49: Constelaciones

Capítulo publicado por el cumpleaños de Renegaaadeee . Pásala bonito amigaaaa. Feliz legalidad!!!

🎂🥳

28 de junio, 2022

Miré hacia la ventana. En un principio, pensé que me dejaría en mi casa, pero escuché como le dijo al taxista otra dirección.

Nos demoramos en el tráfico y al llegar nos bajamos. Pablo le pagó al taxista, el señor de unos 40 años le pidió una foto y él con gusto se la hizo.

Estábamos en una esquina. Miré a mi alrededor, había unas que otras personas. Me sentí a gusto cuando me sujeto de la mano y me sorprendió al subir la capucha del hoddie que yo llevaba puesto y me dijo:

—Corre, para que no nos vean.

No me dio tiempo de procesarlo, su mano jaló de la mía y empezó a correr. Mis piernas fueron obligadas a seguirlo.

Me quejaba de que iba muy rápido y él en vez de bajarle a las revoluciones, se rio de mí.

Nos detuvimos en una casa, no me dio tiempo de ver la fachada, ya que Pablo sacó las llaves y rápido me hizo entrar.

Me quedé pensando en lo de la cafetería. Especialmente en lo de las chicas y los papelitos con sus números telefónicos. Pablo los metió en sus bolsillos. Ni siquiera los echó a la basura.

—¿En qué tanto piensas?

—En nada...

Escuché un suave suspiro de su parte. Alcé la mirada para verlo, empezó a quitarse su sudadera de color blanco para quedar en una camiseta del mismo color.

—Perdón por lo de hace rato. No quería arruinar la cita.

Se le veía acalorado y también algo enojado por el mal rato.

—No la arruinaste —dije—. Yo debí de suponerlo y no invitarte a una cafetería en todo el centro de la ciudad.

Era verdad. Pablo ya no era el mismo chico de 16. Había crecido profesionalmente, toda Barcelona estaba al tanto de quién era él.

Pablo me miró con pena y mi primera acción fue ponerme de puntitas para dejar un rápido beso en sus labios. No duré ni un segundo lejos de él, sus manos se aferraron a mi cintura. Me miró los ojos y mordiéndose el labio me sonrió.

—¿Quieres conocer mi habitación?

Tragué saliva.

—Eres mal pensada.

—Tú lo haces con doble sentido —repliqué.

—No, no lo hago —Sonrió coqueto—, pero si quieres es un sí.

Rodé los ojos y le besé otra vez.

Él me dio otro beso. Nos dimos varios besos cortos.

—Tengamos nuestra cita —susurró entre mi boca.

—¿A dónde quieres ir?

—Tengámosla acá.

—¿Acá? ¿Qué quieres hacer? ¿Llevarme a conocer tu cama?

Sonrió entre el beso.

—No me negaría a eso, pero, podemos hacer otra cosa...

—¿Cómo cuál?

Estaba hipnotizada con sus labios.

—Mmm —Se hizo el pensativo—. La otra vez me dijiste que querías hacer un pastel. Hagámoslo.

—¿Un pastel? Saldrá un desastre —hablé entre su boca.

Hablábamos, mientras nos dejamos cortos besos.

—Pero será divertido.

Tenía razón.

—Vale. Hagamos un pastel.

No fue muy difícil convencerme. 

Le di un último beso y me separé de él. Pablo me llevó a la cocina, le di una rápida mirada, era moderna, pero tenía el toque de la mamá de Pablo. Ese toque de hogar, un dulce hogar.

Me senté en uno de los taburetes y empecé a buscar una receta en tiktok. De vez en cuando miraba a Pablo, él se paseaba por toda la cocina abriendo y cerrando cajones en busca de algo. Al encontrarlo, me miró y con una sonrisa de niño travieso, me pregunto:

—¿Quieres café?

—Nunca le digo que no al café.

—Ya lo sé.

—Déjame lo preparo. 

Me puse de pie. Pablo me volvió a sentar al decirme:

—Te lo haré yo.

Tenía miedo de cómo lo haría, aun así lo dejé hacerlo.

