32: Lunes de Mamma mia

❝antes❞
21 de junio, 2021

Abrí la puerta principal y sonreí al ver a mi novio, se veía tan apuesto con una camiseta azul cielo.

—Muy puntual.

—No podía dejar esperar a mi suegra y a la guapa de mi novia —Se acercó y me dio un beso en la mejilla.

Lo dejé pasar y con mi pierna empujé la puerta para cerrarla.

—Eh Pablo, si me saludas con un beso, que sea un beso con pasión, si no no me saludes —me hice la indignada.

—¿Con pasión?

—Sí, así —Me acerqué a él y junté mis labios con los suyos, un beso corto, que no era un pico, era una suave presión que entreabriera nuestros labios y le daba pase a poder seguirle.

Pablo me agarro de la cintura. Corte el beso y él tuvo las intenciones de volverme a besar, pero, hice mi cabeza hacia atrás.

—Tampoco me quejo de tus besos dulces —Le sonreí inocente y en automático beso la punta de mi nariz.

—¿Y los besos con pasión?

—Cuando estemos solos —respondí.

Pablo miró hacia ambos lados y sonrió coqueto.

—Estamos solos.

Mordí mi labio.

—¿Qué esperas para besarme?

Sonrió seductor y capturo mi boca con la suya, abrí ligeramente mis labios y nuestras lenguas se rozaron. Tenía las sospechas que serían uno de esos fogosos besos, claro, si no hubiese sido por la voz de mamá.

—Por dios, vayan a conseguirse una habitación —Nos separamos, mis mejillas ardieron de vergüenza y no era necesario mirar para ver a Pablo estaba igual que yo—. Mentira, no vayan a buscar una habitación —añadió mi madre y de una forma burlona dijo: —No quiero ser abuela aún, quizá en unos 10 años.

—¡Mamá!

¿Por qué siempre me avergonzaba? Quizá era un talento de madres.

—Ya, no digo nada más —Alzo sus manos—. Vayamos a la sala, la comida se enfría.

Era lunes, veríamos películas y habíamos invitado a Pablo a nuestra tradición de involucrarnos en la mejor película del mundo.

No me molestaba ni incomodaba estar en la misma habitación que mi madre y mi novio. Mamá era como una mejor amiga, además le agradaba que Pablo sea mi novio. No había nada en contra de este plan, bueno si, pero ya me había encargado de eso. Le hice prometer a mi madre que no me avergonzara. Aunque le salía natural.

—Pueden sentarse, yo iré a llevarle algo de comer a Benja y vengo enseguida ¿Vale?

—Va, te esperamos —Me senté en el sofá y jalé a Pablo conmigo.

Antes de que viniera Pablo, Benjamín había estado toda la tarde en el despacho, trabajando en un artículo para el periódico en el que trabajaba.

Agarré un bol de palomitas de maíz y empecé a comer una por una.

—¿No crees que es mucha comida?

Pregunto Pablo al ver las pizzas, hamburguesas y chucherías en la mesita del centro.

—Es lunes de películas y comida chatarra —informé—. Ya verás que no quedara nada.

—¿Qué película veremos?

—Ya verás —Le hice un baile de cejas que el trato de imitar. Reí al verlo.

Agarre un puñado de palomitas y me las metí a la boca. Le tendí el bol a Pablo y él también agarro un puñado.

—Pablo —lo llamé, al ver que su atención estaba puesta en mí, hablé—, no le vayas a mencionar lo de Manú a mamá —pedí—. Ella se echa de culpa de mi metida de pata.

Ella pensaba que me descuido y no fue así.

—No le diré nada, Val.

—Gracias.

—¿Val?

—¿Qué?

—Que si quieres hablar de... De "eso" puedes hablarlo conmigo ¿Vale?

Asentí.

Entendía que para Pablo era difícil, sabia que era celoso y el hecho de que me dijera que le podía hablar sobre como me hizo sentir el idiota de mi ex, significaba mucho y me hacía saber a gritos que le importaba.

—Ya llegué —Mamá se sentó a mi lado —¿De qué hablaban?

Era una pésima mentirosa, Pablo ya lo sabía es por eso que él fue quien le respondió a mi madre:

—Val me contaba que es la última semana en su insti.

—Es verdad. Ya solo te queda un último año —Mamá hizo la que se limpiaba las lágrimas—, seré un llanto cuando te vayas a la universidad y me dejes.

—Ten, el premio a la mejor dramática —Sonreí de oreja a oreja y fingí darle un trofeo.

—Gracias, gracias —Mamá me siguió el juego y fingió ser alababa por el público.

