Juliette empeora
William entró corriendo al hospital como alma que lleva el diablo, sin importarle los gritos de las enfermeras, buscó a su amigo o a su sobrino para que le dieran explicaciones.
Realmente no tuvo que correr mucho, Alex estaba sentado en unas sillas con las manos en la cara, ni si quiera pidió explicaciones, simplemente al tenerlo a su lado, le soltó un puñetazo.
—¡Prometiste cuidarla! —le gritó histórico, al tiempo que Alex se levantaba adolorido, pero sin decir una sola palabra, haciendo que el chico se desesperara, estaba listo para tirarle otro puñetazo pero Massimo llego a agarrarlo, detrás de él venían Cassandra y Olivia.
—¡William! ¡Por Dios, estás en un hospital! —exclamó horrorizada al ver el golpe en el marido de Juliette.
El susodicho no pudo decir más, simplemente se derrumbó, estaba peor que Alex, si eso era posible.
Los demás los miraron con un poco de pena, si ellos lo estaban pasando, para Will y Alex debía ser mil veces peor, de repente Olivia recordó algo.
—Alex, ¿Dónde está Altair? —el aludido levanto la cabeza.
—Sophia se lo llevó a comer algo... desde que internaron a Jules no ha querido moverse de aquí.
—¿Te han dicho algo los médicos?
—Nada que no sepamos ya: la enfermedad comenzó a avanzar y que... —la voz se le quebró— tenemos que prepararnos para lo peor.
Inesperadamente William habló— ¿Cómo está ella?
—Escalofriantemente tranquila, es como si estuviera lista para morir —dijo aún más abatido el chico.
Olivia hizo una mueca, ella estaba consiente de que Juliette hace mucho había aceptado su muerte y el hecho de vivir mucho más de lo que los doctores esperaban era más que suficiente para ella.
No pudo seguir formulando más preguntas, ya que el hijo de la pareja iba llegando con su novia.
Nadie se movió... salvo Will, que parecía haber encontrado otra persona con quien desquitar su frustración.
—¡Todo esto es tu culpa! ¡Si hubieras sido más responsable, seguro tu madre todavía seguiría bien! —en realidad el padre de Enzo no sentía nada de eso, pero necesitaba una explicación y sobretodo un responsable de lo que le pasaba a su prima.
Antes de seguir con sus reclamos, recibió un golpe de su mujer y las miradas duras de sus amigos (salvo de Alex, que seguramente estaba igual que él, en cuanto buscar culpables).
Obviamente Altair, que de por si se sentía miserable, se puso peor y en lugar de recibir el apoyo de su padre, solo había una dolorosa mirada que indicaba lo mucho que estaba de acuerdo con las palabras dichas por el primo de Juliette.
—Cariño, no es culpa de nadie, ignora a este par de viejos —lo consoló Olivia.
—¿Y si realmente es mi culpa? —susurró mortificado, Sophia se veía igual o peor que él.
Massimo por fin se atrevió a hablar— Mira chico, lo único de lo que tengo certeza es que tú eres la felicidad de tu madre y los hijos que espera tu novia, la llenaron aún más de dicha. —las palabras de Renzi al parecer tuvieron el efecto deseado, ya que ambos recuperaron un poco el animo.
Cassandra sonrío un poco más aliviada— Jules siempre ha tenido recaídas, saldrá de esta. —dijo para calmar el ambiente.
—¿Le han avisado de mi tío Iván? —preguntó de la nada William.
Ambos Salvatore se miraron entre sí, con todo lo de Juliette, se les fue por completo avisar a los abuelos de Altair, de hecho, Sophia no les hubiera avisado, nadie se hubiera enterado.
Todos suspiraron al notar que debían avisar a los señores León, por mucho, que eso les desagradase.
Obviamente voltearon a ver a Will y él al notar las miradas, rodó los ojos y dijo— Está bien, yo les aviso.
Esperaron alrededor de dos horas hasta que un doctor se les digno a acercárseles (para ese momento Ivan y Julia ya habían llegado y prácticamente amenazado a medio hospital para tener noticias de su hija).
—¿Familiares de la Sra. Salvatore?
Alex se apresuro en contestar— Soy su esposo.
—Sígame por favor —le comentó de forma nerviosa al ver la cara de Ivan, que estaba furioso.
Ambos se alejaron y comenzaron a hablar, ellos supusieron que no debía ser nada bueno porque el marido de Jules se ponía cada vez más pálido.
El doctor se retiró después de hablar con él y los demás se acercaron con prisa.
—¿Qué te dijo? —fue la primera de miles de preguntas.
Él se abrumó y les pidió silencio— Por favor, les contestare sus preguntas pero uno a la vez.
—Papá, mejor habla de una vez —Altair estaba muy ansioso y Alex no pudo evitarlo verlo con pena... sería un golpe muy duro.
Dándose un poco de valor, agarro aire y soltó de golpe— Juliette se ha quitado toda la medicación y ha dicho que quiere regresar a casa.
El señor León explotó— ¡Está loca! ¡Sin esas medicinas morirá!
—A ella no le importa, según el médico, Jules solo quiere estar en la tranquilidad de su casa y... disfrutar sus últimos momentos.
—Voy a hablar con ese medicucho de cuarta —masculló Ivan sumamente molesto, su esposa tenía un semblante muy triste.
—Señor, con todo respeto, no se meta en las decisiones de su hija —A Alex también le dolía pero trataba de no demostrarlo, aún menos en presencia de su hijo.
—Ella no sabe lo que quiere.
—Usted nunca acepta nada —le increpó bastante enojado.
Estaban a punto de liarse a golpes cuando salió una enfermera— ¿Quién de aquí se llama Altair?
El chico asintió— Soy yo.
—La paciente quiere verte —buscó la mirada de su padre y el aprobó que fuera, bajo la mirada molesta del abuelo del chico.
❤❤❤
Altair entro despacio al cuarto de su madre, con temor a molestarla. Ella se encontraba viendo hacia la ventana, parecía muy tranquila, considerando que estaba al borde de la muerte.
—Mamá... —su voz sonaba un poco quebrada.
—Altair... mi príncipe— a pesar de su palidez, ella le sonrió cálidamente.
—¿Cómo te sientes?
Ella bufo— ¿Por qué todos hacen esa pregunta?, estoy perfectamente.
Él la vio y Juliette suspiro— Cariño, es algo... complicado.
—Explícamelo... mamá ¿Qué demonios haremos sin ti? —le dijo incapaz de controlar las lágrimas.
—Hijo, ya estoy muy cansanda... llevo casi toda mi vida luchando contra esta enfermedad... ya no puedo.
—Pero... —ella le puso sus dedos para callarlo.
—Luché por tu padre, por tu abuelo, por tu tío y sobretodo por verte crecer a ti,
—Puedes seguir luchando mamá, por tus nietos.
—Altair, yo estoy muy agradecida por lo que me ha dado la vida: tengo un gran esposo y un maravilloso hijo que me dará dos preciosos nietos, pero ya es tiempo de descansar, mi cuerpo me lo está pidiendo a gritos.
—¿Sabes que estarías mejor aquí con los médicos?— tratando de hacerla cambiar de opinión.
—El único lugar donde quiero estar es mi casa con mi familia.
Él suspiro— mamá, ¿Estás consiente de que el abuelo se volverá loco?
—Tiene que aceptarlo, igual que todos.
Altair tenía la certeza que sería un largo día, en especial por los reclamos de su abuelo, aun así lo único que pedía era más tiempo con su madre... no estaba lista para dejarla ir.
Aún cuando la vida de Juliette parecía apagarse poco a poco.
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