Minutos después, Pablo me tendió una taza. El olor a café invadió mis fosas nasales. Agarré la taza y sentí lo helado en mis manos, le había echado hielo.

Di un sorbo, sintiendo la mirada curiosa de Pablo.

—¿Y? ¿Te gustó?

—Está rico.

La verdad es que estaba muy aguado para mi gusto. De igual forma me lo tomé, porque lo hizo él.

Jugamos un rato. Después de eso buscamos los ingredientes; huevos, harina, leche, vainilla, y otros más.

Mentiría al decir que no me divertí. Ver a Pablo romper huevos en un bol y luego intentar sacar las pequeñas cáscaras que se metieron de infiltradas, me daba mil años de vida.

Jugamos con la harina y no turnarnos para batir luego de hacer "piedra, papel o tijera".

—Cuarenta minutos en horno y estará listo —Hice un "Ok" con mis dos manos.

Me aguanté la risa al ver el rostro de Pablo con algunas manchas de harina. Me apoyé en el mesón y coloqué una alarma, para no olvidarme del pastel en el horno.

—Val

—Dime —Volteé a verlo.

—¿Te enseño algo?

—¿Qué? ¿Tus sábanas?

Sonrió coqueto.

—Tú me estás tirando indirectas.

—No. Tonto.

—Te quiero enseñar algo. Ven, sígueme.

Empezó a andar y yo fui detrás de él. Salimos a la parte trasera. El jardín estaba cuidado, tenía un gran césped verde y en una parte se veía que habían empezado a plantar flores.

Supuse que Belén lo había hecho.

—¿Qué me querías enseñar?

Mis pies dejaron de tocar el suelo, apenas la última palabra salió de mi boca. Los fuertes brazos de Pablo me alzaron —¡¿Pero qué haces?! —Escuché su risa y corrió hacia la piscina —Me alarme—¡Bájame! ¡Bájame, Bruto!

Mis pataleos quedaron en el olvido, mis gritos se volvieron un chillido y dejé de sentir sus brazos, al ser lanzada en la piscina.

Aguante la respiración al sumergirme.
Sin aire.

Pero mi cuerpo al instante salió a la superficie.

—¡Eres un imbécil!

Se río.

Le salpique agua una y otra vez, deje de hacerlo, cuando ya no lo escuche reír. Mis ojos lo observaron. Llevaba una sonrisa divertida en sus labios, dicha sonrisa cambió a una arrogante, al empezar a quitarse la ropa. La boca se me hizo agua al verlo desvestirse. Solo quedó en bóxer.

Él sabía lo que provocaba.

—¿Disfrutando de la vista?

—Eres un engreído, Pablo.

Me guiñó y se lanzó a la piscina, salpicando agua. Salió a la superficie y agitó su cabello, varias gotas salpicaron en mi cara.

Lo empujé o traté. Sus brazos me sujetaron.

—¡Eres un bruto, Gavira!

—Solo quería un chapuzón —Se justificó.

—Tonto —Golpeé su frente con mi dedo—. Podías haberme avisado y así al menos me quitaba los tenis ¿no crees?

Hizo un mohín —Se le quitaba lo divertido.

—¡Niñato!

—Soy mayor que tú.

—Uf siii, la diferencia de un día.

Estaba cabreada, pero él me sonreía y todo cambiaba.

Sus manos en la tela mojada de mi hoodie. Tiró de mí y me fue pegando a su cuerpo. Le miré a los ojos, sus largas pestañas tenían pequeñas burbujas de agua, bajé la mirada a sus labios rosados y entreabiertos.

Pablo se fue acercando más. Me iba a besar. Confieso que también quería ese beso, pero, un foco de venganza se encendió en mi cabeza. Sonreí maliciosa al ver como Pablo cerró los ojos, esperando el beso. Lo único que consiguió fue una ahogadilla.

Me reí escandalosa.

Y así inició una guerra de ahogadillas. Guerra de hundirnos bajo el agua y pelearnos como dos críos, esa guerra terminó en una tregua de besos y caricias.

