40: Efecto Pablo Gavi
Para: Valeria
De: Pablo. Tu Pablo
Hola. No te vi en el palco, en verdad quería verte.
Ehm supongo que tuviste algo más importante que hacer o una mejor compañía.
¿Cómo estás? Supongo que bien y sin dejar de escuchar as it was, eh por cierto ¿cómo se llama tu nuevo amigo? Es ese el de la cafetería ¿verdad?
Bonito día
Te escribe Pablo. Tu Pablo
Para: Pablo
De: Val ^-^
Hola. Perdón por no estar en el palco, sí fui al partido, pero, como te lo dije, un amigo me invitó y cuando me mandaste las entradas, solo eran dos, una para Carla y la otra para mí. Sería muy grosero de mi parte aceptar las tuyas, cuando alguien más ya me había invitado. Además, que no le quería hacer sentir mal. Espero me entiendas y no te enojes, que tú ya sabías que iba a ir con alguien.
Mi nuevo amigo se llama Raúl. De hecho ya lo conoces, bueno... lo conoces solamente de cara. Es el tío al que empujaste en la final de mi partido de Voleibol ¿Te acuerdas? Alto. Algo rubio. Ojos verdes. Es majo. Y sí, trabaja conmigo.
Y ya que mencionaste as it was. Pues si, ya me la sé de memoria, hasta me he aprendido el trend de tiktok. Es una adicción. Si estuviéramos juntos te obligaría a aprenderlo y luego te obligaría a grabar un tiktok juntos. Jsjs te imaginas. Tus fans se volverían locas.
Nos leemos Pablo. Y no estés gruñón. Raúl es nada más un amigo.
Te escribe Val
💌💌💌
21 de mayo, 2022
No recuerdo con exactitud cuándo fue que me volví una aficionada a la fórmula 1, solo recuerdo que desde muy chiquita lo único que mantenían en paz a la abuela y a mamá, eran los domingos de carrera. Éramos fieles aficionados y cada año, cuando la carrera se llevaba a cabo en la ciudad, la Familia Rosón Mauri era la primera en la fila.
Lo tenía como un bonito recuerdo de mi niñez y deseaba que no se desvaneciera con el pasar de los años.
Era curioso como hace unos años los cuatro estaríamos entusiasmados por la carrera, cuando en la actualidad yo era la que seguía con la tradición, viendo la qualy desde la comodidad de mi cama.
Mi mente jugaba en contra trayéndonos recuerdos que me ponían nostálgica, pero ver como Charles Leclerc conseguía la pole position, lo aligeraba un poco.
Y mi lado fangirl solo gritaba:
¡Charles Leclerc estaba en Barcelona! ¡En Barcelona!
Y yo mirándolo por mi portátil.
Mañana domingo sería el gran premio de Barcelona, no tenía pases, solo lo vería por una página ilegal desde mi cómoda cama, pero siguiendo la tradición de mi familia.
Estaba muy feliz por la pole de Lord Perceval "Charles Leclerc" y esa felicidad la completaba el hecho de que ayer Harry's house había salido a la luz. Ya había escuchado todas sus canciones y no es por alardear a Harry, pero, ese álbum era ¡¡¡arte!!!
Ya había pasado más de un mes desde ese "accidente" en la escuela. Pasé suspendida una semana, le vi el lado bueno y estuve trabajando más turnos en la cafetería y en el club, en este último estuve más tiempo en la zona común que en la zona Vip, por lo que no me tope con Gavi bueno tampoco sabía si él había ido.
Y hablando de él. De Pablo, bueno las cosas con él habían ido muy bien, no nos habíamos visto, salvo por esa vez que fui a verlo a su partido, pero lo vi desde arriba del camp nou así que no cuenta. Las cosas iban bien entre los dos, todos los días recibía cartas de él y él recibía las mías. Nos contábamos todo lo que nos pasaba, lo del día a día y eso me daba una pequeña esperanza de que algún día él y yo, volvamos a ser Pablo y Val.
Aunque nunca dejamos de serlo.
En algunas ocasiones Pablo indirectamente me había pedido para vernos. Escribí muchas cartas diciéndole que sí, que me encantaría verlo, después de todo ya no había nadie que me detuviera. Benjamín ya no estaba en mi vida, se había esfumado como el humo. Era lo mejor. Aun así, ninguna de esas cartas donde le decía a Pablo que aceptaba esa salida con él, nunca fueron enviadas.
La razón. Tenía miedo.
Miedo de decirle que sí, que todo volviera a lo de antes, que todo fuera bonito, que las cosas fueran en mejor y de pronto todo se derrumbe. Porque mi vida había agarrado esa costumbre de que cuando algo bueno pasaba, las cosas empeoraban.
