Ultimos momentos
Por mucho que Ivan León peleará y renegara, su hija termino haciendo su santa voluntad, de modo que le quitaron toda la medicación y la dejaron ir a casa.
Todos sabían la cruda realidad; Juliette se estaba dejando morir, lo cierto era que ella sufría y solo quería acabar con su dolor, cada día era más difícil levantarse y muchos podían notarlo.
Altair sentía que no podia respirar, su madre estaba más grave y su padre estaba destrozado.
Ni siquiera la fuerza que le transmitía Sophia podía ayudarlo.
No quería ni podía dejarla ir
Le dolía demasiado
Era su mama... y se estaba muriendo.
Ella se había negado a todo... simplemente quería paz y tranquilidad, había asumido su muerte con una serenidad que asustaba.
Día con día, la madre de Altair se iba apagando poco a poco, tanto que había comenzado a arreglar sus asuntos con ayuda de su fiel Luka.
—Señora, ¿Está segura de todo esto? —le preguntó el guardaespaldas con inseguridad.
—Nunca he estado más segura en toda mi vida.
Luka suspiro, había cuidado de esa niña desde su nacimiento y siempre era lo mismo; Juliette anteponía los deseos de los demás a los suyos.
Esta era la primera vez que hacía algo egoísta y aún así, buscaba el menor sufrimiento posible para su familia.
Ella era plenamente consiente de todo lo que estaba causando; escuchaba su hijo llorar todas las noches y su esposo no le dirigía la palabra más de lo necesario, estaba muy dolido y de verdad que no podía culparlo, le había prometido que lucharía, pero estaba tan cansada...
—Has lo que te he encargado Luka.
Él solo asintió— Así se hará.
Juliette sabía que su momento estaba cerca y solo necesitaba saber que su familia estaría bien para por fin poder morir en paz.
Altair no le preocupaba, ya que se encontraba en buenas manos; Sophia y sus pequeños le darían el impulso necesario para vivir.
Su mayor inquietud era su marido...su Alex, todos los demás tenían en quien apoyarse pero él aunque tuviera a muchas personas en quien apoyarse, se sentiría devastado, ella lo conocía mejor que nadie.
Fue por esa razón que mientras Luka se encargaba de sus asuntos fue a buscar a su esposo, al único lugar donde nadie lo buscaría: el parque donde se conocieron.
Evidentemente lo encontró justamente ahí, mirando a los niños jugar, mientras ella se debatía entre hablarle o no, él habló.
—¿Recuerdas cuando traíamos a Altair a jugar aquí? Tú te ponías histérica cuando se subía a los árboles.
Ambos se fueron alejando a una zona mucho menos concurrida.
Juliette, a punto de llorar, sonrió ante el recuerdo— Siempre se te perdía... la vez que se rompió el brazo, recuerdo que casi te pido el divorcio.
Alex ya no pudo seguir hablando y se volteó para abrazarla con fuerza y enterrar la cara en su pecho.
—Juli... no me dejes —le dijo entrecortado, mientras soltaba todo el dolor que tenía acumulado desde que le dieron la eminente noticia de que su esposa lo dejaría pronto para poder descansar.
—Alex —fue lo único que pudo decir Juliette, ya que también se encontraba llorando, a pesar de lo que pudieran pensar todos, ella también estaba sufriendo, amaba a Alexander más que nada en el mundo: él la había aceptado con su enfermedad, sus locuras, con todo y durante mucho tiempo había logrado cumplir sus votos de hacerla la mujer más feliz del mundo.
Le había dado a su pequeño Altair y a pesar de no poder llegar a envejecer con él, su vida había sido plena y feliz.
—No sé que haré sin ti —susurró aún pegado a la blusa de ella.
—Altair está contigo y... podrías rehacer tu vida, sabes que yo no me enojare— vio su cara indignada y molesta—. Está bien olvida lo último que dije.
—Eres irreemplazable elfa —Juliette sonrío ante el apodo.
—¿Sabias que tu hijo adoptó ese apodo?
—Bastante original —sonrió orgulloso.
Jules negó con la cabeza y estaba a punto de seguir platicando pero una tos sanguinolenta se lo impidió.
—¡Juliette! —exclamó espantado su marido—. ¡Tenemos que ir al hospital!
Ella espero a que se pasara y se limpió la boca con un pañuelo que solía traer y negó con la cabeza— Si vamos me internaran y conociendo a mi padre es capaz de declararme incapacitada para decidir.
—Yo no lo permitiré, lo sabes —dijo decidido—. Por favor vamos.
Ella siguió negando mientras tosía más sangre, tanto que su marido tuvo que sujetarla para que no se cayera al suelo del esfuerzo.
Antes de que las fuerzas se le fueran por completo, Juliette junto todo el aire que pudo y susurró— Perdóname por no darte la hija que querías.
Él negó entre lágrimas— No me importa cariño mío, aparte con el loco de Altair teníamos suficiente ¿no? —trató de sonreír pero no alcanzó a llegarle a los ojos, que era lo único que Juli veía en ese momento.
—Nunca te lo dije pero... me encantan tus ojos —cada vez le costaba más tener conciencia de lo que pasaba a su alrededor—. Espero que Kilian y Aileen los hereden así como pasó con Altair.
—¿Aileen?
—Se que dije que no me metería pero... a mi me haría muy feliz que le pusieran ese nombre.
Él asintió vigorosamente— Te aseguró que estarán más que felices del nombre que has propuesto y podrás cargarla cuando nazca.
—No me mientas Alex, nunca lo haz hecho, no comiences ahora.
—Juli
Ella comenzó a cerrar los ojos, estaba semi acostada en las piernas de su esposo, podía sentir como la vida se le escapaba poco a poco.
—Por favor, despídeme de Altair.
—¡No! Mi amor por favor, te lo ruego, aguanta un poco más, yo sé que tú puedes.
—Me siento tan cansada Alex
—Lucha por tu hijo, por tus nietos, por mi ¡Por quien quieras! Pero no me abandones —Comenzó a llorar, no quería dejarla ir.
Ella comenzó a limpiar sus lágrimas—Bésame como la primera vez Alex.
Él obedeció y casi parecía querer fundirse con ella, darle su vida, aún a costa de la suya.
Poco a poco Alexander pudo sentir como Juliette iba dejando el mundo de los vivos, se aferró más al amor de su vida— Siempre te amaré, mi ángel.
Fue ese día cuando Juliette León cerró sus ojos para no volver a abrirlos más.
¡Hola! Como podrán ver ya estoy de regreso, Vampire Diaries y The expanse me dieron la inspiración que me faltaba.
¿Qué pasará ahora que Juliette murió?
¿Cómo se sentirá Altair? ¿Y Sophia?
Dejen sus comentarios y votos, que hacen a esta escritora muy feliz
¡Besos!
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