CAPÍTULO IX.
De ahora en adelante, Taemin sería una bomba de tiempo que podría estallar en cualquier momento.
Pasó aproximadamente una hora hasta que Tae pudo regresar al faro. Sus pensamientos y emociones estaban en un caos total. La cercanía con Minho le estaba causando estragos; a sus 26 años, no había vivido su sexualidad en plenitud. La única vez que tuvo algo cercano al sexo fue cuando su esposo lo penetró con un consolador, y eso fue todo. De esa experiencia, que para él resultó impactante, fue acusado de ser frío.
Lay lo hostigaba todo el tiempo, llamándolo frígido y raro. Taemin siempre creyó esas palabras, pues la verdad era que no podía sentir deseo carnal. En una ocasión, su esposo lo llevó con un psicólogo. Tomó terapia durante unos meses, pero no ocurrió nada; él seguía igual. Finalmente, se dio por vencido y se convenció de que jamás lograría ser "NORMAL", y hasta en eso tenía que agradecerle al estúpido de Zhang, que continuaba a su lado a pesar de su "problema".
Pero la cruel realidad era otra. Lay le suministraba todas las mañanas una pastilla inhibidora de la libido, disuelta en un té. Y eso significaba que el grandísimo hijo de puta era el causante de su supuesto problema. Por eso, ahora que ya no tomaba la pastilla desde hacía más de un mes, su cuerpo había reaccionado al ver desnudo a Minho. Y mucho más después de ese beso.
Taemin estaba asustado, no sabía lo que le sucedía... Bueno, sí sabía, pero no lograba comprender cómo era posible que se hubiera excitado con un hombre al que apenas había conocido hacía dos días. Ignoraba que su abstinencia había sido forzada químicamente, y quizás jamás lo sabría... o quién sabe.
Minho se encontraba sentado en la puerta del faro, esperando a que el chico regresara. Se sentía apesadumbrado. Había besado en la boca a la persona que lo rescató y cuidó, salvándolo de morir como un náufrago a la deriva. Necesitaba disculparse con él.
En cuanto lo vio acercarse, se levantó como pudo e hizo una reverencia para mostrar su arrepentimiento.
—Por favor, Tae, discúlpame por mi comportamiento soez. Me dejé llevar... por tu belleza... y por el agradecimiento. Te juro que yo no soy así, me dejé llevar por la emoción y...
Sus disculpas fueron interrumpidas por Taemin.
—Por favor, no te disculpes más. Si lo sigues haciendo, pensaré que estás arrepentido de besar a alguien raro como yo... y... y que además te di asco.
Minho lo abrazó de inmediato.
—¡No, eso jamás! Mis disculpas son por haberme atrevido a profanar tu boca. Yo soy un simple pescador y tú... se ve que eres un joven refinado, con dinero.
Taemin frunció el ceño, mostrando descontento.
—¿No me digas que juzgas a las personas por su apariencia? ¡Qué decepción!
Minho respondió de inmediato.
—¿Qué? ¡No, eso nunca! No me malinterpretes, lo que trato de decir es que tú eres muy diferente a todas las personas que he conocido. No cualquiera ayuda a un desconocido y mucho menos lo lleva a su casa para cuidarlo.
—Pues no sé en qué lugares has vivido, pero la gente como yo sí ayuda a los demás. Y no soy de dinero, como dices; solo tengo buenos modales que mi madre me inculcó desde niño.
—Lo lamento, no quise ofenderte —insistió Minho.
—Será mejor que me vaya. No deseo incomodarte aún más.
Taemin sintió un agujero en el estómago al oír que Minho se marcharía.
—No tienes que hacerlo. Aún estás convaleciente y la carretera está cerrada; la tierra se abrió y, según las noticias, tardarán algunos días en arreglarla. Tampoco hay señal de celular. Tenemos luz en el faro gracias a una planta de gasolina. Si la administramos bien, tendremos electricidad por una semana. El señor Jen me lo explicó antes de irse de viaje.
—¿Y quién es el señor Jen?
