Te necesito en mi vida
Por desgracia, era lunes. Las chicas todavía tenían una semana libre, al igual que los chicos que hacían de 'acompañantes '. Pero Tsubasa, Taro, Genzo e Ishizaki tenían que ir a clase. Sanae, Estela, Noelia y Yukari se compadecieron de ellos y decidieron acompañarles a la puerta y darles algo de charla.
- Gracias por acompañarnos, chicas - dijo Tsubasa. - No hay de qué, nosotras encantadas - le contestó Sanae. Tsubasa sonrió, Sanae era muy amable, divertida, buena persona y no se dejaba pisotear. El berrido de Ishizaki le sacó de sus pensamientos sobre ella.
- !NO QUIERO IR A CLASEEE!! - Cayó de rodillas en la acera, derrotado. - Anda mono, no exageres - le dijo Yukari. - Para ti es fácil decirlo, tienes otra semana libre - contestó Ishizaki. - ¡Y NO ME LLAMES MONO! - Todos estallaron en carcajadas.
- Luego después de clase tenemos que ir a disculparnos con Hirai, recordad decírselo a los chicos - dijo Taro. - ¿Y eso por qué? - preguntó Noelia, arqueando una ceja. Los chicos se miraron con pánico, no podían descubrir que eran héroes. Genzo, que era el mejor mintiendo, rápidamente se inventó una excusa. - Pues porque vimos en las noticias que había sido akumatizado y luego vimos su confesión y toda la pelea retransmitida por cámara. - Ah, vale - dijo Noelia. La verdad es que era de esperar. - Hirai fue akumatizado por sentirse inferior a nosotros, ¡por nuestra culpa! - dijo Taro con rabia y pena. Los corazones de las chicas se comprimieron al ver que todos se sentían así.
- Taro, no fue culpa vuestra. No tenéis control sobre los pensamientos y sentimientos de Hirai, no podríais saberlo. Y sé que nunca le haríais daño a nadie, inconscientemente o no - dijo Estela. Taro se sintió inmediatamente mejor gracias a las palabras de su amada. - Gracias, Estela, de verdad - contestó. - Pero tal vez deberíamos... no sé... tal vez deberíamos haber jugado menos intensamente para que él y muchas más personas se sintieran en igualdad de condiciones - dijo Tsubasa.
Sanae no se podía creer lo que oía. - Estás de broma, ¿no? Me parece perfecto que te arrepientas por lo de Hirai, pero no a ese coste. Vuestra manera de jugar os ha llevado a donde estáis ahora, os ha ayudado a cumplir vuestros sueños. Y el Tsubasa que yo...conozco no renunciaría a ella jamás - dijo Sanae enfadada pero también aliviada porque casi se le escapa la palabra quiero en vez de conozco. Justo a tiempo.
Tsubasa la miró estupefacto ante su arrebato. - Sae, yo...tienes razón. No debo renunciar a mi manera de jugar, ninguno de nosotros debería. No sé por qué lo he dicho - dijo. - No importa pero me alegro - contestó Sanae. - Además vosotros no tenéis la culpa. El único culpable es ese hijo de fruta de Lepidóptero - dijo Noelia. - Sí, ojalá ese tío arda en el infierno - dijo Yukari, haciendo reír al resto, ella y Noelia sí que eran las graciosas del grupo. Llegaron a la puerta del instituto y se tuvieron que separar. - Adiós chicos nos vemos luego por la tarde - se despidieron las chicas. - Hasta pronto - contestaron los chicos.
Después de clase fueron todos a ver a Hirai, las chicas de apoyo moral. Le encontraron en su sitio favorito: el campo de fútbol. Se quedó sorprendidísimo al verlos. - Tsubasa, chicos ¿qué hacéis aquí? - preguntó. - Hemos venido a disculparnos. Todos estos años sólo nos importaba jugar y no prestamos atención a cómo te sentirías, cómo se sentiría el resto. Si te han akumatizado es por nuestra culpa - dijo Jun. - Chicos, yo...Muchas gracias por venir a verme, de verdad, ha sido un detalle. Pero no dejéis que yo os frene Quizás el fútbol no sea lo indicado para mí, de todas formas no tengo el nivel. Puede que a veces os odie por lo lejos que habéis llegado y porque por mucho que me esfuerce nunca seré tan bueno como vosotros, pero en realidad os admiro y respeto mucho - contestó Hirai. - Es muy bonito eso que has dicho - dijo Hikaru, emocionado. - Tengo una idea, juguemos los ocho un partido de fútbol - sugirió Kojiro. - SIIIII - contestaron los chicos. - Nosotras animamos - dijo Maki.