Escuché la risa de Pablo y el como le seguía la corriente a mi madre, empezó a aplaudir y a silbar, ovacionándola. Mamá carcajeó y yo también, provocando que casi me muera al ahogarme con unas palomitas. Al estar tranquila y dejarnos de reír, empecé a buscar la película en la plataforma de streaming. Mamá aprovechó ese tiempo e hizo conversación a mi novio.

—¿Cómo te ha ido en el entrenamiento?

Algo que me encantaba de mamá es que se preocupaba por todos. Siempre les preguntaba como les había ido o que comieron, les preguntaba por sus días.

—Ya sé ha terminado la temporada, pero sigo entrenando me quedaré en La Masia para las vacaciones.

Pablo se esforzaba mucho en sus entrenamientos, llegar al primer equipo del Barcelona era una de sus metas, sueños. Se esforzaba para ello. Y aunque yo no tenía ni idea de fútbol, sabía que él lo iba a lograr, lo notaba en sus ojos, el brillo, el empeño y la pasión que le ponía al entrenar y en cada partido. Lo lograría. Estaba segura.

La película inició. Y ya estaba preparada para la gran obra maestra que iba a ver por milésima vez. Mi madre me quito el control y le puso pausa a la película. Volteé a mirarla con cara de no entender

—Pero ¿Qué haces?

—Solo quería darle la bienvenida a Gavi, por estar en su primer lunes de Mamma mia. Es una tradición familiar que tenemos Val y yo.

—Con mucha comida y Mamma mia en la televisión —añadí—. Espero no te espantes con los gallos de mamá —bromeé.

—¡Valeria!

Pablo sonrió, encantador como siempre.

—Gracias por invitarme.

—A ti por venir, bonito —Acaricié su mejilla derecha y rodé los ojos al escuchar las falsas arqueadas de mi madre —. Inmadura.

—inmidiri.

—Es una inmadura —Le dije a Pablo y me acomodé en el sofá—. Empecemos con la tradición. Lunes de películas.

Le quité el mando a mi madre e iba a poner Play. No lo hice al escuchar la pregunta de Pablo.

—¿Por qué lunes? No se supone que son los viernes de películas.

Mamá y yo nos dimos una mirada cómplice. Ya teníamos un argumento cada vez que alguien nos preguntaba "¿por qué lunes?"

—Porque los lunes apestan —contestamos a la misma vez mi madre y yo—. Y no hay mejor manera de darle alegría con una noche de películas o mejor dicho, Mamma mia.

Decíamos noche de películas, cuando en realidad siempre veíamos mamma mia.

—Pero luego del lunes viene el martes y hay clases, en cambio después del viernes es sábado —señaló Pablo.

—Nada que el café no pueda arreglar para estar despiertas el martes —dijo mi madre y yo le di toda la razón apuntándola con el bol de palomitas.

—Pero, los viernes son mejor que los lunes. Podemos trasnocharnos.

—Pablo, lo hacemos para alegrar los lunes.

—Pero...

—Pablo, no se le da la contraria a las mujeres —hablé con las intenciones de que ya no siguiera con el tema. Mi novio cerró la boca.

Miré a ambos lados, a Pablo, a mi madre y luego miré la televisión.

—Ahora, si a mirar esta masterpiece.

—¿Masterpiece? —Pablo preguntó, impidiendo que le ponga Play a la peli.

—Obra maestra, bonito.

Le di play a la película, nadie interrumpió y como ya era de costumbre, mamá y yo cantábamos las canciones que estaban grabadas como himno nacional en nuestras cabezas.

La primera canción sonó, mamá y yo la cantábamos a coro, nos movíamos como gusanos en el sofá.

Honey, honey, how you thrill me, aha, honey, honey
Honey, honey, nearly kill me, aha, honey, honey
I'd heard about you before
I wanted to know some more
And now I know what they mean, you're a love machine
Oh, you make me dizzy

Sentía la mirada de Pablo puesta en mí, le empujé con mi cadera y le canturreé.

—Él que no canta es del Madrid.

Honey, honey, let me feel it, aha, honey, honey
Honey, honey, don't conceal it, aha, honey, honey
The way that you kiss goodnight (the way that you kiss me goodnight)
The way that you hold me tight (the way that you're holding me tight)
I feel like I wanna sing when you do your thing

Pablo si nos seguía nuestras locuras.











































💌💌💌

















































22 de junio, 2021
3 AM

Giré sobre mi cama, una y otra vez. Entre mis piernas tenía una almohada y entre mis brazos el peluche que Pablo me regalo. Volví a girar sobre mi cama y me quedé mirando el techo.

