Un erizo azul de ojos verde esmeralda camina cabizbajo hacia su instituto, pensando en lo ocurrido apenas hace una semana. No fue capaz de hacerlo. Podría haberse desahogado apretando el cuello del cobrizo hasta que el corazón de este se parara, pero no fue capaz. Sintió como si algo se lo impidiera. Puede que fuera su conciencia que ahora empezaba a aconsejarle después de tanto tiempo, o puede que fuera la mirada de súplica de aquellos ojos carmesí ensombrecidos por la derrota. Lo dejó ir y volvió a casa como si nada hubiera pasado, pero por mucho que finja, jamás podría olvidar todos los sentimientos que le provocó esa chica, como le cambió su vida, para siempre.

Mientras tanto, dos figuras claras pasaban desapercibidas sobre el tejado de una casa. Una joven rubia de ojos azules y alas plateadas mantenía una conversación con su acompañante.

-¿Lista?

-¿Estás segura de esto?-Cuestiona la novata con inseguridad.

-Míralo, estuvo a punto de matarlo, necesita a alguien que le impida tomar malas decisiones.

-Tss, no es verdad.-Replica la joven encogiendo los hombros.

-Sí que lo es-Responde la mayor con seriedad-... Mi labor es velar por el bienestar y seguridad de Shadow. Si no hubiera sido por mí, de seguro lo habría hecho.

La menor permanece callada unos instantes hasta que una pícara sonrisa se dibuja en su rostro.

-Estoy orgullosa de él.

-¡Amy! No digas eso-Regaña molesta por el contrario.

-Era broma, Mari, no te lo tomes tan a pecho.

-Uufff-Suspira cansada la eriza de púas doradas.

La eriza rosa se pone en pie de un salto. Su fino vestido blanco es ondeando por el viento y sus pies descalzos permanecen quietos, clavados en el tejado como si temiera caerse. Se volvió para mirar a María con un poco de tristeza.

-Por cierto... Gracias por una segunda oportunidad.

-¿Qué menos? Le salvaste la vida, eso demuestra que hay bondad en ti.-Explica mirando el cielo despreocupadamente.

-No me hagas vomitar que demasiado tengo con ir vestida de blanco.

Su acompañante se echa a reír recordando la charla que tuvieron momentos antes, en la que su hermana preguntaba si podría teñir sus alas de otro color.

-jajaja, es cierto, además...Te necesita.-Murmura volviendo a posar la mirada en Sonic.

La rosada muestra una amplia sonrisa y despliega unas blancas alas que parece que habían sido hechas de algodón.

-Bien. Estoy lista. ¿No vienes?

-¿Mm? No...yo... -Dobla sus piernas y apoya la cabeza sobre sus piernas-... prefiero observar y proteger desde lejos.

-Así no es divertido. Vamos, ya es hora de que hables con él. Se alegrará de verte.

-¿Cómo sabes que no se asustará al verme así?

-Oh, no, hermanita, seguro se asusta. Pero con el tiempo se acostumbran.-Afirma guiñando un ojo.

-Tal vez... -deja ver una tímida sonrisa y mira con melancolía al joven de betas rojas que pasaba por allí pateando una piedra.

Permaneció en el tejado de aquella casa pensativa, en cambio, su hermana tenía claro que no iba a quedarse allí observando. Aterriza en frente de su compañero y espera a que este, que iba distraído, alzara la visita y se percatara de su presencia.

-Hola.-Saluda alegremente para llamar su atención.

El chico pestañea varias veces sin creer que acababa de escuchar esa aguda e irritante voz de nuevo. Frente a el se encuentra la criatura que había puesto su mundo del revés, una figura angelical que radiaba luz por sí misma, una luz que solo él podía percibir. "Como en los viejos tiempos" pensó de la forma más alegre posible, pues ella volvía a pertenecerle, sólo él podría disfrutar de esa compañía y a ella no le importaba.

-.........Lo sabía, me he vuelto loco.

FIN

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Por fin, otra historia terminada u_u
Puede que no sea la mejor de mis novelas pero he disfrutado mucho escribiéndola y he podido sacar mi lado más siniestro aunque de eso yo tenga poco ^-^'
En fin, muchas gracias por vuestros votos y demás, no estoy muy segura de que vaya a hacer una segunda parte ya que la historia tiene muy pocos leídos comparado con mis demás idioteces (supongo que la comedia se me da mejor), pero no descarto la idea.

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