Recuerdos
—Eres una rarita
—Eso, eso, jaja...
—Dejadme en paz, devolverme mi mochila...—Grito dando saltos intentando alcanzar mi mochila que me habían quitado.
—Jajaja, vamos, cógela.
Los tres chicos se pasaban la bolsa entre ellos y, aunque fuera imposible quitárselas, yo lo intentaba. Corría tras ellos pero eran más altos que yo, era totalmente inútil hasta que me tropecé y caí al suelo bruscamente. Intenté levantarme pero una punzada de dolor recorre mi rodilla. Al mirar hacia abajo descubre una sustancia roja corriendo por mi pierna.
—¡Mira, se ha echo daño!
—¡He sido por tu culpa! Ahora van a castigarnos.
—Yo no quiero saber nada.
El niño que sostenía la maleta la tira al suelo con desprecio y echa a correr junto con los demás.
Me levanté con cuidado y empecé a andar cojeando hacia mi casa. No había nadie, solo una pequeña nota en la entrada en la que decía: "he salido a comer con mi novio, papá y mamá tienen trabajo y no volverán hasta la noche. Tienes el almuerzo en el microondas, ya sabes como funciona XOXO"
Arrugo la hoja de papel y la tiro a la papelera decepcionada. No me gustaba estar sola en casa tras haber pasado un día así, pero en aquel entonces debía de estar acostumbrada. Fui al cuarto de baño y busqué el botiquín de primeros auxilios que mamá guardaba debajo del lavabo pero no lo encontré. Sin embargo, no podía dejar mi herida así. Humedecí un trapo con agua fría y lo coloqué en mi rodilla para limpiarla.
Supongo que debí de hacerlo realmente mal, pues cuando más frotaba, más sangre salía. Era extraño, no me dolía. Estaba cansada, agotada, no tenia fuerzas para seguir llorando, por eso no lo hice. Permanecí mirando las gotas de sangre que caían al suelo desde mi rodilla, pensando en lo hermoso que era.
Miro al espejo y me encuentro con una eriza de ocho años, despeinada, con una blusa verde y una falda naranja sucias por la caída. Pasé las manos por mi rostro para apartarme las púas que me tapaban la visión y en ese movimiento me manché la cara con sangre. No hice intento de limpiarme. Me encantaba mi nuevo aspecto. Él rojo me sienta bien...
—Amy... Amy. Es hora de desayunar, despierta.
Abro los ojos lentamente para encontrarme con unos grandes ojos verdes que me miran con curiosidad.
—¿Has dormido bien?
—¿Mmm? Ah, si, si... Me muero de hambre.
—Pensé que en teoría ya estabas muerta.
—Muy gracioso.
—Era broma. Vamos.
Bajo a la cocina y me siento en la mesa aún con la cabeza en las nubes. ¿Por qué no puedo recordar mi vida? No entiendo nada a qué ha venido ese sueño, pero de alguna forma sé que aquello fue un momento de mi existencia.
—Tachan! ¡tortitas!—Exclama colocando un plato frente a mí—Lo he echo yo mismo. Puede que estén un poco quemadas...
—No te preocupes. Tiene muy buena pinta.—Contesto dándole un bocado.—¿Qué haremos hoy?
—Pues lo que tú quieras. Mamá se ha ido a una entrevista de trabajo y estará fuera todo el día. Así que podríamos hacer una locura.
—¿Como qué?—Cuestiono con la boca llena.
El permanece mirándome por unos segundos y de pronto abre la nevera con decisión y saca un bote de nata montada.
—Podríamos empezar por esto—Se llena la boca de nata.
—Que malote—Contesto entre risas pues se ha manchado toda la cara y tiene un aspecto muy divertido.
—¿Te hace gracia?—Pregunta lanzandome una mirada pícara.
—Sonic... Ni se te ocurra.—Empiezo a retroceder para alejarme pero él se acerca cada vez más—No... No, no, esper....—No me da tiempo a acabar la frase cuando pulsa el botón del bote y me salpica.
—ppff, jajaja, si que tiene gracia.
—¿Ah, si?—Me acerco a la mesa lentamente y alcanzo el frasco de Nutella que había encima.—Ven aquí...
—¡Ni hablar!—Grita corriendo hacia el salón.
—¡Vuelve, cobarde!
Estuve persiguiendo a Sonic por un buen rato. La casa estaba inundada de nuestras escandalosas carcajadas, hacía tiempo que no me divertía así, es más, no lo recuerdo. Él...creo que es la primera vez que le veo reír. No sé por qué me sorprende, al fin y al cabo es un suicida.
—V-vale, ya para, ya me has ensuciado, ¿contenta? Anda, quítate de encima.
—Mmmmm... Nop.—Contesto burlona aún sentada a horcajadas sobre él en el suelo. Antes de que pudiera reaccionar, pasé un dedo por su mejilla que estaba marchada de Nutella y luego me llevo el dedo a la boca.—Mmmm, que dulce ^-^—Bajo la mirada para mirarlo y me sorprendo al ver que está levemente sonrojado, pero por alguna razón, eso me pone nerviosa—¿Q-qué pasa?
Su cara se vuelve más roja al momento de cruzar nuestras miradas. Está a punto de contestar pero de pronto llaman a la puerta.
—Eeemmm... Debo...—Murmura avergonzado indicándome que necesitaba que me quitara de encima de él para que pudiera abrir la puerta.
—Ah, sí, p-perdona—Aaag, ¿por qué se me traba la lengua? Esto es ridículo.
—¿Tails?—Dice tras abrir encontrándose con el pequeño zorro quién le mira extrañado.
—¿Por qué tienes Nutella en la cara?
—Ejem, eso no es tu problema... ¿Qué haces aquí?
—Me ha parecido raro no verte en la para de autobús. ¿No vienes al instituto o qué?
—Aaah, eso... No, paso de asistir hoy.
—Pero... ¿mmm? ¿Quién es ella?—Pregunta señalándome al darse cuenta de mi existencia. Yo permanezco en silencio esperando a que Sonic respondiese.
—Ella...es...una amiga, ¡si! ha venido de visita y...ya sabes, no puedo dejarla sola en casa.
—Pero no puedes faltar a clase, tenemos exámenes importantes.
—¿Y qué quieres que haga?
—Yo...podría ir con vosotros.—Anuncio tímidamente metiéndome en la conversación.
—No puedes venir...
—¿Por qué no? A nadie le importará, estamos a final de curso, los profesores ya ni siquiera pasan lista.—Insiste Tails animado.
—Pues...
—Porfa, no me importa, me gustaría mucho—Replico intentando convencerle.
Tras insistir un poco más, él termina dando un suspiro pesado y diciendo...
—Está bien...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top