Forever and Always

Altair estaba harto... ya no aguantaba a Sophia, realmente trataba de comprenderla, ya que era quien se llevaba la peor parte según él. Pero tampoco ameritaba que lo tratara como basura la mayor parte del tiempo.

Si no era porque ya no le quedaba la ropa, era la comida o simplemente hasta por que le pasara una mosca era su culpa.

Al principio solo eran pequeños enojos que él podía comprender muy bien, entendía que estuviera aterrada por los cambios de su cuerpo.

Pero esta última pelea había acabado con su paciencia.

Era un miércoles por la tarde y se encontraba cansado, entre la escuela y el trabajo estaba destrozado, pero tampoco quería depender de sus padres, pronto sería padre y debía afrontar sus responsabilidades.

Así que en ese momento lo único que le apetecía era llegar a su casa y acurrucarse con su niña.

Lástima que ella tuviera otros planes

Ni bien entro por la puerta del departamento, una muy enojada Sophia salió a recibirlo

— ¿En dónde estabas? — le preguntó totalmente enfadada

— Umm, ¿En el trabajo?, Pia ¿Dónde más podría estar? — le contestó el chico totalmente desconcertado por su actitud.

— No me digas mentiras —  le respondió cortante

— A ver Sophia, primero cálmate y segundo ya te dije que estaba en el trabajo, por si no te has dado cuenta el departamento no se paga solo ¿sabes?

— ¡Ahora soy una mantenida!, yo también aporto a nuestra casa — dijo un tanto más calmada pero aun con ganas de seguir peleando

— Lo que no puedo entender es porqué me debo de quedar aquí, mientras tú sales a tus anchas como siempre

— Y que más quisiera quedarme aquí después de la escuela, pero sabes que no puedo, tengo un trabajo Sophia.

— ¡Ahora soy Sophia!, ¡Terrance tenía razón eres un malagradecido! Yo estoy pasando por todo esto sola sin tu ayuda y... —  él la interrumpió

— ¿Sin mi ayuda? ¡¿Quién demonios crees que aguanta todas tus rabietas?! — enojado por la sola mención de Terrance, el eterno enamorado no correspondido de su novia — te aseguro que el imbécil de Terrance no

— ¡Pues él sería un mejor padre que tú! — la chica se dio cuenta de su error — Altair yo no... — fue interrumpida

— Si eso piensas Sophia yo no sé que hago aquí, si a tu parecer ni para ser padre de tu hijo sirvo, con permiso — se dio media vuelta y dando un portazo se fue del departamento.

Ni bien escucho el portazo, Sophia se dejó caer al suelo, llorando desconsoladamente

"Soy una idiota" — pensó la chica

Después de salir del departamento hecho una mierda, Altair no sabia a donde ir, hasta que encontró un parque, cerca de la universidad.

Todavía quedaba algo de luz, por lo tanto, pudo observar a unas cuantas parejas y niños. Hasta que hubo  una escena que llamo su atención.

Eran dos jóvenes – más o menos de su edad- peleando, la chica se veía muy afectada y el chico aparecía estar ajeno a todo eso, afilo un poco más el oído para escuchar lo que estaban diciendo.

—  ¿No piensas decir nada?

— ¿Y quieres que diga? Ese niño no es mío

— Pero...

— Mira deja de hacer el ridículo y vele a otro con ese cuento, Adiós

Altair observo con curiosidad como el chico se marchaba dejando a la muchacha en un mar de lágrimas, con lentitud se alejó de ahí, esa escena lo había dejado pensando.

Al contrario de muchos hombres, él no había huido a las primeras de cambio, apoyaba a su novia en todo lo que podía y estaba feliz por su hijo.

El problema era que Sophia parecía no verlo, solo se enfocaba en lo malo y no en los esfuerzos que él hacía para poder mantener a su familia.

Y para colmo de males... lo comparaba con el imbécil de Terrance Morgan.

Recordó que alguna vez su madre le había comentado que algunas mujeres necesitaban no solo de los actos sino de las palabras para sentirse seguras del amor de su pareja.

Pero ¿Acaso no había mayor prueba que su esfuerzo?

Al parecer no.

Realmente no sabía cómo hacer que Pia nunca pusiera en duda el amor que ambos se tenían. Hasta que paso por un estudio de tatuajes.

De inmediato una loca idea lo invadió... solo esperaba que diera resultado.




Mientras más oscurecía, la preocupación de Sophia aumentaba, hacia casi tres horas desde que Altair se había ido hecho una fiera del departamento.

Cuando paso la primera hora intuyo que era el tiempo que le tomaba calmarse

A las dos horas, un poco preocupada llamo a sus suegros para preguntar si Altair estaba con ellos, obteniendo una respuesta negativa.