No quería que las cosas con Pablo se arruinaran, íbamos bien. Esas cartas, esos escritos nos mantenían unidos. Aunque ya no nos viviéramos nunca nos dejamos, nunca dejamos de querernos, esos sentimientos nos seguían atando y era muy difícil romper esos lazos. Créanme, había intentado olvidarlo, pero sus ojazos no desaparecían de mi mente.
Me mantuve leyendo, luego estudié, hice la tarea, conteste algunos mensajes, también estalqueé a Gavi por redes y me limite a ignorar las solicitudes.
En Internet, seguía el rumor de una relación entre "Gavi y yo" me divertía viendo las teorías que se inventaban en tiktok y también otras me daban rabia, pues seguían con la idea de que yo le robé el novio a Ester. Y es algo descabellado.
Terminé de leer el libro, lo cerré y me paré para ponerlo en mi estantería. Lo siguiente que hice al pasar el tiempo fue limpiar mi habitación y el resto de la casa, era grande por lo que me tomó mucho tiempo. Ya eran más de las 8 cuando me senté en el taburete a tomar café y comer un emparedado. Leí un nuevo libro, mientras comía. Nada se escuchaba, tenía una casa grande y completamente vacía para mí.
Mientras tomaba el café y leía una escena romántica, mi mente me hizo imaginarme que los protagonistas éramos Pablo y yo. El corazón se me aceleraba y como si mi mano tuviera mente propia dejó la taza sobre el mesón fue hacia la muñeca de mi mano derecha, mis dedos acariciaron el brazalete. Sí, el mismo brazalete por el cual me castigaron y el cual Ester rompió.
Lo arreglé y volví a ponérmelo.
Mi móvil empezó a sonar, yacía en el mesón junto a mi taza de café, mis ojos viajaron desde las letras de mi libro hasta la pantalla del móvil.
Era Carla.
Rápido conteste, pegué el aparato en mi oreja y lo sostuvé con mi hombro.
—Ho... —No me dejo terminar de saludar.
—¡¡Valeria!!, ¡tía! —De fondo se escuchaba una fuerte música —¡¿No adivinas en donde estoy?! —La euforia en su voz era fácil de notar.
—Estás en una fiesta.
—Tía, ¡¿pero qué comes que adivinas?!
—Pues Carla que se escucha una gran fiesta —Agarré el móvil y poniéndolo en altavoz, lo dejé sobre el mesón —¿Dónde estás?
—¡Pues en un club! —Se río escandalosa. Sospechaba que estaba ebria—, ¡joder, tío espera!
—Eh ¿Carla?
Música se escuchaba, a lo lejos la risa y la voz de Carla, arrastraba las palabras. Estaba ebria.
—¿Dónde estás?
—Oh Valeria, ¡tía!
Sí. Estaba ebria
—¿Dónde estás? ¿Tus padres saben dónde estás?
—Pues... Piensan que estoy en una pijamada —río escandalosa.
—¿Dónde estás?
—En el club donde trabajas. Duh
Conocía a Carla. Sabía que se emborrachaba con facilidad y que muchas veces se metía en problemas por ello. Y ni hablar de que si sus padres la descubrían la castigarían de por vida.
Me alarmé al oír la voz de un chico y las quejas de Carla. Mencioné el nombre de mi amiga una y tres veces más, siguió escuchándose lo mismo y luego un pitido. Había colgado.
Me preocupé enseguida y no dudé en ir corriendo hacia mi habitación, ponerme unos pantalones y un hoddie encima de mi pijama.
El taxi me saldría un riñón, pero no me importó. El club quedaba lejos del lugar donde vivía, en todo el camino moví mi pie, inquieta. Al llegar pude entrar gracias a una mentira que le dije al guardia, él ya me conocía y solo tuve que decirle "me han cambiado el turno".
Las personas bailaban y bebían a mi alrededor, sonaba una canción de moda mientras subía las escaleras hacia la zona Vip. Me dejaron entrar con la misma mentira.
Miraba a todos lados, pero lo único que conseguía era mirar a gente que no conocía y que me miraban algo raro. Fui hacia la barra, desde allí tendría una mejor visión.
Pensé que me encontraría con Bruno y él me diría dónde rayos estaba Carla. No encontré a Bruno, pero, si sentí como mi corazón dio un vuelco al escuchar una peculiar voz.
—No sabía que vendrías.
Me sobresalté al oír a Pablo.
Ladeé mi rostro y lo vi, no lo había visto desde hace varias semanas. Nuestros ojos no se habían chocado hace miles de segundos, se sentía como una eternidad y a la vez como si nada hubiese pasado.
—Yo tampoco —murmuré alzando mi voz para que me escuchara—¿Qué haces aquí? —quise saber—, mañana tienes partido.
Pablo sonrió.
—Sabes que mañana tengo partido —dijo emocionado.
