|| Parte uno ||


     Son como intrusos.

     Son como intrusos agresivos e inoportunos todos esos pensamientos que, con el tiempo, se vuelven tan destructivos como una bala en el pecho porque lo hacen doler hasta la intolerancia. Y esa bala siempre da justo donde tiene que dar, donde más daño causa.

     "Seguro ya no te quiere, está pensando en distanciarse de ti, no has sido suficientemente bueno para él. ¿Por qué no dejas de enviarle mensajes? Lo vas a fastidiar, con el tiempo dejará de contestarte hasta que ya no quede ninguna conexión entre ustedes, porque no mereces tenerlo contigo, no has sido suficiente, nunca lo fuiste, jamás estuviste realmente a su altura, lo de ustedes era temporal, tan solo una amistad de niños."

     Todos esos intrusos se han estado metiendo en su cabeza desde hace semanas, si no es que desde antes ya tenía miedo de que esos intrusos llegaran. Da igual, ahí están y no piensan irse, entran en su mente consciente cada vez que puedan y lo atormentan hasta que le sacan lágrimas, le provocan insomnio y simplemente no hay manera de consolarlo, sino hasta que se duerme de tanto llorar.

     Pero al siguiente día el ciclo se repite: se levanta de su cama con las ganas de sentirse bien, su día transcurre normal, desde el desayuno rutinario hasta que se descalza al llegar del trabajo.

     Sin embargo, cruzar la puerta de su casa cada tarde se ha convertido en un juego de ruleta rusa: nunca sabe si llorará, se sentirá feliz o solo tranquilo, si habrá nostalgia o enojos, o si simplemente su vida fluirá en automático, esperando que el siguiente día sea tal vez mejor que este.

     Pero nada cambia, todo sigue igual a como lo ha estado desde algunos meses y él no sabe cómo cambiar el rumbo. A pesar de que ha intentado de todo, siente que algo falta en su vida, pero no sabe qué es.

     Se siente desolado cuando piensa en eso, entonces la cama le llama y prefiere recostarse a llorar o pensar, o distraerse en las redes sociales que solamente contaminan su mente con más tragedia mundial, pero al menos eso lo abstrae de su realidad tan aburrida y poco motivadora.

     Y entonces los intrusos vuelven.

     "¿Qué estás haciendo con tu vida? Aún eres joven, deberías estar estudiando, haciendo ejercicio, saliendo con amigos, viajando o viviendo tu vida de otra manera. ¿Por qué no haces nada de lo que los demás hacen? Eres tan inútil, deberías morir."

     Él ya no quiere sentirse así, odia con toda su alma que esos intrusos lleguen a molestarlo, porque no sabe cómo callarlos. A veces lo intenta con un poco de música, con videollamadas, con historias que apantallan su mente tan solo por un segundo.

     Pero luego esos estabilizadores pierden el efecto y aquí vienen de nuevo los intrusos.

     Él quisiera que las cosas fueran diferentes, pero no sabe en qué momento del camino se equivocó, no sabe si eligió bien su carrera, si debería estar dedicándose a otra cosa o si de verdad quiere dedicarse a lo que hace, no sabe nada.

     Y así, sabiendo nada, se va a dormir una vez más, esperando que el esplendoroso día de una epifanía llegue.

     Pero los intrusos siguen ahí y cada vez se hacen más fuertes.

     Él está llorando de nuevo, ya sin energías y sin esperanzas, está más que cansado de vivir viciado y sin ganas de cambiar el rumbo. Él está pensando en tomar el cuchillo cebollero de su cajón, se visualiza apuntándolo directo a su corazón, porque ya no puede más, ya ha sido suficiente de escuchar a esos intrusos, ya necesita acallarlos.

     Pero ellos viven en su cabeza, así que la única manera de desvanecerlos es dejando de existir, porque así no tendrá que pensar, no tendrá que enfrentarlos, no tendrá que dejarse derrumbar por ellos hasta caer nuevamente en el vacío de la profunda tristeza que siente hacia sí mismo y hacia la vida.

     Él considera realmente la idea de hacerlo, pero entre más lo piensa, más llora y se siente miserable segundo a segundo, se siente cobarde por pensar en eso.

     Pero entonces alguien toca la puerta, una visita inesperada.

     Tocan fuerte. ¿Es que los intrusos han tomado forma física y ahora vienen a evitar que lo haga para seguir torturándolo de por vida?

     Deja de llorar y de fantasear, intentando recobrar su compostura.

     Y al abrir la puerta, cae de rodillas llorando y abrazándose de sus piernas.

—Creí que estarías en casa, así que vine –le dijo JiMin.

—Estaba por irme —le contestó, intentando guardar sus lágrimas, pero no pudo contenerlas, siguió llorando porque verlo de nuevo, luego de tantos meses, era para él un choque de emociones muy intensas.

—Pues no te vayas, porque ya he vuelto y te extrañé demasiado. No llores más.

