Tú preguntas, yo respondo
Capítulo número once
Mis utopías tienen el sueño de tus caricias
Mario Benedetti
James Arthur — Rewrite the stars
Ya quedaban solamente unos minutos para que comenzaran a probar los dulces que habíamos preparado. Comenzaron de derecha a izquierda, por lo que teníamos que esperar que pasaran tres parejas antes que nosotros.
Cuando llegó nuestro turno, Lucas tomó un plato pequeño y sirvió una rebanada pequeña pero lo suficiente para los tres. Habíamos adornado con merengue a la pequeña tarta, estaba presentable.
— Pareja número cuatro, Lucas y Alba, cuéntenos que les ha tocado hacer — comenzó la mujer que dirigía el evento, la señora mayor
— Nos han asignado el postre "Tres leches" y esperemos que les guste — decidió hablar Lucas, agradecí a Dios que lo hiciera porque yo soy pésima cuando de abrir la boca se trata
La primera jueza probó una porción diminuta, gesticulaba como si le gustase el postre, el segundo juez incluso puso los ojos en blanco de la satisfacción y la tercera dijo que tenía demasiada azúcar para su gusto personal.
Pero cada crítica iba a ser bien aceptada.
— Estaba exquisito, pero creo que podría haber sido mejor ¡Gracias! — comentó de forma agradable la jueza número uno
Lucas tomó mi mano y caminamos hasta nuestro lugar, me miró y sonrió, sentí el calor en mis mejillas, así que volteé la mirada para que no notase mi sonrojo.
— Pase lo que pase, me divertí haciendo esto — dijo Lucas y yo no pude evitar expresar la gran alegría que sentía, yo también me había divertido mucho
— Deberíamos cocinar más a menudo — opiné y el sonrió
— No me quejaría, así te vería sonreír más seguido — halagó y todo el calor se concentró en mis mejillas otra vez, sentía algo en el estómago
¿Nervios? Quizás
— ¡Luego de analizar cada uno de sus pasteles, hemos encontrado la pareja ganadora! — exclamó la señora mayor y abrió un papel rosa que tenía en la mano — ¡Rosa y Daniel! ¡Felicidades!
Eran una pareja de unos veinte y tantos años, se besaron en el escenario cuando buscaron su merecido premio y sonrieron a la cámara.
— ¡Y a los demás, felicidades de igual forma porque trabajaron excelente! ¡Nos vemos el próximo año! — concluyó la señora y bajó los escalones
— Fue un placer trabajar con usted — dijo Lucas y tomó mi mano, colocó sus labios en mi mano y un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo
— El placer es mío — le seguí la corriente y "me retiré el sombrero"
Salimos del lugar y caminamos unas manzanas hasta el parque, le debía un helado, o al menos quería pasar más tiempo con el y necesitaba una buena excusa.
— Alba, apenas nos conocemos — rompió el silencio mientras yo comía mi helado de menta
— Eso es cierto — respondí y el probó el suyo de vainilla
— Entonces ¿Cuál es tu color favorito? — preguntó el y yo me quedé pensativa unos segundos
— El verde, creo que mi color favorito es el verde ¿Y el tuyo? — pregunté yo igual
— Mmm, el rojo — contestó y sonreí, me parecía un color bonito también, es difícil elegir uno en concreto — ¿Gatos o perros?
— Ambos, aunque soy más de perros ¿Tú?
— Gatos, de echo tengo un gato — siguió el juego de preguntas y la verdad, no me imaginaba a Lucas con un gato — Se llama Nova
— Qué nombre tan...peculiar — opiné y el me dedicó una pequeña sonrisa, o lo que parecía ser
— ¿Peli favorita? — cuestionó y tuve que pensarlo demasiado tiempo, es imposible tener una película en específico
— No tengo una ¿Qué tal tú?
— Brave — respondió y no pude evitar reír a carcajadas — ¿Qué? ¡Es muy emotiva cuando su madre se convierte en osa!