—Pues sí... Me los veo y me duermo —mentí en lo último y él lo supo, sonrió por eso.
—Vale, te duermes, mentirosa —Se tomó el atrevimiento de pellizcar la punta de mi nariz.
Le torcí la cara y le iba a soltar una sonrisa, me contuve y recordé a lo que había venido.
—¿Has visto a Carla?
—Pues... —Su dedo me apuntó hacia una de las mesas, le seguí con la mirada y me encontré con mi amiga.
Carla lucía una sonrisa al hablar y jugueteaba con su pelo mientras hablaba con... ¿Pedri? El pesar de mi mirada, la hizo voltear. Sonrió al verme y agitó su mano en forma de saludo. Vi como se puso de pie y empezó a andar para encontrarse conmigo. No se tambaleó, ni mostró indicios de estar ebria.
—Veo que se han encontrado —habló cómplice.
—Veo que te has fingido estar borracha —vociferé con una alegría fingida.
—¿Yo? —Se señaló inocente. Rodé los ojos—, pues... es que vi a Gavi tan sólito y pensé que le harías buena compañía.
Iba a replicar. No me dio tiempo ni de abrir la boca, Carla sonrió inocente, divertida y dio media vuelta, haciendo que su vestido diera un pequeño giro. La perdí de vista luego de que vi que se acercó a otra mesa, no donde estaba Pedri, sino a los que reconocía como a mis compañeros de clase.
—Supongo que tenemos una cita.
—¿Cita? —pregunté vacilante. Ladeé mi rostro para verlo.
—Sí.
Hice una mueca —Pensé que te esforzabas más en tus citas, no que las traías a un club.
—Puedo hacer que sea tu mejor noche.
—¿Así? ¿Cómo?
—Yo te haría...
Sus dedos rozaron los míos, un escalofrío apareció desde las puntas de mis dedos y fue a parar por todo mi cuerpo. Nuestros ojos se mandaban descargas de coqueteo, no podía apartar mi vista de él. Hasta que una voz hizo que todo se apagará.
—Eh cariño —Un áspero beso en mi mejilla ocasionó un espantoso dolor en la boca de mi estómago—. Ya llegaste, te estaba esperando.
Miré a Manú y luego a Pablo, noté como apretó sus dientes y su mandíbula se tensó.
—Mejor te dejo —murmuró Pablo y se puso de pie.
Traté de agarrarle la mano y decirle que se quedara. No le agarré la mano y las palabras se me quedaron a medio camino.
—Espera Pablo, no te va...
Le vi alejarse y quise creer que no me escucho.
—Te ignoró —se burló Manú y pasó su brazo por mi hombro—. Mejor para nosotros, así nos divertimos sólitos.
De un tirón me deshice de su agarré.
—Pero qué ánimos —Sus claros ojos me miraron de pies a cabeza— ¿Qué traes puesto? ¿Sabes que no es una reunión de la iglesia?
—Eres un idiota.
—Me encanta cuando te molestas —Trato de besarme, le di un empujón.
Y me alejé. No pude evitar sentirme incómoda, entre tanta gente. Sentí como vibro mi móvil desde el bolsillo de mi pantalón. Lo saqué, la pantalla estaba encendida y se dejaba ver un mensaje de Carla.
Entre al chat.
Carla💝:
Val
Me ha venido la regla
¿Tienes una de esas cosas???
Puedes venir por mí
Estoy en el baño 🥺🥺🥺
Guardé el móvil y no me sorprendí de que le sucediera esto a Carla. Ella siempre se olvidaba de los días en los que le tenía que venir. Lo único raro es que yo todavía no me había bajado y éramos parejas en nuestro ciclo.
Conocía el camino al baño, esquive a gente y gracias a dios que eran baños de la zona Vip. No había cola.
—¿Carla? —llamé al entrar, a lo lejos se escuchaba la música. Cerré la puerta detrás de mí.
—Val —Escuché una voz y no era la de Carla. Alcé la mirada y me encontré con el protagonista de mis sueños.
—¿Qué haces aquí? —Ignoró mi pregunta y pasó por mi lado, di media vuelta para verlo y vi como le puso seguro a la puerta—¿Qué diablos haces?
—Solo quiero hablar contigo.
—Lo podrías hacer como una persona normal ¿No crees? —Me fijé entre los tres cubículos, a ver si había alguien. Estaban vacíos—. Val, hablemos, te invito un café y hablemos.
—Aja y te hubieses negado, porque lo único que haces conmigo es huir.
—¿Huir? —Vale, era cierto. Pero él tampoco se quedaba atrás—No me hagas hablar, Pablo. Que tú también sales perdiendo. ¿O acaso no recuerdas cuando...
—Entiendo. Entiendo. Que la cagué.