Mi mente recordaba una y otra vez lo que pasó en todo el día de ayer. El como Pablo se coló en mi instituto, fue demasiado romántico, quitándole el hecho que casi acaba en un gran problema. Pensé que después de eso, tendría una tarde tranquila, pero no fue así. Me encontré con Manú y el imbécil no salía de mi cabeza y no porque me siguiera gustando, que quede muy en claro que no me gusta. Pero él seguía allí, una piedra en mi camino y no dejaba de pensar en que se iba a volver la piedra en el camino de esa pobre jovencita. Eso me atormentaba, el no poder hacer nada para dejarle en claro que Manú no le convenía. Esos pensamientos se borraron luego de pasar la noche de películas, sentía un gran alivio al estar junto a mi mamá y también con Pablo.

Y ya que lo mencione. Otra de las razones por las que no podía dormir, es porque Pablo estaba aquí. No en mi cama. Ni tampoco en mi habitación.

Pero estaba en mi casa. En la habitación de invitados.

¿Será que voy?

No dejaba de pensar, tenía la necesidad de ir y contarle lo que me atormentaba. Quizá me da un beso y me ayuda a dejar de pensar en ese patán.

Iría a verlo.

Mis pies descalzos tocaron la madera, a pasos lentos salí de mi habitación y cerré la puerta lo más suave que pude.

Caminé sin hacer el menor ruido posible. Mamá le había dado la habitación que quedaba al fondo del pasillo, suponía que era para que cierta Valeria no vaya a hurtadillas a verlo. Pero ahí estaba yo, caminando por el oscuro pasillo hasta llegar a la última habitación. Toque la puerta y no espere respuesta, creía que estaba dormido y que me tocaría despertarlo para poder hablar.

Entre a la habitación, todo estaba oscuras y por mi mente paso si salía alguna imagen de película de terror.

Alcé mis manos hacia al frente, a ver si agarraba algo que pudiera guiar, no toque nada. Al dar un paso, mi pierna fue la que toco la tarima de la cama, golpeándome.

—Mierda —Ahogué un grito de dolor, darle al dedo meñique del pie, era lo peor del mundo.

Y quizá mi voz lo despertó. Oí su voz.

—¿Valeria?

—¿Pablo?

Una luz se encendió y pude ver a Pablo, en la cama. Sentí el calor en las mejillas al verlo, sin camiseta, con su torso y brazo estirado hacia la mesita de noche.

Pero que músculos.

—¿Estás bien? —Su pregunta me hizo dejar de ver su torso, le vi a los ojos.

—Sí, sí... So-solo me di...

Trague saliva y con todas mis fuerzas me mantuve viendo sus ojos y no sus abdominales.

—¿Qué haces despierta?

—Yo... Yo...

Verlo sin camiseta me dejo mal.

Quería saber si... Si... Si ¿te hace falta una almohada?

¿Una almohada? Que grandiosa excusa.

Él me dio una mirada de "estás mintiendo" no lo veía a los ojos.

Me acerqué a la cama y tomé asiento a orillas de esta.

—No podía dormir —confesé—. Estaba pensando...

—¿Pensando? ¿En qué?

—En... —Hice una mueca y bajé la mirada.

Pablo entendió a quien me refería.

—¿En él?

Asentí y alcé la mirada. No era idiota, era claro que le molestaba, a mi me molestaría si mi novio pensara en su ex.

—Perdona —susurré—. Te despierto solo para decirte esa estupidez.

—No me has despertado, Val...

—¿Tú tampoco puedes dormir? —Él asintió y le pregunté—¿En qué piensas?

Pablo bajo la mirada, la alzó por unos segundos los suficientes para leer en sus ojos lo que su boca no decía.

—No —Lo apunté con mi dedo y me acerqué más a él, con mi mano libre le obligué a alzar la barbilla—. Ni se te ocurra pensar que él me sigue gustando.

Note en su mirada inseguridad.

—Eso no Pablo.

—Piensas en él...

—Porque le odio, porque es un imbécil.

—Del odio al amor hay un solo paso.

—Pablo —Ahueque su rostro en mis manos—. Esa frase solo funciona en los enemies to lovers, además que mi odio hacia él, es ese odio de rabia, asco, repugnancia y todos los sinónimos.

—¿No te gusta?

—No, dios no —Besé la punta de su nariz.

—Pero te gustaba.