—Pensé que ya no me querías, que yo había sido solo pasajero para ti.

— ¿Por qué haría eso? Eres mi mejor amigo, Taehyung. Jamás podrías ser pasajero para mí, eres mi alma gemela.

—Es que... me he sentido tan solo últimamente. Ya no he podido verte ni hablarte como antes de que la pandemia empezara.

—Pero eso no significa que no te siga queriendo, tontito, eres especial para mí.

—Y tú para mí, JiMin, pero no puedo dejar de pensar que ya no será nunca lo mismo y que dejarás de quererme uno de estos días.

— ¿Y qué te asegura que lo que piensas es real?

—Tan solo... tan solo soy muy tonto. Imagino cosas así todo el tiempo y después me siento culpable. A veces quiero escribirte como un loco o solo llamarte para preguntarte si sigo siendo tu mejor amigo, si aún me quieres como siempre me has querido, pero siempre temo que no contestes, así que no hago nada o solo escribo un poquito para llamar tu atención.

—Claro que te quiero, Tete, deja de pensar todas esas cosas. Sabes que a veces no puedo contestar porque estoy ocupado, pero nunca dejo de pensar en ti, en tus futuros regalos de cumpleaños, en cuándo acabará todo esto para poder salir contigo como antes. Esto es lo que nos toca vivir, pero seguiremos siendo amigos. ¿Cuánto tiempo? No lo sé, quizá todo lo que nos quede de vida, pero no debemos pensar en el mañana, sino en el ahora. Vine a visitarte porque te extrañaba mucho, me salté todas las reglas para poder verte. ¿Eso haría alguien que no te quiere?

—De acuerdo, ya entendí. Perdón por ser tan idiota.

—No eres idiota, solo estás muy preocupado y triste, pero sé cómo aliviar eso.

— ¿Cómo?

     Entonces él lo abrazó fuerte, como no lo había hecho desde hace meses, le dio palmaditas en la espalda mientras Taehyung lloraba para calmar toda su pena. Ese precioso contacto fue como un enorme respiro para él, sintió que estaba recuperando un poco del color que había perdido durante los últimos meses.

     Entonces los intrusos se fueron, al menos por ese día y los siguientes, donde JiMin le seguía recordando que no importaba qué tan lejos tuvieran que estar, él siempre sería su mejor amigo.

     Luego, Taehyung le contó sobre los intrusos, le dijo lo que muy maliciosamente le decían al oído a veces durante el día, pero más fuertes durante la noche, que lo hacían llorar a mares y que siempre que lo abrumaban, pensaba cosas muy tenebrosas.

     Taehyung se sintió más aliviado al saber que JiMin también era visitado por esos intrusos a veces, entonces JiMin le enseñó a confrontar directamente a los intrusos con preguntas. Sus preguntas siempre iban directo al centro del pecho del intruso, que eran como sus propias balas que contraatacaban.

"¿Qué sentido tiene vivir si no haces nada de provecho?"

—Hago cosas de provecho todos los días, incluso lavarme los dientes es provechoso, porque me cuido a mí mismo, y con eso basta para sentirme bien con mi vida.

"¿Pero no te gustaría estar haciendo algo mejor que trabajar en ese lugar? ¡Todos hacen esas cosas y tú no!"

— ¿Y por qué tengo que hacer todo lo que los demás hacen? ¿A caso es una carrera y al final habrá un premio para el que logre obtener más títulos? Las metas las pongo yo, no los demás.

"¿Seguro que no fue falso todo lo que te dijo? Solamente juega contigo, miente, no hace nada de su vida, tiene tiempo para contestarte los mensajes pero prefiere ignorarte."

—Él es mi mejor amigo, pero también tiene una vida y no tiene que estar al pendiente todo el tiempo de lo que yo hago.

     Y entonces esos intrusos empezaron a ser más pequeños, más silenciosos. Raras veces los escuchaba durante el día y cuando de pronto estos querían unir fuerzas y regresar todos juntos, a veces les hacía creer que habían ganado la batalla. Se dejaba vencer llorando y queriendo esfumarse, pero luego de que ellos gastaran toda su energía atacándolo, Taehyung se levantaba y disparaba todas sus preguntas, ahuyentándolos sorpresivamente hasta que se esfumaban.

     Entonces su pecho se sentía más ligero, sus ojos algo hinchados luego de llorar, pues en una batalla ganada siempre uno se lleva algunos rasguños, pero Taehyung estaba entendiendo que las heridas sanan, que los intrusos se pueden espantar y que siempre tendrá a su lado a alguien que le dé la mano cuando estos quieran volver.





[...]


Dedicado a todos quienes se han sentido así, a todos los que son atormentados por los intrusos a diario. De corazón, espero que podamos acallarlos a diario con poderosas preguntas, hasta que nos hagamos fuertes, sobre todo en estas circunstancias tan difíciles que nos alejan de las personas que más amamos.

Algún día volveremos a abrazarnos sin miedo.

Un abrazo virtual,

AgustDina

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