Chapter 15
—No puede ser—soltó Eddie, por su rostro supuse que sentía asco—Aguas grices—añadió al instante.
Seguíamos buscando el dichoso lugar, claramente ya habíamos entrado por el pozo, sin embargo seguíamos sin encontrar el lugar en el que planeabamos realizar el ritual.
Mike nos guiaba, caminábamos lento examinando el alrededor, al menos eso es lo que yo hacía. Estaba claro que las alcantarillas estaban llenas de aguas grices.
Me detuve por un instante al ver el pequeño camino que se formaba frente a nosotros, nos dirigimos a entrar por ese canal con suma cautela.
—Dios oigan—nos llamó Ben—es aquí—pude escucharlo decir, se encontraba nervioso y un poco tenso—Aquí es dónde todo pasó.
Me limité a asentir observando la gran montaña en la que se suponía que estaban las cosas de los niños perdidos, ahora no había nada.
Nos adentramos hasta el lugar mientras las aguas grices seguían ascendiendo, ahora me llegaban hasta las costillas, antes no había sido tanto, no tanto como ahora.
—No, no, no, no—soltó Eddie, pude ver que se alejaba con asco de un pedazo de ropa que estaba flotando allí, a su lado.
Me limité a seguir avanzando, procurando con una mirada rápida, que el resto estuviese en buen estado. Con un vistazo hacia el frente pude ver a Mike y Bill subir hacia una base de madera con huesos punteaguados, se veía inestable, pero era lo único que podíamos pisar para continuar con el recorrido.
Me levanté y salí del agua rápidamente logrando pisar el terrorífico y extraño
camino.
—¿Qué sucede Bev?—pude escuchar la pregunta de Ben y giré mi rostro, mientras me sacudía, para observar a la pelirroja.
Ella seguía en el agua esperando a que Eddie subiese para tener su turno.
—Nada—soltó tranquila—Creí haber oido al...
No pudo terminar porqué algo se apareció frente a ella, cortando el espacio que había entre Eddie y ella. No sabía como describirlo, pero parecía una anciana, sin embargo su rostro era más grande y su cuerpo parecia demacrado.
Beverly soltó un grito y la anciana estiró sus manos tomando el rostro de la pelirroja con fuerza mientras soltaba risas.
—¡Bev!—había gritado Ben.
Me detuve a ayudar a Eddie mientras éste subía lo más asustado que podía, bajé de nuevo hacia el agua teniendo la intención de ayudar a la pelirroja.
—Es hora de hundirse—soltó la anciana, y con fuerza se adentró en las aguas grices, junto con Bev y no dudé en seguirla.
—Chicos—fue lo único que pude escuchar antes de saltar, la voz nerviosa de Eddie llamándonos.
Aguanté la respiración y observé la profundidad, no era tan grande pero de alguna forma era asqueroso saber que estábamos nadando dentro de las aguas grices. Pude observar a Richie junto a Mike y Bill, no perdí ni un segundo y me acerqué a ellos.
Cuando una docena de cuerpos muertos apareció, junto a nosotros, también pude ver al resto tratando de ayudar a Bev, hice lo mismo y todos logramos salir hasta la superficie sin ningún problema.
—Estoy bien—aclaró Beverly con rapidez apenas salió del agua—habían cuerpos...
Tosí por un instante tratando de recuperar el aire, definitivamente nadar, o sumergirme, no era mi fuerte.
—Mike—interrumpió Richie—¿a dónde vamos ahora?—preguntó mirando al moreno.
Todos salimos lo más rápido posible del agua y con Mike guiándonos llegamos hasta un suelo de madera, que rechinaba cada vez que nosotros avanzábamos, estaba más que claro que todo esto era raro.
Había un símbolo en aquel suelo, impregnado en la tapa secreta que había allí, un simbolo que yo había visto antes en aquel ritual que Mike nos habia enseñado.
—En el abismo reside, en el fondo la fé responde—soltó el moreno, me dediqué a observarlo mientras hablaba—En el abismo reside, en el fondo la fé responde.
—¿Está bien?—preguntó con curiosidad Ben.
—Creo que en este punto es una pregunta relativa—respondió Richie sarcástico.
