CAPÍTULO II.
—Gracias, profesor...
—Lay Zhang. Es un gusto conocer al chico prodigio del que tanto nos habló Henry. Créeme, todos estábamos ansiosos por escucharte tocar el piano. ¿Tu nombre es Lee Taemin, verdad?
—Sí, y el gusto es mío también.
El profesor Zhang extendió su brazo para que Taemin se apoyara, pues al comenzar a caminar notó la dificultad que este tenía para moverse. La caída realmente lo había lastimado. Sus rodillas aún sangraban, y la mueca de dolor en su rostro era evidente.
Al llegar al estacionamiento, el profesor Zhang abrió la puerta del copiloto de su auto y ayudó a Taemin a sentarse. Luego, él subió a su asiento. Aunque eran prácticamente desconocidos, y la tensión era palpable, un buen comentario podía aliviar la situación.
—Por favor, ya no llores. No queremos que el delineador se corra y arruine esos ojos tan bonitos que tienes.
Taemin esbozó una sonrisa ante el comentario. Siempre era agradable recibir un halago, especialmente viniendo de un hombre tan elegante. El profesor Zhang era alguien que invertía bastante en su cuidado personal, una forma de ocultar su frustración y la falta de creatividad en sus composiciones. En pocas palabras, Zhang no era lo que aparentaba ser; su música simplemente no alcanzaba las expectativas de un compositor consumado.
Una hora después, ya estaban estacionando frente a un viejo edificio de cuartos de alquiler, situado en las afueras de la ciudad. Zhang se dio cuenta de que las miradas curiosas de los vecinos estaban fijas en él.
—Creo que esa señora quiere... —comenzó a decir Zhang.
—Sí, es la señora Yonna, mi casera. Le estamos dando la noticia del día. Nunca ha visto a alguien con un porte tan fino como el suyo en este miserable lugar, y mucho menos en mi compañía.
—Jajajaja, por favor. Mírate, tú le das vida a este sitio.
Para Taemin, esas palabras lo aterrizaban en su cruda realidad. Su vida era insignificante, siempre viviendo en lugares así. ¿Pero qué más podía hacer? Su presupuesto no le permitía nada mejor. Apenas lograba llegar a fin de mes; sus gastos eran muchos, y sus necesidades aún más.
Una vez dentro, Zhang se sorprendió. El lugar era muy pequeño, pero estaba impecablemente limpio. La decoración era inexistente, pero aun así, se respiraba una tranquilidad que contrastaba con la vulgaridad del exterior.
Taemin se disculpó por lo pequeño del lugar. —Profesor, sea usted bienvenido. No es grande, pero tengo lo primordial, y es lo que puedo pagar.
—¡Wow! Es asombroso cómo has aprovechado el espacio de tu departamento. Te aseguro que muchos envidiarían un cuarto así, además de que lo mantienes aseado. Y créeme, hoy en día eso es muy difícil de encontrar.
—Gracias... supongo. —Las mejillas de Taemin se sonrojaron.
—Mmm, siéntate para que pueda curar tus heridas. Solo dime, ¿dónde tienes el botiquín? —preguntó Zhang.
Taemin señaló una caja que se encontraba debajo del fregadero. Zhang tomó una toalla y llenó una bandeja con agua para limpiar las rodillas, lo cual hizo con mucho cuidado, para no lastimar más la piel. Desinfectó a la perfección, y por último, le puso unas banditas. Todas esas atenciones estaban haciendo estragos en el corazón de Taemin; jamás nadie, aparte de su querida madre, le había tocado con tanta delicadeza. Sin querer, comenzó a fijarse en lo guapo que era el profesor.
Zhang se dio cuenta de la mirada indiscreta de Taemin y aprovechó eso para ver hasta dónde podía llegar con ese chico.
—Supongo que ya debo irme, la vecina podría ir con chismes a tu pareja.
—No tengo pareja, pero le aseguro que sí habrá chismes con los demás inquilinos.
—¿Y eso te molesta?
—No, ya me acostumbré a estar solo. El amor de pareja y yo no nos hablamos por el momento.
Zhang meneó la cabeza negando. —No, yo me refería a los chismes. ¿Te molestaría que esas personas dijesen que somos algo...?
—¿Algo? ¿Cómo qué?
—Digamos algo así... ¿como amigos?
—¡Ahhh! No, no me importaría.
—Entonces te propongo que seamos amigos. ¿Qué te parece? ¿Aceptas?