—Algo, me gustaba porque se hacía el interesante —Me eche a su lado—. El tío genial y mayor, pero no fue así, fue todo lo contrario. Me criticaba en todo, en lo que comía, en lo que me ponía, si me maquillaba, si estaba gorda o muy flaca, me criticaba por estar metida leyendo y lo peor es que yo... Yo le hacía caso y "trataba de cambiar" solo para complacerlo —La voz se me iba quebrando al recordar, lo estúpida que fui.

Cerré los ojos al sentir sus brazos agarrarme de la cintura y pegándome hacia él, abrazándome.

—No pienses en eso, Val. Eres perfecta.

Besó mi cabeza.

Una lágrima se resbaló por mi mejilla. Escondí mi rostro en su pecho y pase una de mis manos por su espalda, mis dedos acariciaron esa zona.

Me sentía segura. Perfectamente bien, Pablo era el tío salido de un libro, esas expectativas que dejaban en alto los personajes literarios. No de los libros tóxicos, más bien de los que te hacen morir de ternura.

Me hubiese gustado que mi primera vez hubiese sido con él. Estaba segura de que él sí me hubiese hecho sentir que todo era perfecto, lo estaba haciendo sentir en ese momento.

—Pablo —Le llamé y sin pensarlo hablé: —Tuve sexo con él...

—Val... —Se separó un poco de mí para mirarme a los ojos, sus manos abandonaron mi cintura y una fue subiendo a mi mejilla, mientras la otra capturaba mis manos—. Si piensas que por eso voy a dejar de quererte, estás muy equivocada...

Lo abracé más fuerte.

—Solo quería decírtelo..., por si tú y yo... Tenemos... Tenemos sexo, quería decirte que no soy virgen... Por si pensabas...

—Valeria, no me importa.

—¿De verdad? Es que tengo 16 y no quiero que pienses que soy una puta por haberlo hecho a los 15... —Me avergonzaba, pero él me daba esa confianza que podía contarle todo.

—Val, eres la tía más dulce que he conocido, si tienes un corazoncito de pollo ¿Cómo voy a pensar que eres una puta?

Cerré mis ojos y le abracé, besé su mentón y escondí mi rostro en su pecho.

—T'estimo, Pablo. Te quiero.

Oí como su corazón se aceleró más de lo que ya estaba. Hizo que dejara de abrazarle y me llamó por mi nombre.

Alcé la mirada, nuestros ojos a la misma altura y nuestras narices, rozando.

—Te quiero, Valeria.

Se me formó la sonrisa y me lancé a besarlo ¡Había dicho que me quería! Pablo me quería. Mi Pablo me quería.

Nos estuvimos besando, besos apasionados y a la vez llenos de dulzura. Mis manos estaban en su pecho, una, de vez en cuando bajaba hasta sus abdominales y volvía a subir. En cambio, las manos de Pablo se quedaron en mi cintura, por encima de la tela de mi pijama.

Malditas reglas de mamá.

No es que estaba desesperada porque me tocara. Pero no me molestaría si lo hiciera. Si mi cuerpo ya explotaba con tener sus manos por encima del pijama, me imaginaba lo grandioso que se sentiría tener sus manos en mi piel desnuda.

Me fui pegando a él y mi muslo rozo con su polla. La tenía algo dura, lo noté y también escuché como jadeo.

Le gustaba.

Volví a rozar mi muslo con su miembro, esta vez no fue de casualidad. Ambos jadeamos entre el beso y yo me tomé la libertad de pasar una de mis piernas por su cadera y nuestras partes íntimas se rozaron, descubriendo aquella chispita de la sexualidad.

Su agarré no abondó mi cintura, eso me daba a intuir que él seguiría las reglas de mamá. Es por eso, que me tomé el atrevimiento y le pregunte:

—¿Quieres tener sexo conmigo? 

Nuestros labios se separaron. Ambos nos miramos a los ojos. Me avergoncé por lo que dije, en automático abrí mi boca y de paporreta hablé:

—En este momento, no. Claro. No... No tenemos condones... Al menos que tú tengas, pero si no quieres acostarse conmigo, lo entiendo.

—Val, sí.

—¿No quieres acostarte conmigo?

—No.

—¿No quieres acostarte conmigo? —pregunté sin creer su respuesta, baje la mirada.

—No.

Que directo.

—O sea sí, sí quiero tener sexo contigo —Alzo la voz —, mierda, tu mamá nos vas a escuchar.

—¿Quieres hacerlo ahora? ¿Tienes condones?

—No tengo.

—Pues sin gorrito no hay fiesta, Pablo.

Vi la sonrisa que se le formó al escuchar lo que dije, oculto una sonrisa y besó la punta de mi nariz.

