11• Regalo.

¡Especial de Navidad!

[8 años]

— Son tan tiernos —Dice Phichit dirigiéndo el lente de la cámara hacía los infantes.

Los demás presentes ríen ante la escena.

Yuri decidió invitar a su amigo a celebrar las fiestas con ellos en Japón. Era la tercera vez que juntaban a los pequeños desde que nacieron y por algún extraño motivo, al menos en el rubio, los niños parecen llevarse realmente bien.

Acaban de abrir sus regalos de Navidad y tanto Yuri como Phichit saben que algún día sus hijos también llegaran a ser mejores amigos.

El regalo que "Santa Claus" le trajo a Zet es una cámara fotográfica y aunque el japonés se preguntó en un principio como se le ocurrió a Phichit darle a un niño de nueve años una cámara semi profesional, Zet demostró ser todo un experto en usarla.

Estaba claro que no era la primera vez que utilizaba una.

Y el regalo de Yurio por parte de sus abuelos y tías consistió en mucha ropa gatuna: Suéteres, gorros, guantes, calcetines, incluso peluches. Todo en alabanza a los mininos. Yuri creyó que su hijo se molestaría, pero contrario a eso, Yurio no hacia más que probarse prenda tras prenda y modelarlas junto al regalo que Víctor y él le dieron.

Unos patines como los de Víctor fue lo que su hijo le pidió a "Santa Claus". Así que Yurio en ese momento se pasea sobre sus patines negros con cuchillas doradas y una colorida bufanda estampa en el cuello; modelando frente a la cámara de Zet, quién no para de capturar cada gesto de su amigo.

Yuri sacude la cabeza, divertido mientras recoge los platos de la cena y se dirige a la cocina.

— Son unos angelitos —Comenta Phichit cuando llega a su lado, dispuesto a ayudarle a secar los utensilios.

— Lo son —Coincide y hace una mueca divertida —Excepto cuando debe comer. Yurio es un poco melindroso con la comida.

El tailandés ríe ante la mueca de su amigo. Yuri recuerda las cenas en las que Yurio acababa con comida en el cabello cuando era bebé. Ahora, a sus ocho años, le ha tomado una pequeña aversión al brócoli y algunas verduras más.

— Bueno, es normal —Tranquiliza Chulanont —Zet no soporta el tomate, por ejemplo. Y es alérgico a las nueces.

— ¡Ah, Yurio también!

Ambos amigos ríen.

Yuri está realmente aliviado al ver a su mejor amigo tan feliz.

Phichit y él son amigos de la infancia; aprendieron ballet juntos y disfrutaron de la pista de hielo en varias ocasiones. Hasta que Phichit se mudó de nuevo a Tailandia a los Diez años.

Aún cuando Yuri se fue de Hasetsu a Londres con solo quince años, ellos seguían en contacto.

Siempre al pendiente uno de la vida del otro. Phichit conoció a Yulia y Mathew, y se llevaban muy bien.

Incluso Yulia y él viajaron junto a los Rusos hasta Bangkok cuando supieron de la violación de Phichit y lo apoyaron de todo corazón cuando el moreno decidió tener a su hijo en el momento que se enteró del embarazo.

Yuri sabe de los momentos difíciles que tuvo que pasar su amigo al ser un Omega sólo con un bebé, pero Phichit siempre mostró fortaleza y nunca perdió su sonrisa.

Y no estuvo mucho tiempo sólo. Conoció a Seung-Gil cuando Zet tenía dos años de edad.

El Coreano, aunque algo serio, se muestra completamente enamorado de Phichit y eso tranquiliza de sobremanera a Yuri.

Han estado juntos por siete años y Seung-Gil aceptó a Zet como hijo propio. Para el Coreano, Phichit y su hijo van en el mismo cofre. Ambos tesoros igual de valiosos.

Zet es un caso especial al ser un Beta, hijo de un Omega y un Alfa, pero para Phichit es un alivio. No quiere que su hijo pase por lo mismo que él.

Es al recordar su historia que Yuri agradece infinitamente haber encontrado a su alma gemela y ser tan feliz junto a él y su niño.

La Familia que Phichit y Seung-Gil formaron con el pequeño Zet le da esperanzas a Yuri.

Aunque era muy pequeño cuando llegó a su vida, Zet sabe que Seung-Gil no es su padre biológico y aún así lo ve como la mejor figura paterna que podría tener. Y el coreano corresponde a ese sentir.

Yuri desea de todo corazón que, cuando el momento de la verdad llegue, Zet pueda ser una guía para su Yurio.

