretones violáceos y verdosos, resultado de los golpes recibidos días atrás, y su rostro no estaba en mejor condición.
"Eres un idiota, Taemin. Deja de ser un cobarde y ponle fin a esto." —se reprochó a sí mismo en silencio—. "Una oportunidad como la que te ofrece Hee no volverá. Es ahora o nunca. Aprovecha que Lay se fue a Japón con la violinista."
Pero una cosa era pensar en ello, y otra muy diferente atreverse a hacerlo. La realidad era que Taemin le tenía un terror profundo a Lay. Los insultos y golpes que había soportado durante años lo habían convertido en un ser incapaz de actuar por sí mismo, a menos que su esposo se lo ordenara.
Nunca supo cuándo fue que perdió la dignidad; un día simplemente se encontró atrapado en un mundo de miedo y humillación.
Decidió ignorar la voz de su subconsciente que le gritaba: "¡Corre antes de que sea demasiado tarde!". Al fin y al cabo, él no era nada, solo un hombre estúpido, lleno de temores e inseguridades. Estaba convencido de que no podría sobrevivir sin Lay, quien siempre resolvía todo y lo protegía de las burlas de los profesionales.
"Yo soy un pseudo compositor gris" —pensó—. "Además, él me ama."
Al día siguiente, Taemin se preparaba para ir a trabajar. Tenía que llegar temprano, pues comenzarían a grabar un nuevo jingle para una empresa muy importante. Mientras tomaba su desayuno, encendió el televisor para ver las noticias de la mañana. En la pantalla apareció una chica asiática con el cabello corto y cobrizo tocando el violín. Pero lo que más llamó su atención fue la pieza que estaba interpretando. ¡La conocía! ¡Él la escribió! ¡Era suya!
https://youtu.be/AxAjDUCZFaU
Toda su música la componía para piano u orquesta. Nunca la imaginó para ese instrumento en solitario. Sin embargo, se escuchaba bien. Estaba embelesado, pues sonaba maravillosamente. Al finalizar la interpretación, se dio cuenta de que no había sido modificada; era tal cual la había escrito. Eso solo podía significar que su esposo no había tenido que arreglarla. Entonces pensó que tal vez ahora sí tendría su nombre como el compositor original. Su corazón palpitó de emoción, y una enorme sonrisa apareció en su rostro.
La entrevistadora aplaudió con entusiasmo ante la magistral interpretación.
—¡Hola, Mei! Siempre nos sorprendes con tus piezas, pero debo ser sincera y decirte que esta en especial es increíblemente hermosa. Creo que desde hoy será mi favorita. ¿En quién te inspiraste para escribirla?
La violinista Mei respondió con un ligero sonrojo en las mejillas.
—¡Oh, gracias! Agradezco mucho los elogios, pero esta vez no la escribí yo. Quiero comentar que es un regalo de mi prometido, el gran compositor Lay Zhang. Me sorprendió hace unos días cuando me pidió matrimonio. Fue en lugar de un anillo de compromiso. Y, bueno, como imaginarán, acepté.
De inmediato, se escucharon aplausos y exclamaciones de asombro.
—¡Wow! ¡Qué romántico! Digno de todo un gran artista. El maestro Zhang es muy talentoso; últimamente hemos oído que los grandes concertistas se pelean por sus composiciones. Es un genio.
Y bla, bla, bla... Taemin ya no escuchaba nada, no podía pensar con coherencia. Su mente estaba nublada por una ráfaga de mentiras. Juró escuchar cómo su joven corazón crujió al romperse por la decepción. La máscara de Lay finalmente había caído, tan pesadamente como sus malditas mentiras. Todo en ese hombre era podredumbre, un ser despreciable y vil. Tarde comprendió que siempre había sido engañado, creyó en las palabras mezquinas y ponzoñosas de semejante alimaña.
—¡Dios! ¿Cómo pude ser tan ciego? Las personas me lo advirtieron y yo nunca quise escuchar. Fui tan idiota... Merezco lo que me pasa.
Con el rostro bañado en lágrimas, Taemin se dirigió a su recámara. Necesitaba empacar sus pocas pertenencias y marcharse de ese lugar; ya no deseaba permanecer ni un minuto más allí. Tenía el estómago revuelto, sentía asco de sí mismo. La vida estaba siendo muy cruel con él, o quizá no, quizá lo merecía. Pero ya no se quedaría para seguir siendo un mártir. La voz de su amigo Hee resonó en el fondo de su cabeza, diciéndole que era lo suficientemente bueno como compositor y que podía salir adelante sin el desgraciado de su esposo, Lay.
¡Claro que lo haría! ¡Él podía lograrlo! No necesitaba más a ese maldito ladrón. Con solo una maleta y sus partituras, abandonó esa desdichada prisión que un día creyó sería su hogar para siempre.
Fue directo al estudio donde trabajaba y, como siempre, hizo su trabajo de manera impecable. Los ejecutivos lo felicitaron, pero al mismo tiempo, Taemin les dio las gracias y renunció.
—Usted tiene siempre las puertas abiertas en esta empresa si algún día decide regresar —le dijo el CEO del lugar.
