𝕾𝖎𝖓𝖔𝖕𝖘𝖎𝖘

Boto todo el aire de sus pulmones para volver a respirar profundamente, debía tratar de tranquilizarse, pero no podía, era imposible sabiendo que aquel tenebroso silbido lo asechaba. 

No te muevas, intenta respirar lentamente, no hagas ruido o él sabrá donde te escondes y ya no habrá vuelta atrás. 

Taehyung llevó su mano derecha temblorosa hasta su rostro con tal de cubrirse nariz y boca para controlar su respiración errática, estaba asustado y mucho, en cualquier vería como la puerta de su cuarto sería para dejar ver sus botas negras. Quizás esconderse debajo de la cama no era la mejor opción, pero su closet tampoco, era pequeño y apenas cabía, ¿en el baño? Era más obvio que debajo de la cama. Yoongi, lo conocía perfectamente, de años, y también sabía en donde podría esconderse su amado. 

Taee. —Luego de oír el silbido que emitía, escuchó su voz, la cual sonó con un eco que alargaba su apodo, de una manera dulce, pero a la vez terrorífica. Escuchó el crujir de la madera, ser pisada por las botas, cada vez era más cercano el ruido, podía deducir que venía cambiando lentamente por el pasillo. 

Taehyung no quitaba la mano de su boca y tampoco dejaba de ver la puerta de roble café de su cuarto, su corazón latía a mil, sabía que en cualquier momento esa puerta sería abierta por el ser que se hacía llamar Yoongi. No era el mismo que alguna vez conoció, se había perdido. 

Lo único que suplicaba era que su hermano llegase pronto y lo ayudara. 

Sé que está por aquí, cariño, ¿por qué no tocas algo para mí? 

Esas malditas palabras fueron los principales causantes del infierno en tierra que estaba viviendo el chico. Nunca debió meterse en temas desconocidos. Nunca tuvo que invocarlo, nunca debió alzar el violín y regalarle aquella sonata. 

Solo quería verlo una vez más a su querido Yoonie. 

Era fácil, según la página de un libro viejo que encontró debajo de la puerta de su casa, jamás pensó que aquel ritual sacado de unas hojas de un libro y unas partituras serviría para hablar y ver a su fallecido novio, solo debía seguir las instrucciones. Tenía que tocar con el alma y el corazón, sentir cada nota, cada movimiento de mano, dedos; tocar con deseo y anhelo. 

Prende una vela negra y párate enfrente de ella, toca tu violín exactamente a las tres de la mañana y mira las partituras, no te equivoques, tócalas al pie de la letra. Di el nombre de quien quieras ver una vez. Míralo a los ojos y oye sus palabras con atención, no lo hagas enojar, jamás lo toques, no lo abraces ni beses. Una vez acabes despídete correctamente, quema las partituras hasta las cenizas y apaga la vela. 

Y Taehyung cometió el error de besar aquellos finos labios que tanto amaba besar cada mañana y sentir el calor que estos le transmitía, pero esta vez estaban fríos, morados y partidos. Muertos, sus labios estaban apagados como él, sin ni un rastro de vida. El Yoongi de quien se enamoró no volvió, volvió un Yoongi diferente, era un demonio más de aquel infierno. 

¡Taehyung! Me estás haciendo enojar, sal y toca para mí no me hagas perder la paciencia. —La puerta se abrió, pudo ver perfectamente las botas llenas de lo que parecía ser sangre. El demonio traía consigo el violín que le regalo a Kim para su cumpleaños, arrastrando emitiendo un horrible sonido que lo asustaba. 

¿No querías verme? Sal y ven conmigo Tae. 

Yoongi se quedó de pie en medio de la habitación sin hacer mucho, se podía ver como la recorría a pesar de ser un cuarto pequeño camino de aquí para allá, dejando los pasos marcados y el piso sucio con aquel líquido rojo. 

Cariño, será mejor que salgas de ahí, estoy muy enfadado contigo ahora. 

El espíritu miraba el cuarto eufórico, muchas cosas fueron lanzadas al piso, un par de cuadros de Taehyung junto a sus amigos, hermano, padres y su novio cayeron al piso rompiéndose, lo más valioso para Kim. Min hizo una fuerza sobrehumana y tiro closet al suelo haciendo un gran estruendo. 

No iba a salir, no si estaba él allí. 

Sé que estás aquí. —Dijo Yoongi riéndose suavemente que se oyó casi como una burla, Taehyung vio las botas ya cerca de la cama, cerró sus ojos con fuerza esperando lo peor. 

Hasta que recordó lo que leyó. Si llegaba a pasar algo que se escapaba de sus manos debía destruir el vínculo que tenían y ese era el violín de madera refinada. Taehyung junto fuerza y valentía necesaria para salir. Una vez en la habitación de pie se percató de que él no estaba, eso lo asustó. De pronto se dio la vuelta y topó con los ojos escarlatas de Yoongi mirándolo con hambre. Tae tomó el violín con el objetivo de destruirlo. 

—¡Nada de esto es real! ¡Déjame en paz! —Gritó el muchacho casi que desgarrándose las cuerdas vocales, pero Min era más fuerte, le dio un empujón a Taehyung que lo hizo soltar el violín, luego sintió la fría y pálida mano de Yoongi llevárselo arrastrando de la muñeca por el piso de madera de la casa. 

Tae gritaba desesperado, trataba de afirmarse de las paredes o barandas de la escalera, pero era imposible, el tacto del espectro quemaba como fuego. Y de pronto, una vez fuera de casa, vio como a lo lejos venía un auto a toda velocidad. 

Yoongi conocía a la perfección los miedos y traumas de Taehyung, y este los usaba para jugar con la mente de su amado. 

—¡Vete al infierno maldito! 

Oh cariño, de ahí vengo y ahora tú iras conmigo, eres mío. 

Tae dio un grito al cielo cuando las luces del auto estaban encima de su cuerpo. 

—¡No! 

—¡Taehyung! ¡Taehyung! 

La voz de su hermano mayor hace que toda esa pesadilla se detenga de pronto. Namjoon miró confundido a su hermano, sobre todo se le hacía extraño el hecho de que estuviera en medio de la calle gritando y no era el único, varios vecinos más murmuraban pensando que el chico se volvió loco. 

Kim abrió sus ojos y no vio a Yoongi por ni un lado, solo vio a su hermano abrazándolo de manera protectora. 

Se fue, o eso era lo que él creía. 

El mal siempre vuelve.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top