—No tengo condones. Sí quiero tener sexo contigo, pero no ahora.

—¿Por qué?

—Val, no tengo condones. Además que yo... Yo... Yo no... No lo he he... —Bajo la mirada y la alzó a decir—. No quiero aprovecharme de ti, además que estamos en la casa de tu mamá y ella dijo...

—Manos en la cintura —La remedé y sin pensarlo me subí a horcajadas sobre su abdomen.

La escasa luz de la lámpara. No dejaba ver mucho y esa oscuridad me dio la valentía de agarrar las manos de Pablo, las cuales seguían en mi cintura, y las fui bajando por mi cadera y luego trasero.

—Mamá te dijo manos en la cintura, pero es mi cuerpo y yo te digo que puedes bajar.

Su bulto chocaba mi trasero. Seguí guiando las manos de Pablo, pero esta vez las fui subiendo por debajo de la tela del pijama. Mordí mi labio por el contacto de sus manos contra mi piel desnuda. Y sí, me estaba derritiendo.

—También puedes su-subir.

Su piel contra la mía me hizo jadear y sentir más, sus manos fueron subiendo yo lo guiaba, nuestros ojos estaban fijos. Estaba tan concentrada en ello, tan perdida en el brillo de sus ojos. Entonces sentí, como sus dedos rozaron mis senos y aquella chispita iba incrementando.

—Mierda... Pablo —gemí e inmediatamente sus manos dejaron de tocarme.

Vale, me olvidé que estaba sin sujetador.

Rápido y avergonzada me bajé de su torso y me puse al otro lado de la cama.

—Perdón.

—No te disculpes... Me... Me gusto.

La cara me ardía.

Cerré los ojos y apreté mis piernas.

—Val...

Abrí los ojos y pensé que me diría "tengamos sexo", no fue así. Fue todo lo contrario.

—Soy virgen.

¿Qué?

—¿Qué?

—Nunca lo he hecho, no he tenido sexo.

Giré mi rostro para verlo, él también lo había hecho. Lo único que nos dejaba ver la luz de la lámpara era nuestros rostros.

—Mentiroso.

—Es verdad.

—Mentira.

—Es verdad. Lo juro. 

—Pero si eres guapísimo y sexy, cualquier tía quisiera acostarse contigo.

No tomaba en cuenta de que él era diferente.

—Lo único que me ha interesado ha sido el fútbol, no pensaba en chicas, no directamente, pero luego... Tú apareciste, tú y yo... Me llamaste la atención desde el primer día en que te vi. No me ha interesado ninguna otra chica, eres mi primera novia, Val...

Sonreí y dejé un beso en su mejilla.

—Te quiero. Y no me importa si eres virgen, Pablo y perdón si me pase de la raya al tocarte...

—Val, no te pasaste de la raya... —Me agarro de las mejillas y miro hacia abajo, le seguí con la mirada, su entrepierna reflejaba la calentura del momento —... Me... Me gusto, mucho.

De eso ya me había dado cuenta.

—¿Quieres que te deje solo? —quise saber al ver su erección. Mordí mi labio y atrevida, pregunté—¿O quieres que te ayude?

—Martina nos puede escuchar.

—Cierto. No queremos que nos interrumpa —Me fui bajando de la cama —. Puedes ducharte, los libros dicen que la ducha fría funciona.

Mis pies tocaron el piso, me puse de pie. Sentí mis bragas mojadas, yo también necesitaba una ducha fría.

No quedaba de otra que ducharse juntos.

Miré a Pablo y en un movimiento rápido volví a tirarme a la cama, mis rodillas chocaron con el colchón y mi torso se inclinó hacia Pablo. Mis labios dejaron un beso en su mentón y fui bajando, le dejé besos por su cuello, lo sentí tensarse y jadear. Sonreí por lo que le causaba. Su alma me quería y su cuerpo también. Le di un último beso en el cuello y le susurré al oído:

—Toma una ducha fría —Mordí mi labio —o piensa en mí.





























































































<333 ❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥

Val y Pablo ya descubrieron ciertas cositas 😏❤️‍🔥

Jsjsjjs hoy se me junto la f1 y el partido 🥲
Al final vi los dos al mismo tiempo 😂

Me pregunté ¿qué era lo que haría Val en mi situación? Y pues ella elegiría ver el partido por Gavi, pero como él no jugo, tal vez lo acompaño a verlo y vería la carrera desde su movil 😅

En fiin las actualizaciones serán MIERCOLES - DOMINGO

El siguiente cap es en el "presente"

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