Claire estaba sentada en las gradas admirando la belleza del profesor Rodríguez, creo que no es un secreto que todas las del instituto babean por él, incluyéndola, sinceramente es demasiado guapo.

El único y grande problema.

Él tiene 25 y ella 16, es un amor casi imposible. Además de que la belleza no le quitará lo gruñón que es.

Para ella, él es el único que se preocupa por su estado, pero lo que ella no sabe es que solo son sus responsabilidades como docente.

El pensar en eso hace que le lata fuerte el corazón, así que hace caso omiso a su mente y sigue suspirando por el hombre de ojos grises que también la mira desde lejos.

Claire no es fea, claro que no, sabe perfectamente que podría conquistarlo si se lo propone, por eso el profesor trata de mantenerla lo mas alejada posible, en el interior sabe que no podrá resistirse a los encantos de la colegiala, la cual es hermosa.

De un cabello negro oscuro, que brilla bajo la luz de luna, unos ojos avellanas hechizantes, una cara angelical, pero seria. Tiene las pestañas largas y la tez blanca. Ni hablar del cuerpo tan hermoso que posee, incita a todo tipo de deseo.

De senos medianos, piernas esbeltas, nalgas redondas y abdomen plano.

El profesor movió sus ojos a otro lado, al ver que la estaba reparando demasiado.

Se pasó una mano por el cuello, frustrado, mientras a unos metros Juliana Martínez la mejor amiga de Claire le tendió un jugo a la pelinegra.

El profesor suspiró pesadamente cuando la chica se llevó el popote a la boca, succionando lo que contenía la cajita. Aquella chica lo observó desde donde estaba, con la sonrisita tonta que mantenía cuando lo miraba.

"No puedo creer que esté haciendo eso..." pensó el profesor.

Aquella chica se levantó de las gradas cuando escuchó sonar el timbre que daba entrada al salón, le dió una mirada mas al profesor, mientras rodaba los ojos divertida.

Aquel fingió demencia y sosteniendo su carpeta se dirigió a la siguiente clase.

Juliana le pegó en el brazo a su amiga, la cual empezó a reírse, sintiéndose libre de estar en el instituto, al cual muchos odian pero ella siente que es su lugar seguro y de desahogo.