15• One love: Ágape.

Se supone que debería decir algo. Cualquier cosa.

Quizá debería regañarlo por no haberse puesto en contacto con ellos. O decirle que ha crecido mucho en esos últimos meses, aún si solo han sido un par de centímetros.

Lo hará más tarde, por ahora lo único que quiere es seguir abrazando a su hijo y proporcionar un poco de calor al frío y tembloroso cuerpo.

Yurio no deja de llamarlo entre sollozos y debe obligarse a no llorar también, mucho menos a mitad del pasillo.

Con delicadeza, Víctor toma a su hijo en brazos y se las arregla para abrir así la puerta de la habitación. Ya hablarán después de lo irresponsable que es por dejarla sin seguro.

Los ojos azules recorren la estancia hasta dar con la cama. Se acerca a depositar con sumo cuidado al niño en el lecho, sentarse en el suelo para no perder contacto visual con las orbes verdes y seguir acariciando los mechones de cabello rubio.

Después de todo ese tiempo, volver a ver a su hijo le provoca una calma tan grande y felicidad por partes iguales. De alguna forma se siente como si volviera quince años en el tiempo; Y ve al pequeño bebé rubio en brazos de su esposo cuando fueron a buscarlo al orfanato.

Durante ocho meses la culpa a estado carcomiendo a Víctor desde que su hijo dio un paso fuera de Yutopia. Y ese sentimiento se multiplicaba cada vez que Yullian preguntaba por su hermano mayor. Pero se sintió como la peor escoria en toda la cloaca que es éste mundo cuando tuvo que informar a su amado esposo sobre el paradero de su hijo.

Fue como ver de nuevo a Yuri la noche que Yulia y Mathew murieron;
La desesperación y frustración combinando con la tristeza hacían estragos en el azabache por no saber nada del bebé que compartía su nombre.

La reacción fue mayor al sentir que perdía a su propio hijo y no al de su amiga.

Aún cuando el japonés aceptó que de verdad era lo mejor tomar un poco de distancia para que Yurio pensara adecuadamente, las cosas empeoraban cada vez que Yuratchka se negaba a tener algún contacto con ellos.

Víctor debía luchar contra sus propios sentimientos de dolor para apaciguar los de su destrozado Yuri y un confundido Katsudon.

Como Alfa, su deber era mantenerse fuerte para su familia.

Como padre, la furia contra sí mismo y la sensación de haberle fallado a su cachorro lo atormentaban.

Zet llamaba regularmente a Yutopia, preocupado por sus tíos y el pequeño Ian. Gracias a él sabían lo que Yurio hacia y como se encontraba.

Sin embargo, Yuri y Víctor percibían que no estaba realmente bien. La preocupación por su bebé rubio incrementaba cada vez que lo veían fallar un salto en sus últimas competencias, la seguridad de su hijo menguaba y la culpa de padre crecía.

Por eso vió una excelente oportunidad cuando Otabek Altin llegó a su hogar buscando a su esposo.

Tener al Kazajo bajo su mismo techo no fue tan raro como creía. Aunque probablemente se deba a que pudo relajarse a su lado ya que Yurio no estaba rondándolo y así los celos paternos no salían a flote.

Pero, sobretodo, agradeció que su presencia trajera la distracción y diversión necesaria para que Yuri y Yullian sonrieran de nuevo.

Cuando la tanda de vídeos sobre la vida de Yuratchka terminó, Otabek soltó un comentario tan irrelevante para él como esclarecedor para Víctor:

"— Si Yura viera ésto, sabría lo mucho que ustedes lo aman."

Al día siguiente ya estaba despidiendo al Kazajo en el aeropuerto con un plan fríamente calculado y todas sus esperanzas en un disco repleto de memorias y sentimientos.

Reprimió el impulso de ponerse a dar saltos de emoción cuando el mensaje de Altin informándole del estado emocional de su hijo tras la reproducción del vídeo, llegó a su celular.

Tuvo que dar una pobre excusa a su esposo para salir y está claro que Yuri sospecha algo, pero se limita a seguirle la corriente.

— ¿Qué haces aquí, papá? —la frágil voz de Yurio hizo sonreír a Víctor. Su niño está casi desfalleciendo de cansancio.

— ¿Te molesta? Puedo irme.