Estaba a punto de llamar a la policía cuando un sudoroso Altair entraba por la puerta y sin importarle nada, ella lo abrazo casi con temor a que fuera un sueño.

—  ¡Altair! ... yo lo siento, no debí decir eso, tu eres el único al que querría como padre de nuestro hijo y yo... — Decía rápidamente Sophia hasta que el chico puso un dedo en sus labios indicándole silencio.

—  Pia tranquila, realmente ya no estoy enojado.

— Pero te dije cosas horribles — dijo la chica con un toque de tristeza en su voz

— Pia, entiendo que estés un poco frustrada, ya no puedes hacer las mismas cosas que antes y esto solo es el comienzo, no quiero ni imaginar como te pondrás cuando tengas casi los 9 meses. Te amo demasiado Sophia, pero tampoco voy a dejar que me trates como basura cada vez que sientes que no puedes con todo esto — se expresó el chico señalando la ya evidente panza de 3 meses de Pia

— Cariño, tu no entiendes, yo tengo que cargar con todas las miradas de lastima por haber arruinado mi futuro o las desdeñosas por estar embarazada.

— ¿Es eso lo piensas de nuestro hijo? ¿Qué nos ha arruinado la vida?

— ¡No!, pero todo esto me lastima demasiado, mis padres están peleados por mi culpa y mi papa no me habla.

— Pero no estás sola Sophia, tienes a tu madre, a Isa, a Enzo, ¡joder! Tienes a mis padres y ¡me tienes a mí!, hay mujeres que ni siquiera tienen un techo donde vivir y no cuentan con el apoyo de nadie.

— Pero...

—  Si todo esto es por personas que no valen la pena- incluido tu padre- me sentiría muy decepcionado.

Sophia bajo la cabeza avergonzada, porque su novio tenia razón, ella solo queria volver a su vida de antes sin importarle ni Altair o su hijo no nacido. Derramo unas cuantas lagrimas al darse cuenta que era una persona muy egoísta.

Altair al verla suspiro — Pia, no llores por favor, no era mi intención hacerte llorar — comento al tiempo que la atajaba en un abrazo y le besaba el pelo.

— Sé que es difícil, pero te prometo que juntos vamos a salir adelante, Pia nadie nace sabiendo ser padre ni siquiera los nuestros, pero estando juntos podemos aprender ¿Si?

Tenemos que cambiar las cosas que no nos gustan de cada uno o por lo menos aprender a ser tolerantes mi vida y sobre todo hablar las cosas como personas civilizadas no discutiendo. — le dijo al tiempo que le daba un beso en la cabeza nuevamente.

La chica en vez de vocalizar una respuesta, lo abrazo y al rozar su abdomen, Sophia noto que su novio trataba de no quejarse, cosa que la extraño.

— ¿Qué te pasa?

— Umm, bueno yo... pensé que sería un bonito gesto... ummm

Sin saber que decir Altair se levantó la camisa, dejando a la vista su abdomen bien trabajado y se quitó la gasa que cubría un pequeño pero significativo tatuaje:

Forever A&S

La chica estaba muda de la impresión y eso preocupo a Altair.

— ¿No te ha gustado? – dijo algo triste el chico

— Altair... ¿Por qué lo hiciste?

— Bueno... trataba de entenderte y supuse todo esto se debía a que no se bien como expresar mis sentimientos... Pia yo sé que no soy la persona más cariñosa del planeta y que con trabajo y me salen palabras dulces, pero nunca quiero que dudes del amor que te tengo, que les tengo. — añadió tocando el vientre de la muchacha.

— Eres un tonto — le dijo ella con lágrimas en los ojos.

— Pero soy tu tonto y este tatuaje solo representa una de las mil formas que se me ocurren para gritarle al mundo que soy solamente tuyo — le dijo con una sonrisa al tiempo que quitaba una escurridiza lagrima de los ojos verdes de su novia.

Se fundieron en un beso y cuando la falta de aire se hizo presente, ambos se perdieron en la mirada del otro, azul contra verde.

Sin embargo, su burbuja de amor se vio interrumpida por el sonido del teléfono, ninguno se quería separar, pero al ver la insistencia, Altair se dispuso a contestar.

— ¿Bueno?

Pia no supo que le dijeron a su novio, pero intuyo que nada bueno ya que ni bien se lo dijeron soltó el teléfono causando un ruido sordo, ella notó que la persona en la línea seguía hablando, pero estaba más atenta a Altair que se había dejado caer al suelo murmurando incoherencias.

— Cariño ¿Estas bien?

El chico no le respondió y se vio obligada a sacudirlo un poco —  ¿Altair?

— Pia... Pia... mi madre, mi mama... Se está muriendo — susurro el chico antes de ponerse a llorar como niño.

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