CAPÍTULO I.

 Universidad Nacional de las Artes de Corea del Sur

Lee Taemin corría desesperado a través del campus. Tenía que presentar un examen de admisión para la carrera de Composición, pero el viejo despertador nuevamente no había sonado a la hora indicada. Eso fue suficiente para retrasarlo y que el autobús lo dejara. Como consecuencia, tuvo que tomar otro que lo dejó varias cuadras más lejos de la universidad.

"Por favor, que todavía estén los profesores... por favor."

Esos eran los tortuosos pensamientos del chico que, desde que tuvo uso de razón, soñó con ser un gran concertista y compositor. Ese día tenía una gran oportunidad para ser escuchado por los académicos de esa prestigiosa institución. No es que él tuviera estudios impartidos por profesores expertos en la materia que justificaran una audición. No. Nada de eso. Él era autodidacta; todo lo había aprendido por sí solo. Pero un chico llamado Henry Lau, que estaba en la carrera de concertista, lo escuchó tocar el piano en una cafetería donde Taemin ambientaba el lugar. Al sitio acudían personas a las que les agradaba la música clásica mientras leían su libro favorito y bebían una buena taza de café.

Henry quedó maravillado por cómo ese chico hermoso deslizaba sus dedos sobre las teclas del piano. Era una sensación casi lujuriosa, que daba a entender que Taemin y el piano eran amantes, y que hacían el amor cada vez que se unían en una complicidad erótica, produciendo una música tan sublime que excitaba los sentidos y deleitaba a todos los presentes. Fue Henry quien consiguió que algunos de sus mentores accedieran a la audición, pues creía fervientemente que alguien con esa capacidad inagotable para crear merecía un lugar en la universidad.

Cuando era niño, Taemin y su madre vivían en casa de un director de orquesta. Ella era el ama de llaves y le permitieron tener a su hijo allí, siempre y cuando no molestara al dueño. Y así fue: el pequeño jugaba en el jardín trasero todo el día después de regresar del colegio y solo entraba a la casa principal cuando el señor Han salía de gira a dar conciertos. Pero el destino quiso que las cosas cambiaran para aquel niño vivaz, y sobre todo, especial. Una noche, la curiosidad pudo más que su obediencia, y al escuchar una melodía que de inmediato lo hipnotizó, salió de su habitación sin ser descubierto por su madre, que dormía en la cama contigua a la suya. El sonido celestial lo atrajo como si de un hechizo se tratara.

Taemin se quedó tras la puerta del estudio, paralizado. Una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo al oír cómo el piano era tocado con gran maestría y pasión. Desde ese momento comprendió que se había enamorado a primera oída de la música. A partir de esa noche maravillosa, quedó atrapado entre las redes de las notas musicales; ellas harían de su vida una sonata de amor.

"Por favor, que todavía se encuentren en el salón... que no se hayan marchado."

Las súplicas de Taemin se interrumpieron abruptamente cuando pisó uno de los cordones de sus zapatos, lo que provocó que cayera estrepitosamente. Ni siquiera pudo meter las manos, ya que llevaba abrazadas todas sus partituras, con las que pensaba impresionar a los docentes.

—¡AHHHHH! ¡MALDICIÓN!

Sus lágrimas calientes comenzaron a rodar por sus blancas mejillas; el dolor y la impotencia lo hicieron sentirse derrotado. Toda la ansiedad acumulada durante días le cobró la factura en ese momento. Su torre de confianza se derrumbó y no supo qué hacer. Solo continuó llorando como un chiquillo asustado. Unos brazos grandes lo ayudaron a ponerse de pie. Su vista estaba borrosa, y no podía distinguir quién era la persona que lo auxiliaba en esa vergonzosa situación.

—¡Qué barbaridad, chiquilla! ¡Tus rodillas están sangrando!

Y cómo no, si ese día Taemin había decidido presentarse con una falda. Ya ni lamentarse valía la pena; las cosas sucedían porque sí. Ese tipo de accidentes no le eran del todo desconocidos; más bien le eran familiares.

Taemin titubeó para contestar y agradecer. —Gra... gracias por su ayuda, señor, pero no se preocupe por mí. Esto siempre me pasa. Soy tan torpe que nunca me fijo en lo que sucede a mi alrededor, y esto es el resultado usual de mi falta de precisión.

—¿Eres hombre? —preguntó sorprendido quien lo auxiliaba.

Taemin sintió su cara arder ante esa pregunta; en realidad, siempre se ponía así. La gente jamás lo entendía, ni lo harían nunca. Ya estaba cansado de explicar una y otra vez su manera de pensar, de sentir y de ver la vida. La comunidad los denominaba "GENDERQUEER".

Molesto, contestó: —¿Tiene algún problema con mi aspecto?

—¿Qué? ¡No, en lo absoluto! Solo me sorprendiste. La verdad, sin ofender, eres muy bonito. En mi vida me había topado con un chico que tuviese un rostro como el tuyo. Tienes unos rasgos muy finos. Imagino que no soy el primero en decírtelo.

"¿Por qué a mí? Lo que menos necesito ahora es un tipo morboso queriendo ser agradable."

—No quiero ser grosero, pero llevo prisa. Tengo una audición y no sé siquiera si los profesores seguirán esperándome.

El hombre lo tomó del brazo con fuerza, impidiendo que Taemin se fuera. —¡Espera! ¿Acaso eres tú el recomendado de Henry Lau?

—Sí, soy yo.

—Pues lamento decirte que los demás compañeros ya se han marchado. Llegas media hora tarde.

—¿Cómo?

—Te estuvimos esperando, pero comprenderás que nuestro tiempo es importante y ya cada uno se ha ido a su clase. Quizás tengas más suerte la próxima vez.

Las lágrimas nuevamente comenzaron a salir y pronto su cara estaba completamente roja y húmeda. Todo se había ido al carajo. Lo había arruinado otra vez. Si alguien merecía ser castigado así, era él, por ser un completo idiota, bueno para nada. Al menos esos eran sus constantes pensamientos sobre sí mismo.

El hombre, al verlo hacer esos pucheros tan tristes, se compadeció y lo abrazó, tratando de calmarlo un poco. —Ya no te angusties, probablemente el próximo año lo logres...

—¡NOOOO! —gritó Taemin desconsolado.

—Usted no entiende, esta era una oportunidad de oro. Henry se esforzó tanto para conseguirme un espacio para audicionar. Yo no puedo hacerlo sin una recomendación, no cuento con una matrícula escolar anterior. Mis conocimientos son autodidactas.

Taemin golpeó su cabeza con la mano. —¡Estúpido... estúpido... mil veces estúpido!

—Cálmate, por favor. Mira, yo soy uno de los profesores que iban a evaluarte. Trataré de hablar con los demás para convencerlos de que te den una segunda oportunidad. Les diré que tuviste un accidente.

—¿De verdad haría usted eso?

—¡Claro! Ahora permíteme acompañarte hasta tu casa y ayudarte a curar las heridas, pues podrían infectarse si no lo haces.

—Gracias, profesor...

CONTINUARÁ...

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¡Ahhhh, empezando una nueva historia! Por favor, lean las etiquetas y la descripción para que no se lleven sorpresas.

GENDERQUEER*: Son personas que pueden identificarse con varios géneros, con ningún género, o pueden transitar de un género a otro (género fluido). Ser una persona genderqueer no implica ninguna orientación sexual determinada; esta puede ser bisexual, gay, lesbiana, asexual, etc. No confundir con persona no binaria.

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