La sonrisa en su rostro se dulcifica al sentir las manos del rubio tomando firmemente la manga de su abrigo como respuesta.

Pasados un par de minutos y con Yurio aparentemente más calmado, pero visiblemente al borde del sueño, el chico clavó sus brillantes orbes verdes en su rostro; buscando respuestas.

— ¿De verdad creés que nos perderíamos alguna de tus competencias, gatito?

La mirada de Yurio se vuelve cristalina y sonríe — ¿De verdad han estado ahí?

— Desde el Skate de Canadá —Su mano aún acariciando la cabeza del niño provoca un pequeño ronroneo —¿Cómo es posible que JJ tuviera mejor puntuación que tú en los programas cortos, Yurio?

Las finas cejas de su hijo se fruncen ante el reclamo de padre/entrenador.

— No puedo concentrarme en mi Ágape...

— ...Por nuestra culpa —Suspira.

— No del todo —Admite Yurio y Víctor no puede ocultar su sorpresa. Es obvio que su hijo tiene mucho sueño, de otra manera no sería tan honesto sin inmutarse —. Fue más como no sentirme yo mismo. Yo los amo y ustedes me aman, eso lo tengo claro ahora. Yo... Tenía miedo.

Miedo de no ser suficientemente bueno para ser llamado hijo de los Nikiforov. Víctor lo sabe aunque Yurio no se lo diga. Su niño ha estado siempre luchando contra todos, siempre exigiendose más para ser reconocido y admirado con Yuri y él a su lado.

Y de repente descubre que la sangre de ellos no corre por sus venas y siente que todo por lo que ha luchado no tiene sentido.

Víctor sonríe.

— Sinceramente, gatito. Eres más hijo de Yuri de lo que crees —Ignora el gesto confundido para continuar —. Hijo, tu no tienes que ganar nada para que tu madre y yo te amemos. Tu eres nuestro hijo aún si nuestros genes no están en tí, y mucho menos si no tienes una medalla de oro en tus manos. Si hubieras elegido ser bailarín y no patinador te querríamos igual.

— Pero quiero ganar ésto, mi primera medalla de oro en la categoría Senior, por ustedes —Bosteza — Papá ¿Mamá está bien? ¿Y Katsudon?

— Te extrañan mucho. Yullian tuvo que quedarse en Hasetsu por la escuela, pero deseaba venir a verte. Y tu mamá... Yuri ha estado reprimiendose para no ir a abrazarte cada vez que te ve. ¿Por qué has estado evitándolo?

— ¿Ya no me quiere?

— Te ama más que nunca.

— Estaba muy confundido. Si hablaba con mamá aunque fuera por unos segundos... — Yurio se detiene y Víctor no necesita más explicaciones. Si conoce a su hijo tan bien como cree, sabe que el rubio no se hubiese resistido a regresar de inmediato a Japón si escuchaba la voz de Yuri.

— Sin duda, eres hijo de Víctor Nikiforov.

Yurio sonríe y el pecho del mayor recobra calidez al verlo.

— Papá, ¿Puedo volver a casa después del Grand Prix?

— No tienes que preguntar. Ni siquiera tendrías que haberte ido —gruñe —. Lamento mucho haberte mandado a Rusia, Yurio.

El niño niega —De hecho, fue gracias a eso que pude pensar muchas cosas. Entre ellas que sentía por los Plisetsky.

Víctor sonríe con algo parecido a la tristeza fluyendo en su corazón — ¿No entendías que sentías por Yulia y Mathew?

Yurio asiente y parpadea con más lentitud.

— Cuando pienso en ellos... no se siente como si fueran importantes para mí. Se supone que deben serlo, ¿no?

— Son tus padres biológicos, pero jamás supiste sobre su existencia, gatito, y eso es enteramente culpa nuestra — Aclara el de ojos azules y es entonces cuando las piezas en su mente encajan y piensa que realmente Yurio es su hijo, de otra forma no lo entendería tan bien — Déjame ver si entendí; Me estás diciendo que estabas dudando de tu capacidad de amar porque no sientes nada por tus padres biológicos, ¿es eso?

Al ver que Yurio asiente, Víctor quiere castigarlo por primera vez.

— El problema es ese: No los veo como a mis padres, pero es gracias a ellos que yo nací y pude llegar a ustedes. Para mi, mís padres son Yuri y tú. Los Plisetsky son sólo... ese par de personas interesantes y amigos suyos. Pensar en ellos es como... pensar en el tío Phichit.