Su cálido aliento en mi cuello, sus besos en esa zona y mis piernas enredadas en sus caderas. Suspiros y jadeos salían de mi boca por todo lo que me hacía sentir Pablo.

Sus manos se colaron por debajo de mi hoddie y sus dedos tocaron mi cintura, ese toque mandó varias descargas de placer, pero, me detuve al saber que si seguíamos así, llegaríamos a otra cosa.

—Tus padres... —balbuceé—. Tus padres pueden llegar...

Y no estábamos en una habitación "privada" que digamos.

—Están en mi pueblo, no te preocupes.

Eso me relajaba un poco más. La calentura en mi cuerpo incrementaba, pero, aún había algún inconveniente y yo lo recordé.

—El pastel.

Pablo dejó de besarme y repitió mis palabras.

—El pastel.

Salí de la piscina y a pasos apresurados me dirigí a la cocina. Al llegar, se escuchaba el sonido de mi alarma. Abrí el horno y me asomé, ¿ya estaría? El olor a medio quemado me dio la respuesta.
Metí mis manos sintiendo el calor y antes de agarrar el pastel, Pablo me detuvo con un grito que salió muy agudo. Volteé a verlo, le miré con rareza y me dijo:

—Los guantes, Val.

Verdad. Los guantes.

Pablo me los tiró y yo me los puse con rapidez. Saqué el pastel del horno y lo puse sobre el mesón.

Miré el pastel, no sin antes asegurarme de que el horno esté cerrado y apagado. 

—Se ve comestible —dijo Pablo, dándome un leve empujón.

Ladeé mi cabeza para mirarlo, gotas de agua caían de sus pelos revueltos. Me miraba divertido y esa sonrisa me derretía.

—Lo dejamos enfriar y hacemos una crema ¿Vale?

—Vale.

Pasó su mojado brazo por mis hombros. En unos pocos minutos habíamos dejado un camino de agua por la cocina.

—Vamos para que te cambies de ropa, no quiero que te resfríes, Val.

Su brazo bajo a mi mano, me hizo girar y me guio, seguía sus pasos hasta llegar a una habitación en la segunda planta. Suponía que era su habitación. Y si era su habitación.

Era más grande que la de la masía y también a la de su antigua casa, pero, seguía teniendo esas mismas vibes, posters de fútbol, sus trofeos, medallas y el desorden en toda su habitación, camisetas, vaqueros, tenis y varias prendas más por el piso. Era como si hubiera pasado un huracán.

—Me da cáncer al ojo —Dramaticé.

—Exagerada.

—Eres muy desordenado. En serio.

—Igual me quieres así.

Para qué negarlo.

Le sonreí, dándole la razón.

Pablo me lanzó un beso y dio media vuelta para ir hacia su armario, se perdió ahí por unos segundos para sacar una de sus camisetas y unos pantalones cortos. Me los tendió.

—¿Quieres que te deje sola? —preguntó para darme privacidad al cambiarme.

Lo preguntaba tan respetuoso, cuando ya me había visto hasta el alma.

Negué.

—No, solo voltéate.

No se lo dije porque me incomodaba, era porque sí me desnudaba delante de sus ojos, él me daría esa mirada de "quiero follarte" y de tan solo tener esa mirada, corría un río entre mis piernas.

—Vale.

Pablo se volteó y yo empecé a quitarme el hoddie, el top que llevaba debajo y el sujetador, estaba empapada. Me deshice de los zapatos, me quité los vaqueros y mis dedos fueron deslizando mis empapadas bragas. Y por alguna razón, ladeé mi cabeza para mirar a Pablo, estaba de espaldas, aun así, nuestros ojos chocaron a través del espejo.

Rápido apartó la vista.

—¡Pablo!

Volteé a verlo y le tiré la primera prenda mojada que agarré. Y para mi mala suerte o buena suerte, mis bragas terminaron en su cabeza.

—Perdona, perdona —Volteó a verme, se quitó mis bragas de la cabeza, reprimiendo las carcajadas—. Me fue imposible no mirar.

Sus ojos fijos en los míos, fueron bajando a mi cuerpo. Se mordió el labio.

—¡Pablo! Mis ojos están en mi cara.

