Somos eternos.
Capítulo número veinticinco
Estamos hechos del mismo material que los sueños
William Shakespeare
Lucas y yo habíamos estado juntos el fin de semana, comimos helado, aunque el tiempo es frío de por sí, bailamos un poco y tuvimos una maratón de Harry Potter, alcanzamos a ver tres películas. Estábamos lo suficientemente felices.
Pero nada es para siempre, todo empeora y todo se va al carajo. La muerte, al parecer es algo que invade a mi familia, a mamá le habían detectado un tumor maligno en el tiroides, con un tratamiento adecuado podría vivir, pero si no es tratada a tiempo puede morir en menos de cinco años.
Mamá se mantuvo positiva ante esta situación, no mostró doblez ni debilidad, solo seguridad y fortaleza, era un gran ejemplo a seguir. Mamá siempre dice que una mujer está condenada a sufrir para poder vivir.
Papá lloró casi tanto como cuando supo que su hija mayor ya no volvería a casa, había que admitir que mi madre era todo su pilar, y si por algún motivo ella no estaba aquí, el se derrumbaría.
Pero el doctor aseguró que todo saldría bien, la radioterapia y los medicamentos estaban haciendo buenos efectos en ella, pronto tendría una cirugía que posiblemente la haría una mujer libre de un posible cáncer.
— ¡Alba! ¡Cierra los ojos! — exclamó Lucas de una forma emocionada entrando en su habitación y sentí su pequeña risa.
Hice lo que el dijo y cerré los ojos, quería escuchar lo que tenía que decir o ver lo que tenía que hacer, bueno, técnicamente no podría ver.
Comenzó a tocar, suavemente, podría identificar esa melodía con tan sólo sentir los vibratos de las teclas, esa sonata me producía la mayor relajación y emoción. Acariciaba mi corazón, jugaba con mis sentimientos, me sorprendía con los altos y me provocaba ganas de llorar con los bajos.
Era Sonata para piano n.º 14, más conocida como el Claro de Luna, la melodía del amor, muchos rumores causó esa pieza, pero es sin duda hermosa, la mejor que he tocado.
No podía entender como Lucas podía estar tocando eso, apenas le había enseñado tres piezas, no son suficientes para tocar con esa maestría.
Paro de tocar, el silencio sumió la habitación otra vez, sentí un toque cálido en mi mano, sus dedos largos estaban latiendo, se había esforzado para lograrlo, sentí la conexión entre nuestros dedos.
— Abre los ojos, Alba — pronunció suavemente, abrí los ojos y me encontré con una libreta en las manos de Lucas.
— ¿Qué es eso? — pregunté entre risas bajas.
— Es tu libreta, la vi en tu habitación — comenzó a decir con la expresión llena de cariño — las canciones que compusiste, son hermosas, Alba.
El que el haya leído mis canciones, me hacía sentir desnuda, las había escrito con la sangre de mi corazón, desde el fondo de mi alma, plasmé en esos papeles todo lo que sentí en algún momento.
— Hay una en específico, que me llamó la atención — dijo con una sonrisa de medio lado y buscó la página de dicha canción — El chico de los ojos marrones.
Sentí que me habían descubierto, escribí esa canción para poder liberar todos los sentimientos que guardaba por Lucas, el era mi chico de los ojos marrones.
— ¿Quién es? — preguntó tentando mi paciencia, sabía perfectamente que se trataba de él.
— ¿Me vas a hacer decirlo? — interrogué jugueteando con su camiseta .
— Puede...
— La escribí para tí — confesé y el comenzó a hacer un baile muy gracioso, yo reía a carcajadas y el se veía feliz.
No me importaba si yo a veces no estaba feliz, yo quería que el estuviera feliz, completamente feliz.
— ¿Para mi? ¡Qué honor! — comenzó a jugar y poco a poco se acercó a mi.
— ¿Cómo lograste tocar así? — pregunté haciendo alarde de su gran melodía al tocar esa gran pieza.
— Digamos que practiqué demasiado — respondió y sonrió, mostrándome esos hoyuelos que siempre me hacían querer tatuarmelos.
— Qué curioso, Alba...
— ¿Qué cosa?
— Qué alguien que un día vio el mundo en grises, ahora percibe muchos más colores — dijo y me hizo sentir feliz, de que el haya tenido un punto de vista tan lindo.
El me había apoyado, en todos los momentos en que habíamos enfrentado algo juntos.
— Te tengo una propuesta, Alba — comentó suavemente y tomó asiento a mi lado, acariciando mi cabello.
— ¿Qué propones?
— Tu cantas hermoso, eres como un ruiseñor , porque los ruiseñores cantan con el corazón — planteó y luego me miró con ojos emocionados — también tocas, pero yo también amo hacerlo.
Sabía que tenía un punto en todo lo que estaba diciendo, y sabía que esto no seria fácil si decía lo que me temía.
— Deberíamos unirnos, como un dúo — propuso y sus ojos adquirieron un brillo cegador.
— Lucas...
— No tienes que responder ahora — comentó y comenzó a acariciar mi cuerpo suave y delicadamente — pero mientras lo piensas...
No se necesitaban más palabras para saber sus próximos movimientos, su lengua se apoderó de mis labios, de mi lengua también, mordisqueó y jugó con toda mi boca, fue su entretenimiento por varios minutos, besos apasionados, besos lentos, suaves, impulsivos, bruscos y delicados, como el.
Sus manos hacían que mi ropa se quitara del camino que tanto le estorbaba, la vergüenza no era algo que me acechaba cuando de Lucas se trataba, el no me había visto desnuda antes, pero no necesitaba que lo hubiera hecho, el ya había desnudado mi alma.
El miró mi cuerpo con el mayor amor que una persona jamás podrá hacerlo, sonreía y sabía que esto no era tan nuevo, pues entre nosotros existía algo, una conexión inexplicable, algo indeleble.
Sus labios caminaron los laberintos de mi piel y los míos poco experimentados intentaban llenar esos espacios vacíos, intentaba seguirle el paso. Mis impulsos respondían ante la yema de sus dedos y la calidez de su boca, yo estaba entregada a el, en cuerpo y alma.
Pasamos toda la noche de lluvia y granizo desnudando nuestros rincones más profundos, besándonos las cicatrices y abrazando nuestras inseguridades, haciendo de nosotros una versión curada y sanada. Haciéndonos libres y apasionados.
No podría definir en una sola palabra lo que el era para mí, pues no había una etiqueta para delimitarlo, pero sabía que esto, ya no era de amigos. Por fin me sentí única, mejor dicho, el me hizo sentir única.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top