—Mucho...
Se acercó.
—Val... —Uno de sus dedos acarició mi mejilla. Nerviosa bajé la mirada—te ...
Alcé el mentón, nuestros ojos chocaron y quizá el marrón de mis ojos no lo hizo terminar de hablar. Se quedó en silencio.
—¿Qué?
—Nada.
Bajó la mirada.
Lento apartó su mano de mi mejilla. Nos quedamos en silencio, odiaba esos silencios que gritaban tanto y nada a la vez.
—Supongo que Carla te ayudó a hacerme venir —murmuré y me apoyé en el lavabo.
—De hecho le he cogido el móvil —me hizo saber—. Estaba tan entretenida hablando con Pedri, que ni cuenta se dio.
—¿Le has robado el móvil?
—Lo tomé prestado —Lento dio unos pasos hasta acorralarme con su cuerpo. Puso cada una de sus manos a cada lado del lavabo, sus ojos me buscaron y era esa mirada que me desvestía al tan solo parpadear.
Hay quienes te olvidan en 3 meses, 3 semanas, 3 días y luego están los que te buscan hasta con el móvil de alguien más. Pablo era de estos últimos.
—Aja... yo... debería irme...
—Te vi hablando con ese idiota —murmuró—¿Se han peleado? ¿Ya terminaron?
Se fue acercando a mi rostro. Miré sus labios y tragué saliva.
—No, de hecho él y yo... —"Nunca volvimos" es lo que le iba a decir, pero las palabras se me quedaron estancadas al sentir la calidez de sus labios a escasos milímetros de mi boca.
Pablo me dejaba fuera de órbita.
Cerré los ojos a la espera de un beso. No llego y al pestañear, visualice que Pablo se había separado lo suficiente de mi rostro.
Sonrió listillo al decir: —Me abofeteas.
Lo miré sin entender.
—¿Qué?
—Que me abofetees.
—¿Por qué? ¿Estás ebrio?
—Solo abofeteame ¿Vale?
—Estás loco —Trate de irme, sus brazos a cada lado del lavabo me lo impidieron—. Déjame salir.
—Solo dame una bofetada.
—¿Por qué lo haría?
—Porque soy un gilipollas, idiota y haré algo que no te va a gustar.
—¿Qué harás?
—Pues... —Miró mis labios, mi mente tuvo unos segundos para procesarlo antes de que aplastara su boca con la mía, tomándome por sorpresa.
—¿Qué haces? —Intenté separarme, sus brazos me agarraron de la cintura y me pegó contra él.
—Te prometí comerte a besos. Es lo que haré —Volvió a besarme.
Me quedé atónita, quieta, con el corazón estallando en mi pecho. Siguió besándome, provocando que mi corazón incrementará su ritmo cardíaco y cuando se separó para poder respirar, mi corazón aún latía demasiado fuerte al tenerlo cerca.
—¿Me vas a abofetear? —preguntó sobre mi boca, sus labios estaban rojos.
—No lo haría —Lo atraje hacia mí, pasando mis brazos por su cuello. Moría por un beso, yo necesitaba ese beso.
Y esa vez yo fui la que lo besó. Probé cada centímetro de sus labios, mi lengua recorrió cada milímetro de su boca. Él hizo lo mismo conmigo.
Y así es como una adicta vuelve a caer ante su droga.
Era como si nuestros labios se hubiesen dejado de ver por miles de años, y empezaban una sesión de besos calenturosos al celebrar su reencuentro. Como dos amantes separados por las guerras y nuestras bocas se fundían en un gran reencuentro.
Y no eran, solo nuestras bocas las que se estaban volviendo locas. Mi piel pedía ser tocada por la de él, nuestros cuerpos se pedían. Mis manos fueron bajando hasta detenerse en el borde de su camiseta.
—Hay cámaras —susurró cortante el beso.
Mi pecho subía y bajaba, la respiración se me entrecortaba y dije:
—Vamos a uno de los cubículos.
Sus manos bajaron a mi cintura. Jadeé en su boca y di un salto para enredar mis piernas en sus caderas. Nuestras bocas seguían encontrándose con pasión. Hasta que sentí cómo las suelas de mis zapatillas tocaron las baldosas.
Empecé a quitarme el hoodie, junto al pijama que traía encima. No llevaba sujetador y mis pezones quedaron al descubierto.
Vi cómo Pablo se quitaba la camiseta, dejando ver sus trabajados músculos. Quise ir por él y volver a besarlo. Él me agarró de la cintura; nuestros pechos se aplastaron, piel con piel, lo que me robó suspiros. Me puse de puntitas y quise unir mi boca con la suya, pero él no me dejó besarle. Solo me torturaba con la cercanía de su boca con la mía.