—Dios Val, eres perfecta.

—Deja de mirarme como si me quisieras follar.

—Es que te quiero follar —Su voz salió tan ronca que removió todo mi cuerpo.

Una chispa de placer brillo en nuestros ojos. Y ambos no fuimos lo suficientemente fuertes para contenernos y no besarnos.

Era el efecto Pablo Gavi.

Nos sumergimos en el deseo de tenernos, perdidos en algo incontrolable.

Salió de mi interior y se deshizo del condón, arrojándolo al piso.

—Eres un cochino.

—Luego lo recojo —Se acostó a mi lado y me abrazó.

Nuestros cuerpos estaban bañados en sudor.

Estaba tan cansada que quería quedarme a dormir un día entero sobre su pecho. Cerré los ojos y los volví a abrir al escucharlo hablar.

—Val ¿Puedo volver a ser tu novio?

Las mariposas revoloteaban en mi estómago al escucharlo..

Bajé la mirada nerviosa y me hice la difícil.

—Es nuestra primera cita, eso se pide dos meses después.

Lo decía la que se pasó semanas tirándole indirectas para que le pidiera que sea su novia.

—Pero Val... 

Acarició mi cintura y quise comerlo a besos al notar el mohín que estaba poniendo.

—No...

—Pero quiero que lo seas, quiero besarte cada vez que te vea, tomarte de la mano y hacerte feliz todos los días, quiero que vayas a todos mis partidos, dedicarte goles y poder decir "ella es Val, mi novia" y tu decir "él es Pablo, mi novio" quiero que seas mi novia Val, ¿por qué sabes una cosa? Mi cosa favorita en el mundo siempre ha sido jugar al fútbol, pero desde que te conocí, tú te has vuelto mi cosa favorita, verte sonreír es mi cosa favorita, verte a los ojos es mi cosa favorita, verte bailar y cantar es mi cosa favorita, hasta verte babear por ese piloto es mi cosa favorita, follar contigo, no, hacer el amor contigo es mi cosa favorita, tú eres mi cosa favorita en todo el mundo y quiero que vuelvas a ser mi novia, porque si me dices que no, estaré detrás de ti como un pesado preguntándotelo 24/7.

Sonreí con una boba y volteé el rostro para que no me viera y supiera la respuesta. Las mariposas en mi estómago aparecieron sin dudarlo y volví a creer en ese cuento de hadas, en mi chico salido de un libro.

Besé su mejilla y viviendo entre mis páginas de mi historia de amor, dije:

—Sí, quiero volver a ser tu novia ¿Tú quieres volver a ser mi novio?

Las manos de Pablo me colocaron sobre él, acarició mi rostro y me besó.

—Eso no se pregunta, Val.

Mi vida volvió a ser pintada de rosa. Al menos por esa noche, luego la escala de colores cambió, pero, es bueno recordar que en la vida hay muchos colores con los cuales pintar.

—¿Tú y yo seremos un para siempre?

—Para siempre —susurró.

¿Éramos un para siempre
O solo un tal vez?
























💌💌💌

























Ya era de noche.

Luego de haber follado, estuvimos un momento en la cama, dándonos cariños y riéndome de las cosas randoms que me decía. Una hora después bajamos a terminar de decorar el pastel, hicimos una crema y lo decoramos o más bien lo intentamos. Quedó decente, pero luego fue un desastre por mi culpa o bueno la de Pablo.

Él me ensucio con betún en la mejilla y yo le tiré un poco, se convirtió en una guerra de tirarnos betún y esa batalla se terminó, cuando le lance el pastel en la cara.

Terminó destrozado y toda la cara de Pablo llena de dulce y pastel.

Me morí de la risa.

La cocina quedó un desastre y luego de limpiar todo nuestro campo de batalla, subimos a su habitación a ducharnos.

Ducharnos y follar otra vez.

No me juzguen.

Hacía un calor de mierda, por lo que solo llevaba la camiseta de Pablo. Era la camiseta del Barça, atrás llevaba su dorsal. Me encantaba llevar su camiseta y a él le encantaba mirarme con su ropa puesta. 