—Hee, ¿todavía sigue en pie la ayuda? Necesito irme ahora mismo de la ciudad, antes de que Lay regrese de Japón.
Heechul lo abrazó con fuerza, demostrando todo el cariño que sentía por él. Taemin se desmoronó en ese momento y comenzó a sollozar, con un dolor tan grande en su pecho.
—¡Amigo, por supuesto! En este momento le llamo a Siwon, y yo mismo te llevaré hasta allá para ayudarte a que te instales.
Hee limpió las lágrimas de Taemin con sus pulgares. Estaba triste, pero al mismo tiempo contento. Por fin, su amigo había entendido que ese tipo que se hacía llamar su esposo solo era un ser hipócrita y abusivo.
—Tae, estoy orgulloso de ti. Por fin entendiste que tú eres el talentoso. Zhang solo te ha estado utilizando.
—Gracias, Hee. Solo quiero irme de aquí. No deseo volver a verlo jamás.
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ISLA DE JEJU.
Taemin estaba maravillado con el lugar; nunca imaginó que existiera algo así. El faro por dentro era bellísimo, tenía todo lo que se necesitaba para vivir cómodamente. Siwon, el amigo de Hee, lo había mandado remodelar después de que dejó de tener uso. Su familia lo adquirió en una subasta.
—Hee, esto... esto es demasiado. ¿Estás seguro de que a tu amigo no le molesta que yo viva aquí?
—Tae, ya te lo dije, Siwon escupe dinero cada vez que habla. Además, nunca viene, y en cuanto le dije para qué lo quería, de inmediato aceptó. Incluso me ofreció su avioneta para llegar, pero la verdad, yo quería que vieras todo el camino hasta acá. Es tan reconfortante ver los paisajes.
—Tienes razón, todo esto parece sacado de un cuento de hadas. Tu amigo me ha salvado. Aquí no me encontrará Lay.
—Cuando llegue a la casa y vea que no estás, se va a llevar el susto de su vida, ¡jajaja! Me hubiera gustado verlo. Se le acabó su mina de oro al vividor. Pero ya no quiero que volvamos a nombrarlo; es un ave de mal agüero y, por lo tanto, desde este momento dejará de existir en tu vida. ¿Vale?
—¡Vale! —Taemin y Hee sellaron el pacto entrelazando sus dedos meñiques.
Zhang ya no tendría cabida en su nueva vida. De ahora en adelante, todo lo que haría sería retomar el rumbo de sus composiciones. Al escuchar que a la conductora le gustó su música, entendió que siempre fue bueno, solo que se dejó llevar por los engaños del innombrable.
Los siguientes días fueron para acoplarse al lugar. Había un matrimonio que eran los empleados: Young Felicy, quien se encargaba de la limpieza y de hacer la comida, y su esposo, Young Jen, quien realizaba el mantenimiento en general e iba al pueblo cada semana a hacer las compras. Ambos eran muy amables y de inmediato se pusieron a las órdenes de Hee y Taemin. Ellos habitaban una casita al lado del faro.
Hee y Taemin pasaron momentos fabulosos, su amistad se estrechó más; se quedaban platicando hasta altas horas de la noche. Se peinaban, se arreglaban, todo lo hacían juntos. Prácticamente se convirtieron en hermanos. Tanto, que cuando Hee se tuvo que marchar, Taemin le encargó que fuera a visitar a su mamá.
—Por favor, Hee, dile que tuve que salir, que no pude ir a despedirme, pero que en cuanto pueda, la llevaré conmigo para que vivamos juntos, como debió ser desde un principio.
—No te preocupes, Tae, yo la visitaré como si fuera mi propia madre. Lo prometo.
UN MES DESPUÉS.
Zhang continuaba buscando a Taemin por todas partes. Pero nadie supo decirle dónde se encontraba su esposo. Y como era de esperarse, con quien tuvo un pleito tremendo fue con Hee. Por poco llegan a los golpes.
—¡ERES UN ASQUEROSO ALCAHUETE!
—¡NO ME GRITES, IDIOTA!
—¡YO TE GRITO CUANDO QUIERA, AFEMINADO DE MIERDA!
—¡NO ERES MÁS QUE UN VALENTÓN DE PACOTILLA, POCO HOMBRE!
Zhang levantó la mano para golpear a Hee, pero este fue más rápido y lo detuvo por la muñeca con fuerza.
—Atrévete, imbécil, y te corto los huevos. Me daría gusto llevárselos envueltos para regalo a Taemin.
El abusivo de Lay jamás imaginó que Hee se le enfrentaría, por lo que decidió mejor retirarse. Su desesperación lo estaba acorralando, y su toma de malas decisiones ya era frecuente ante la demás gente. Su pésimo comportamiento estaba dando de qué hablar ante los medios de comunicación. Ya había tenido un par de altercados con unos periodistas. Y luego el tema de su prometida lo agobiaba aún más, pues ella le exigía una vida llena de lujos, la cual Zhang no podía seguir dándole. Mucho menos ahora que ya no contaba con la ayuda de Taemin.
—¡Maldito mocoso! Cuando te encuentre, te vas a arrepentir de haberte largado sin mi consentimiento.