—Valeria —susurró mi nombre con una voz ronca y su acento andaluz provocaba que me sintiera aún más emocionada—, ¿estás segura? No quiero sobrepasarme ni aprovecharme.
—Dijiste que podíamos ser follaamigos. Es lo que hacen.
Fui más rápida y capturé sus labios, lo besé con pasión, y él me siguió, haciendo maravillas con su lengua. Mis manos se acomodaron en su pecho y lo fui empujando hasta sentarlo en el retrete.
Se bajó el pantalón y luego el bóxer. Me quité las zapatillas y pude deshacerme de los vaqueros.
Pablo sacó un preservativo del bolsillo de su pantalón y se lo colocó. Al estar todo listo, dio dos palmadas a sus muslos y tiró de mí para sentarme sobre él.
—Te has vuelto todo un experto —dije refiriéndome a lo rápido que se puso el preservativo.
—Tuve a la mejor maestra.
Esa fui yo.
Me alzó de las caderas y me guió suavemente. Sentí su cercanía y nuestros gemidos y suspiros se mezclaban. Gemí y lento fui bajando, lo iba sintiendo de poco a poco, lento, suave, nuestras bocas se iban robando gemidos y suspiros. Algo lento, suave y sentí como las manos de Pablo se hundieron la piel de mi cintura y en un solo movimiento me empujó hacia abajo, haciendo que toda su polla me llenará de golpe.
Gemí.
—Coño, Pablo —gemí y luego le di una colleja—. Eres un bruto.
Pero a quien le miento. Sí, me encantó.
—Lo siento. Valeria, estás tan...
—Cállate. Y hagamos esto rápido, que nos pueden pillar —uní mi boca con la suya.
—¿Rápido y duro? —me besó con pasión.
—Rápido y duro.
Empecé a moverme de arriba hacia abajo, subía y bajaba a un ritmo rápido. El impacto de nuestros cuerpos sonaba junto a nuestros gemidos y suspiros. Gemí y lento fui bajando, lo iba sintiendo de poco a poco, lento, suave, nuestras bocas se iban robando gemidos y suspiros. Algo lento, suave y sentí como las manos de Pablo se hundieron la piel de mi cintura y en un solo movimiento me empujó hacia abajo, haciendo que todo su miembro me llenará de golpe.
Al llegar al clímax, di dos saltos más y me dejé caer sobre su pecho.
—Joder, Val, ¿Te corriste?
—Me has dejado exhausta.
Besé su clavícula y luego su mentón.
—¿Y tú? —pregunté acariciando la punta de su nariz con la mía.
—¿Tú qué crees?
Sonreí orgullosa y algo ruborizada.
Me levanté y me puse de pie, aunque las piernas me temblaban. Me subí las bragas, viendo cómo Pablo se quitaba el preservativo y lo echaba a la basura.
Sentía un ambiente caluroso entre el pequeño espacio en el que nos encontrábamos. Terminé de cambiarme y al estar los dos listos, salimos del cubículo.
Me miré en el espejo, cabello hecho un caos, labios rojos e hinchados. No llevaba ni una gota de maquillaje y mis ojeras parecían de muerto viviente, no me veía pálida, estaba roja.
Acomode mi cabello y luego volteé a ver a Pablo. Estiré mis manos hacia su cabello y lo peine, acomode el cuello de su camiseta.
—Tenemos ese aspecto de haber follado ¿verdad?
—Tus mejillas te delatan.
—A ti también.
Sus brazos me atrajeron hacia él. Me abrazo y dejo un beso en mi cabeza.
—Te quiero, Val.
Sus palabras me tomaron por sorpresa. No me esperaba que lo dijera, no luego de lo que le dije. Quise responderle, pero ese "te quiero" estaba siendo amarrado por mi corazón. Tenía miedo. Pablo me causó ese miedo de decirle lo que sentía.
Sabía la razón.
Me removí incómoda y le hice un ademán para salir del baño. Abrí la puerta y vi como una muchacha pasó demasiado rápido por mi lado, murmurando un "Al fin". Quizá iba demasiado ebria para percatarse que Pablo iba junto a mí y gracias a dios que ambos pasamos desaparecidos al salir, la gente estaba ebria y el hecho de que Pablo y yo saliéramos lo más rápido posible fue de mucha ayuda.
—Crees que se han dado cuenta.
—No, están muy ebrios.
—Vale, mañana no quiero verme en noticias —vacilé para aligerar el ambiente. Tome asiento en uno de los taburetes, Pablo se apoyó en la barra con un aspecto relajado y travieso.
Lo miré de reojo. Debatí en mi mente si bajar mi mano y sujetar la suya. Mientras lo debatía, mis dedos picaban y mi mano iba bajando, lento y de forma segura. Estaba a escasos centímetros de acariciar sus dedos.