— Y pensaste que eres insensible por eso y que nos lastimarías por no quererlos —Resume Víctor. De verdad, ¿cuantos meses debe quitarle el celular? Sin embargo, Yurio niega — ¿No?

— Pensaba en que quizá mamá y tú solo estaban conmigo por... ellos.

Es un hecho, estará castigado hasta que cumpla los veinte.

Yuratchka Nikiforov estaba celoso del matrimonio Plisetsky. Celoso de la amistad y cariño que se tenían y es por eso que no quería estar con ellos, no quería que su amor por los Plisetsky eclipsará su amor por él. También creía que de alguna manera debía obligarse a amar a sus padres biológicos y se siente mal por no hacerlo.

Y no conforme con esa tontería, cree que sólo son sus padres porque es el bebé de Lía y Matt.

— Yurio, hijo, te amo y me alegra que lo entiendas, pero si me dices que por esa estupidez has hecho llorar a tú madre te castigaré por el resto de tu vida.

— No lo entendí hasta hoy —Lo ignoró — Lo siento mucho.

Víctor quiso seguir enojado, de verdad lo intentó, pero era imposible ante la carita soñolienta de su bebé.

— Hace mucho tiempo que dejaste de ser hijo de Mathew y Yulia. Y no porque estén muertos, sino porque, desde el primer instante que estuviste en nuestros brazos como Yuratchka Nikiforov ya eras nuestro hijo —asegura mientras acaricia la mejilla del menor —. Podría jurarte que si ellos volvieran a la vida y dijeran que te quieren de vuelta, nosotros pelearíamos eternamente por tí. Yuri tendría su primera pelea con Yulia y ganaría, te lo aseguro. Eres nuestro, gatito ¿Cuantas veces debemos decírtelo para que lo entiendas?

— Ya es suficiente. Ahora lo sé.

Los ojos de Yurio se cierran y Víctor sabe que es hora de irse.

— Mañana será un gran día. No tengo la menor duda de que ganarás, gatito. ¿Quieres ver a Yuri antes de la competencia?

— No —responde y lo dice con tanta honestidad que Víctor se siente dolido —. La próxima vez que vea a mamá será como un ganador. Me hice una promesa hace mucho tiempo y la cumpliré.

— Yuri no quiere un medalla de oro. Quiere a su hijo.

— Quiero ser más fuerte, papá. Quiero que todos sepa que tengo a los mejores padres del mundo. Quiero sentirme seguro de mis sentimientos cuando vuelva a ver a mamá. Quiero ser capaz de verlo a los ojos sin duda alguna y pedirle perdón —medio murmura y el Ruso comprende que ya está más en el mundo de los sueños que con él — ¿Puedes quedarte hasta que me duerma, papi?

— Toda la vida, mi niño.









Los ojos verdes se clavan en las posiciones de la pantalla.

1. Jean-Jacques Leroy - 19 años / Canadá.
2. Otabek Altin - 18 años / Kazajistán.
3. Raymond Giacometti - 20 años / Suiza.
4. Zet Chulanont - 16 años / Tailandia.
5. Yuratchka Nikiforov - 15 años / Japón.
6. Hien De La Iglesia 17 años / U.S.A

Seis clasificados.

Los seis mejores patinadores del mundo se enfrentarán ese día con sus programas cortos.

Y extrañamente se siente completamente motivado.

Cuando despertó esa mañana, su padre se había ido y él se estaba tan relajado como podría estarlo alguien que se ha permitido liberar un poco de dolor emocional y esclarecido muchas dudas personales.

Sabe que de alguna forma u otra él y su padre llegaron a un silencioso y extraño mutuo acuerdo.

Dejarían que las cosas siguieran de forma natural. Víctor fue a verlo la noche pasada para recordarle que era el niño más amado del mundo por sus padres y que su maravillosa familia lo espera en su hogar con los brazos abiertos.

Y lo hará, irá corriendo directamente en busca del calor de su madre una vez que cumpla sus sueños. Cuando ese momento llegue, está completamente seguro que no será capaz de soltar a Yuri en días.

— ¡Yurio!

El rubio gira hacia la voz se su mejor amigo. Zet sonríe, pero Yurio lo conoce bien y para él es más que obvio el nerviosismo del tailandés.

