Bienvenida Al Infierno
Ese olor... Huele a sangre... Me encanta. No sólo su olor, también su sabor, su textura, su color... Es magnífica, no hay mayor belleza para mí que la imagen de un cadáver, con esos ojos tan vacíos de vida, ese cuerpo sin ninguna energía. ¿Por qué huele tanto a sangre?
Abro los ojos. Estoy de pie. ¿Qué hago de pie? Se supone que estaba durmiendo, hacía tiempo que no me levantaba sonámbula. Lo único que se me ocurre es palpar la pared en busca del interruptor de la luz, cuando lo encuentro, lo pulso y observo detenidamente la escena en la que me encuentro.
¿Dónde? En la habitación de mis padres. ¿Mis padres? Muertos. ¿En mi mano? Nada más y nada menos que mi cuchillo favorito.
—¿Qué hemos echo ahora, amigo? —Pregunto al cuchillo, como si él fuera a contestarme —No podemos seguir así. Lo que hacemos está mal.
Respiro hondo y guardo el cuchillo en mi bolsillo, si tengo suerte se clavará solo en mi piel y no tendré que hacer yo misma esto. Ha llegado la hora.
Meto a mis padres en una bolsa de basura cada uno y los arrastro hasta el cementerio, donde cavo tres agujeros en frente de tres lápidas: Mamá, Papá, yo.
Sí, he mandado a mis padres, pero de alguna manera, eso me resulta indiferente. No es la primera vez que hago algo así, desde que tengo memoria, he sentido un enorme impulso de matar. Nunca he tenido un amigo, lo que es normal, si le llevas a alguien una ardilla muerta mientras gritas: "hey, mirad, la he matado con mis propias manos".
Tras cubrir de tierra los cuerpos de mis padres, me coloco en frente del hoyo que está destinado a ser para mí y saco mi cuchillo.
—Bueno, mi único amigo, este es el fin. Haber...unas últimas palabras...Bueno, eso no importa, no es como si alguien estuviera viéndome.
Tras decir eso, clavo la hoja afilada en el punto justo donde se encuentra mi corazón. Es una muerte rápida y sin mucho sufrimiento, estoy acostumbrada a esto, no ha sido difícil.
Lo último que siento es caer en ese agujero antes de que la oscuridad me envuelva por completo. Abro los ojos con dificultad, y consigo diferenciar una figura que se acerca a mi.
—Bienvenida al infierno. —Anuncia un erizo verde de ojos azules y gafas de sol. Lleva una chaqueta negra abierta por lo que se puede ver tres enormes cicatrices en su pecho. Su aspecto es simplemente demoníaco —¿Te echo una mano?
Pregunta el erizo ayudándome a levantarme. Cuando me quiero dar cuenta, estamos en una oficina. Todo es de color blanco y se encuentra completamente ordenado y limpio, lo único que sobresale de lo normal es un archivador infinito que hay al lado de un escritorio.
—Toma asiento, por favor. —Me pide señalandome una silla que hay en frente del escritorio. —Bien, señora Rose, ¿sabe por qué estás aquí?
—Eeem... Porque... ¿maté a mis padres? Y luego me suicidé, así que... —Susurro avergonzada mirando al suelo— Disculpe el atrevimiento pero... ¿no debería estar ardiendo y sufriendo durante toda la eternidad y todo eso?
—Oh, veras, ahora mismo me encuentro en plena reforma del infierno, el único que sufre aquí soy yo. Ven, te lo enseñaré —Se levanta de su asiento y se acerca a una ventana —¿Lo ves? Los asesinos y los políticos están conviviendo juntos y eso no puede ser buena influencia para ellos...
—¿Para los asesinos o los políticos?
—¡Para ninguno de ellos!
—Está bien... ¿y qué quiere que haga yo?
—Estaba esperando a que me lo preguntaras, tengo una oferta para ti.
—¿Quieres que haga un trato contigo? Pero si tu eres el d...
—Scourge. Por favor, llamame Scourge.
—Vele, Scourge, tu puedes llamarme Amy—Digo con miedo —¿qué es lo que quieres de mí?
—Oh por favor, no pienses nada raro, ya tengo tu alma, ¿crees que voy a retarte a un concurso de violín o algo así?
—Entonces no entien...
—Hablo de ofrecerte el mejor trabajo de tu vida. Bueno, vida...
—¿De qué se trata?
—Tú, señorita, deberás seguir, acosar, atormentar y molestar a tus víctimas para hacer que se maten.
—¿¡Puedo matar gente?!
Exclamo emocionada, lo que hace que él suelte una pequeña risita.
—Nop, pero puedes ayudar a que lo haga por su cuenta. Ya sabes, hacer que la gota colme el baso. —Se da la vuelta y abre un cajón del archivador y empieza a rebuscar entre los papeles —Dime, Amy, ¿cómo te metiste en esto de matar?
—Ah, es... Una larga historia...
—Tengo toda la eternidad.
—Es que no se...
—No le diré ni a un alma.
—¿Puedes dejar de contestar con un juego de palabras?
—Cuando el infierno se congele —Finalmente, saca un papel y lo coloca encima del escritorio —Este es tu primera víctima.
Cojo el papel con timidez y leo lo que hay escrito.
Nombre: Sonic the hedgehog
Edad: 15
Gustos: Chilly dogs.
Disgustos: El mundo en general.
En una esquina del folio se puede ver la foto del sujeto. Un erizo azul cobalto de ojos verdes. Es bastante apuesto, demasiado para alguien que está pensando en suicidarse. Tranquilo, yo acabaré con tu sufrimiento, ayudaré a sacarte de este mundo.
—¿Y bien? —Pregunta Scourge sacándome de mis pensamientos —¿Crees que podrás hacerlo?
—Seguro, pero, ¿y si me niego?
—No lo harás.
—No puedo discutir ante eso.
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