Dicho y hecho, se dividieron en equipos. Tsubasa, Taro, Genzo e Hirai contra Hikaru, Jun, Kojiro e Ishizaki. Pasó el tiempo pero no se daban cuenta, perdidos en la magia del fútbol, aquel deporte que era su pasión.
De repente, Jun cayó al suelo y su cuerpo empezó a sufrir fuertes convulsiones. Con la emoción del momento, había olvidado que su frágil corazón no podía soportar que estuviese más de quince minutos seguidos jugando. La verdad, era extraño que no le hubiese dado el ataque antes. Todo el mudo entro en pánico. - AHH QUE SE NOS MUERE ¿¿QUÉ HACEMOS?? - chilló Ishizaki dando vueltas en círculo. Los demás sólo se quedaron ahí paralizados y ojipláticos.
Yayoi luchó contra el terror helado que reptaba por sus venas ante la amenaza de perder a Jun qué le impedía pensar con claridad y trató de reaccionar. Se acercó corriendo hacia donde estaba su amado y se puso a hacerle la RCP. - Sae, Yoshi, traedme su inyección de evolucumab, esa alargada con un liquído blanco que está en su mochila, ¡rápido! Mientas yo voy a bombearle el pecho para que aguante hasta que volváis. Los demás, estad preparados para relevarme si me canso - ordenó. - ¡De acuerdo, Yayoi! - contestaron todos. - Aguanta, Jun, por favor...suplicó Yayoi mientras le hacía las compresiones.
Sanae y Yoshiko corrieron como alma que lleva el diablo hacia donde estaban las mochilas, sacaron la inyección de evolucumab y volvieron con el resto. Tsubasa había sustituido a Yayoi porque se le habían cansado los brazos. - Tenemos la inyección, ¿!dónde se la ponemos!? - preguntó Yoshiko, aún algo alterada. - Tú dámela - dijo Yayoi. Rápidamente, se la inyectó en el hombro y Jun enseguida dejó de sufrir espasmos. Se incorporó lentamente y ella le ayudó.
- Tío, nos has asustado - dijo Genzo. - Pensábamos que te morías - dijo Ishizaki. - Suerte que Yayoi ha mantenido la calma y ha salvado la situación, que si no... - dijo Estela. - Perdonad, me he dejado llevar tanto por el momento que se me ha olvidado lo de mi corazón. De verdad que siento haberos asustado - dijo Jun - Se lo decía a todos, pero extrañamente, a Yayoi en particular. - Bueno, mejor nos vamos yendo - dijo Taro. - Sí, yo también debo irme, me ha encantado jugar con vosotros - dijo Hirai. - Igualmente Hirai, y recuerda que tener nivel es importante, pero también hacer aquello que amas. - dijo Tsubasa. - Lo tendré en cuenta - contestó Hirai.
Mientras volvían a sus casa, Jun no podía parar de pensar en Yayoi. En como prácticamente le había salvado la vida, en como en general no había dejado que el miedo la dominara... Y se dio cuenta de que su corazón latía más deprisa cuando ella estaba cerca y que notaba mariposas revoloteando en su estómago. Y en lo mucho que le hacía falta ese equilibrio perfecto entre dulzura y firmeza. Y en lo preciosa que era. Y pensó:
- ¿Cómo no me di cuenta antes? Te necesito en mi vida, Yayoi -
Aquí tenéis el capítulo con una semana de retraso de verdad que lo siento. Lo de la inyección de evolucumab es cierto, lo busqué en Google. Que tengáis un buen día/noche.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top