— Respira Hámster, casi puedo sentir tus temblores a ésta distancia —contrario al tono tosco que se esperaba, Yuratchka dijo aquello con voz suave.

Por ello Zet parpadeó ligeramente sonrojado.

— ¿Estas siendo amable, Yuratchka Nikiforov?

— No vuelvo a decirte algo bueno. Muere de estrés —responde sin perder su sonrisa y elevá las cejas ante la mueca incrédula de su amigo.

— ¿Paso algo bueno anoche? ¿Otabek es tan perfecto?

Bien, adiós fachada de tranquilidad.

El recuerdo del par de besos subidos de tono provocó que el calor corporal de Yurio le subiera hasta las orejas, delatándolo.

— No.

— ¿No? ¿No es perfecto?

Zet ríe al escuchar como el rubio rechina los dientes y todo vuelta su cause.

— Ah, ese eres tú. Que estés tan feliz altera el orden natural del mundo.

— ¡Jodete, Chulanont!

— Ese es mi mejor amigo. Ahora, dime que pasó.

Yurio pone los ojos en blanco y recupera su sonrisa tierna para el falso fastidio del moreno. Le cuenta resumidamente su tarde junto a Otabek, censurando algunas cosas. Y termina con el sonrojo y la sonrisa más feliz que Zet creía perdida hace mucho tiempo y sólo puede ser provocada por una persona: Yuri Nikiforov.

Cuando el Grand Prix Final concluya, Yurio será liberado de toda carga que la presencia de sus padres biológicos le otorgue.

Porque nunca se lo dijo con tantas palabras, pero Zet lo sabe. Conoce a su mejor amigo desde hace mucho tiempo. Los años de amistad y convivencia han hecho que sea un experto en comprender los pensamientos del naturalmente tsundere Yurio.

Yura había querido comprobar si podría ser Yuri Plisetsky. Quiso considerar la idea de ser hijo de Yulia y Mathew, pero sin darse cuenta, cuando pasaron los días estaba totalmente perdido.
Ni siquiera se sentía apegado a esas personas, no los conocía y quería considerar quererlos como lo que su sangre le decía que eran: Sus padres.

Pero mientras más lo intentaba más pensaba en Yuri y Víctor y más tonto se sentía al creer que esas personas maravillosas podrían dañarlo de alguna manera. Si ellos no le habían dicho la verdad era por algo, y con el paso de los meses comprendió que era porque no estaba preparado mentalmente para semejante noticia.

Y ya ni siquiera importaba porque el sentimiento de traición lo sentía hacia sí mismo, sentía que traicionaba su amor por esas personas que han estado junto a él toda su vida.

Se consideraba el peor hijo del mundo por dejar de patinar por Yuri y comenzar a hacerlo intentando pensar en Yulia.

¿Y que consiguió? Un bloqueo mental y sentimental. Fallando de la manera más patéticamente considerable.

¡Él no es Yuri Plisetsky!

Yuratchka Nikiforov jamás habría fallado saltos tan fáciles y que provocaban tanta emoción en su madre.

Por ello siente que el Grand Prix es la única manera de redimirse. Ganará pensando en su familia, la única que tiene y a tenido toda la vida.

Los Nikiforov.

Ganará para ellos y por él mismo.

— ¡Yuri!

— ¡Zet!

Ambos amigos giraron al llamado de sus entrenadores.

Yurio se encamina hacia la salida con Zet caminando a su lado.

— Tienes que llegar a ese podio conmigo, Chulanont.

— ¿No te lo había dicho antes, Nikiforov? —El rubio busca los ojos miel e imita la sonrisa en el rostro de su amigo al comprender de qué hablaba — Yo estaré siempre justo a tu lado.

Chocan sus puños como lo han hecho desde niños, cuando conseguían completar con éxito sus travesuras.









Hien De La Iglesia. Hijo de Leo De La Iglesia, ex patinador y actor Estadounidense y Guang Hong Ji, diseñador de moda.

Según recuerda, Yuri le había comentado que conocía al matrimonio De La Iglesia y aunque eran muy buenas personas, jamás tuvo una amistad cercana con ellos. Pero Phichit seguía en contacto con Ji, por eso Zet parece conocer tan bien a Hien, un año mayor que el de ojos miel.