—Él y su esposa Felicy son el matrimonio Young, ellos cuidan este lugar. El faro pertenece a Siwon —explicó Taemin.
—Entonces, ¿tú no eres el dueño?
—No.
—¿Y ese Siwon es tu... novio?
—No, él es amigo de mi amigo Hee. Solo me prestó el faro para vivir aquí una temporada. Y esa pijama que traes puesta seguro es de él, por lo tanto, tendrás que comprarle una nueva —sonrió Taemin pícaramente.
—¡Vale!, no te preocupes, lo haré en cuanto pueda salir de aquí.
Ese día ya no platicaron más. Minho se sintió cansado y se fue a dormir nuevamente al sofá. En la madrugada se despertó sobresaltado y sudando. Había tenido una pesadilla en la que era tragado por el furioso océano. Pero antes de morir ahogado, era auxiliado, no por una persona, sino por música que lo envolvía y lo ponía a salvo. La música era maravillosa.
De pronto, se dio cuenta de que esa melodía continuaba, a pesar de que ya estaba despierto. Seguía escuchándola a lo lejos.
—¿Quién toca esa música tan hermosa? —pensó, y nuevamente se quedó dormido, sintiendo una paz que abrazaba y reconfortaba su alma herida.
A la mañana siguiente, Minho todavía podía oír la hermosa música, así que se levantó y decidió averiguar de dónde provenía. Comenzó a subir los interminables escalones del faro, sintiendo que se sofocaba un par de veces, pero su curiosidad superaba su debilidad física ocasionada por el accidente. Esperó lo necesario para recuperarse y continuó su ascenso. Primero llegó hasta una recámara.
—Seguro es donde duerme Tae —pensó Minho.
Luego subió por una escalerilla y encontró un piano blanco, que estaba siendo acariciado por Taemin. Porque eso era lo que hacía; no tocaba, él acariciaba las teclas, y estas, como respuesta a tan sutil mimo, producían un sonido glorioso y angelical.
Minho se quedó clavado en ese último escalón, incapaz de moverse. La magia lo envolvió, lo cautivó. Parecía estar embrujado por las notas que llenaban no solo sus oídos, sino que complacían todos sus sentidos. Era una sonata sublime, una sonata de amor.
Taemin salió de su mundo de ensueño y, por el rabillo del ojo, alcanzó a ver a alguien. Por un momento se olvidó de que tenía un huésped y se sobresaltó, pero casi de inmediato recobró la compostura.
—¡Ahhh! Perdón, olvidé que estabas dormido, pero es que en la madrugada tuve un episodio de ansiedad, y lo único que me calma es tocar el piano. He sido muy descortés al tocar mientras tú deberías reposar en absoluta tranquilidad.
—Nooo, yo... yo... eso estuvo increíble. ¿Dónde aprendiste a tocar así?
Taemin contestó, sonrojado.
—Mmm, soy autodidacta. Nunca pude asistir a la escuela.
—Una vez escuché a un amigo hablar sobre alguien así, pero la verdad nunca le creí. Ahora que te escuché tocar, comprendo que estaba equivocado.
Cuando Minho dijo esto, no podía despegar sus ojos de Taemin. Era como si estuviese viendo a un ser divino. El chico llevaba puesta una falda tableada y sus calcetas blancas; parecía... una colegiala. Tragó saliva, y por primera vez en sus 35 años de vida, no sabía qué hacer, pero sí sabía lo que quería. Deseaba con todas sus fuerzas a ese ser privilegiado, dotado de una sensualidad desbordante. Quería... anhelaba... le urgía meter las manos bajo esa bendita falda de adolescente impetuosa.
Y lo hizo. Se acercó cuidadosamente, no quería asustarlo; luego se arrodilló frente a él. Envolvió las torneadas piernas con sus manos, subiéndolas poco a poco hasta llegar a esos carnosos muslos. Sus palmas estaban ansiosas por seguir recorriendo ese camino un poco más arriba.