—Gavi, aquí estás, cariño —Una femenina voz me hizo mirar a la dueña y apartar por completo mi mano.
Miré a la chica, rubio fresa en ondas parejas, con una cara perfectamente maquillada, era alta o bueno sus tacones la hacían ver alta y el vestido pegado que llevaba, mostraba lo gran dotada que estaba.
Ojos puestos en ella. Pablo la miraba y luego a mí, esos ojos nerviosos. Le aparté la vista encima al notar que había dejado de verme para mirar a esa despampanante tía.
—Es otra de tus amiguitas —La rubia me miró, una mirada de pies a cabeza. No pude evitar sentirme menos.
—Es Valeria —Escuché lo que dijo Pablo, le miré de reojo. Ni siquiera me miró.
Miré a la rubia en busca de alguna expresión en su rostro que dijera "es esa Valeria, la que lo trae loco", pero lo único que vi fue una sonrisa amable que se le daba a desconocidos para caer bien—Es... es mona —Dejó de mirarme para acercarse a Pablo, demasiado cerca y en un intento de susurrarle al oído de una manera "discreta" dijo lo suficiente alto para que yo escuchara: —. Te la has follado en los baños. Pensé que ya lo habías dejado.
"Te la has follado en los baños" Pues sí, si me había follado en los baños. Y ella como sabía, fácil. Pues cuando mencionó a sus "amiguitas" se refería a las chicas con las que tenía sexo y pues donde. En el baño.
«Soy una estúpida»
No me quedé a escuchar lo que le diría Pablo. Me bajé del taburete y con un amargo sabor en la boca empecé a alejarme a grandes zancadas. Escuché como me llamó y a los segundos sentí como me agarraba del hombro. Me corto el paso.
—¿A dónde vas? —preguntó.
—Pensé que querías estar solo con esa tía —contesté y traté de rodearlo, él me lo impidió—. Me dejas pasar.
—Es solo una amiga.
—Amiga ¿Ese tipo de amiguitas?
—Val...
—No, ¿sabes que? No me contestes. Que ni quiero saberlo —farfullé—. Después de todo, tú y yo no somos nada.
Mis palabras lo dejaron procesando, aproveche para zafarme de su acorralada. Pasé por su lado y su mano se enredó en mi muñeca, me hizo dar la vuelta para mirarle a la cara.
—Y lo de hace rato.
—Creo que ya sabes muy bien lo que fue —Me acerqué, nuestros rostros estaban demasiado cercas, que tal vez si no llevara toda la cólera de los celos encima, hubiese saltado a besarle, pero estaba demasiado celosa y dolida que dije: —Lo que haces con todas tus "amiguitas" un polvo y ya.
Me deshice de su agarré y lo dejé. Él siguió persiguiéndome, insistiendo.
—Déjame te llevo a tu casa.
—No es necesario.
—No te lo estoy preguntando. Te llevaré a tu casa.
Este hombre me va a matar.
—Me llevará mi novio. Pero gracias.
Sabía que eso le dolía. O más bien creía pensar que le dolía. Vale, que no sabía si yo le seguía interesando o solo me veía como una chica más del montón.
Pero era hombre y a todos les duele que los cambien por otros. Le dolía. Claro que le dolía y yo era una estúpida celosa que buscaba hacerle daño con celos, como él me había hecho daño con esa Barbie.
Sí, estaba demasiado celosa.
Escuche como me llamó, solo una vez. Y cuando volteé, él ya no estaba. Estuve caminando por toda la fiesta, buscando a alguien familiar que me llevara a mi casa.
¿Y por qué no me iba yo sola?
Pues el taxi de ida se había llevado todo mi dinero y en mis bolsillos no había ni un euro.
Vi a Manú a lo lejos, besándose con una chica que ni conocía. Es que él no perdía el tiempo, tampoco era que me importara, pero, pobrecita de la tía.
No le pediría que me llevara. Solo se lo dije a Pablo, para que me deje en paz. Maldita boca la mía. Malditos celos.
Al visualizar a Carla, me alivié. Caminé hacia ella, solo di unos pasos y me detuve al ver a los que tenían a su alrededor: Pedri, Sira, Ansu, Ferran, Nico, Sira y otros del equipo. Maldije en mi mente al ver a Pablo ahí y claro, también estaba esa rubia.
Me quedé parada, esperando a que Carla mirara hacia donde me encontraba. Lo hizo y yo empecé a hacerle señas para que se acercara.
Mi amiga no me entendió muy bien. Sus labios formaron un "¿Qué?" Y no fue para nada sutil en hacerme señas para que me acercara. Todos en su mesa lo notaron y me vieron, no me quedó de otra que ir.
—Hola —saludé al llegar. Los ojos de Pablo me inspeccionaron.