Su forma de patinaje es rítmica y aunque falló una combinación de Toe-loop cuádruple con un Salchow triple, mantuvo al público entretenido.

— Concentrate, Yuri.

— Has practicado tanto que ésto será fácil, Yuratchka. Tu talento no te fallará ahora.

Las voces de Yakov y Lilia suenan distantes en su mente.

Entonces su nombre se escucha por todo el lugar.

Siguiente patinador.
Representando a Japón: Yuratchka Nikiforov.

Dirigiéndose al centro de la pista una sonrisa se dibuja en sus labios. ¿Cuantas veces ha escuchado quejas porque un chico con nombre ruso patina por Nippon?

Al diablo con ellos. Soy hijo del mejor bailarín de tierras Niponas y la segunda nacionalidad marcada en mi acta de nacimiento lo hace posible.

Sus ojos verdes recorren el lugar. En medio de todas esas personas hay gente que lo apoya con sinceridad y por ellos patinará.

Yuratchka escucha las primeras notas de la música. Ai ni tsuite: Ágape resuena en su mente. Haciendo eco a sus pensamientos.

Cuando regrese a Hasetsu le diré a la abuela que me enseñe a preparar Katsudon. Veré un partido con el abuelo y apoyaré a su equipo favorito. Saldré de compras con la tía Mari.

Sus manos elevándose al cielo , como un ruego, una plegaria por aquellos que siempre lo han aceptado sin preguntas.

Debo ir al estudio de tía Minako y mostrarle algunos movimientos que Lilia me enseñó, quizás esté de acuerdo con que estoy preparado para pasos más complicados.

Se prepara para su primer salto. Aquel que ha fallado durante toda la temporada y el favorito de su persona más valiosa.

"Nunca dudes del amor que te tengo, gatito."

Toma impulso y elevá los brazos para hacer un clavar a la maravillosamente un Axel triple. Casi puede oír los aplausos de su madre sobre los del público.

Iré al Ice Castle y jugaré con las trillizas, patinaré ahí para mostrarle a Yuuko lo fuerte que me he vuelto.

Ésta noche invitaré a Zet por un helado y le agradeceré por todo lo que ha hecho por mí. Le daré las gracias por su amistad.

Salchow cuádruple y un toe-loop triple. Combinación perfecta.

Pero antes veré una película con Beka, ¿cuales serán sus favoritas?

Antes de volver a casa compraré el peluche grande que Otabek me mostró ayer en el escaparate de una tienda, Yullian lo amará.

Iré al mar con Katsudon cuando vuelva a casa y quizá le diga que lo adoro, que su presencia me asustó cuando aún no llegaba al mundo, pero que ahora no podría considerar siquiera la posibilidad de vivir sin su risa.

Su siguiente giro con ambos brazos elevados es impecable y los jadeos no tardan en hacerse notar. Un quinceañero acaba de hacer un salto de alta dificultad: Toe-loop cuádruple sin bajar los brazos.

Cuando todo termine le diré a Víctor que quiero ir a un parque de diversiones y él ya no podrá negarse por miedo a perderme como cuando tenía siete años y nos separamos en la feria local de Kyushu.

Saldré a correr con papá y Makkachin.

Le diré que mi mayor sueño es superarlo. Le diré que es la persona que más admiro en el mundo. Le daré las gracias por permitirme usar su apellido, por llamarme hijo.

Comienza su secuencia de pasos. El público conmovido aplaude, algunos suspiran y muchos contienen las lágrimas.

Cuando gane. Cuando la medalla de oro sea mía, antes que nada, lo primero que haré será buscar a Yuri.

Lo arrastraré a mi habitación y nos acurrucaremos en el sofá, entonces le contaré todo lo que me ha pasado en esos meses, le diré que Lilia y Yakov tiene una relación rara pero que son buenas personas. Le contaré de las madrugadas en las que me desvelaba hablando con Zet sobre tonterías porque dormir me asustaba, porque las pesadillas amenazaban con volver y él no estaba cerca para espantar a los demonios. Le hablaré sobre mi cita con Beka y lo abrazaré cuando comiencen los celos. Todo eso mientras mamá acaricia mi cabello y Fluff ronronea restregándose contra nuestros tobillos.

Suplicaré si es necesario para que me perdone por dejarlo sin avisar y le diré que no estoy enfadado, que yo los perdono.

Le diré cuánto lo amo. A él y a Víctor.