Después de todo, poco importa la sangre si hay amor. Y él tiene mucho amor que darle a su bello gatito.

Yuri sale abrupto de sus pensamientos al sentir una ráfaga de calor recorrer su cuerpo.

Oh, no...

— Vaya —Murmura Phichit y Yuri voltea a verlo, avergonzado —. ¿Estas entrando en celo, Yuri?

Yuri hace cuentas mentalmente y suelta un suspiro tembloroso.

Por eso Víctor había estado enviándole miraditas toda la mañana y tarde. Su Alfa percibió los primeros signos de su celo incluso antes que él mismo y no le dijo absolutamente nada.

— Iré por los supresores.

— ¡No lo hagas! —Yuri le dirige una mirada escandalizada a su amigo. Phichit también es Omega, él debe saber más que nadie como se siente en ese momento —No me veas así, Yuri. ¿No es hoy el cumpleaños de Víctor? ¡Aprovecha esta oportunidad para celebrar a tú hombre como se merece!

— ¡Phichit!

Yuri observa atentamente como su mejor amigo ríe, demasiado complacido con sigo mismo. Ahora comprende porqué Seung-Gil se ve tan animado por las mañanas.

Y no es como si Yuri y Víctor no tuvieran sus momentos y arranques de amor. De hecho los tienen con demasiada frecuencia, pero cuando saben que no pueden ser descubiertos.

Y en ese momento todos en el Onsen se encuentra celebrando.

Aunque siendo sincero, admite que si deseaba darle amor a su esposo como regalo de cumpleaños.

— Vamos, vamos. Dudo que cualquiera se atreva a molestarlos —Phichit dice, guiñándole un ojo.

— ¡Mamá!

El de ojos chocolate se gira a tiempo para ver entrar a su hijo junto a Zet, ya sin los patines, pero con el cabello totalmente despeinado.

— Mami, quiero jugar videojuegos. La abuela ya me dio permiso para usar la televisión del salón.

— ¡Eso es maravilloso! —Aplaude Phichit — Tú mami no se siente muy bien, Yurio, así que irá a su habitación a descansar.

Yuri quiere contradecir a su amigo, pero se calla en el segundo que las hermosas esmeraldas de Yurio se posan en él, preocupado.

Puede adivinar lo que su hijo ve: El sonrojo y algunas gotas de sudor en el rostro de su madre, incluso los ligeros temblores de su cuerpo.

El celo aumenta y le exige el alivio de su Alfa. Su cuerpo grita por Víctor.

— Yo me quedaré con la abuela y prometo que me portaré bien, mami. ¡Por eso debes ir a descansar!

El Japonés sonríe culpable ante la inocencia de su hijo y su orden. Se agacha y besa amabas mejillas que se tornan rosadas por su toque.

— Eso haré, gatito. Gracias.

— ¿Por qué no vas por tú padre y le dices que se encuentre con tú mamá en la habitación?

El niño asiente y corre de vuelta a la sala seguido de Zet, en busca de Víctor.

— ¡Vas a traumar a mi hijo, Phichit! —Acusa.

— Oh, Yuri. ¿Estás diciéndome que Víctor y tú no se ponen ha imitar a los conejos en cuanto tienen oportunidad? Si el pequeño Yurio no los ha descubierto aún es cuestión de suerte.

El esposo de Nikiforov siente el rostro enrojecer aún más, sin embargo no sabe decir si es a causa de la vergüenza o por la fiebre del celo creciente en sus entrañas.

Una parte de él -la más primitiva y la que grita por su esposo- agradece la ayuda del Tailandés en ese momento.

— Feliz Navidad, Phichit —Dice, apresurándose para salir de ahí y dirigirse a su habitación.

— Feliz Navidad, Yuri ¡Disfruta la noche!







— Eres hermoso, Yuri...

Víctor observa a su esposo.

Esposo que yace desnudo a mitad de la gran cama, sonrojado y sudando.

En cuando Yurio llegó a donde él conversaba con Seung-Gil y le informó de lo muy enfermo que estaba su madre, Víctor se apresuró en busca de su esposo.

Lo había sentido desde que despertaron esa mañana. El celo de su Yuri había comenzado, era tan claro para él por el hecho de ser su Alfa. Pero su tierno Cerdito no tenía idea alguna.

Así que ahí está ahora. Recargado en la puerta corrediza, viendo directamente los ojos llenos de deseo de Yuri. Los ojos normalmente castaños y cálidos ahora brillan como el ámbar y la expresión de su rostro es lo más erotico que Nikiforov a visto en su vida. Y tiene el placer de ver cada vez que le hace el amor.

