Chapter 13


Aprete mis puños mirando enojada la escena, Estaba claro que Eso estaba tratando de intimidarnos, pero el simple hecho de ver a mi amigo de la infancia de ese modo me frustraba.

—Maldito payaso—logré soltar en un susurro observando a Stanley reírse, un segundo después éste soltó un grito y su cabeza salió de su cuerpo que estaba todo doblado dentro de la nevera, como si fuera un contorsionista profesional.

—¡Oh por Dios!—gritó Eddie pegándose a la pared más cercana.

Hice lo mismo por inercia cuando veía que la cabeza seguía rodando en la habitación. Como si una fuerza lo atrayese hasta llegar al final del lugar.

—Mierda—maldecía Richie alejándose y situándose a mi lado, me dirigí hacia la puerta del sótano y antes de entrar, observé la cabeza una vez más.

Solté un suspiro agudo y mi vista se detuvo en la cabeza que parecía detenerse observando un punto fijo, a Bill.

—Aún estaría vivo sino fuera por ti Bill—soltó, Bill negó con un rostro triste.

Prácticamente dí unos pasos más hacia adelante quedando impresionada por el parecido que ese payaso le daba a la voz de Stan.

—No, no, no—bramó el aludido mirando a Stan.

Respiré tres veces para tratar de calmarme, oír su voz, tal y como era antes, me hacía añorar el pasado demasiado, lo extrañaba demasiado, y solo había pasado casi tres días desde su muerte.

—O quizás si Nira hubiera llegado antes todo estaría normal—Esta vez me observó—Quizás si hubiera tenido la más mínima maldita oportunidad de que me ayudaras, de que realmente me hicieras caso, de no ser la maldita segunda opción en tu vida, quizás todo hubiera estado mejor.

Me detuve en seco, pude sentir las miradas del resto puestas en mi, mis ojos se dirigieron directamente a los ojos de Stanley. Éste comenzó a reír.

El resto solo parecía verme buscando explicaciones, yo solo me detuve a rechistar. Se había equivocado, estaba completamente equivocado. El payaso no sabía nada de eso.

Stan y yo habíamos tenido unas cuantas charlas antes, antes de que Bill se largase a Inglaterra, despúes de que todo lo malo hubiese cesado. Ambos lo sabíamos perfectamente, el rubio y yo éramos amigos, solo eso.

—Estas mintiendo, estás mintiendo por qué tu estuviste enamorado de Beverly todo este tiempo. Antes de conocer a Patty—solté.

De todos modos era cierto, al rubio le gustaba la pelirroja, estaba perdidamente enamorado de ella, aunque, luego de entrar a la universidad, Patty había robado el brillo de sus ojos, Patty lo había llenado de más felicidad.

Su rostro quedó sin moverse, me observaba fijamente.

—Yo morí, yo morí y fue por tu culpa—volvió a soltar—no pudiste ayudarme, eres un desastre—abrí la boca con la finalidad de decir algo al respecto, pero él estaba en lo correcto.

—Eso no es cierto—me atreví a negar.

Yo no había podido ayudarlo, era totalmente cierto.

Yo era un desastre, era totalmente cierto.

Mis ojos sintieron la presión de soltar algunas lagrimas, sabía que quería llorar, era difícil esconder aquellas ganas oyendo su voz diciendo que su muerte había ocurrido por mi culpa.

Pude ver a Bill clavar su mirada en mi.

—Richie, ¿Qué me está pasando?—volvió preguntar la cabeza de Stan observando a Richie, El aludido se acomodó sus lentes en un movimiento fugaz y negó.

Retrocedí unos pasos mientras veía que de su rostro salían unas cuantas patas de araña mientras éste soltaba gritos de dolor.

Pude oír a Richie maldecir, a Eddie gritar de la impresión y por último, pude ver a Bill mirar todo con confusión.

—Tiene que ser un maldito chiste—soltó Richie, entonces Stan comenzó a reír.