Habíamos pedido sushi. A Pablo le encantaba, era su comida favorita después del McDonald's y la sevillana. Comíamos sentados en su cama, mientras charlábamos.

Metí un rollito en su boca y seguí contándole sobre lo que haría en las vacaciones.

—Buscaré otro trabajo, nada más tengo medio tiempo en la cafetería, pediría el tiempo completo, pero me aburriría estar todo el día. Así que buscaré otro, estaba pensando en trabajar en una librería o biblioteca, también pensé en regresar al club, pero allá va puro niño pijo insoportable.

—¡Oye! Yo voy allá.

—Tú eres la excepción, gruñón.

Pablo me dio una resentida mirada y habló, jugando con mis dedos y dándome de comer.

—Puedes seguir con la cafetería y el resto del tiempo escribir.

—Wattpad no me va a mantener por estos meses.

—Pero en un futuro no tan lejano lo hará, además por mientras yo puedo hacerlo y así tendrás tiempo de escribir.

—No, Pablo.

—Pero, luego me lo devuelves —Metió un rollito en mi boca, para que me callara.

Me lo comí y hablé:

—Quiero hacerlo por mí, sé que cuando cumpla los 18 tendré el dinero suficiente para no trabajar en mi vida y eso me hace sentir muy mal. Muchas personas lo necesitan para cosas más importantes y yo no he hecho nada en mi vida. Necesito hacer algo en todos estos meses, algo por mí.

—Te entiendo y te apoyaré. Pero, si te diré una cosa.

—¿Qué?

—Sí has hecho algo en tu vida, Val. Eres la persona más dulce y buena de todo el mundo, además que...

—¿Qué?

—¿Me das tu móvil?

—¿Por?

—Solo dámelo.

Bufé y se lo di. Pablo lo desbloqueo con mi cara.

—¿Tienes de fondo a Charles Leclerc y no a mí? —Se hizo el ofendido.

—Es mi amorcito —Me defendí.

—Lo olvidaré por unos segundos porque quiero ir a mi punto —Se concentró en mi móvil y al encontrar lo que estaba buscando, se arrimó más a mí—. Escucha con atención, Val —Tosió afinando su garganta y continuó—. Es la mejor historia que he leído, la escritora reflejaba tan bien los sentimientos de los protagonistas que te hacen sentir como si fueras tú uno de ellos. Alguien más dice, me siento muy identificada con la protagonista, me hace sentir que no estoy sola. Continuo. Espero con ansias esta historia, sin duda alguna tiene mucho potencial, la he leído más de 10 veces y siempre me alegra la vida. Alguien más escribe, no estoy pasando por buenos momentos en mi vida, esta historia me ha hecho sonreír y perderme en mi realidad —Pablo me entregó el móvil—. Y hay muchos comentarios así, Val. Has hecho algo en la vida, haces sonreír a las personas, logras sacarlas de la realidad con lo que escribes. Estoy seguro de que lo seguirás haciendo y será la mejor.

A ese punto queda echarme a llorar por todo lo que me decía. Lágrimas de felicidad y nostalgia.

—No me hagas llorar, Pablo —Tape mi rostro con mis manos.

—Solo quiero hacértelo saber, algodón de azúcar —Me abrazo.

—Sé que soy buena y me tomaré el tiempo de escribir.

—Lo harás y ahora... —Dejó de abrazarme y me pregunto: —¿Puedo cambiar tu fondo de pantalla por una foto mía?

—No.

—Pero será una foto sexy, sin camiseta, para que cuando la veas pienses en lo caliente que soy.

—No...

—Pero Val...

Siguió insistiendo y yo caí.

—Vale, pero es la que yo quiera.

—Vale, de seguro eliges la más sexy y caliente. A decir verdad, en todas salgo así.

Rodé los ojos. Pablo sí que tenía una muy grande autoestima.

Busque fotos de él en mi galería. Me debatí entre dos, una en la cual era un bebé o en otra en donde salía con cara de culo.

Elegí la primera.

—Mira si sales tan cute. Una lindura.