A mi familia.

Los aplausos lo sacaron de su ensoñación de manera tan brusca que se asustó.

La música ha dejado de sonar. La gente está de pie, ovacionandolo. Yura con su pose final, ambas manos entrelazadas hacia el cielo, parpadea.

Terminó y ni siquiera sintió cuando comenzó. Su mente quedó totalmente en blanco, algo que no le había sucedido desde su debut en Novel A.

Salió de la pista con un peluche de gato en sus brazos, pasando junto a un sonriente Zet y se encaminó hacia el Kiss and Cry junto a sus entrenadores. Sonrió un poco ante sus expresiones sorprendidas.

Las orbes verdes viajando hacia su público.

Yulia y Mathew... Lo siento mucho. Gracias por darme la vida, pero no puedo ser su hijo. Yuri Plisetsky murió con ustedes.

Perdón.

118.56

¡118.56 Yuratchka Nikiforov ha superado el récord mundial establecido por su propio padre, Víctor Nikiforov, hace cinco años! ¡El quinceañero japonés no deja de sorprendernos!




Quiere besarlo.

Maldita sea, realmente quiere besarlo.

Había estado al tanto de las competencias de Otabek, pero el cambio de ahora comparado con el inicio de la temporada es tan palpable como aterrador.

Y Yurio sólo puede pensar en besarlo porque la sorpresa es inmensa y no sabe que hacer con tantos sentimientos.

Por un lado está el hecho de que consiguió una marca personal en su programa corto.

Después está el hecho de que por fin, después de meses, contestó una llamada de Japón. Y escuchar de nuevo a sus abuelos y tíos lo hizo apretar los dientes para no llorar y ocultar su sonrojo ante tantos halagos. Y nada de eso importó porque está seguro que una lágrima se le escapó al escuchar la tierna y músical vocesilla de su Katsudon. Yullian lo felicitó con tanta euforia que Yurio sólo pudo reír.

Sabe que sus padres están cerca y puede apostar que Víctor está presumiendolo con algún desconocido y que Yuri intenta dejar de llorar en algún baño. Y aunque se muere de ganas por ir a buscarlo, por primera vez quiere hacer las cosas bien y cumplir su promesa.

Después de él, Zet hizo una puntuación impecable y aunque sólo tuvo dos cuádruples en su programa corto, su secuencia de pasos fue más que suficiente para una buena puntuación, quedando en segundo lugar sobre Hien y Raymond, el extravagante hijo de Chris Giacometti, un modelo suizo y amigo de Víctor. Sólo ha hablado dos veces con él y Yurio intenta evitarlo cuanto sea posible porque de alguna manera lo intimida. Siente que es capaz de desnudarlo con la mirada.

Se siente mal por su mejor amigo, pero viendo a Otabek saliendo de la pista, después de un programa tan impecable, original y perfecto... probablemente Zet baje al tercer lugar.

Y aún queda ver a JJ.











— ¡Espera! Demonios... ¡Leroy!

¿Por qué lo está siguiendo? Ni siquiera sabe porque.

Es sólo que jamás había esperado algo así de Leroy.

Es descaradamente obvio que el canadiense se dejó sucumbir por la presión de la final. De otra forma jamás habría fallado sus saltos de forma tan patética.

Se supone que eso debería ser bueno para él, ¿no?

Es decir, no debería importarle en lo más mínimo el pobre estado mental de Leroy. No le debe nada más que un buen par de puñetazos.

JJ se detiene de golpe, pero no gira y no hay nada que Yurio odie más que hablarle a las espaldas de la gente.

— ¿No piensas dignarte a verme?

— ¿Qué es lo que quieres, Yuratchka? —La voz del mayor está tan cargada de amargura que Yurio se obliga a retroceder un paso.

Mejor prevenir que lamentar Piensa al recordar la escena del baño, hace ocho meses.

— ¿Vienes a burlarte? ¡Adelante! ¡Piensas que lo merezco, ¿no?! —la exclamación de Leroy junto a su rostro frustrado y dolido hacen que Yurio ponga los ojos en blanco.

— Diablos, no, idiota. Lo que te haya pasado hoy no me interesa —el rubio resopla —. Si te lo mereces o no, lo dejo a tu conciencia.

— ¿Entonces qué quieres?