—Val, pero mira que no te vemos hace uffff —habló Nico—. Gavi te ha tenido muy escondida.
Sonreí para no reír o más bien llorar.
Saludé a cada uno de los presentes con dos besos en las mejillas, salvó a Pablo y a su acompañante.
Todos me veían como si supieran que follé hace unos minutos, mi aspecto me delataba. Y tenían razón. No era de ser adivinos para saber que Pablo y yo nos habíamos dado como cajón que no cierra en el baño.
Trate de disimular.
Tome asiento al lado de Carla y Sira.
—Val, debes de quedar con nosotros más a menudo, que se te extraña —dijo Sira, abrazándome.
—Sí y jugar FIFA, para que nos patees el trasero —dijo Ansu—. Es buena.
—Admites que soy buena.
—Pues nos has ganado en todo.
Me vi involucrada en la conversación, hablando de temas normales entre jóvenes que buscaban divertirse. Me llevaba bien con los chicos, desde que Pablo me los presentó, estaba esa chispa de amistad que une a las personas. Noté que no había nada de alcohol en la mesa, pues mañana en la noche tenían partido. Solo habían venido a pasarla bien un sábado por la noche.
—¿Y mañana tienes planes? —me pregunto Sira, ella, Carla y yo hicimos un pequeño grupo aparte de los muchachos, quienes hablaban sobre fútbol.
—Pues —Me encogí de hombros —. Sufriré viendo las pésimas estrategias de Ferrari, pero estaré bien.
—¿Irás al partido? —quiso saber Sira.
—Pues creo que no..., pero de seguro lo veré por la tele.
Seguimos hablando y en esas sentí la incomodidad al sentir la mirada de la rubia en mí, estaba junto a los chicos y seguía allí al lado de Pablo. Como una garrapata. Me dio esa mirada despectiva que me hizo sentir que no encajaba entre ellos y que quizá me veía algo fuera de lugar. Era bonita, demasiado guapa y ni hablar de lo tan arreglada y perfecta que se veía, mientras que yo me había puesto unos vaqueros y un hoddie encima de mi pijama. Pero qué vergüenza.
Me removí incómoda en mi asiento.
Saqué mi móvil y le mandé un mensaje a Carla.
ME:
Carla
No quiero parecer pesada
Pero me quiero ir
Tengo sueño
Me falta hacer la tarea
Y mañana debo de estar despierta para Lord Perceval
¿Recuerdas?
Domingo de carreras
Puse mi teléfono boca abajo sobre mi muslo. Y esperé a que Carla se dignara a revisar su móvil. Escuché como el aparato sonó, pero, no necesariamente en el sitio donde se encontraba Carla.
Alcé la mirada y vi a Pablo, con su móvil entre las manos. Estaba escribiendo algo. Dejó de escribir y mi móvil sonó. Pablo alzó la mirada y me sonrió coqueto.
Carla💝:
Lord Perceval?
Es ese tal Charles
Por el que babeas? 🤨
Leí el mensaje. Miré a Carla, ella hablaba con Pedri. Ella no había sido. Miré a Pablo y él me seguía mirando, sonriente con su mano un poco alzada enseñándome el móvil con una funda rosada.
Era el móvil de Carla.
Le torcí la mirada y dejé de verlo. Mi celular volvió a sonar.
Carla💝:
Pensé que te irías
con tu novio.
Me:
Y a ti que te importa
Porque mejor no le das
rollo a la rubia
Carla💝:
Celosa?
Me:
Ya quisieras
Tonto
Carla💝:
Que fácil es mentir
Por mensaje
¿Por qué no me miras
a los ojos y me dices
que no te estás muriendo
de celos?
Me:
Tan desesperado
estas para que te mire
Carla💝:
No lo niego
Me:
🖕
Carla💝:
❤️
Me:
🖕
Carla💝:
😘
Me:
🖕
Carla💝:
No te hagas que mueres
por besarme
Me:
No será al revés?
Carla💝:
Yo sí muero por besarte
🙈
—Oye, Gavi, ese no es mi móvil —Carla habló a mi lado. La miré y luego a Pablo. Se hizo el desentendido, miro el móvil y dijo:
—Me he confundido, lo siento.
Se estiró a entregarle el móvil a Carla, quien lo miró con rareza.
—Tío cómo te vas a confundir —Empezaron a burlarse de la "equivocación".
A mi lado, Cara miraba su móvil. Me asomé por encima de su hombro y vi que estaba leyendo mi chat. La rubia tecleo rápido. Mi celular sonó.
Carla💝:
Se ha robado mi móvil
para hablarte
Es que no puedo!!!!
Quiero chillar
Y yo arruinando el momento
😃🔫
Me:
Está loco
Carla💝:
¿Ya te quieres ir?