Tragué saliva y lo vi detenerse por un segundo, se quedó estático por unos segundos. Todos allí suspiramos intuyendo que había acabado pero no, luego mostró unos filosos dientes y corrió siguiendo a Richie.

—Rayos.

Al instante cambió de presa y fue a perseguir a Eddie, nuestro espacio era limitado y contando que aún seguíamos escuchando los gritos de Ben.

—¡Alejate de mi!—gritó Eddie tirándole una patada a la cabeza que cayó unos metros lejos de él.

Y con un movimiento rápido se acercó a mi tratando de morderme, sabía perfectamente que ese de allí no era Stan, pero...maldición, extrañaba tanto a mi amigo que mi cuerpo no podía hacer nada, no podia reaccionar y golpear a Stan. Era la misma voz, su cabello estaba intacto, sus rulos rubios aún caían surcando un camino detrás de sus orejas. Era el mismo Stan.

—¡Nira!—pude oir el grito de Eddie, seguido de una maldición de parte de Richie.

Quería romper a llorar allí mismo. Detuve la cabeza frente a mi observando su cabello, pero en cuanto sentí que alguien volvía a patear la cabeza lejos de mi desperté del pequeño trance.

En mi campo de visión solo apareció la mirada tranquila de Bill.

—Ven, Vamos—susurró y me ayudó a levantarme, solo me fijé en sus ojos, me calmaban, me hacían sentir segura.

Cuando se acercó a ayudarme la cabeza volvió a llegar hasta nosotros e intentó morderlo, con un movimiento rápido Bill lo empujó hacia una ventana ambigua al lugar.

Me reincorpore sola observando a donde se dirigiría la cabeza, pero desapareció al instante.

Dí un suspiró y pasé mis manos por mi rostro mientras observaba a Eddie pegado a la pared, lucia asustado, y estaba hiperventilandose.

—Eddie—lo llamé, éste me observó. Al instante Richie se acercó más rapido hacia él con preocupación y lo observó.

—Eddie, ¿Qué tienes?—preguntó observandolo.

—Yo...—y justo en ese instante una pequeña y larga gota de saliva, que provenía del techo, cayó en medio de ellos.

Todos dirigimos al instante nuestras miradas hacia el techo.

—Otra vez allí está—aclaró Richie mientras, todos allí, veíamos a la cabeza sosteniéndose con sus patas de araña entre las madera demacradas del techo.


La cabeza soltó un grito y cayó en el rostro de Richie, ocupando todas sus patas para tratar de dañarlo, Bill se acercó y trató de ayudar a Richie.

—¡Quitamelo!—gritaba.

—Bill, alejaté—cogí un trozo de madera que habia encontrado en el suelo y logré tirarselo en cuanto el castaño se alejó, y eso se detuvo por un instante, soltó a Richie, todos allí suspiramos exhaustos pero la cabeza se reincorporó y volvió a coger el rostro de Richie con fuerza.

Pude escuchar los gritos de Beverly, nos llamaba a todos y cada vez se oían más cerca, al parecer Ben ya no gritaba.

Me acerqué de nuevo hacia Bill para ayudar a Richie, pero parecía que aquella dichosa cabeza tenía demasiada fuerza, fuerza con la que solo Bill y yo no podíamos luchar.

Necesitabamos ayuda.

—¡Quitamelo!—volvió a gritar Richie exasperado.

—Demonios Eddie, trae el cuchillo—soltó Bill, observé por un instante el cuchillo que estaba del otro lado. Quizás podía llegar a alcanzarlo, pero dejar de ayudar a Bill en este instante sería un ataque y desfiguramiento de rostro definitivo para Richie.

—Eddie, por favor—susurré.

Trataba de tomar algunas de esas escalofriantes patas de araña para poderlas alejar del rostro de Richie, pero mi fuerza no era suficiente.

—Oh dios—pude oír la voz de Eddie, al instante pude sentir que una de esas patas se clavaba en mi mano, como si fuese de lo más común, penetró con tanta fuerza en medio de mi dedo índice y anular que sentí que gritaría allí mismo.