El japonés tiembla casi imperceptiblemente. El olor fértil de Yuri llena la habitación. El aroma es tan puro y atrayente, tan rico y maduro que hipnotiza a Víctor a tal punto de obligarlo a actuar dando las dos zancadas que necesita para llegar a la cama.

Yuri lo recibe con los brazos abiertos cuando el ojiazul se abalanza sobre él.

Busca sus labios en un beso pasional y voraz. En el segundo que la saliva de Yuri llena de hormonas llena su boca, asegurando la continuación del acto, un rugido sale de su garganta.

Sus manos viajan por el cuerpo caliente de su pequeño esposo, disfrutando de los gemidos que Yuri suelta ante el rastro de fuego que sus manos le dejan en la piel.

— Víctor...

Nikiforov sonreí y hace girar el cuerpo de Yuri en un movimiento veloz, agradeciendo que el delicioso cuerpo del azabache sea tan flexible, y lo obliga a permanecer boca abajo.

Víctor deja un beso en la espalda del menor, donde el cuello y el hombro de unen, justo sobre la cicatriz de su mordida. La que asegura que Yuri es completamente suyo. Y comienza un descenso de besos húmedos por toda la extensión de la espalda.

Yuri se arquea buscando más contacto y jadea cuando la lengua de Víctor entra en contacto con la tierna carne de su entrada.

El albino se toma su tiempo para dilatar a su pareja, sobre todo porque adora escuchar como Yuri le suplica por más, volviéndose loco por sus caricias. Aún si él mismo se muere por estar en su interior.

— Oh, Dios... ¡Víctor! —Gime el menor al sentir como el miembro de su esposo, grande y duro, se abre paso en su interior.

Víctor extiende una mano bajo el cuerpo del azabache, buscando su sexo y envolviéndolo con la mano, masturbándolo al ritmo de sus estocadas.

— Yuri, amor... hueles taaan bien —Aspira la piel tras la oreja de su esposo, como si quisiera comprobar su punto.

— ¡Más! —Exige Yuri al tiempo que se balancea hacia atrás, buscando la forma de llenarse más con la longitud de su pareja.

Víctor sonríe y deja escapar un gruñido al tiempo que toma con amabas manos la cadera de Yuri, atrayendo su lujurioso trasero contra una fuerte estocada que les quita el aliento a ambos al enterrarse hasta la empuñadura.

El cuerpo de Yuri se estremece y contrae ante el placer que le provocaba la combinación de los movimientos expertos de Víctor; alternando entre lentos y profundos empujes a fuertes y rápidas estocadas.

El mayor embiste una y otra vez, deleitándose en como el anterior satinado de Yuri, estrecho y suave como seda caliente lo envuelve y aprieta.

Los gemidos y jadeos de Yuri así como los gruñidos bajos de Víctor resuenan en la habitación y una pizca de raciocinio en sus nubladas mentes desea que no se escuche lo bien que la están pasando ahí hasta el salón de descanso en el primer piso.

Al sentir como el climax se aproxima, Víctor rodea la cintura de Yuri con un brazo y con el otro su agitado pecho, elevándolo sobre sus rodillas y atrayéndolo hacia él.

Yuri solloza al sentir como Víctor entra más profundo y se fricciona contra su carne, moviendo las caderas en busca de su liberación.

Víctor lame la nuca de Yuri, jadeando al probar el sudor y la piel de su pareja, una combinación embriagante. Y muerde.

Yuri gimotea y se sacude al principio, pero cuando el dolor se transforma en un destello ardiente y puro placer carnal, gruñe exigiendo más.

Olas de primitivos y salvajes impulsos los recorren.

El cuerpo de Yuri suelta más feromonas al sentir la mordida de su Alfa y Víctor lo sujeta con más fuerza para renovar sus poderosas embestidas.

La sensación era tan pura e intensa que Yuri juraría que se derrite entre los brazos de su esposo cuando una ola de fuego placentero y tortuoso recorre sus venas, como laba espesa y ardiente.

Lanza las caderas hacia atrás de forma rápida y desesperada, buscando la liberación que sólo Víctor puede otorgarle.

— ¡Victor!

Su respuesta llegó en forma de gruñido y una sofocada maldición -que hará como que no escuchó-, junto a una estocada tan violenta que le sacó el aire. Su liberación llegó en el momento exacto que sintió él miembro de Víctor anudarse dentro de él, hinchándose y eyaculando caliente y espeso en su interior.

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ByeByeNya🐾

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