Taemin, ajeno a todo esto, se dedicó a disfrutar del lugar donde se refugió. Era tan maravilloso, tan relajante, que los días se le iban sin sentir. Componía casi todo el tiempo y, cuando no lo hacía, daba largas caminatas por la playa, recogía caracoles y algunas piedras que le parecían raras. Se sentía libre, como nunca lo había sido. El matrimonio Young no tenía problema alguno con su manera de ser y de vestir; lo tomaron de la manera más normal.
"El tifón Hinnamnor, la 11ª tormenta tropical de este año, se está aproximando a la península coreana, mientras que la isla vacacional sureña de Jeju podría presenciarlo directamente este jueves, anuncia la Administración Meteorológica de Corea del Sur."
Taemin escuchaba atento las noticias esa mañana. Ya estaba tranquilo, pues había ayudado al señor Jen durante dos días a poner protecciones en las ventanas y puertas del faro y la casa. Tenía provisiones suficientes; la señora Felicy le cocinó para varios días, ya que ella y su esposo se irían por una semana a Busan, donde su primer nieto estaba próximo a nacer y querían estar justo en ese momento tan especial.
—Joven Taemin, ya nos vamos, antes de que cierren la carretera. Por favor, procure permanecer adentro cuando comience a llover. Si necesita encender la planta de luz, hágalo con mucho cuidado; el sótano podría inundarse.
—Estaré bien, señor Young. Ustedes han sido tan amables al dejarme todo a modo. No tendré problemas, se lo aseguro.
Era de madrugada cuando el tifón tocó tierra en Jeju. La fuerza y la furia descontrolada del mar se hacían presentes. Un gran banco de niebla de color oscuro y siniestro cubría el mar. La tempestad aumentaba cada minuto, y Taemin jadeaba del susto, oculto bajo la gruesa colcha de la cama. Su corazón bombeaba aceleradamente al escuchar los quejidos que el viento hacía al atravesar algunas ranuras que no fueron cerradas. Los azotes despiadados de las olas sobre las rocas lograban que su estómago se estrujara. Un rayo cimbró toda la construcción e iluminó el cielo como si hubieran prendido todas las luces del faro. Taemin lanzó un grito espeluznante.
—¡AHHHHHHHHH!
Luego de eso, la oscuridad volvió más intensa, más lúgubre, logrando intimidarlo. Sus pensamientos catastróficos no podían esperar para salir a flote... Y lo hicieron. Una nube fatalista se formó en su asustada mente.
"Voy a morir aquí solo. Mamá, perdóname por no haber sido un buen hijo, te dejé y no cumplí mi promesa de volver por ti.
Sus pensamientos fueron cortados de tajo cuando se volvió a escuchar un fuerte golpe, pero esta vez no se iluminó el cielo. Este fue diferente, como si algo grande se hubiera estrellado en las rocas. Taemin creyó distinguir un sonido metálico, pero su curiosidad no era tanta como para levantarse y asomarse por alguna rendija.
Eran las dos de la tarde cuando todo terminó. Taemin había dormido unas cuatro horas, solo cuando el sueño lo venció. Todavía quedaba una ligera lluvia como remanente del tifón. Lo primero que hizo fue comprobar que no había electricidad, por lo que se dispuso a levantarse para echar a andar la planta de luz y que el televisor funcionara. Quería enterarse sobre la gravedad de los daños, la cual suponía era severa, ya que su celular no tenía señal.
Bajó al sótano y logró encender la planta correctamente. Luego puso agua a calentar para tomar un té. Quitó la tabla que cubría la ventana de la cocina y lo primero que vio fue una embarcación encallada entre las grandes rocas que rodeaban la playa. Lo primero que le vino a la mente fue... "El fuerte estruendo de metal. Es un barco."
De inmediato se colocó las botas y la manga de plástico; era urgente ver si podía auxiliar a los pasajeros. Salió del faro y se dirigió hasta la embarcación accidentada. Ahí se dio cuenta de que se trataba de un yate de mediana dimensión.
Taemin se acercó y comenzó a gritar en busca de algún sobreviviente.
—¡Hey! ¿Hay alguien ahí adentro?
Como pudo, se subió al yate, pero no vio a nadie. Se dirigió hacia una escotilla en el piso, teniendo que hacer un gran esfuerzo para abrirla. Finalmente, lo logró. Descendió por las escalerillas y su corazón dio un vuelco al ver a un hombre tirado a un lado de la cama. Se acercó a él y notó que tenía un corte en la frente, con sangre seca y fresca. Le habló, pero no obtuvo respuesta alguna.
—Señor... ¿Señor? ¿Está bien?... Señor...
Taemin lo movió suavemente con la mano, y luego dio un grito cuando una mano fuerte tomó la suya sorpresivamente.
—¡Ahhh!
Era el hombre, que había abierto los ojos asustado, reaccionando instintivamente ante los movimientos y murmullos. Sin embargo, solo fueron unos segundos antes de que volviera a cerrar los ojos, cayendo nuevamente en la inconsciencia.
CONTINUARÁ...
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Flamers ya llegó por quien lloraban.😄
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