— Ya veo — seguí riendo y el cruzó sus brazos en modo de defensa — es una linda película — al decir eso, bajó la guardia y volvió a su posición inicial
— ¿Lugar que quisieras visitar?
— Grecia y Egipto — respondí y el pareció interesado en el tema
— Recuerda llevar un ventilador de mano, no creo que sobrevivas cinco minutos el calor del desierto — insinuó y rió como mismo había reído yo — lo dices por la mitología ¿no?
— ¡Sí! ¡Amo la mitología! — exclamé y el aplaudió
— Ahora me pareces más interesante — comentó y comió su último bocado de la barquilla — yo quisiera ir a Tokyo y a Pennsylvania
— Sabes que no hay vampiro allí ¿verdad? — ironicé y el bajó la mirada
— Nunca es muy tarde para probar — dijo y botó el papel que llevaba en la mano — tal vez si existan
— No lo creo
— No podemos limitar nuestros conocimientos a solo lo que conocemos o sabemos que existe — dijo el y, jamás había escuchado algo tan cierto salir de su boca
— Es cierto — respondí y el pareció satisfecho
Me acomodé un poco en el asiento , de modo que no me encajase las barras del banco, para así estar más cómoda
— Tu crees en las mitologías, yo creo en cosas un poco tontas, pero creo — continuó y no pude callar mis preguntas
— ¿Crees en Dios?
— Soy ateo, Alba, pero creo en las sirenas — comenzamos a reír en un solo compás, Lucas tenía unas ocurrencias muy raras pero divertidas
— Yo tampoco creo en Dios — le dije y el pareció estar algo sorprendido con mi comentario
— Muy interesante
Comencé a jugar con las puntas de mi cabello porque ya había llegado el momento donde estábamos callados y yo estaba un poco nerviosa, esto se sentía como una cita, pero no lo era, se sentía como si lo conociera demasiado, pero no lo hacía
— Oye, Alba, me tengo que ir ¿vale? — dijo em un tono teñido de desánimo
Pero no me importaba que se tuviera que ir, el tenía una vida atareada supongo
— Gracias por ser mi pareja — dijo y no pude evitar el sonrojo — en el concurso digo — claro, claro, lo había olvidado por completo
— Nos vemos mañana, Lucas — le dije y el me dedicó una sonrisa de lado
— Nos vemos mañana, Alba
Mi nombre sonaba perfecto en sus labios, la manera en que se escuchaba la b, la entonación , la forma de decirlo, me encantaba.
Me encantaban sus labios, carnosos, seguramente suaves y rosas, llenos de hinchazón como si hubiesen sido besados todo el día, tal vez lo eran, y yo no lo sabía.
Me gustaba que Lucas fuera diferente, que no tuviera comparación con ningún otro hombre. Me gustaba que le gustara cocinar y la vainilla y el color rojo, me gustaba la forma en que intentaba tocar el piano como si fuese un experto. Me gustaba que nunca se diera por vencido y que todo fuera una experiencia para el.
Me gustaban sus manos y la comisura de su sonrisa, sus hoyuelos y sus ojos café, me gustaba su cabello y la forma que bailaba relajado en su frente. Me gustaban sus cejas pobladas y bien depiladas, también su tatuaje en el brazo que aún no descifraba bien
Me gustaban sus piernas largas y lo mucho que se reía de que un paso de el yo tenia que dar unos ocho, me gustaba que fuera tan alto y delgado. Me gustaba su figura
Su personalidad y la forma en que me hacía reír. Quizás me gustaba Lucas, pero no estaba lista para asumirlo.
Volví a casa con la cabeza llena de ilusiones y montajes de cosas que no pasarán a corto plazo. Tenía un lío en la imaginación, quería llamarle y decirle algunas cosas, seguir con sus preguntas y respuestas y escucharle reír. Quería muchas cosas pero debía conformarme con ser su profesora de piano
Es todo lo que nos une
Cuando el haya aprendido a tocar, yo estaré de más en su vida, seré un cero a la izquierda, y me duele pensarlo, porque el podría ser un gran amigo o...
Nunca sabemos lo que puede pasar ...
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