Taemin lo pensó por unos instantes, pero luego contestó titubeante.
—Bue... bueno. Pero le advierto que soy una persona demasiado aburrida, no tengo nada interesante que contar. En cambio, usted es un profesor universitario y ha de tener muchos amigos con suficiente cultura general para entablar una buena conversación inteligente.
—¡Hey! No te subestimes, jovencito. Todos tenemos algo que platicar y que les puede servir a los demás.
—Está bien, acepto. Seamos amigos, pero después no diga que no se lo advertí.
—No te preocupes por eso ahora. Mejor dame tu número de teléfono para poder llamarte.
—No tengo, pero puede dejarme el recado en la cafetería en donde trabajo.
—¿Trabajas en una cafetería?
—Sí. Toco el piano.
—¡Ohhh! ¿Y qué tipo de música tocas allí?
—Clásica.
—¿Y de qué autores?
—Solo toco música de mi autoría, al dueño le agrada lo que compongo.
—¿Tú compones? ¿Podría ver algo de lo que escribes?
Taemin tomó las hojas que ahora estaban arrugadas y sucias por haberse caído en la universidad, y se las acercó a Zhang para que las viera.
—Aquí están, son solo algunas de mis obras.
Zhang las recibió con desesperación, casi se las arrebató de las manos. Tenía urgencia de ver esas partituras y comprobar qué tan bueno o malo era componiendo.
El profesor hizo todo lo posible por guardar la compostura conforme iba leyendo; no quería perder el control y demostrar que eran unas verdaderas obras maestras.
"¡Maldita sea, este chiquillo insignificante es un genio! Tranquilo, Lay, no vayas a cometer el mismo error de siempre. ¡Aquí hay una mina de oro, por fin seré rico y famoso!"
Taemin miraba a Zhang, tratando de descubrir alguna reacción en su rostro, pero el muy maldito era bueno actuando, sobre todo cuando planeaba algo turbio.
—¿Entonces? ¿Qué opina, profesor?
—Mmm... Pues... No está mal, pero tampoco es algo que me sorprenda. Pienso que necesitas trabajar más, tienes muchas fallas. Definitivamente, estás muy por debajo del nivel requerido para estar en la universidad. La verdad, dudo mucho que te otorguen una beca.
Al escuchar lo que el profesor Zhang decía, Taemin se sentó para no caer; la impresión de esas palabras golpeó brutalmente su mente y su corazón. El mundo se le vino abajo en cuestión de segundos. Las palabras, sin filtro alguno, fueron dichas con dolo, pero esto no fue notado por el jovencito inexperto e inocente. Taemin solo entendía que no habría una oportunidad para él. La desesperación lo apresó y un ataque de ansiedad se hizo presente.
Taemin se llevó la mano al pecho con gran desesperación; la vista se le nubló y la respiración comenzó a ser agitada. Zhang había logrado su propósito: confundir y destruir las ilusiones de un chico que solo intentaba ser uno de los mejores compositores y mostrar al mundo entero su obra.
Zhang ahora tenía que continuar lo empezado. Abrazó a Taemin, le sobó la espalda en círculos y comenzó a decirle palabras que sabía bien lo tranquilizarían, pero siempre con doble intención. Necesitaba trabajarlo bien, no podía correr el riesgo de perder tan millonaria oportunidad, una oportunidad que, a sus cuarenta años, le caía del cielo.
—Respira despacio y exhala. Respira y exhala. Otra vez, bonito. Te tengo, no te preocupes, no te soltaré. Quédate conmigo, por favor escucha mi voz. Confía en mí, bonito. Calma... calma... Todo está bien, todo.
Taemin reaccionó ante los estímulos y, poco a poco, logró estabilizar su respiración. Cuando levantó su cabeza y miró de frente a Zhang, este astutamente lo besó; fue un beso casto, pero suficiente para que el chico de 21 años colapsara emocionalmente, sintiéndose protegido en esa situación tan angustiante para él, y correspondió al beso con anhelo.
Taemin nunca lo entendería, pero en ese momento había caído en las redes de un maldito depredador, un ser despreciable que solo lo haría sufrir. Un lobo con piel de oveja que le haría creer que le amaba, que le cuidaría, que le respetaría. Pero la realidad sería otra muy diferente. Lay Zhang sería su peor pesadilla.
CONTINUARÁ...
🎹🎼🎹🎼🎹🎼🎹🎼🎹🎼
Gracias por leer, comentar y votar.
-
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top