—Pero, Val —Se quejó—¿De dónde sacaste esa foto?

—Tu mamá me enseñó varias cuando fuimos a Sevilla —Miré con ternura la foto—. Eres una monada. Así será mi futuro hijo.

—¿Estás aceptado que tendrás un hijo conmigo?

—Sí, formaría una familia contigo, Pablo.

—Podemos empezar con el primero —Sus manos se fueron metiendo por debajo de la camiseta.

Lo aparte de un tirón.

—No, como piensas criar a un niño si aún eres un nen inmaduro, Pablo, yo también soy una inmadura —señalé—. Cuando decidamos tener un bebé, debemos de tener las posibilidades económicas...

—Ya las tengo.

—No solo eso, Pablo. Debemos de darle mucho amor, ser responsables, tener una buena salud mental, haber vivido y estar listos para enseñarle lo que es vivir, lo que está bien y lo que está mal. Quiero ser una buena mamá, como mamá lo fue conmigo, que mi hijo o hija me tenga confiesa, que me vea como su mejor amiga, poder ser cómplice en sus locuras, quiero ser una buena mamá.

—Serás la mejor, Val —afirmó con un brillo en los ojos, su voz era tan segura que me lo creía—. Si tenemos una hija, me pondré celoso de su tonto novio, es más no la dejaré tener novio hasta los 50.

Me reí.

—No, Pablo.

—No tendrá novio.

—Vale, no tendrá novio ante tus ojos. Yo la ayudaré a meterlo a escondidas a su habitación.

—¿Qué?

—Es mejor tenerla en la casa a que se vaya a un motel de mala muerte ¿no crees?

Así estuvimos discutiendo y hablando, como si en verdad fuéramos padres de una niña que ya tenía la edad de tener pareja.

—Mejor tengamos solo niños, así habrá varios Gavis para el Barça.

—Eres un tonto.

Nuestra conversación de nuestros futuros niños se vio reemplazada por un tema de viajes.

—La temporada iniciará en agosto y la pretemporada será en Estados Unidos, me iría más o menos el 17 de julio y terminará el 31 de julio.

Se iría. Lo extrañaría, pero sabía lo importante que era para él. Yo no me interpondría en su carrera.

—Vale. Veré todos tus partidos por la tele.

—Eres una tonta.

—Oye no me insultes.

—Eres una tonta, Val. No verás los partidos por la tele, te vendrás conmigo. Y no te preocupes por el dinero, yo te lo presto y ya me lo devolverás, es por una buena causa, me verás jugar, además que puedes ir a las librerías y comprarte los libros que quieras.

Se le veía tan emocionado que me daba pena decirle que no.

—Lo pensaré, además recuerda que soy menor de edad...

—Vale. Pedri se puede hacer cargo de ti —dijo como si fuera la mejor idea del mundo—. O mis padres.

—Lo hablaré con Benjamín.

Un muy ebrio Benjamín que ni me prestara atención.

—Sí quieres yo voy y hablo con él, le diré que estaremos en habitaciones separadas y que no te pasará nada.

—No es necesario, bonito. Yo lo haré.

—Vale. Entonces esas fechas ya las tenemos ocupadas, luego viene la temporada y tendremos unos días libres en los que podemos ir a Sevilla o a cualquier lugar donde quieras. Luego viene el mundial y después de eso, tendremos unos días libres, ahí podemos ir a Italia o ¿quieres ir a Grecia?

—Me gustaría ir a Italia...

A Grecia se suponía que debía de ir con mamá, su recuerdo me hizo bajar la mirada, sumergiéndome en un hoyo triste.

Pablo me hizo sonreír, al robarme un besito.

—Sé que planeabas ir a Grecia con Mar y sé que no es lo mismo ir conmigo, pero, no quiero que te quedes con las ganas de vivir tu verano de mamma mía.

—Técnicamente no sería verano, Pablo —murmuré—, pero igual me encantaría ir contigo.

Sonreí. Era mejor sonreír, la sonrisa opacaba a la tristeza, siempre y cuando sepas fingir.

—¿Entonces a Grecia o Italia?