El moreno se agachó y se detuvo antes de abrir la tapa secreta que estaba en el suelo.
—¿Qué hay del otro lado?—preguntó Beverly mirando a Mike.
—No lo sé, nadie lo sabe—respondió apresurado el moreno negando.
Y sin perder ni un segundo más abrió aquella tapa secreta mientras el resto retrocedía un poco inseguros.
Era un pequeño túnel, casi similar al pozo por dónde había bajado para llegar hasta aquí, solo que éste era más angosto y oscuro.
—Mike, ¿Qué pretendes hacer?—pregunté, esta vez, dejando de guardar silencio.
El moreno solo se sentó, sin una gota de miedo, y nos observó.
—Okey, los veo abajo—soltó antes de lanzarse por allí.
—¡Mike!—gritó Richie.
—¡Mike!—volví a gritar yo, sin saber si el moreno estaba seguro.
—Hay que seguir juntos—apremió Bill observando la dirección que el moreno había tomado, parecía ser seguro apesar que Mike no nos respondía.
Bill decidió bajar y me dispuse a seguirlo pero justo en ese instante, escuché a Eddie sacar su inhalador.
—No puedo hacerlo, no puedo—murmuró Eddie asustado.
—Eddie, vamos a lograrlo juntos—murmuré observándolo, estaba apunto de bajar, sin embargo me reincorpore y me situé frente a él.
—Miren lo que pasó allá, iba a dejarlo morir. Me quedé paralizado—volvió a decir Eddie observando hacia otro lugar nervioso—si dejan que baje a ese lugar con ustedes voy a hacer que los maten—se detuvo y inhalo un poco, con mucho nerviosismo.
—Oye, oye, oye, dame eso—exigió Richie con autoridad acercándose a Eddie y detiendo la mano en la que llevaba el inhalador—Dame eso—tuvieron una pequeña contienda ya que Richie trataba de quitarle el inhalador y Eddie solo quería consumir un poco más de ese aire para tranquilizarse—Ya, ¡suficiente!—ordenó—Escuchame, Tuviste un lapsus, bien, pero...¿quién mató a un payaso psicótico a los trece?—finalizó esperando una respuesta.
—Pues yo—respondió Eddie.
—¿Quién apuñaló a Bowers con un cuchillo que se sacó de la cara?
—Yo también.
—¿Quién se casó con una mujer diez veces su masa corporal?
—Yo.
—Si, y eres muy valiente—animó Richie por última vez.
—Si, gracias Rich—susurró Eddie.
Con un fugaz movimiento Richie acomodó sus lentes y le dió una palmadita de apoyo a Eddie en el rostro.
Me dispuse a volver a retroceder algunos pasos para bajar, gracias a Richie habiamos adquirido un poco más de tiempo, y quizás la confianza de Eddie había aumentado.
Bajé mientras, con un vistazo rápido, veía a Bev entregarle un fierro a Eddie, quizás también buscaba apoyarlo.
Definitivamente era más angosto, debiamos pisar algunas cuántas rocas que estaban adheridas a las paredes para bajar por completo y seguir hasta el final del camino.
—¿Están todos bien?—asentí, dando un mirada hacia atrás pudiendo ver a todos completamente bien.
Me acerqué hasta el moreno para retomar con el camino y lo pude ver alumbrar otro camino angosto, a diferencia del resto, estas eran dos simples y gigantescas piedras y una delgada y estrecha línea horizontal que debiamos cruzar.
—¿Puedes atravesar?—preguntó Bill observando al moreno.
—Si, es por aquí—soltó el moreno—Está aquí—informó.
Bill fue el segundo en atravesar y luego avisó al resto tratando de que se acercaran lo más rápido posible.
—Es por aquí, es estrecho pero podemos entrar—comentó.
Después de él entre yo, y luego fue Beverly y así el resto.
Me limité a seguir al moreno hasta que se detuvo, en ese momento intercambiamos miradas y asentimos.
Pude ver al instante lo que nos había mostrado en la visión de aquel dichoso ritual, todo estaba allí, frente a nosotros. Eran cosas punteagudas, casi similar a unos trozos de vidrio rotos, solo que gigantescos, de color marrón y adheridos totalmente al suelo.
—Llegamos—informé.
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