Las miradas de ambos estaban conectadas y no se habían apartado ni un solo instante. La respiración de Taemin era errática, mientras que la de Minho estaba acelerada. Los dos gemían ansiosos, necesitados, urgidos. Estaban calientes. Un remolino de desesperación los atrapaba. Pequeñas gotas de sudor se formaron en la frente de Taemin. Sus dedos ansiosos se entrelazaron con las hebras del cabello oscuro de Minho.
Al ver los grandes ojos de Minho y lo que le decían al mirarlo así, Taemin simplemente asintió con la cabeza. Lo deseaba, lo necesitaba profundamente. Su miembro estaba húmedo cuando sintió que una boca lo atrapaba por encima de su bóxer.
—¡Ahhhhh! —gimió.
Aquello era un sueño, un hermoso sueño erótico. El deseo se hizo cada vez más intenso, porque Minho deslizó las manos hacia su ropa interior. —¡Dios Tae!, ¡esto que traes puesto es...es simplemente exquisito! —Era un bóxer, holgado de seda, por donde Minho coló sus manos logrando acariciar las suaves nalgas.
Minho chupó, lamió ese miembro desprovisto de bello. Estaba embelesado con el chico que para él, a todas luces era virgen. Y sería un cobarde si solo lo tomara así. No, él no era de ese tipo de hombres, a pesar de ser ahora un bruto pescador.
"El chico merece más que esto". Minho estaba dispuesto a no avanzar más. Incluso trató de separarse, pero las manos de Taemin lo detuvieron...—No, por favor, no te vayas. Sigue....Yo...yo necesito...
—Sé lo que necesitas hermoso, y te juro que voy a dártelo.
Minho saboreó el erecto miembro, mientras que con una mano le acariciaba los testículos. Taemin se estremeció de placer. Sentía que la vista se le nublaba, alcanzó a oir un pequeño zumbido, su sangre le quemaba. El corazón le bombeaba a mil. Minho subió la intensidad de las chupadas, su lengua subía y bajaba, mientras su saliva escurría por entre las ingles, hasta llegar a los muslos. Los ruidos ya comenzaban a ser obscenos.
Taemin gritaba ahogadamente, un cosquilleo en su bajo vientre le anunciaba que su orgasmo se encontraba cerca. Lo sabía, en alguna ocasión se llegó a masturbar. Min...Minho....ya...ya...
—¡Cielos hermoso!. ¡Estás tan mojado! Vente para mi, quiero sentir tu esencia en mi boca, que tu semilla resbale por mi garganta. Hazlo ahora, Vente.
—¡AHHHHHHHHH! ¡AGHHHHHHHH!. —ambos gimieron.
Eso fue lo último que Minho pudo decir, antes de que su boca fuera llenada con hilos de semen caliente. El sabor que él esperaba era agrio, almizclado. Pero grande fue su sorpresa al sentir que este era dulce. Todo en ese chico era una sorpresa agradable.
Taemin jamás pensó que algo así fuera posible, mucho menos que su cuerpo reaccionara de esa manera. Por momentos, se sintió avergonzado, pero pronto se dejó llevar por aquella pasión desconocida y maravillosa. Deseaba que ese hombre le hiciera todo lo que fuera posible, porque sabía que Minho se marcharía en algún momento y todo aquello se convertiría en un bello e inolvidable recuerdo en su monótona vida.
—Eres lo más hermoso que he visto en toda mi vida, Taemin. Gracias por este momento tan maravilloso —dijo Minho, mientras se aferraba a su cintura. Tae solo sonreía, incapaz de pronunciar palabra alguna. Estaba totalmente extasiado.
CONTINUARÁ...
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La castración química* utilizado para describir los medicamentos destinados a reducir la libido y a reducir la actividad sexual, por lo general, como una posibilidad para el manejo de la pedofilia y , la pederastia y para impedir que los violadores y otros delincuentes sexuales reincida. La castración química es un procedimiento médico reversible y temporal, que utiliza sustancias hormonales como el acetato de medroxiprogesterona , cuyo efecto causa la disminución de los niveles de testosterona , inhibe la libido y, así, controla los impulsos sexuales.
Minho es bien aventado y Taemin se deja querer. 😁
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