—Italia, Grecia lo dejamos para las próximas vacaciones. Aunque mejor sería en Mónaco, así voy a conquistar a Charles Leclerc.

—¡Pero, Val!

—Mentira, mentira —reí.

—¿Entonces a dónde vamos después del mundial?

Me encogí de hombros —¿Desde cuándo es el mundial?

—Empieza el 18 de noviembre, y si España queda en la final terminaría el 18 de diciembre —dijo emocionado por la oportunidad de cumplir un sueño.

—Mmm no lo sé ¿A dónde quieres ir tú?

—Mmm sería bonito las montañas, pero también la playa. Y si vamos a Tenerife a visitar a Pedri, pensara que tendrá unas vacaciones de mí y luego Boom le caemos de sorpresa.

—Eres un pesado Pablo, de seguro Pedri quiere pasar tiempo con su familia o novia y tú vas a molestarlo.

—No tiene novia. Se lo puedes presentar a una de tus amigas.

—No tengo muchas amigas, Pablo.

Solo Carla, pero ella estará en Madrid.

—¿Y Carla?

—Está enamorada de Taylor Swift, además estará en Madrid.

—¿Madrid? A verdad que estudiará allá —Se acercó más a mí—¿Todavía no le has dicho que te quedaras en Barcelona?

Mierda. Mierda. Mierda.

Trate de disimular.

Mis mentiras me van a ahorcar.

Pablo no sabía que me iría también a Madrid el próximo año.

—No...

—Debes decírselo, Val. Así no se enojará.

—Se lo diré.

No quería decirles la verdad a ninguno de los dos.

—Entonces en julio iremos a Estados u
Unidos, en noviembre y parte de diciembre a Qatar y pasaremos navidad en Tenerife, te diría que también año nuevo, pero creo que hay partido el 31 en el Camp Nou.

—Vale, me haré una agenda —Sus palabras se repitieron en mi cabeza—. Espera... ¿También iré a Qatar?

—Sí, tonta ¿Qué quieres que me vaya sin ti?

—No. Es solo que pensé que querías ir solo.

—Quiero que vayas conmigo. Puede que no estemos 24/7 y solo tendré algunos días libres, pero estarán Aurora y Sira, y harán esas cosas que hacen las chicas. Además, es mi primer mundial y quiero que vayas.

Aún no lo convocaban, pero estaba segura de que lo haría.

—Vale, pero luego no te quejes cuando un árabe me diga que su amor hacia mi vale 40 camellos.

Sonrió y me atrajo hacia él, llenándome de varios besos empalagosos.

—Yo te diré que mi amor hacia ti vale mil rosas y mil libros.

—Me conoces tan bien —Besé su mejilla.
Su móvil sonó y Pablo se estiró con flojera para alcanzarlo.

—Es mamá. Pregunta si ya cené —Me miró coqueto, tecleo algo rápido y me enseñó la pantalla de su móvil.

Lo que le había escrito y aún no enviaba era:

"SÍ, ma. Ya me comí a Valeria"

—¡Pablo, no!

Le arrebaté el móvil de sus manos. Borraría esa oración, pero, mi torpeza fue tan grande que le di a enviar.

Pablo se carcajeó.

—Que torpe.

Le empujé con mi mano y muerta de la vergüenza vi que aún no había leído el mensaje. Lo borré.

Y escribe:

"SÍ, estoy comiendo sushi 🥰"

Su mamá escribió algo y me burlé al leer lo que le puso.

"Pórtate bien Pablito"

—Ten, Pablito.

Vi como Pablo le mandó un seco "👍", lo codeé y le dije mándale un beso. Pablo me hizo caso y le mandó "😘😘😘".

Salió del chat y por unos segundos vi como tenía su wallpaper una foto de él mismo.

—¡Eres un ególatra!

—Salgo guapo —Me enseñó la pantalla de su móvil, estaba todo roto.

—¿Qué le pasó a tu móvil?

—Salió volando y pufff —Su mano hizo un pulgar hacia abajo.

—Eres un bruto, bonito.