Me:
sí
La rubia me está
mirando raro
Carla💝:
¿Quieres que le de la mirada de desprecio?
😒
Me:
Noo
no eres para nada sutil
Carla💝:
Vale
Ya tengo sueño
Y los pies me duelen
Además que mañana tenemos
Una cita con Charles 😏❤️🔥
Mejor nos vamos
Déjame me invento algo
y nos vamos
Guardé mi móvil. Pablo seguía mirándome, le sostenía la mirada y se convirtió en una guerra entre nuestros ojos. Y esos orbes marrones me hacían no estar enojada con él. Y cómo podría, si me mira y yo ya caigo rendida a sus pies.
Yo fui la que perdió.
Deje de mirarlo y me concentré en seguirle el juego a Carla con su excusa para irnos. Ellos también se irían, pues ya se estaba haciendo algo tarde. Nos despedimos y vi como todos se iban en sus autos. A excepción de Carla y mía, humildemente esperábamos un taxi, también estaban Pedri y Gavi.
Pablo a mi lado y Pedri al frente con Carla.
—Sí quieren yo las puedo llevar —Se ofreció Pedri.
—No es necesario, que he pedido un taxi —se negó Carla.
—Las puedo llevar, que ya de sí me tengo que llevar al niño.
—Oye —se quejó Pablo.
Seguí escuchando a Carla y a Pedri, el como ella se negaba y él le insistía.
Deje de escuchar al sentir cierto cosquilleo en la punta de mis dedos. Miré y me encontré con los dedos de Pablo jugando con los míos. Le vi a la cara, él me estaba viendo a la espera de mi reacción. Me sonrió y yo ni siquiera me pude apartar al sentir su mano sobre la mía.
¿Cómo podía molestarme si él me sonríe de esa manera?
Soy una estúpida.
—Te la has vuelto a poner.
Lo miré confundida.
—¿Qué?
—Te la has vuelto a poner —repitió a la vez que sus dedos tocaron la piel de mi muñeca, baje la mirada y vi que estaba tocando el brazalete. El mismo que me regaló.
—Era demasiado bonita para tirarla a la basura —me excusé.
La verdad era de que ese brazalete me hacía recordar nuestros buenos momentos.
—Yo le veo como una indirecta.
—¿Una indirecta?
—De que quieres volver conmigo.
Bueno... razón no le falta.
—Que... —Me quedé muda al no saber qué contestarle—. Mejor andate con tu rubia.
Dejé de mirarlo. Se me erizo la piel y un escalofrío me golpeó al sentir su cálido aliento en mi oreja. Trague saliva
—Me gustan, no me encantan, me vuelven loco las castañas.
Su voz salió tan seductora.
—Pues... pues...
Baje la mirada, nerviosa.
—Te he dejado sin palabras.
Muda. Silencio.
—Val, ya llegó el Taxi —Carla me salvó —, nos vamos.
—Claro —Me aleje de Pablo y me acerqué a Pedri para despedirme —, adiós —Le deje dos besos en la mejilla y cautelosa le susurré al oído —. Le dejas sano y salvo en La Masia. Porfis.
Le sonreí amistosa y luego miré a Pablo —Adiós, Gavi.
Que lo llamara Gavi, le molestaba.
Y verla la cara me daba mil años de vida.
—¿Para mí no hay dos besos? —Señaló sus mejillas.
—En tus sueños —Le di una falsa sonrisa.
Escuché como Carla se despidió y ambas dimos media vuelta. Andamos hasta salir del local.
Carla fue la primera en subirse al auto y cuando me iba a subir, escuché la voz de Pablo. Giré para verlo y me lo encontré corriendo hacia mí. Al estar cerca me agarró de las mejillas y estampó mis labios con los suyos.
—No me iba a quedar con las ganas de besarte —susurró, junto su frente con la mía —Y por favor, deja tus celos, tú sabes que eres la única para mí. Y te lo hago acuerdo. Val, eres la única en mi corazón.
Y así era como caía en el efecto Pablo Gavi.
Capítulo adaptado a las nuevas políticas de wattpad
<333
Feliz domingo santo!!!
Me gusta mucho este capitulo 😊
Aprecien este cap porque me he demorado toda la mañana editandolo. Se suponía que ya lo había editado, pero cuando entró para subirlo, leo el capítulo y varias palabras estaban unidas o al revés. Yo pensaba que tenía dislexia o quee?? Pero creo que fue error de wattpad porque en el archivo original, las palabras estaban bien :)
Opiniones del cap 🥰. Lxs leo
¿Tienen teorías? ¿Quién es esa chica😡?
No se olviden de votar y comentar, eso me da ánimos de seguir escribiendo 💕
Nos leemos la otra semana 🫶
Ig: ancovi12
Tiktok: ancovi12
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© a n c o v i 1 2
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