El hijo mayor de los Nikiforov ha decidido ser una mejor persona. Y quizá no lo será de la noche a la mañana, pero tampoco pretende ser siempre un insensible de mierda.

Además ahora está demasiado feliz por haber creado un nuevo récord mundial que no le interesa gastar saliva con el canadiense.

— Te detesto y estoy seguro de que lo sabes, pero eso se limita a que sólo te has dedicado a joderme la vida —sincera —. Voy a ganarte para hacer que te tragues todas y cada una de tus palabras, JJ —Yurio apunta con un dedo el rostro del mayor. Los ojos verdes llenos de decisión —. Pero no así. Quiero enfrentar al estúpido y ridículo JJ, al idiota que me desbancó en el Skate de Canadá y la Copa Rostelecom.

La expresión perpleja de Jean-Jacques es épica y Yura se toma un segundo para maldecir el hecho de que su amigo no esté con su cámara cuando se necesita.

— Así que más te vale quitarte esa miseria de encima. De otra forma vencerte mañana no sé sentirá tan bien. ¡Idiooota!

Y con eso dio media vuelta.

Hace diez segundos que el olor amaderado de Otabek junto con el cítrico de Zet le indicaron que ese par estaba escondido en alguna esquina, escuchando todo.

🍒🍒🍒🍒🍒🍒🍒🍒🍒🍒

¡Hola!

Zet es mi pastor. Con Zet a mi lado las selfies shippeables no me faltarán. Soy solo un hámster más en el rebaño de nuestro señor Zet.

-Creación modificada de HachikoFernandez.

Eso me encantó y quise compartirlo. ¡Gracias por su amor religiosos hacia Zet!

En Facebook algunas chicas me etiquetaron en una pequeña historieta preciosa que les recordó a ésta historia y me hizo inmensamente feliz que lo primero que pensaran al verla fuera en Yura y Katsudon.
¡Gracias Celeste Nethany por la etiqueta!

No, la historieta no es para el fic, pero queda bastante bien❤


#Goldmedalfamily (créditos a su respectivo artista) (?)

Ahora: ¡Llegamos al puesto 38 en categoría Fanfic y estoy tan, tan feliz!
¡Ya no sé de qué manera agradecerles por el apoyo a Somos Tu Familia!

¡Los amo! ¡Infinitamente, gracias!

Y van a odiarme, pero...

Para el siguiente capítulo preparen los shots de cloro ¡Yo invito la primera ronda de mercurio!

Y NO porque vaya a ser corta venas, sino porque, al parecer, todo lo que escribo las hace llorar. Así que pueden decidir entre pañuelos y el clorox libremente porque...

¡Se nos viene el reencuentro con Yuri mamá!
En un par de días.

Por último:
Muchas personas me han preguntado sobre el Omegaverse.

Y ciertamente, lo mejor hubiera sido aclarar eso al inicio del fanfic. Así que me di la tarea de editarles imágenes aclarando un poco de ello. (No me pertenecen, yo solo las edité)

Si persisten dudas, pregunten.

⛸ Si, todos, al menos en éste fanfic. Alfa, Beta y Omega.


⛸ El primer celo (ciclo Estral) de Yurio llegó antes gracias a que conoció a su persona destinada.

⛸ En el capitulo 8 Yuri se sintió aliviado de que Zet fuera un Beta porque, aunque si puede percibir el olor fértil de Yurio, no le afecta tanto y puede controlarse. ¿Qué hubiera pasado si nuestro hámster fuera un Alfa? Le habría ganado el mandado a Ota-Kun.

⛸ El ciclo Estral varía dependiendo la historia y escritor. En éste fanfic me apiado del gatito, así que es cada tres meses.


⛸ Yura asistió a escuelas mixtas hasta que terminó la secundaria (escuela media) y convenció a sus padres para obtener estudios privados en casa.
⛸ Aunque a Yuri no le pareció.

⛸ De aquí el chiste de Yura en el capítulo 14. Referente al condón: Beka no puede usarlos porque, bueno, es un Alfa. ¿Qué clase de condón mágico soportaría la hinchazón de la "cabeza de tortuga" y 20 o 30 minutos de expulsiones de semen? El nudo rompería el condón.

⛸ Yura deberá protegerse con pastillas anticonceptivas o inyecciones.

Cualquier duda, no duden en preguntar.

ByeByeNya🐾

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