Nos pasamos horas hablando, hasta que decidimos que era hora de dormir, ya que queríamos levantarnos temprano para ir a la playa al día siguiente.

Lo de dormir fue un inconveniente tan rico, y es que nos dábamos cariñitos inocentes que se convirtieron en todo lo contrario.

Y ahí me quedé dormida, con las caricias de Pablo en mi espalda quién adormilado me preguntó sobre las pequeñas cicatrices que tenía en esa zona. Era la primera vez después de meses que lo hacíamos en plena luz del foco. Estaba a espaldas de él, mi piel desnuda era alumbrada por la cálida luz y Pablo pudo apreciar las pequeñas cicatrices que no se veían a simple vista, solo si observabas mi espalda con detenimiento y muy cerquita.

No le contesté la pregunta.

Me quedé dormida y esperaba que no me preguntara nada al respecto al despertar.

Me desperté.

Vi la hora en mi móvil, eran las 3 de la madrugada. La hora del diablo.

Cerré los ojos para volverme a dormir. No lo hice.

A mi lado, Pablo dormía como un bebé. Sus labios entreabiertos y un ligero hilo de baba descendía por su boca.

Me lquedé mirándolo y suspiré.

Había regresado con Pablo. Era su chica, era mi chico. Era mi Pablo. 

Su mano en mi cintura, me acorralaba. Con delicadeza, me aparté de él y me puse de pie. Agarré mi móvil y encendí la linterna. Descalza caminé por la habitación, la linterna me alumbraba, busqué mi mochila y al encontrarla acomodada junto a la pared, la agarré y regresé por donde vine. Saqué un libro de mi mochila, leería un poco. Las ganas de leer se me quedaron atrás al notar el diario que llevaba conmigo desde que Pablo me lo dio.

Acaricié el lomo con mi dedo. Retuve aire y suspiré.

Decidí que en esa madrugada volvería a darme otra oportunidad.

Apoyé mi espalda en la cabecera, flexione las rodillas de tal manera que quedarán como un soporte para escribir.

Agarré un bolígrafo y jugué con él. Guíe la punta hacia una hoja en blanco.

Vi el reloj y escribí.

3:05 am

Junio

2022

Fue lo único que escribí en ese momento. Me estaba dando por vencida, hasta que un pequeño movimiento de Pablo me hizo mirarlo, su mano me buscó y me encontró. Acarició mi vientre y susurró un adormilado "te quiero".

Sonreí al verlo todo angelical.

La poca luz de la lámpara me hizo apreciar los lunares en su mejilla. Cerré el diario y me enfoqué en los puntitos marrones en su rostro. Inconscientemente, la yema de mi dedo índice empezó a dibujar líneas imaginarias entre cada lunar e iba formando...

Volví a abrir el diario, apoyé la punta del bolígrafo y esa vez volví a escribir.

Dibujaba constelaciones, uniendo lunares en su mejilla. Entonces recordé, aquella vez en la playa, era de noche y yo observaba su cuerpo desnudo bajo la luz de la luna, él me sonreía y yo me sonrojaba. Conté sus lunares. Uní contestaciones. Conocí su galaxia. 30 lunares conté y solo 2 eran conocidos por mí.

Valeria Rosón B.







































<3333

Este capítulo!!!! 🤧💕

WAR IS OVER!!!

Cuéntenme que les pareció ✨️
LXS leo ✨️

¿Qué parte más les gustó?

Canciones que le recuerden a Pablo y Val. Para agregarlas a la playlist ❤️

Btw felicidades a la chicx que se saco 19 en mates!!! 🥳

Porfa no se olviden de votar, eso me anima a seguir escribiendo.

Si me saco buenas calificaciones esta semana. Regresare a publicar los miércoles y domingos. Así que manifiesten! También si les dan amor a los capítulos 🥹❤️

Y de nuevo. Feliz cumple amiguiiis. No nos conocemos en persona, pero, me encanta hablar contigo 🫶💕

Nos leemos pronto<3

PD: ya no somos hijxs de padres divorciados jsjsjsjs

Ig: ancovi12
Tiktok: ancovi12

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 ©  a  n  c  o  v  i  1  2

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