Me detuve por un instante y escondí una mueca de dolor, suspiré y volví a tomar con más fuerza y enojo las patas de araña de esa maldita cabeza.

Me estaba hartando.

Giré mi vista mirando hacia atrás y observé a Eddie, buscando su ayuda, solo pude ver que éste observaba mi mano con una expresión asustada. Se limitó a apegarse más a la pared, se le veía asustado, no lo culpaba, definitivamente yo también lo estaba.

Tenía miedo de perder a más.

El simple grito de Ben me hizo volver a dirigir mi vista hacia adelante, para ver a Richie y la dichosa cabeza, pero Ben estaba allí, se encontraba en medio de Bill y yo, había tenido la rapidez de tomar el cuchillo y clavarselo a aquella cabeza, dió unos cuantos gritos y volvió a hacer lo mismo hasta que la cabeza dejó de moverse.

Me alejé de la escena por un instante tomando con fuerza mi mano.

Desde la esquina de aquella habitación pude ver a Bill coger con más fuerza la cabeza de Stan y la tiró lo más fuerte y lejos que pudo. Agache mi rostro para observar la herida que tenía en mi mano mientras suspiraba exhausta. Y solo cuando escuché a Beverly levanté mi vista, la pelirroja entraba agitada junto a Mike.

Bev tenía la mirada fija en la cabeza de Stan, unos segundos despúes la cabeza de nuestro ex-amigo volvió a arrastrarse, soltó una risa y corrió apresuradamente hacia las escaleras del sótano.

—¿Están todos bien?—logró preguntar la pelirroja.

Quería decir un "no" sincero y eso implicaba que todos tardaríamos en acabar con todo esto, yo no quería desperdiciar el tiempo.

Al instante me acerqué a Richie, éste tosia, me dediqué a sacar mi pañuelo y limpiar su rostro que estaba cubierto de un líquido espeso verde, Bev se acercó también tratando de ayudar.

—Pudo haber muerto Eddie, Tu-tu lo sabes, ¿verdad?—pude escuchar el grito que Bill le daba a Eddie, lo cogió del pecho de su camisa, el aludido solo levantó las manos—Georgie murió, Ethan también, El niño murió, Stanley murió.

Me levanté y negué.

—Basta—pedí.

—¿Quieres que le ocurra eso a Richie?—preguntó Bill enojado.

—Detente, ya es suficiente—se acercó a ellos Mike, el moreno tocó el hombro de Bill tratando de calmarlo.

—¿Quieres que le ocurra eso a Richie?—volvió a preguntar alzando más la voz.

—Bill basta, solo está asustado—solté, me detuve en medio de ambos y observé a Bill—Basta.

Eddie solo negaba.

—Yo...no...no quiero que le ocurra eso a Richie—logró murmurar Eddie asustado, El aludido respiraba agitado—Por favor no te molestes conmigo Bill, estoy asustado—aclaró con la voz quebrada.

Todos lo observamos, entonces Bill lo soltó suavemente y solo dejó una de sus manos apoyada en el hombro derecho de Eddie, quizás demostrándole un poco de apoyo después de que casi lo golpeaba.

—E-es lo...lo que quiere Eso, ¿no?—preguntó Bill observandolo—no lo permitas—soltó retirando su brazo y alejándose de Eddie.

Eddie solo asintió entre lágrimas.

Todos nos dispusimos a seguir lo más rápido posible para acabar con todo esto, bajamos las escaleras y solo nos detuvimos al ver el pozo.

—Pasé muchos recuerdos, todos malos—soltó Ben observando el dichoso pozo.

Mis manos comenzaron a sudar, sentia que algo debía de salir de mi boca, quería vomitar. La herida que tenía en la mano, causada por la pata arácnida esa cabeza rara, estaba ardiendome más que nunca, de un segundo a otro. Solo me limité a cerrar mis ojos y suspiré, sentí que perdía fuerzas y lo único que pude ver fue a Bill acercarse lo más rápido posible hacia mi.

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